La clase pasada comenzamos a estudiar la
justificación, entendimos que es cuando El pecador es declarado legalmente justo pues le ha
sido imputada la justicia de Cristo, la justificación tiene 3 elementos:
·
El perdón del pasado.
·
La aceptación del presente.
·
Una posición firme frente al futuro.
Hemos dicho que cuando DIOS justifica a los pecadores
NO cambia su condición interior, sino que es una declaración legal constitutiva
de que ahora es justo en Su presencia, en otras palabras, la justificación no
implica un cambio de impiedad a santidad, lo que implica es un cambio de la
posición legal de los pecadores ante DIOS, pasamos de ser sus enemigos a una
aceptación total.
Pero la justicia solo puede declarar justo a una
persona inocente. Deuteronomio 25:1. Y
la consecuencia de no hacerlo la vemos en Proverbios
17:15.
Es obvio el motivo de estas sentencias, todo juez
justo, al hacer un justo juicio ha de declarar justo solamente al inocente, e
injusto al culpable, por ello es que justificar
no es otra cosa que declarar
legalmente justo pues si significará hacer literalmente justo o convertir
en justo al pecador culpable, no habría ninguna abominación por parte de DIOS.
Llegamos a la misma conclusión leyendo Romanos 8:33.
La Escritura nos muestra el gran contraste entre
condenación del culpable y justificación del inocente, es un asunto legal
netamente, no se trata de convertir interiormente el corazón en justo, lo cual,
si sucede en la regeneración y lo estudiaremos en la santificación, pero el
tema que estamos abordando es el estatus o condición legal dada por la
justificación.
Cuando DIOS justifica, actúa como juez declarando justo al pecador,
cuando DIOS santifica, está actuando como cirujano que extirpara el pecado del
corazón (lo circuncida).
Pero, hay una pregunta que, si no dejamos bien clara
su respuesta, da pie a malas interpretaciones y errores doctrinales: ¿Cómo
puede DIOS declarar justo al pecador culpable? Proverbios 17:15 dice que quien tal hace es abominable. Romanos 4.5 dice que DIOS JUSTIFICA AL PECADOR.
¿Cómo puede ser una abominación y un acto
infinitamente santo al mismo tiempo? ¿Cómo puede DIOS manifestar su justica en
el acto de declarar justo a un culpable y de declarar culpable a un inocente? Romanos 3:26.
Solo hay una respuesta posible, en la justificación
divina, a diferencia de la justicia humana, DIOS pone al pecador creyente en
una nueva posición legal ante Él otorgándole el don de la justicia. Romanos 5:17.
Pero esto genera otra pregunta: ¿Cómo puede dar DIOS
el don de la justicia a los culpables
y aun así Él seguir siendo Justo?
La justicia de DIOS declara justo quitando los cargos
de culpabilidad y el castigo a los creyentes pecadores, porque se ha realizado
una sustitución, alguien tomó nuestro lugar: Jesucristo. Isaías 53:5-6. 2ª Corintios 5:21. Romanos 5:18-19.
Por lo tanto, la justificación de los pecadores es un
acto constitutivo e irrevocable, por
medio del cual la Justicia de Cristo (que llenó todos los requisitos de la ley)
nos es imputada en virtud de la sustitución pactada inter trinitariamente,
Jesucristo tomó sobre su espalda nuestros pecados para que nosotros pudiéramos
ser gratuitamente revestidos de su justicia. Isaías 45:24-25. Isaías 56:17. Romanos 8:33.
La justicia de DIOS no se ve rebajada ni ignorada al aceptarnos, pues
nuestro pecado cayó sobre Cristo en la cruz y Él nos dio su justicia: el glorioso intercambio.
Podemos decir entonces que la justificación tiene dos
aspectos, el primero es el llamado aspecto
negativo, en el cual DIOS descarga de culpa al pecador, algo que SOLO DIOS
puede hacer en su infinito amor y dado que Él es el directamente ofendido por
el pecado.
El segundo es conocido como el aspecto positivo, en el cual DIOS, en aras de su infinita justicia después
de cargar sobre Jesucristo la expiación del pecado (el cual no podía quedar sin
castigo) imputa al pecador la justicia de Cristo, quien ha padecido
voluntariamente en lugar del pecador, a los ojos de DIOS es como si el pecador
mismo hubiera pagado la pena.
De esta manera, la justica que se le exigió a Cristo,
se convierte en un regalo para el pecador, quien no ha hecho nada para ser
digno merecedor de ella, sino que se limita a recibirla por medio de la Fe.
·
Hechos
13.39.
·
Hechos
16:31
·
Romanos
3:20-
·
Romanos
8:1, 33-34.
·
Romanos
10:3-4.
·
1ª
Corintios 6:11.
·
Gálatas
2:16-17.
·
Gálatas
3:8-11.
·
Gálatas
5.4.
·
Filipenses
3:9.
Como nuestra justificación está completamente basada
en la perfectísima justicia de Cristo entonces el perdón de nuestros pecados es
total, nuestro nuevo estado es irreversible y todo intento por añadir algo de
obras, méritos propios o sacrificio de cualquier tipo, a la perfecta obra de
Cristo, son solo un insulto a la gracia de DIOS y a la justicia de Cristo.
Además, por el mismo motivo, es decir por estar basada
completamente en la perfectísima justicia de Cristo, entendemos que somos
justificados con Cristo, en Cristo y a través de Cristo.
Para concluir, reiteramos una vez más que la
justificación es un acto de la justicia de DIOS que puede declararnos justos
siendo pecadores, porque nos declaró legalmente justos por medio de la justicia
de Cristo que es nuestra por medio de la fe en su sangre, todo por la mirábile commercium o admirable
sustitución, nosotros le llamamos: Glorioso
intercambio.
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