domingo, 4 de febrero de 2018

El Evangelio De Juan 61: No contiendas con Él Señor. Juan 8:13-20.



El día de hoy veremos la reacción de los fariseos ante las impresionantes declaraciones de Jesús, recordemos el contexto:

La fiesta de los tabernáculos recién había terminado el día anterior, los judíos tenían como costumbre para rememorar que DIOS los había guiado en el desierto durante los 40 años, prender 4 grandes candelabros con unas grandes copas de oro llenas de aceite que bañaba los enormes pabilos, la luz de estos candelabros colocados en lo alto del patio de las mujeres en el templo, iluminaba cada patio de la ciudad santa.

Jesús aprovecha el momento, que se conjugó a la perfección (no fue casualidad, fue predestinación divina) con el perdón de pecados otorgado a la mujer sorprendida en adulterio, sus palabras: YO SOY la Luz del mundo, eran una clara referencia a que su forma de iluminar vidas, no era solamente para unas cuantas casas cerca del templo, sino para toda lengua, tribu, etnia, género y nación en esta tierra.

El que me sigue NO andará en tinieblas, es una declaración acerca nuevamente de la mujer, que por estar en su pecado, vivía en la total ausencia de luz, las tinieblas del alma, que son las peores, como lo hemos entendido, TODOS los seres humanos apartados de la gracia de DIOS, vivimos en esas tinieblas, no es necesario ser las personas más malas del mundo, hay ocasiones en que las tinieblas se manifiestan en actos bondadosos, buenos, moralmente aceptables, los cuales no son malos en sí mismo, pero son INSUFICIENTES para salvarnos de la ira venidera de DIOS.

Jesús termina su mashal diciendo: que el que le sigue, tendrá la luz viva. Aunque nuestras biblias traduzcan la luz de la vida, en realidad es un hebraísmo, para referirse a la luz del templo, que estaba posada sobre el arca del pacto en el lugar santísimo, desde el día en que se erigió el templo nunca se había apagado, cada vez que los pábilos o el aceite del menoráh estaban por extinguirse, los cambiaban de forma oportuna, por ello las personas lo conocían como la luz viva, la luz que no se apaga, algunas sinagogas en la actualidad cuentan con esa luz viva.

La luz viva, está dentro de nosotros, esa es la luz que nos guía como hijos de DIOS, es el hambre y la sed de buscar al Señor, es DIOS cuando ha puesto el querer como el hacer, es la necesidad interna de buscar a Cristo, porque DIOS ya nos lleva de la mano, y así como la columna de fuego garantizó la entrada del pueblo en la tierra prometida, de igual forma esa luz viva en nuestro interior es la garantía de nuestra perseverancia como cristianos, solo que hay algunos que deberíamos de “revisar el aceite de la copa o cambiar el pábilo” pues nuestro caminar, no refleja lo que decimos ser.

Como era de esperarse, la reacción de los líderes de los fariseos, a las palabras de Jesús fueron inmediatas, sus primeras palabras fueron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.

Le estaban dando a entender, que al llamarse así mismo La Luz del mundo se estaba jactando, pues no hay quien confirme su testimonio, en consecuencia, lo que dice no puede ser verdadero.

En los siguientes versículos leemos la respuesta de Jesús: 14 Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy. 15 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie.16 Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre. 17 Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.

En esta ocasión, a diferencia de lo que hizo cuando sanó al paralitico de Betesda, en el capítulo 5, no presentó sus acreditaciones ni dio testigos acerca de la autoridad que respaldase su testimonio, es bueno recordar que esos testigos y Sus credenciales son:

·         Su intimidad con el Padre.
·         Su poder de dar vida y dar muerte.
·         Su merecimiento de Honra y adoración.
·         Su cualidad de dar vida eterna.
·         La ostentación del título de Juez.
·         El poder de la resurrección que está en sus manos.
·         Juan el bautista.
·         Sus propios hechos.
·         El Padre en persona.
·         La Escritura que habla de Él.

Pero en esta ocasión profundizó aún más en su respuesta, en estos versículos les plantea 3 razones por las cuales él puede decir que es la Luz del mundo.

        I.            Su plena conciencia de sí mismo, su autoridad divina. Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy. Esas fueron sus primeras palabras, Jesús, muy al contrario de lo que muchos creen estaba completamente consiente de su origen y de su divinidad.

      II.            Ellos no eran jueces competentes por su ignorancia. Pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy. Ya con anterioridad les había dicho que bajó del cielo y que volvería allá, pero ellos lo tomaron solo como una necedad, su visión era muy limitada a causa de su incredulidad carnal. Vosotros juzgáis según la carne.

Los judíos, cegados por su incredulidad carnal, no podían creer que esa sola persona que estaba enfrente de ellos fuera lo aún más grande que el sol mismo que alumbra todo el mundo, y mucho menos que pudiera perdonar pecados como lo hizo con la mujer adúltera.
   III.            Su testimonio es respaldado por El Padre y con eso es suficiente. Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre.  Jesús no estaba haciendo nada por su propia cuenta, él estaba en total dependencia y obediencia a DIOS El Padre, por lo tanto y respaldado por la Escritura misma, su testimonio es válido. 17 Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.

Jesús les estaba dando a entender que si en la ley, con el testimonio de dos personas bastaban cuanto más debería bastar para ellos el testimonio de DIOS y Su enviado.

Pero estos perversos hombres, al quedar sin argumentos que pudieran refutar al Señor, de inmediato empiezan a jugar sucio en su contra, lo sabemos por su respuesta en el verso 19. Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre?

No solo demostraban que no entendían que no se refería a un padre terrenal sino a DIOS Él Padre, pero también su declaración iba llena de malicia, pues Estas palabras indican claramente que la enseñanza de Cristo respecto al Padre había caído en oídos sordos. Los fariseos estaban dedicados a la actividad más peligrosa que se da entre los hombres: ¡Están endureciendo el corazón! Este endurecimiento produce ceguera e ignorancia totales y rebeldía contra DIOS.

Y es aquí donde vamos a aterrizar todo lo que estamos escudriñando en este pasaje, pues nosotros no estamos lejos de tener la misma actitud de los fariseos contra Jesús, cuantas veces no nos hemos hallado Contendiendo con DIOS.

El contender con DIOS, es algo que todos, absolutamente todos los seres humanos, incluidos los que hemos nacido de nuevo, en alguna u otra ocasión hacemos, y tal vez no siempre sea con palabras explicitas como las de los fariseos, pero si muchas veces con nuestras actitudes y tal vez tampoco lo hagamos frente a frente con Él, pero si lo hacemos con aquellos que representan a Su autoridad: La iglesia.

A causa del pecado, el ser humano es egoísta por naturaleza, desde los primeros descendientes de Adán, pasando por los descendientes de Noé, en ese egocentrismo, el ser humano lucha, pelea, contiende con DIOS, pues en su orgullo cree que puede más que DIOS, una muestra es la torre de Babel. Génesis 11:3-9.

A solo unos años de distancia del diluvio, los seres humanos, pensaron que sus propias obras, sus propios medios y sus propios planes los podrían salvar en caso de que aconteciese otro diluvió, no solo estaban en total rebeldía contra el Señor, pues si alguien los podía salvar es Él. Proverbios 18.10.

Sino que también, en su lucha contra DIOS, estaban en total ignorancia pues una de las promesas divinas después de que Noé y sus hijos bajaron del arca fue el arcoíris como señal de que no volvería a acontecer otro diluvio. Génesis 9:10-13.

Los constructores de la torre de Babel estaban en la misma situación que los fariseos, ciegos, incrédulos e ignorantes por completo de las promesas de DIOS, muchas veces nosotros nos encontramos en la misma situación, nuestra contienda es en la mente, y en medio de esa contienda: DUDAMOS de DIOS.

·         Dudamos que Él tenga un plan perfecto.
·         Dudamos que tiene el control.
·         Dudamos de sus propósitos para nosotros.
·         Dudamos de Su amor incondicional.
·         Dudamos de Su presencia con nosotros.
·         Dudamos de sus promesas a nuestras vidas.
·         Dudamos de nuestra salvación.
·         Dudamos que seamos sus hijos.
·         Hasta llegamos a dudar que DIOS es real (que Él existe).

Los fariseos ignoraban la procedencia divina de Jesús, los constructores de babel dudaban de que DIOS cumpliera su promesa de no volver a inundar la tierra ¿Cuál es tu duda? ¿Crees que DIOS va a faltar a sus promesas? Números 23:19.

Lo contrario de la Fe no es la incredulidad, lo contrario a la fe es la duda. DIOS tiene un compromiso no con nosotros, sino consigo mismo de no dejarnos hasta terminar en nosotros su perfecto plan y ese perfecto plan es QUE SEAMOS COMO CRISTO.

Él no prometió riqueza, felicidad, alegrías, posiciones, lujos, poder, salud ni ninguna otra cosa, no prometió una vida sin problemas, no prometió que el camino sería fácil, pero Él sí ha prometido que no importa por lo que estemos pasando estará siempre con nosotros. Isaías 43:2.

Muchas veces al igual que los fariseos, también nuestras actitudes son las que demuestran que estamos en contienda con DIOS, aunque nuestros labios lo nieguen nuestra vida no lo puede ocultar:

·         Faltas a la congregación constantemente y sin motivo válido.
·         No te sujetas a las autoridades, porque todos están mal menos tú.
·         Siempre tienes una excusa cuando te exhortan.
·         La mayor parte del tiempo andas en la carne, es decir pecas casi sin dolor.
·         Nunca tienes paz, contigo mismo, con los que te rodean ni con DIOS.
·         Hacemos todo tipo de berrinches.
·         No tenemos contentamiento, siempre estamos queriendo algo más, Cristo no nos es suficiente. Salmo 73:1-9.

Por la falta de contentamiento en Cristo, es que la gran mayoría de los cristianos están en contienda con DIOS, sus corazones anhelan, quieren, desean, arden de deseos carnales, superficiales y pasajeros, creen que DIOS está obligado a darnos todo lo que deseemos, el contentamiento dice: Señor tengo a Cristo, con Cristo me basta, el corazón contencioso dice: Señor quiero algo más, no es posible que los impíos prosperen más que yo.

Nunca he sido promotor del conformismo, y no voy a comenzar el día de hoy, el conformismo es una postura derrotista y nos empuja a aceptar el fracaso como norma.

·         Para que me pongo a trabajar si es la voluntad de DIOS que sea pobre.
·         Para que voy al médico si DIOS quiere que este enfermo.
·         Para que amar a mi familia si no cambian.
·         Etc.

En cambio, los hijos de DIOS estamos agradecidos por todo lo que tenemos, aunque no tengamos todo lo que deseamos. 1ª Timoteo 6:6-10. Hebreos 13:5.

El Señor Jesús no contiende con ellos, no les replica en nada, solo se limita contestar: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais.

Conocer a DIOS por medio de tener una relación íntima y constante con el Señor Jesucristo es la única manera en que nuestra rebeldía estará bajo control y solo de esa manera dejaremos de querer seguir contendiendo con DIOS.

Las Escrituras nos hablan de una persona que lucho con DIOS y su vida fue totalmente transformada. Génesis 32:28-32. Oseas 12:3-4.




El desánimo no había podido sacudir la fe de Jacob ni silenciar su oración, La oración y las lágrimas fueron sus armas. No fue con una fuerza propia, sino con una fuerza derivada de lo alto, como Jacob luchó y prevaleció.

Nosotros no podemos prevalecer con Dios si nos apoyamos en nuestras propias fuerzas; sólo es posible con las fuerzas mismas que Dios nos proporciona. Es su Espíritu el que intercede en nosotros y nos ayuda en nuestra debilidad, es solo en un encuentro cara a cara con DIOS que somos renovados, que nuestro caminar nunca vuelve a ser el mismo, no un encuentro emocional, sino el que DIOS mismo sea nuestra fuerte convicción, que le conozcamos cara a cara.




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