A partir del día de hoy estudiaremos el capítulo 9 del
evangelio del apóstol Juan, en este capítulo tenemos la maravillosa narración
de la curación del ciego de nacimiento, con el interrogatorio subsiguiente por
parte de los fariseos, y el reproche que, al final, lanza Jesús contra éstos.
El milagro es la mejor ilustración de la verdad de 8:12, pues era señal de
que Jesús es la luz del mundo.
Juan comienza la narración diciéndonos que Jesús y los
discípulos pasaron por un lugar, no
especifica cual, a la puerta del templo, a las afueras de la ciudad, en algún
pórtico en particular, no da ningún dato específico, pero como ya lo
entendimos, si no lo hace es porque simplemente para DIOS no es importante y
por lo tanto para nosotros tampoco, no podemos hablar donde DIOS guarda
silencio.
Tampoco menciona el tiempo exacto, así que lo único
que podemos concluir es que fue entre los días posteriores a que terminó la fiesta
de los tabernáculos, nuestro mes de octubre y antes de empezar la fiesta de la Dedicación
Juan 10:22 en nuestro diciembre.
Otro dato que tampoco nos revela Juan es como se
enteraron Jesús y sus discípulos que este hombre era ciego de nacimiento, tal
vez ocurrió lo mismo que con el paralitico de Betesda en el capítulo 5,
simplemente era del dominio público.
En el versículo 2 vemos la pregunta de que sus
discípulos le hicieron: Rabí, ¿quién
pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?
Lo primero que podemos observar de este corto dialogo,
es que, para los discípulos, el ciego era un rompecabezas teológico, ellos lamentablemente estaban más interesados
en saber la condición teológica detrás de su condición física, la compasión que
el Señor Jesús había mostrado ya en muchas ocasiones delante de ellos aún no surtía
mucho efecto.
En lugar de ser una extensión de la misericordia de
Cristo, los discípulos estaban siendo indiscretos, poco amorosos e
innecesariamente curiosos. Este es un ejemplo más que claro que la sana
doctrina esta llamada a ir acompañada de la sana manera de vivir y de la sana
manera de sentir en Cristo.
Ortodoxia, ortopraxis y ortopatía, la doctrina
correcta, la vida correcta y los sentimientos correctos, todo en Cristo, de lo
contrario seremos solo personas con un gran conocimiento académico, teológico,
doctrinal, pero tal como en la visión del profeta Ezequiel, solo huesos secos, sin
vida.
Los discípulos estaban razonando más o menos así:
·
Detrás de todo problema o enfermedad hay un pecado.
·
Generalmente el pecado es del que tiene el problema o
enfermedad.
·
Pero este hombre nació así, por lo tanto, no es su
pecado.
·
Entonces la unica alternativa posible es que el pecado
es de sus padres.
·
Pero esto no sería un acto justo de DIOS.
·
Hay otra alternativa, tal vez este hombre pecó en el
vientre de su madre.
¿Cómo podían pensar de esta forma? ¿Qué un bebe peca
en el vientre de su madre? Es porque con base en el texto de Génesis 25:22-26, los rabinos judíos
llegaron a la conclusión de que Esaú había tratado de matar a Jacob en el
vientre de su madre.
El apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo toma
este texto miles de años después y nos muestra que en realidad se refiere a la
elección incondicional de los que han de ser salvos. Romanos 9:8-13.
Hay algunas enseñanzas judías, que afirman que cuando
Rebeca pasaba por un lugar donde se adoraba a DIOS entonces Jacob quería salir,
y que cuando pasaba por un lugar de idolatría, era Esaú quien quería salir del
vientre.
Si nos parece que son enseñanzas poco ortodoxas con
respecto a la Verdad de la Escritura, pues lamentablemente no son las peores
enseñanzas al respecto, hay quienes en la actualidad utilizan este texto
totalmente fuera de su contexto para afirmar que existen las cadenas o maldiciones generacionales.
Según el neo pentecostalismo, una maldición
generacional es el pago por el pecado que DIOS establece sobre la vida de una
persona y sus descendientes, es la manifestación de pecados que cometieron
nuestros antepasados.
Según esta mala enseñanza la forma de pasar la
maldición a las siguientes generaciones es por medio de la
herencia genética, así como heredamos nuestros rasgos físicos (ojos, cabello,
nariz, etc.) también heredamos las maldiciones que hemos acarreado en nuestras
vidas de pecados.
Toman situaciones que la experiencia en la vida diaria
nos presenta para reforzar sus herejías, por ejemplo, familias en las que los abuelos, los padres, los hijos, los nietos, etc.
sufren de:
·
Alcoholismo.
·
Adulterio.
·
Diabetes.
·
Cáncer.
·
Tabaquismo.
·
Divorcio.
·
Desintegración familiar.
·
Abuso sexual.
·
Pobreza.
·
Accidentes fuertes.
·
Esterilidad.
·
Suicidio.
·
Etc.
Algunos como Guillermo Mal-donado afirman que
hasta hay maldiciones auto impuestas, pues como en nuestra boca hay poder, si
hablamos cosas malas, negativas, de muerte, pobreza, enfermedad, etc. estás
cosas llegan a nuestra vida y las vamos heredando o maldiciendo a nuestros
hijos.
¿Por qué son heréticas las enseñanzas de las
maldiciones generacionales? ¿Cómo explicar entonces que haya patrones de vida
en padres, hijos, nietos, etc.?
En primer lugar, sobre todo para aquellos que
somos hijos de DIOS somos libres del pago por el pecado, se llama Justificación la maldición por no
cumplir la ley cayó sobre Cristo en la cruz del calvario. Mateo 27:46. Gálatas 3:13.
Recientemente lo aprendimos en el estudio de Soteriología Bíblica, la Justificación
tiene 3 elementos, el perdón del pasado, la aceptación total en el presente y
una posición firme en el futuro, por lo tanto, no queda lugar alguno para que
un pecado cometido por un antepasado nuestro nos afecte al grado de recibir un
castigo de parte de DIOS.
DIOS, como lo hemos dicho anteriormente, NO castiga a sus hijos, los disciplina,
esto significa que el justo pago por nuestros malos actos no recae sobre
nosotros, su ira santa fue vaciada sobre Cristo, por eso es que su ira, su
justicia y su santidad están satisfechas, la disciplina es con el único fin de
que cambiemos nuestro caminar para que seamos más como Cristo.
Desde el A.T. se desmienten las ataduras
generacionales. Jeremías 31:29-34.
Ezequiel 18:2-4.
Quienes toman el ejemplo de Cam y Canaán, no
entienden el contexto real. Génesis
9:20-25. En este texto vemos que el hijo, en este caso Canaán pagó por el
pecado de su padre: Cam. Sin embargo, olvidan que fue Noé quien lo maldijo y no
DIOS en primer lugar, y si no maldijo a Cam es porque ni Noé ni nadie puede
maldecir a quien DIOS ha bendecido. Génesis
9:1. Este relato solo confirma más que aquellos que somos benditos, como
nosotros por estar en Cristo, no podemos al mismo tiempo ser malditos.
Por si acaso utilizan la cita de Éxodo 20:5 para tratar de sostener esta
malsana enseñanza, veamos su interpretación correcta: tercera y cuarta generación de los que me aborrecen significa que
si los hijos, los nietos, los bisnietos, etc. siguen los pasos idolatras de sus
antepasados vivirán las consecuencias: ser cortados del pueblo de DIOS.
De esta cita, más que respaldar la enseñanza
de las maldiciones generacionales en los hijos de DIOS, solo vemos la gran
importancia de educar en el temor de DIOS a nuestros hijos, pues es
precisamente de ahí de donde se desprende el motivo por el cual vemos una
generación tras otra en las familias viviendo el mismo mal:
·
Mala alimentación: enfermedades, además de
que genéticamente se nace propenso a contraer ciertos males.
·
Mal ejemplo: alcoholismo drogas, adulterio,
abandono de hogar, etc.
·
Imitar la mala administración, pereza, etc.
da como resultado la pobreza.
Hace tiempo estudiamos en un discipulado
titulado La Familia cimentada en Cristo que,
si nosotros no enseñamos con nuestro
ejemplo y con nuestras palabras a nuestros hijos a seguir a Cristo, el
mundo les va a enseñar a NO hacerlo.
No es la misma situación prevenir con nuestra
enseñanza que corregir con nuestra disciplina, pero si nuestros hijos solo
reciben mal ejemplo de nosotros como padres es lo que van a terminar por hacer:
·
Vicios, pecados desvergonzados.
·
Malas palabras, albures.
·
Pereza, desidia, indiferencia a los asuntos eternos.
·
Falta de compromiso en la iglesia.
·
Falta de entusiasmo para servir a DIOS.
Si nosotros somos tibios espiritualmente no podemos esperar que nuestros
hijos sean ardientes siervos del Señor.
Así que, si pasamos por alguna situación
difícil e nuestras vidas, dejemos de lado esas espurias enseñanzas que
tergiversan el carácter Justo de DIOS y descansemos en su Soberanía. Lucas 13:1-5. No es lo mismo que
transmitamos los efectos de los pecados a nuestras generaciones (o que lo
recibimos nosotros) a decir que estamos en maldición, eso es imposible si
estamos En Cristo. Romanos 8:1.
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