El día de hoy daremos por terminado el estudio del
quinto capítulo del evangelio escrito por el discípulo amado, el apóstol Juan,
como ya lo mencionamos en diversas ocasiones, este evangelio difiere en
contenido y estilo de los tres evangelios sinópticos, uno de sus relatos
exclusivos es el que encontramos en todo este capítulo.
Todo este relato nos habla de la curación milagrosa de
un paralitico en el estanque de Betesda, y sobre todo la reacción que tuvieron
los religiosos judíos por haber realizado dicho milagro en un sábado o día de
reposo.
Para mostrar que él es el Señor del día de reposo,
Jesús, les da uno de los sermones acerca de autoridad mesiánica y divina más
excelentes que podemos encontrar en la Escritura, en primer lugar, les da 6
autentificadores de su autoridad, pero, para actuar conforma a la ley, presenta
también 4 testigos que avalan esa autoridad:
·
Juan el Bautista.
·
Sus propios milagros y señales.
·
El Padre.
·
Las Escrituras.
Este último testigo abarca los 4 juntos y de paso
Jesús les demuestra a los fariseos que su forma de examinar las Escrituras, por
ser altamente religiosa no había dado ningún fruto espiritual, no les producía un gramo de vida eterna, esto era porque
buscaban conocimiento y no a Jesucristo mismo.
Jesús remata su discurso o exhortación a los judíos
confrontándoles con su cruda realidad: no tienen el amor de DIOS en sus corazones.
¿A qué se refiere con esta declaración?
¿Por qué se los dice tan crudamente?
¿Cómo lo sabe? O para ser más certeros:
¿Qué característica tiene una persona que no posee el
amor de DIOS en su vida?
Todo esto lo
podemos entender en estos últimos versos y, sobre todo, veremos la aplicación a
nuestras vidas diarias, pues al igual que esos fariseos, algunos de nosotros, o
no tenemos el amor ágape o no lo estamos reflejando.
La primera afirmación de este día que examinaremos es
la que encontramos en el versículo 41
Gloria de los hombres no recibo.
Parece ser contradictorio con el hecho de que Jesús,
por ser DIOS es digno de adoración, de honra, de gloria por su majestuosidad,
pero ahora dice que él no la recibe.
Lo que Jesús estaba haciendo y que es la primera
prueba de que en ellos no moraba el amor divino, mediante un contraste entre el
anhelo de ellos y el de Él. Gálatas
1:10.
Una señal inequívoca de que no tenemos o no estamos
sabiendo reflejar el amor de DIOS es buscar la
gloria de los hombres, el aplauso, el agradecimiento, la aceptación, una
palmada en la espalda por lo que hacemos, pues el amor ágape es lo contrario a
estas situaciones, es un amor
incondicional.
Este tema ya muchos lo sabemos de memoria, el amor
incondicional es que pase lo que pase, hagamos lo que hagamos en cuanto a
fallas de carácter me refiero, DIOS nos sigue amando, de hecho, nos comenzó a
amar en la eternidad SIN PEDIR NADA A CAMBIO,
Sin embargo, los seres humanos estamos
acostumbrados a condicionar todo, desde que nacemos amamos de forma
condicional, solo amamos por lo que nos dicen, por lo que nos dan, por lo que
nos hacen, o solo a los que nos aman, por lo tanto, el amor incondicional, aunque fácil de escucharse es muy difícil de asimilarse
por completo y mucho más difícil es reflejarlo.
Hacemos favores esperando nos den
agradecimiento y si no lo hacen los tachamos de ingratos, ayudamos esperando ser
reconocidos, aun en la iglesia servimos por el deseo de estar bajo los
reflectores y con nuestra familia es lo mismo, los amamos esperando que nos
correspondan de igual manera, cuando el amor de DIOS no es así, DIOS nos ama
porque DIOS es amor, por el afecto de su voluntad, porque le place amarnos y
nada más.
Los religiosos judíos buscaban la aprobación,
la gloria de sus compatriotas, pues como su conducta y su acatamiento a la ley
del sábado era tan alta, que al verlo
todos quedarían sorprendidos y los alabarían. Jesús ya había condenado esta
actitud antes. Mateo 6.1-6.
En el versículo 42 Jesús les confronta
rudamente y les dice que ellos no tienen el amor de DIOS, y en los siguientes
versos continúa explicando el motivo o los rasgos que demuestran la afirmación
de Jesús: 43 Yo he venido en nombre de
mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése
recibiréis.
Otra característica de la falta del amor de DIOS es el
rechazar el amor de DIOS encarnado que es Jesucristo mismo y querer suplantarlo
con cualquier otro.
Todos los seres humanos sin excepción tenemos algo llamado necesidades
emocionales básicas, DIOS nos creó con ellas, son parte inseparable de nuestra
alma, algunas de estas necesidades emocionales son
·
El amor.
·
El respeto.
·
La aceptación.
·
Y la seguridad.
Cuando una o más de esas necesidades básicas no se ven suplidas, como el
caso del amor y la aceptación incondicional, nuestra alma recibe un duro golpe
y comienza a crear rechazo, rechazo a todo y a todos, y en este caso fue un
rechazo al amor de DIOS.
Lo más impactante es que en su ceguera espiritual los religiosos
rechazaban a Jesús, pero aceptaban a cualquier otro que viniera sin credenciales, sin autentificación y sin
testigos (eso significa la frase en su propio nombre). Según J.C. Ryle
(1816-1900) al menos 64 falsos mesías aparecieron y tuvieron cierto grado de
éxito entre los judíos.
La inclinación a buscar un sustituto, lo que sea que llene el hueco de
amor y aceptación de parte de DIOS no solo se da entre los judíos, se da en
todos los seres humanos, Todos buscamos sentido a nuestras vidas, sin
embargo, no todos lo encontramos:
·
Los filósofos buscan en sus pensamientos e
ideas.
·
Los científicos en la ciencia y el
conocimiento.
·
Los teólogos en la comprensión de la
divinidad.
·
Hay quienes lo hacen tratando de unirse a un
grupo social en específico.
Todo tipo de personas, están en su búsqueda
de propósito de vida:
·
Las amas de casa.
·
Los empleados y obreros.
·
Los profesionistas.
·
Jóvenes y ancianos.
·
Hombres y mujeres.
·
Todos están en busca de la clave de la
existencia.
Todos los seres humanos de una u otra manera
estamos buscando el sentido de pertenencia, de aceptación, de amor, el sentido a
la vida, pero NO ENCUENTRAN LA RESPUESTA al sentido existencial.
Aun en las iglesias cristianas pasa, venimos
pensando que aquí vamos a encontrar la tan anhelada respuesta, pero nunca o
casi nunca lo hacemos y solo llevamos una vida de reglas religiosas pesadas de
cumplir. ¿Por qué? Porque no conocemos
el Amor Incondicional De DIOS.
Solo el amor incondicional de DIOS le da
sentido a nuestras vidas, para ser llenos de ese amor, para descansar en ese
amor, para expresar ese amor fuimos diseñados, al adorar a DIOS, al ser como
Cristo, al amar a nuestros hermanos lo estamos expresando, pero nos cuesta
trabajo hacerlo porque primeramente NO nos hemos llenado de ese maravilloso
amor.
En el aspecto emocional DIOS nos diseñó para
recibir el amor de nuestras madres al momento de nacer, de hecho, el dar pecho
a los recién nacidos no solo fortalece nutricionalmente, también lo hace
emocionalmente, pues escuchamos los tan acostumbrados latidos del corazón de
mamá.
De igual manera estamos diseñados en lo espiritual,
pero en la gran mayoría de las iglesias lo primero que hacen es ponernos a
servir, a darnos clases de dones, de liberaciones, de profecía o lo que sea,
sin embargo, lo primero que debemos de conocer es EL AMOR INCONDICIONAL DE
DIOS.
En el siguiente versículo Jesús da otra
característica de una persona que le falta el amor de DIOS en su vida: 44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues
recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios
único?
La incredulidad de estos judíos era resultado
de buscar solamente su propio beneficio y no el que DIOS fuera glorificado en
todo, a pesar de que, en sus costumbres, oraban al menos dos veces al día al
DIOS Único según Deuteronomio 6:4-5, sin
embargo, no buscaban la gloria del DIOS al que oraban, simplemente porque NO LO
AMABAN.
Su falta de amor divino en ellos, provocó que
buscaran sus beneficios, sus metas, sus planes, cuando el ejemplo de amor que
Cristo nos mostró, es totalmente lo contrario: Filipenses 2:5-8.
La falta del amor divino, provoca que los
seres humanos se llenes de algo más, y ese algo es: de ellos mismos, por eso es que DIOS nos llama a negarnos, a tomar
nuestra cruz, a seguirle cueste lo que cueste, sin importar que en el camino
dejemos nuestros planes, nuestras metas, nuestros sueños, nuestro tiempo,
nuestro dinero, nuestras energías, nuestros anhelos, no importa que dejemos
nuestra vida misma. Lucas 9:23-25.
Por eso es que cuando vemos a una persona que
solo piensa en sí misma, sin importarle nada o muy poco los sentimientos y las
necesidades de los demás, solo estamos viendo que tienen una gran necesidad del
amor de DIOS, de ser amados como nadie lo ha hecho, de ser recibidos sin
condiciones y de saber que Cristo no pensó primero en sí mismo, no se amó así
mismo primero, antes decidió amarnos a nosotros primero. Isaías 53:11.
Los judíos escucharon en silencio esta dura
corrección. Tal vez llegaran a la conclusión de que las palabras de 5:34: “digo esto, para que vosotros seáis
salvos”, no eran verdaderas. Quizá comenzaron a considerar a Jesús como un
acusador, pero Jesús no vino con ese propósito, el de acusarnos, pues en
realidad no hacía falta, tenemos quien nos acusa: Moisés.
Juan 5:45 No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien
os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. 46 Porque si creyeseis a
Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. 47 Pero si no creéis a sus
escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?
Los judíos apelaban una y otra vez a Moisés,
y se jactaban, diciendo: “discípulos de
Moisés somos”, (Juan 9:28). Pero Jesús les dice ahora que Moisés, el objeto
de su esperanza, a cuyos escritos apelaban constantemente y cuyas instrucciones
debatían y analizaban con sumo cuidado, sería en realidad quien los acusaría; y
esto porque, a pesar de jactarse de ser sus seguidores, en verdad, no le
creían: Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió
él. “Moisés escribió acerca de mí”, dijo Jesús, y ustedes no le creen por su
falta de amor.
El ultimo efecto que vemos de la falta del
amor incondicional de DIOS en la vida de los hombres es la incredulidad a la
Palabra de DIOS, por eso no es de sorprendernos a tantos supuestos ateos que en realidad son personas
fuertemente resentidas con la voluntad de DIOS, se niegan a creer que DIOS es
bueno, que es amoroso, que su voluntad es agradable y perfecta.
Si nos referimos a un nacido de nuevo que no
ha disfrutado el amor de DIOS, que poco o nada sabe de ese maravilloso amor,
entonces es el motivo por el cual muchas veces parece que las predicaciones,
las enseñanzas, los discipulados se les
resbalan del corazón, no porque no aprendan nada, sino que su falta de amor
divino hace difícil aceptar la demás revelación divina.
Por medio de este pasaje encontramos que son al menos 4 las
características de las personas faltas del amor de DIOS en sus corazones:
1.
Buscan
la aprobación de los demás y no la de DIOS.
2.
Rechazar
el Amor y lo sustituyen con otra cosa.
3.
Sus
Deseos son altamente egocentristas.
4.
Son
Incrédulos a la Palabra de DIOS.
Lo verdaderamente importante en este día es como
llenarnos, como saturarnos del amor incondicional y eterno de nuestro Señor,
pues solo de esa manera dejaremos atrás estás señales tan espantosas.
El Amor Incondicional tiene 3 aspectos-etapas:
1. Conocer el Amor Incondicional.
2. Disfrutar el Amor Incondicional.
3. Expresar el Amor Incondicional.
¿Cómo conocemos el Amor incondicional de DIOS?
Renovando nuestras mentes con esta verdad:
DIOS nos ama pase lo que pase.
Es
importante nunca olvidar que a DIOS le importamos NOSOTROS no “nuestros
talentos o dones” (de hecho, ni son nuestros Él mismo nos los dio), nos ama,
nos procura lo mejor siempre, le importamos tanto, que a diferencia de su demás
creación no nos hizo con el poder de Su Palabra, sino que personalmente, con
sus propias Manos nos dio la forma perfecta.
En Mateo 20:1-15 vemos que el dueño de la viña salió por los
desocupados después de contratar a los primeros obreros, el dueño pensó en esos
pobres del final, aquellos que nadie contrataba, los más viejos, los que no
tienen experiencia, los más débiles, LO QUE NADIE QUERIA, por eso seguían ahí,
porque no los contrataba nadie, eran los relegados, aquellos obreros también
tenían familia y al menos pagar sus propios gastos, en eso pensaba el dueño de
la viña al contratarlos.
DIOS nos
ve, nos conoce perfectamente como somos, aún antes de que naciéramos ya nos
conocía así, y de todos modos salió a buscarnos para que viniéramos a su reino,
si eso no es amor incondicional, entonces nada lo es.
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