domingo, 18 de marzo de 2018

El Evangelio De Juan 67: La Grandeza De Jesús. Juan 8:46-59.


El día de hoy vamos a cerrar nuestro estudio del octavo capítulo del evangelio del discípulo amado, el apóstol juan, desde el inicio del capítulo encontramos grandes enseñanzas, y precisamente todo comenzó cuando el día después de terminada la fiesta de los tabernáculos, los dirigentes de los judíos, misóginamente le llevaron a una mujer sorprendida en adulterio, esperando encontrar alguna contradicción en Jesús para podérsela echar en cara.

Pero Jesús, sabiamente aprovechó la ocasión para desenmascarar las oscuras intenciones de estos judíos que no les importaba el alma de la pobre mujer, el Señor en lugar de condenarla por su pecado, le otorga el perdón más le llama a vivir en arrepentimiento: vete y no peques más.

Esto lo utilizó a la perfección el Maestro, quien aprovecho que además por tradición se encendían enormes candelabros en el patio del templo, y es aquí donde lanza uno de sus dichos más conocidos en el mundo: Yo Soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas.

Era una forma de decirles que todas las fiestas y tradiciones apuntaban hacia Él, que Él no alumbraría solamente los patios de Jerusalén, sino a todo el mundo, pero que, además, a diferencia de esa pobre mujer, que vivía en tinieblas del corazón, aquellos que le sigan no andarán así, la luz viva o la luz que nunca se apaga, que es el Espíritu santo en nuestros corazones, nos mantendrá siempre cerca de Cristo.

Pero, como era la costumbre, no pocos judíos no recibieron de buena gana las palabras de Jesús, de inmediato pusieron una y otra traba, y una por una el Señor las fue tirando al suelo, hasta que por fin un grupo considerable creyó en Él, no con una fe salvífica, pero si al menos lo consideraban el profeta o el Mesías rey.

Por eso es que el Señor, conociendo sus corazones, les indica El camino del discípulo:

·         Permanecer en su palabra.
·         Conocer la Verdad.
·         Ser totalmente libres.

Sin embargo, el orgullo de los judíos, no les dejaba entender que eran esclavos del pecado, por tanto, hijos del diablo, así que una vez más, le contradijeron tratando de rebatir, hasta que por fin el Señor sin más miramientos les dice la cruda verdad: espiritualmente son hijos del diablo.

Este fue el tema de nuestro sermón pasado, la realidad del personaje llamado satanás y su forma de atacar a los cristianos: dardos de mentiras en la mente de los creyentes.

Pero lo más importante, es que aquellos que no han nacido de nuevo, son por definición bíblica hijos de diablo, no porque sean las peores personas del mundo o porque estén poseídos por demonios, es porque simplemente están en pecado son esclavos del pecado y no pueden hacer otra cosa más que pecar a los ojos de DIOS, Agustín de Hipona decía que las buenas obras de los pecadores solo son pecados esplendidos.

¿Qué hay que hacer para ser hijo del diablo? Nada, solo por el hecho de ser pecadores no arrepentidos bajo la ira de DIOS es que son hijos del maligno.

Por eso es que la predicación del evangelio nos es altamente encomendada, nosotros no hacemos hijos de DIOS, nosotros predicamos el evangelio a toda criatura, y DIOS si le place les da el don del arrepentimiento.

Lo siguiente que les dice el Señor es una de las declaraciones más importantes en cuanto a su persona se refiere: 46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 

Este es uno de los muchos textos que avalan una verdad indispensable del cristianismo: la impecabilidad de Cristo. Ya anteriormente hablamos de su importancia, cuando Juan el bautista presentó a Jesús, lo hizo como Agnus Dei o cordero de DIOS que quita el pecado.

Lo hizo teniendo en mente la pascua judía, en la cual DIOS ordenó al pueblo por medio de Moisés que ofrecieran un cordero perfecto, sin mancha, sin defecto de ningún tipo, ni pezuña quebrada, ni mancha en la piel, ni ojo nublado, nada, pues de lo contrario no sería un sacrificio agradable al Señor.

Por ello es que nadie puede librarse por sí mismo del pecado, pues, aunque ofreciéramos nuestro ser, por lo menos por nuestros propios pecados o por los de un ser amado, para DIOS sería un sacrificio imperfecto a causa del pecado mismo bajo el cual nacimos, por ello, como lo venimos entendiendo en el estudio de soteriología de media semana: fue necesario un salvador: Jesús.

Pero, ¿Qué significa la impecabilidad de Cristo? Que nunca pecó, claro está, pero no solo por su Santidad ontológica que es la santidad producida en su humanidad debido a que es DIOS. Pues muchos alegan que para él fue “fácil” no pecar pues su divinidad le frenaba de hacerlo.

Pero además de la santidad ontológica, Jesús poseía una santidad moral, y es la que pone de manifiesto en este versículo, por eso les pregunta ¿Quién me acusa de que he pecado alguna vez? Jesús no solo estaba diciendo que no nació con el pecado original en él, sino que además su conducta siempre ha sido agradable al 100% a DIOS.

¿Qué es lo que impedía que Cristo pudiese pecar?

Esencialmente fue la responsabilidad que, como la segunda persona de la trinidad, el Verbo encarnado tenía, Cristo sabía que, de pecar, ese pecado habría sido atribuido a DIOS mismo por medio de su naturaleza divina (no se puede pecar solo la carne y el alma y espíritu libres), el hecho de decir que en DIOS hubiese pecado es una contradicción de términos, es un IMPOSIBLE teológico y metafísico.

A esto se le suma la acción eficaz del Espíritu Santo que le llenaba en todo momento y hacía en Él moralmente imposible que pecara.

Ese es el carácter maravilloso y sin paralelo de nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo, y ese mismo ser perfecto es el que habita en nosotros, y por medio de la misma acción es que nos guarda de cometer pecados, haciendo que nos parezcamos más a Él.

·         1ª Juan 2.20.
·         Romanos 8:14.
·         Colosenses 1.26-27.

Nosotros los demás seres humanos hemos nacido en pecado, esto lo hemos predicado en muchas ocasiones, pecado original naturaleza pecaminosa, depravación radical, etc. por lo tanto no podemos dejar de pecar, a menos que haya una transformación interna, una regeneración de nuestro espíritu, es entonces cuando DIOS nos da en Cristo en poder para dejar de pecar.

Al permanecer en Cristo, nosotros lo que hacemos en dejar que su carácter impecable se manifieste por medio de nuestras vidas, por eso es tan importante conocer Cristo por medio de doctrina bien cimentada, pues las emociones, los sentimientos, las ideas propias, jamás nos llevarán a ser como Cristo, que es el propósito por el cual DIOS nos creó y nos redimió.

Por eso es que las siguientes palabras de Jesús fueron: 47 El que es de Dios las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios. Por eso no pueden dejar de pecar por sus propios medios, a lo más sus obras son trapos inmundos para el Señor.

Podemos ver, por su respuesta que los judíos en esta ocasión si estaban entendiendo a Jesús, pues de inmediato y al quedarse nuevamente sin argumentos lo insultaron: 48 Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?

Ya anteriormente habíamos hablado acerca de la mala relación que había entre judíos y samaritanos, los primeros despreciaban profundamente a los segundos, pues fueron en realidad una mezcla de otros pueblos que fueron enviados a repoblar la región, cuando hablamos de la mujer samaritana en el capítulo 4, era tal el desprecio que un judío para ofender a un compatriota le decía eres samaritano.

Pero no sólo le dijeron samaritano, también le llamaron endemoniado, algo parecido se narra en Mateo 12.24. Fue el colmo de los insultos, en su derrota, los judíos no pudieron hacer otra cosa sino injuriar a Jesús, práctica que se fue haciendo cada vez más común para ellos.

Pero antes de apresurarnos a juzgar desmedidamente a los fariseos, detengámonos un momento a reflexionar, pues muchos de nosotros al igual que estos fariseos violamos el 2º mandamiento: Éxodo 20:7. Este mandamiento prohíbe utilizar el nombre de Dios sin razón alguna, en vano, ya sea como fórmula mágica o con algún fin perverso, como engañar, defraudar o jurar en falso.

·         Te juro por DIOS que es verdad.
·         Dios que me mira sabe que es cierto.
·         Dios es testigo de que te voy a pagar.
·         Diosito sabe que…

Son solo alguno ejemplos de las muchas veces que usamos el Nombre de DIOS en vano, si hemos de mencionar a DIOS en nuestro diario vivir es solo para adorarle, agradecerle o predicarle de Él a los demás, así que tengamos cuidado con lo que sale de nuestra boca. Mateo 12:36.

Y aunque es cierto que estos judíos no consideraban a Cristo como DIOS, nosotros en la actualidad sabemos que Jesucristo es DIOS mismo en la segunda persona de la Trinidad: El Verbo encarnado.

En los siguientes 3 versículos vemos la respuesta de Jesús a las ofensas recibidas: 49 Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis. 50 Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca, y juzga. 51 De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte. 

Se nota su gran mansedumbre, pues pasa por alto la ofensa de ser llamado samaritano, pues él mismo puso de ejemplo de amor compasivo as un samaritano en Lucas 10: 30-37 en la muy famosa parábola del buen samaritano, aunque si niega rotundamente la falsa acusación de estar endemoniado, por ser del todo injusta.

Pero deja al descubierto que Él los sobrepasa y por mucho en su intención de honrar a DIOS, siempre en todo, Jesús no buscó más que glorificar al Padre, aun cuando estaba confrontando a sus enemigos, Jesús glorificaba al Padre.

Pero en el verso 51 dice unas palabras, que deben hacer eco en nuestros corazones: amén, amén, el que guarda mi Palabra nunca verá la muerte. Nosotros sabemos que no se refiere a la muerte física, pues todos, tarde o temprano tenemos que pasar por esa puerta de salida. Hebreos 9:27.

Obviamente Jesús se estaba refiriendo a la muerte segunda, para no vivirla hay una condicionante: guardar su Palabra, y como ya lo estudiamos con anterioridad, es TODA Su Palabra.

No podemos dejar pasar por alto que recientemente han muerto dos personalidades mundiales: Billy Graham y Stephen Hawkins, ellos al igual que todos los demás seres humanos vamos a comparecer frente al Trono de DIOS para dar cuenta de nuestras vidas, pero solo aquellos que DIOS da el guardar su palabra, solo aquellos que amen a Cristo, solo los que sean hijos de DIOS podrán salir bien librados de su juicio eterno.

Por ello es que la vida espiritual es de suma importancia, por ello es que hacemos el llamado una y otra vez, pues en cuanto las personas mueren YA NO HAY OTRA OPORTUNIDAD, no hay manera de arrepentirse ahora sí, ya no hay vuelta atrás, lo que hacemos en esta vida tiene repercusiones eternas: o vida eterna o muerte eterna.

En cuanto a la controversia desatada por la muerte de Graham, por su ecumenismo, decisionismo y universalismo descarado, lo medimos con la misma vara que a Hawkins ateo, anticristiano resentido con DIOS, la vara de medir no es nuestra opinión es la Escritura: el que guarda la Palabra no verá la muerte, lamentablemente ninguno de los dos la guardo, por ello es que, si aún hay aliento de vida en nosotros, es tiempo de reconsiderar y empezar a tomarnos muy enserio nuestra vida espiritual.

Los fariseos una vez más no entendieron las palabras del Señor, la verdad espiritual no estaba a su alcance, en su lugar lo interpretaban literalmente, esto lo sabemos por su respuesta en los siguientes versículos: 52 Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte. 53 ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo?

Es la tercera vez en tan solo este corto dialogo que insultan al Señor, ya vez como si estas endemoniado le dicen, no entendieron que, si Jesús hacia promesas de tener vida eterna es solamente por su divinidad, pero ellos no lo consideraban ni el Mesías Rey prometido a su nación, implícitamente le dicen que es un arrogante al creerse mayor a Abraham y a los profetas que obviamente vieron la muerte.

Los que una vez más por su orgullo cayeron en la necedad fueron los judíos, pues olvidaron que ni Enoc ni Elías vieron la muerte física, a ambos los llevó DIOS a los cielos antes de que sucediera. Génesis 5:24. 2ª Reyes 2:11.

La respuesta de Jesús a los nuevos insultos es darles una prueba de su majestad: Respondió Jesús: 54 Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. 55 Pero vosotros no le conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra. 56 Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.


Jesús les dice que, si el reclama algún honor para sí mismo, ese honor procede solamente del Padre, y es un gran ejemplo a los que somos esclavos de Cristo, si esperamos que las personas nos honren por nuestras acciones o nuestras buenas obras solo estaremos demostrando que su origen es el orgullo de nuestro corazón y que no las ha inspirado el Espíritu Santo.

Ustedes, les da a entender Jesús le llaman su DIOS, pero no lo conocen, pues aun los demonios creen en DIOS y tiemblan, pero no le conocen, pues ya lo vimos, si lo conocieran lo amarían y si lo amaran le obedecerían. Mateo 7:21-23.

Jesús si conoce al Padre, sus hechos impecables lo demuestran él no es mentiroso ni calumniador como estos judíos, y termina con una frase que es vital en la continuidad del pacto de gracia: Abraham vio este día y se gozó. La fe siempre ha sido el medio por el cual DIOS da la gracia de su salvación.



Hay quienes erróneamente enseñan que en el A.T. las personas se salvaban por obedecer la ley, si esto fuera así ¡nadie se salvó entonces! Porque ningún ser humano puede cumplir con todas las exigencias que la ley de DIOS demanda, solo Cristo lo hizó, en el A.T. eran salvos mirando al futuro, al día en que Cristo viniera, nosotros miramos al pasado, el día en que Cristo nos redimió, pero siempre el medio es la FE.

Como era de esperarse, los judíos no sabían nada de esto, ellos estaban a punto de perder la exclusividad como pueblo de DIOS, no sabían que su salvación era por Fe y no por guardar la ley, por ello es que de inmediato tomaron literalmente las palabras de Jesús y le respondieron: 57 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

En su mentalidad materialista y terrenal no podían concebir como Abraham tuvo contacto alguno con Jesús, después de todo habían pasado casi 2000 años desde que Abraham murió, y Jesús no tenía ni 50 años, para sus mentes era un imposible lógico.

El Señor termina su dialogo refrendando su divinidad: 58 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy. Nuevamente el doble amén, una verdad fundamental está a punto de ser lanzada: Jesús no dice que antes de Abraham fuese él era, dice Yo Soy.

Hace referencia como ya lo sabemos a su identificación con el Gran Yo Soy revelado a Moisés en la zarza ardiente en Éxodo 3, pero al mismo tiempo hace referencia a su Eternidad, Él antes de la época de Abraham fue real, no unos años o siglos, desde la Eternidad y hasta la Eternidad Cristo es real.

Los judíos lo entendieron, esto sí, a la perfección, se estaba haciendo igual a DIOS, por ello su reacción: 59 Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.

¿Cómo son nuestras reacciones cuando somos confrontados con la verdad?
¿Amamos más la verdad que querer tener la razón?

Porque estos judíos definitivamente no lo hacían si decimos ser discípulos, creyentes, cristianos, para nosotros no es una opción renunciar a lo que creemos saber con tal de permanecer en la verdad de DIOS.

Estos judíos tomaron piedras para arremeter contra Jesús por lo que ellos consideraron una blasfemia, Pero Cristo escapó de ellos, ya que no había llegado su hora, quizás escabulléndose por entre la muchedumbre, quizás al usar su enorme carisma derivado de su impecabilidad, pero no por cobardía ni miedo a ellos.

Cristo se alejó de ellos, ya que ellos no merecían disfrutar de su compañía por más tiempo. Dios a nadie abandona, sino a quien primero le abandona a Él. Cristo salió escondido y silencioso, y pasó desapercibido. Triste cosa es que Cristo se aleje de una persona, pero más triste todavía es que no nos demos cuenta que lo necesitamos.

En este dialogo hostil que el Señor sostuvo con los judíos, podemos ver rasgos de la grandeza del Señor Jesucristo:

·         Su impecabilidad.
·         El poder de dar vida eterna.
·         Su Supremacía aun por encima de Abraham.
·         Su eternidad.
·         Su divinidad.
·         Su aseidad.

Sea Cristo Glorificado Siempre, Su Grandeza Lo Hace Digno Merecedor. Apocalipsis 4:11. Apocalipsis 5:2-12.

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