Cuando Jesús, sin preguntar ni tomar en cuenta la
opinión del paralitico en el estanque de Betesda, milagrosa e instantáneamente
le da su sanidad, de inmediato se desencadenaron una serie de sucesos que son
los que estamos escudriñando, el primero de ellos es la reacción furibunda de
los fariseos judíos, quienes cegados por su pecaminosidad habían impuesto una
serie de ridículas cargas al día de reposo.
Lo que estos fariseos y muchos en la actualidad no
entienden, es que la ley no la dio el Señor para que nosotros la cumpliéramos,
la dio para mostrar nuestra incapacidad y en nuestra miseria corriéramos a los
brazos amorosos de Jesucristo.
En su reacción los fariseos confrontan primero al
paralitico sanado, y después se encuentran frente a frente con Jesús, la
lección que nos dejó la enseñanza pasada es a tomar una decisión, ya sea
despreciar y alejarnos de Cristo como los judíos o bien, agradecer y seguirle
por amor, pero nunca nos quedemos indiferentes, pues no hay nada peor que un casi cristiano.
Ahora llegamos a una sección de la Escritura que
contiene uno de los discursos más increíbles, profundos y teológicos de este
evangelio. Anteriormente hemos visto la intervención de Jesús en sus
discusiones con Nicodemo y la mujer samaritana, pero hoy después de haber
despertado el enojo de los líderes judíos por haber sanado a un paralitico el
día sábado y recalcar su autoridad sobre
el mismo; presentara sus credencias mesiánicas que lo identifican como el
verdadero Hijo de Dios.
En los versículos 19 al 29 encontramos parte de la
respuesta dada por Jesús a los religiosos, la primera parte de esa respuesta es
acerca de su autoridad con la cual actuaba, no solo para sanar en día de
reposo, sino en todas sus decisiones y es en este tema en el cual nos vamos a
adentrar el día de hoy, la autoridad mesiánica y divina de Jesús.
¿Quién dio la autoridad a Jesucristo?
¿Cómo aplica esa autoridad?
¿Qué importancia tiene para nosotros?
¿Qué autentifica esa autoridad?
Son solo algunas de las preguntas que responderemos a
continuación.
La autoridad es la facultad o el derecho de mandar o
gobernar personas, territorios o situaciones y está íntimamente relacionado con
el cargo o función que se ejerce, y ese es el punto por el cual Jesús hace no
una defensa, sino una demostración magistral de la autentificación de su
autoridad, pues con ello demuestra de paso su oficio mesiánico y su posición
exaltada de Ser Divino.
Pero antes de adentrarnos en la autentificación de la
autoridad de Jesús, tenemos que entender es la frase que precede a todo el
dialogo: de cierto de cierto les digo, el
doble amén. Algunos eruditos opinan
que las palabras “cierto, de cierto”, que utilizaba el Señor Jesús, son
una traducción de “amén, amén”. Y que era costumbre del Señor hablar en esa
forma para enfatizar lo que iba a decir y reafirmar la seguridad de sus
palabras.
Tan vinculada está la palabra amén a la idea de lo
firme y seguro, que Cristo es llamado “el Amén., el
testigo fiel y verdadero” Apocalipsis
3:14, expresión relacionada con el “Dios de verdad” (Heb. Dios Amén)
de Isaías 65:16.
Para poder entenderlo mejor, cada vez que el Señor
Jesús decía amén, amén o de cierto de
cierto, lo que estaba haciendo era preparar a sus oyentes para recibir no solo
una verdad simple y llana, sino una gran verdad de parte de DIOS que si la
entendemos puede cambiar nuestras mentes de una manera maravillosa.
Jesús utiliza el doble
amén para hablar de la autenticación de su autoridad, eso nos debe indicar
la gran importancia y el peso doctrinal que tienen las palabras de Jesús, no
solo a los judíos religiosos, sino a toda la humanidad, por lo cual el Señor da
al menos 6 autentificaciones de su autoridad:
PRIMERA AUTENTIFICACIÓN: SU RELACIÓN INTIMA CON EL PADRE COMO HIJO.
Juan 5:19-20. Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto
os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al
Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.
Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y
mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis.
Al decirles que no puede hacer el Hijo nada por sí
mismo, les está dando a entender que NO tiene o está en ningún tipo de
rivalidad con el Padre como ellos suponían o insinuaban. Mateo 5: 17.
La primera autentificación que Jesús presenta de sí
mismo es su estrecha relación como Hijo con Dios el Padre. Si hay algo que lo
vuelve divino es ser Hijo de Dios. Por un lado, esto nos habla que su
naturaleza es semejante a la del Padre, y por el otro nos enseña la estrecha
relación que existe entre ellos.
Su relación es tan estrecha que todo lo que el Hijo
hace no lo hace por sí mismo, sino por medio de Padre y esto que hace esta en
comunión con el Padre: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve
hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo
igualmente.
La relación del Padre con el Hijo está basada en el
verdadero amor y le ha dado al Hijo toda la autoridad para realizar toda clase
de obra como un testimonio de su divinidad: Porque el Padre ama al Hijo, y le
muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de
modo que vosotros os maravilléis.
Esta declaración debió causar un gran impacto entre
sus oyentes, especialmente entre sus enemigos ya que prácticamente se estaba
haciendo igual a Dios. Definitivamente no hay otro que pueda acreditarse como
el Mesías, ya que Jesús es el Hijo de Dios, Dios mismo y como tal es el
soberano de todo el mundo.
SEGUNDA AUTENTIFICACIÓN: TIENE PODER PARA DAR VIDA Y DAR MUERTE.
Juan 5:21. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida,
así también el Hijo a los que quiere da vida.
Debido a la literatura sagrada del Antiguo Testamento
los judíos sabían que solo Dios tiene el poder para dar la vida y la muerte. Deuteronomio 32:39.
El poder de dar vida y de quitarla es exclusivo
únicamente de Dios y al atribuírsela Jesús se hace igual a Dios. Por tanto, no
puede haber duda en la divinidad de Jesús ya que en Él está la misma autoridad.
Durante su ministerio Jesús tuvo la autoridad para resucitar a los muertos, de
hecho, a excepción de Elías y Eliseo no se registra a nadie más que haya podido
resucitar a un muerto como Jesús lo hizo. Lucas
7:22.
TERCERA AUTENTIFICACIÓN: MERECE TODA LA HONRA.
Juan 5:23. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.
El final de todas las cosas es dar honra a DIOS, el
reconocerlo en su magnificencia, las grandes confesiones de Fe y catecismos
históricos responden a la pregunta ¿Cuál es el fin primario del ser humano? Dar
gloria y honra al creador. La Primera Responsabilidad Del Hombre Debe Ser La De
Manifestarse En Adoración A Dios. 1ª
Corintios 10:31. Salmo 73:25.
Pero en Jesús pone una
clausula, y es dar honra al Hijo o no es Honra al Padre, por eso es que no
basta con solo creer en DIOS, hemos de creerle a DIOS, creerle que envió a su
Hijo a nacer de mujer como un ser humano, a creerle que no pecó nunca, que
vivió, murió y resucitó para pagar por nuestros pecados.
Si decimos creer en DIOS, pero no creemos y por
consecuencia honramos a Su Hijo Jesucristo, no diferenciamos en NADA de los
ateos, agnósticos y paganos.
Los judíos sabían que solo Dios merecía adoración: Éxodo 20:4-5. El hecho de honrar a
Jesús a tal punto de adorarlo lo eleva a la misma posición de Dios, y esto lo convierte
en el verdadero Mesías.
CUARTA AUTENTIFICACIÓN: SOLAMENTE ÉL DA LA VIDA ETERNA.
Juan 5:24. De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree
al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de
muerte a vida.
La cuarta autentificación que certifica a Jesús como
el Mesías divino es que solamente Él tiene la potestad de dar la vida eterna.
Por segunda vez Jesús utiliza las palabras De cierto,
de cierto os digo para hacer hincapié en la importancia y veracidad de lo que
va a decir. Lo más maravilloso de todo lo que nuestro Señor ofrece es la vida
eterna y nos dice la forma de cómo alcanzarla: Oír su palabra y creer:
El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene
vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida, Jesús pone
las bases de una fe salvífica: oír la Palabra y creer. Romanos 10.17.
La Biblia es clara, y las palabras de Jesús no son la
excepción, la manera de activar la Fe que DIOS nos regaló en la eternidad es
por medio de la predicación del evangelio, contenido en la Palabra de DIOS, esto
descarta:
·
Milagros.
·
Señales.
·
Sanidades.
·
Testimonios personales.
·
Atemorizar con la segunda venida de Cristo.
·
Etc.
Por muchas buenas intenciones que se tengan al
hacerlo, nunca activaran la Fe necesaria para creer y seguir a Cristo nuestro
Salvador, pues las veces que parecieran funcionar, son solo espejismos de una
fe real, sólida y duradera, son sólo manifestaciones temporales, pero nunca una
verdadera fe salvífica.
El objeto de esta fe debe ser Jesús como el Hijo de Dios: “cree al que me envió”. Tal persona
“tiene vida eterna”. Si Cristo y su obra de redención en la cruz no es el
objeto de nuestra Fe, solo estamos cayendo en el fideísmo, que no es otra cosa que fe en la fe.
Pero no olvidemos la última frase de esta doble verdad: ha pasado de muerte a vida. 1ª Juan 3:14. Al unir estos dos puntos
en la Escritura, nos damos cuenta que el creer en Cristo es amar a Su iglesia.
No podemos decir que tenemos Fe salvífica en
Jesucristo y su obra de redención si nuestra fe no se muestra en una iglesia
local, amando a las IMPERFECTAS personas que en ella nos reunimos, pues es la
mejor manera de reflejar a nuestro amado Señor que sin merecerlo nosotros, NOS
AMÓ aún a pesar de que nos conoció.
QUINTA AUTENTIFICACIÓN: SE LE HA OTORGADO EL TÍTULO DE JUEZ.
Juan 5:22-23. Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio
al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre.
A través de la
literatura apocalíptica del libro de Enoc y otras fuentes los judíos creían que
una de las funciones principales del Mesías consistiría en juzgar al mundo por
todos sus pecados y en esta ocasión nuestro Señor Jesucristo ratifica esta
creencia afirmándoles que todo el juicio se le había otorgado a Él: Porque el
Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo.
La Biblia nos dice que Dios ha reservado un día para
juzgar a todos los pecadores de este mundo y Jesús será ese juez. Aquel día la
función de Jesús como Abogado terminara y se convertirá en el Juez de todo el
universo y aquellos que le despreciaron temblaran delante de Él. Apocalipsis 20:11-15.
Si hay un solo juez del universo ese es Dios, y a
Jesús como Hijo de Dios se le dado esta potestad lo cual lo acredita como El
verdadero Mesías divino.
SEXTA AUTENTIFICACIÓN: TIENE EL PODER DE LA RESURRECCIÓN.
Juan 5:25-29. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es,
cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.
Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el
tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto
es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando
todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno,
saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de
condenación.
Por tercera vez encontramos el doble amén de Jesús que nos introduce a una gran verdad revelada y
la frase Viene la hora, y ahora es que es una alusión de que se acerca el
tiempo de que algo trascendente sucederá.
Ya vimos que Jesús tiene la autoridad para dar vida y
dar muerte, para dar vida eterna y para juzgar en la eternidad, ahora nos dice
que también tiene el poder para resucitar no solo a uno, sino a todos los
muertos.
Como Juez debe traer a vida a todos los muertos para
darles su justo juicio, esto es algo que el mismo Padre se lo ha concedido:
Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el
tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto
es el Hijo del Hombre.
Aquí aparece uno de sus tantos títulos que aluden a su
carácter mesiánico, Hijo del Hombre. En el libro de Daniel se observa una
imagen donde Dios se sienta en el trono para juzgar y millones de personas
acuden a Él: Daniel 7:9-13.
Jesús usaba el título poco comprensible del Hijo del Hombre, para indicar su
mesiandad, y a la vez evitar el término "Mesías" que solía
interpretarse en sentido militar. Jesús no quería que lo confundieran con un
Mesías militar que libertaría a Israel del dominio de Roma. Por eso, escogió un
título que manifestaba su mesiandad sin el peligro de ser entendido mal.
Nuestro Señor nos enseña en estos versículos que un
día todos los muertos oirán su voz y vendrán a resucitar ya sea para vida
eterna o para condenación. Habría sido áspero decir “la resurrección de muerte”,
aunque esto es lo que se quiere decir, porque los pecadores resucitarán de la
muerte a la muerte.
La idea de la resurrección no era ajena en la teología
judía, de hecho, Daniel lo menciona también. Daniel 12:2. En los tiempos de Jesús creían que los muertos
resucitarían en el día postrero, como lo estudiaremos más adelante en el
dialogo de Jesús con Marta en la muerte de su amigo Lázaro.
Lo importante de todo esto es que efectivamente a Jesucristo
se le ha dado potestad sobre la vida y la muerte y un día resucitara a todos
los muertos, unos para vida eterna, y otros para condenación eterna, La Vida
Terrenal No Lo Es Todo, Hay Mucho Más Después De Morir.
En esta vida terrenal y pasajera podemos servirnos de muchas, literalmente
miles de opciones, sin embargo, en la eternidad solo se dispone de dos opciones
¿EL CIELO O EL INFIERNO?
Jesús confronta a los religiosos ofendidos porque sanó
a un pobre enfermo en el día de reposo, en esa confrontación les da muestras de
su Autoridad Divina, les muestra la autentificación como Señor del día de Reposo, para ello les va mostrando una a una sus credenciales que lo acreditan como el
Mesías prometido, el Hijo del Hombre, el hijo de DIOS:
1. Su intimidad con el Padre.
2. Su poder de dar vida y dar muerte.
3. Su merecimiento de Honra y adoración.
4. Su cualidad de dar vida eterna.
5. La ostentación del título de Juez.
6. El poder de la resurrección que está en sus manos.
En la actualidad se habla de la autoridad de Jesús en
forma tan herética como interesada, pues nos dicen que esa misma autoridad
poseemos los cristianos:
·
Que por ello el mundo espiritual nos conoce.
·
Los demonios se sujetan.
·
Los ángeles nos obedecen.
·
Las naciones se rinden a nuestros pies.
·
Y toda sarta de tonterías sin sentido ni mucho menos sustento
bíblico.
Dejan de lado la verdadera importancia, que de hecho
es trascendental en el cristianismo bíblico de la autoridad mesiánica y divina
de Cristo:
·
La veracidad.
·
La realidad.
·
La perfección.
·
Y la inmutabilidad de sus promesas.
Promesas de vida eterna que le dio a los samaritanos,
promesas de agua de vida, promesas de un nuevo nacimiento, promesas de
redención, si Jesús no tiene autoridad mesiánica y divina, no podemos decir que
somos salvos, así de importante es el asunto.
Para poder cumplir una promesa se necesita el poder y
la autoridad para hacerlo, el poder queda demostrado en diversas ocasiones, al
sanar al paralitico, al convertir el agua en vino, al llamar a Natanael de
debajo de la higuera y contarle su vida, y la autoridad queda manifiesta en las
6 autentificaciones que da nuestro Señor a los judíos.
Jesús puede prometer que naceremos de nuevo, que
seremos hijos de DIOS, pues Él mismo tiene una relación íntima con El Padre.
Puede prometer que veremos vida y no condenación, que
saldremos de las tinieblas a la luz porque tiene autoridad sobre la vida y la
muerte, tiene el poder de dar vida pues como el Padre, tiene vida en sí mismo.
Puede guardar la promesa de nunca perdernos del hueco
de su mano, de llevarnos hasta el final a la glorificación pues el mismo recibe
gloria y honra Junto al Padre.
Puede prometer el agua de vida eterna, pues es el
único que tiene la autoridad para hacerlo, solo él tiene palabras de vida
eterna.
Puede prometer que somos Justos delante de su Padre,
pues como Juez justo, nos ha dado su justicia a cambio de nuestro pecado.
Y puede prometer que resucitaremos a vida eterna, pues
solo él tiene esa autoridad en sus manos, solo él tiene el poder de la
resurrección.
Podemos estar tranquilos, seguros y gozosos, pues
Cristo tiene la autoridad divina y mesiánica para habernos redimido y
guardarnos hasta el final, ¡Gloria a Cristo!
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