La semana pasada vimos, que después de que Jesús se
presenta como La Luz del mundo, de
inmediato los fariseos se opusieron a sus declaraciones, ellos, al igual que
los constructores de la torre de babel, estaban contendiendo con DIOS.
Ese fue en punto central de nuestra enseñanza
anterior, vimos que, si bien no de palabra explicita, pero si muchas veces
nuestras actitudes son de contienda contra DIOS o contra la autoridad que el
designó: Su iglesia, pero lo realmente importante fue saber que la contienda
tiene su raíz en la falta de
contentamiento.
El contentamiento, como lo hemos dicho en muchas
ocasiones es estar agradecidos con DIOS por todo lo que tenemos, aunque no
tengamos todo lo que deseemos, y no podemos estar menos que agradecidos de por
vida, pues sin nosotros merecerlo TENEMOS A CRISTO.
En los versículos 21 al 30, que son los que
escudriñaremos esta ocasión, encontramos lo que muchos estudiosos de la Escritura
han llamado una advertencia contra la
incredulidad.
En el versículo 20 leemos nuevamente que a Jesús no lo
apresaron, aun y cuando el lugar de las ofrendas del templo, se encontraba muy
cerca de una sala que el sanedrín tenía, a las afueras del patio de las
mujeres, nosotros sabemos perfectamente, que si no lo apresaron fue porque aun
el tiempo de DIOS para que el Señor Jesús fuera entregado para morir por
nuestros pecados.
Pero lo que leemos en el versículo veintiuno, es una
muestra más del amor, la paciencia y el llamado continuo al arrepentimiento que
nuestro amoroso Señor y Salvador hace a los seres humanos: 21 Otra vez les dijo. 2ª
Pedro 3:9.
El hecho de que nuestro amoroso Señor, sea paciente
con nosotros, una y otra vez y que en su misericordia no nos haya consumido, no
significa que podemos vivir siempre ofendiéndole, tarde o temprano las
consecuencias de todas nuestras decisiones nos van a alcanzar, la pregunta es
¿Fueron en Cristo nuestras decisiones? O vivimos solo para nosotros mismos.
Por la contienda que levantaron en su forma descortés
y malvada de responderle al Señor Jesús, cuando recibieron su testimonio de que
Él es La Luz del mundo, es que el Señor les lanza una advertencia contra su
incredulidad. Tan solo en el versículo 21 encontramos 4 advertencias de los
terribles juicios que llegarán a causa de la incredulidad:
·
Jesús los dejará.
·
Le buscaran sin hallarle.
·
Morirán en sus pecados.
·
Una eterna separación del Señor.
o
Yo
me voy, les dice Jesús, esas, tal vez sean las peores
palabras, la peor sentencia de juicio que podemos escuchar en nuestras vidas,
una y otra vez nos hablan de Jesucristo y su evangelio de la gracia, pero si
llega el día en que el Señor cierre la puerta, no importa que procuremos con
gritos desesperados y llanto, NO la volverá a abrir y ay de aquellos de quienes
el Señor se aleja. Mateo 25: 11-12.
o
Y
me buscarán, les continúa diciendo, se refiere a las veces que busca
el ser humano a DIOS en los lugares equivocados y sin éxito en esa búsqueda,
pues el pecado causa ceguera espiritual, por eso es Jesús la Luz que nos saca
de esa ceguera, por eso no es de sorprendernos que tantas personas busquen
llenar el vacío espiritual en sus vidas con tonterías y sin un éxito
permanente:
·
En el amor.
·
En los vicios.
·
En el sexo.
·
En el dinero.
·
En el trabajo.
·
Religiones falsas.
·
Etc.
Nada de esto llenará por completo nuestras almas vacías
de DIOS, pero llenas de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, que un día, tras
otros rechazó al Señor Jesucristo, una vez más se cumple la Palabra, de que, si
alguien busca correctamente a Cristo, es porque DIOS ya lo lleva de la mano.
o
En Señor continúa y les dice: Pero morirán en sus pecados. Nos habla de su impenitencia (falta de
arrepentimiento) final, Jesús les está hablando específicamente de un pecado: incredulidad, ellos despreciaban a
Jesús porque simplemente NO creían en Él, y todos aquellos que persistan en no
creer en Jesucristo y solamente en Jesucristo, están perdidos para siempre.
o
Jesús además les dice: A donde Yo voy, ustedes no pueden venir. Les estaba hablando de su eterna separación de Él. Antes lo hemos
mencionado, el peor castigo que un ser puede recibir, no es tanto el infierno,
sino que el estar ahí significa la eterna separación del Amor de DIOS en
Jesucristo, es por eso que el cielo no sería una bendición sino estuviese la
presencia amorosa de DIOS en Cristo toda la eternidad.
Pero la incredulidad vuelve al ser humano terco, necio
y obstinado, estos fariseos, a pesar de recibir tremenda exhortación de parte
de Jesús mismo en persona, le contestan en un tono de burla, que nos deja ver
su incrédulo y malvado corazón. 22
Decían entonces los judíos: ¿Acaso se matará a sí mismo, que dice A donde yo
voy, vosotros no podéis venir?
Como característica de un incrédulo contencioso, estos
hombres solo escucharon lo que querían escuchar, 4 juicios les hace el Señor y
ellos solo toman un fragmento de uno de ellos y eso solo para escarnecerle
preguntándose si acaso cometerá suicido.
Ya con anterioridad lo habían hecho, cuando en son de
burla dijeron que si acaso se iría con los griegos o con los paganos a
predicarles a ellos (7:35) se cumplió en ellos lo dicho en el Salmo 31.18.
La incredulidad, además de traer juicio, un severo
juicio, además trae consigo, soberbia, menosprecio, burla, palabras hinchadas
de orgullo salen de la boca de los incrédulos, tal vez las hemos escuchado
alguna vez, o peor aún tal vez las hemos dicho alguna vez:
·
Si tu DIOS es tan poderoso entonces porque…
·
Si DIOS quisiera que dejara este pecado ya me lo
hubiera quitado.
·
Dios no existe, solo vas a que te saquen el dinero.
·
Yo no necesito eso de DIOS, yo soy muy inteligente.
·
A mí no me hace falta DIOS, yo puedo solo.
·
Para que vas a la iglesia si no cambias.
·
Y eso que dices ser cristiano.
·
Dios está en todas partes, no necesito tu iglesia.
·
La biblia no es cierta, está llena de contradicciones.
·
Yo mejor no voy a la iglesia porque no quiero cambiar.
De aquí se desprende otro tema, delicado pero que ya
hemos abordado en la serie de enseñanzas ¿Qué dice la Biblia de? Me refiero al SUICIDIO, Si quieres
saber más al respecto de este tema, acércate conmigo o búscalo en redes
sociales.
El punto es que los fariseos, hicieron escarnio a
causa de su incredulidad, tomaron de risa las palabras de Jesús, ¿Acaso se matará así mismo? Fueron nuevamente
palabras cargadas con un tono profético, pues si bien no fue un suicidio como
tal, si el Señor Jesús ofreció su vida
en rescate por muchos. Mateo 20:28.
Jesús da una respuesta más que adecuada a las burlas
incrédulas de los fariseos. 23 Y les
dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo
no soy de este mundo. 24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados;
porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
Es como si el Señor Jesús les dijera que sus burlas
indicaban su procedencia, de abajo, del infierno, y el gran contraste con él
que bajo de arriba, del cielo, además les repite la frase de que morirán en sus pecados, pero ahora con
una pequeña variante: no creer en él como el
Yo soy.
En otras palabras, podemos decir que Cristo debe de
ser el objeto de nuestra fe, pues la fe por sí misma no salva, eso es fideísmo,
fe en la fe, la fe es el medio por el cual DIOS otorga su gracia y somos salvos
de nuestros pecados, pero esa fe, que cabe señalar es un don de DIOS, debe de
tener un objeto, debe de depositarse en algo seguro, para nosotros los
cristianos es Cristo el objeto de
nuestra FE.
Por eso es que no es sabio decir que la fe es ciega,
eso no es cierto, de hecho, es todo lo contrario, la FE ve la verdad, la fe nos
lleva a poner la mirada, el corazón y toda la confianza en la persona de
Jesucristo.
La fe del cristiano ha de ser no una fe ciega, sino
una fe inteligente, por eso es que
aquellos que solo se mueven por sus emociones, pero que no renuevan
inteligentemente su mente con la Palabra de Verdad, por lo regular son personas
cuya fe es débil, inconstante y fácilmente dejan de creer que Cristo es el Gran
Yo Soy.
Pero, nuevamente la incredulidad de los fariseos puso
en evidencia la necedad de sus corazones, la respuesta de ellos la vemos en el
versículo 25 Entonces le dijeron: ¿Tú
quién eres? Su pregunta encerraba otras más: ¿Por qué hemos de creer en ti?
¿Qué te hace diferente? ¿Por qué quieres nuestra fe? ¿Acaso te consideras
superior? ¿Tú quién eres?
A la pregunta, Jesús les responde: 25 Entonces Jesús les dijo: Lo que desde el
principio os he dicho. 8:26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros;
pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al
mundo.
Su respuesta la podemos dividir en 3 argumentos:
1.
Les recalca su incredulidad: desde el principio se los he dicho. Es como si les dijera Ya se los
explique una y otra vez, pero ustedes insisten en tomarlo a burla.
2.
Les dice que aún tienen asuntos pendientes: muchas cosas tengo que decir y juzgar. Aunque
no lo alcanzaron a ver, les estaba extendiendo todavía más Su misericordia,
como lo acabamos de mencionar, su paciencia es larga para con nosotros, pero si
llegará a su fin un día.
3.
Reitera que no hace las cosas por su cuenta: El que me envió es verdadero y lo que he
oído de él esto hablo al mundo. Una vez más hablando de que El Padre es
quien le envió, desde la eternidad pasada pactaron la redención, y el DIOS Hijo
estaba haciendo Su parte.
Pero una vez más vemos que la incredulidad hace
estragos en los corazones: 27 Pero no
entendieron que les hablaba del Padre. Aunque Jesús ya les había dicho en
al menos 3 ocasiones anteriores con toda claridad de palabras que es el padre
quien le envió, ellos seguían sin entenderlo.
Así de cegadora es la fuerza de la incredulidad, no
sabemos cómo se dio cuenta el Señor, Juan no lo escribe, tal vez le hicieron
otra pregunta burlona, o tomaron actitudes altaneras como miradas o risas fuera
de lugar, pero el punto es que seguían obstinados en su incredulidad.
Para los ciegos, es lo mismo la noche que el día, no
sabe la diferencia, lo mismo le pasa al incrédulo en los asuntos espirituales:
no entiende nada. 1ª Corintios 1:18-20. 2.12-16.
Jesús termina su advertencia
contra la incredulidad con las siguientes palabras: 28 Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre,
entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me
enseñó el Padre, así hablo. 29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha
dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.
En esta ocasión su respuesta es con un doble
argumento:
1) Anunciando
su muerte. Cuando me hayan levantado,
entonces conocerán que Yo Soy. Se refiere a la cruz, el levantamiento en
todo lo alto, como la serpiente de bronce levantada en el desierto, así Jesús
estaba profetizando su muerte una vez más.
Pero
al decir entonces conocerán que yo soy no
hace referencia a que tendrán una fe salvífica, más bien se refiere a que se
abrirán sus ojos para darse cuenta aterrados que aquel a quien rechazaron, de
quien se burlaron, si era en realidad quien decía ser: El Yo Soy. Pero será
demasiado tarde cuando esto suceda.
Quienes
en su incredulidad toman a broma, a la ligera los temas espirituales, en específico
no muestran ningún interés en su salvación, llegará un día en que se darán
cuenta de lo valioso que fue aquello que despreciaron al despreciar a Cristo, y
se cumplirá una vez más que conocerán que
Cristo es DIOS.
2) Recalcando
una vez más el respaldo de Su Padre. Nada
hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que
me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre
lo que le agrada.
El
gran consuelo y contentamiento de Jesús, en medio del rechazo, las burlas y la
incredulidad siempre fue su íntima comunión con el Padre, la razón por la cual
el padre nunca le dejó solo fue por su total obediencia a él, por eso incluso
cuando al colgar del madero Jesús exclamó Dios
mío ¿Por qué me has desamparado? No es contradictoria, pues si el Padre
abandonó a Jesús en la Cruz es porque ahí fue nuestro sustituto, no fue porque
Jesús le hubiera desobedecido.
¿Cuál es la cura
contra la incredulidad? No es otra que la predicación del evangelio, la
proclamación de la palabra de DIOS. 30
Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.
Durante el desarrollo de la discusión entre los
incrédulos fariseos y Jesús, hubo muchos que, al menos hasta cierto punto
llegaron a creer en Jesús, si bien no como el Hijo de DIOS y por lo tanto con
una fe salvífica, por lo menos si
creyeron que era quien decía ser, al menos si creyeron en él como el Mesías
prometido.
Este pasaje tiene siempre un tema central: La incredulidad, sus consecuencias, sus
frutos, advertencias una y otra vez en contra de ella.
No podemos dejar pasar el tema central del pasaje sin
meditar profundamente en él, el Señor Jesucristo hace una fuerte advertencia
contra la incredulidad, nosotros no podemos hacer menos que lo mismo, advertir
el día de hoy a todos los oyentes acerca de las graves consecuencias temporales
y eternas de la incredulidad.
El engaño preferido que le gusta tragarse al corazón
humano es que ya habrá tiempo después
para creer y arrepentirse. No caigamos en ese lazo del diablo, no sabemos
cuándo vendrán a llamarnos a dar cuentas ante DIOS, no sabemos cuánto tiempo
más tenemos, algunos tal vez mañana mismo ya no tengamos la oportunidad de
ponernos a cuentas con DIOS creyendo en su Hijo Jesucristo.
Creyendo que murió en la cruz para pagar nuestros
pecados, creyendo que resucito de entere los muertos para darnos una nueva
vida, creyendo que en su Nombre tenemos perdón eterno, creyendo que él puede y
quiere llevarnos a permanecer para dar fruto digno de arrepentimiento. Hebreos 3:15 Si oyereis hoy su voz, No
endurezcáis vuestros corazones. Después puede ser demasiado tarde.
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