Nuestro Señor Jesús en su
inmenso amor, decide regresar a la región de Judea, a pesar de la actitud
temerosa de sus discípulos y de que seguramente sería recibido hostilmente por
los fariseos, aun así, él decide hacerlo porque ya era tiempo de ir a ver su
amigo Lázaro de Betania y a sus dos hermanas de este, Marta y María.
Al llegar cerca de la
aldea, la primera en salir a recibirlo es Marta, quien nos enseña una gran
lección de fe basada en la palabra, pues a pesar de que sus ojos veían la
realidad, su corazón estaba anclado en la Verdad: esta enfermedad no es para muerte.
Las palabras de Marta, que
literalmente fueron: Señor si hubieras
estado aquí mi hermano no habría muerto, nos muestran que su corazón se
aferró a la Palabra recibida de parte de Jesús, la cual ni siquiera escuchó en
persona, le fue traía por el mensajero.
Es bueno recordar
nuevamente, que este es un ejemplo más de los muchos que encontramos en la
biblia y que nos muestran el gran poder que la Palabra de DIOS tiene en sí
misma, nada es más vital que leer la Escritura a diario, meditar en ella, orar
con ella y hacerla real a nuestras vidas.
Nunca olvidemos que no
podemos decir que somos discípulos, mucho menos cristianos si la lectura y
meditación diaria de la Escritura no forma parte de nuestra vida, ¿Por dónde
comenzar? En lo personal siempre recomiendo que en el evangelio de Mateo hasta terminar el N.T. en el
libro de Apocalipsis y de ahí saltar
al primer libro de la Escritura Génesis hasta
llegar a Malaquías para volver a
repetir el ciclo tantas veces como nos sea posible.
El Señor Jesús le responde
a Marta dictándole el quinto de los siete Yo
Soy que encontramos en este evangelio, que le dice con respecto a la muerte de Lázaro: Yo Soy la resurrección y la vida, el que
cree en mí, aunque este muerto, vivirá, pero lo más impactante fue lo
certero de la pregunta de Jesús: ¿Crees esto?
Pregunta que hacemos
extensiva a cada uno de los presentes, a cada uno de los lectores, a cada uno
de los que escuchen de una u otra manera el mensaje del evangelio de nuestro
Señor Jesucristo:
·
¿Crees las palabras de Cristo?
·
¿Crees que aunque mueras, pasarás la eternidad a su
lado en vida Eterna?
·
¿Crees que su sacrificio y no tu justicia es lo que te
da acceso a la eternidad?
·
¿Crees que tu estilo de vida ofendía a DIOS solo por
ser pecador?
·
¿Crees que Cristo es el Hijo de DIOS?
·
¿Crees que murió en la Cruz para limpiar tus pecados?
·
¿Crees que él te ha hecho nacer de nuevo?
La respuesta de Marta deja
ver aún más la seguridad de su fe, Le
dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has
venido al mundo. Una fe basada en la palabra de Cristo y no simplemente en
emociones pasajeras.
Lo siguiente que nos cuenta
el apóstol Juan es el encuentro de Jesús ahora, con María: 28 Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en
secreto: El Maestro está aquí y te llama. 29 Ella, cuando lo oyó, se levantó de
prisa y vino a él.
Una vez que Marta hizo su
gloriosa confesión de fe en Jesús, entra de nuevo a su casa, donde se hacía el
duelo por su hermano fallecido. Podemos imaginárnosla entrando y susurrando a
su hermana, María la llegada de Jesús.
¿Por qué llamó a María en
secreto? ¿Fue porque no quería que los judíos, específicamente los hostiles, supieran
que Jesús estaba cerca? ¿Tenía miedo, quizás, de que pudiera suscitarse
controversia entre Jesús y los judíos, y deseaba darle también a María la oportunidad
de conversar con el Maestro en privado? Es posible.
La razón por qué llamó a
María fue, además de lo anterior, que Jesús le había pedido que lo hiciera así,
sin levantar revuelo. Esta es, sin duda, la explicación más natural de las
palabras: el Maestro está aquí y te llama.
Cuando María oyó esto se
puso de pie para salir apresuradamente de la casa. Se dirigía a Jesús. Este
todavía no había entrado en el pueblo mismo sino que estaba aún en el lugar
donde Marta lo encontró. 30 Jesús
todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta
le había encontrado.
Los comentaristas sugieren
varias razones posibles para explicar el hecho de que Jesús permaneciera ahí
incluso después de su conversación con Marta. Una razón que se sugiere es que
quiso dar a María la misma oportunidad de una entrevista privada que había
disfrutado su hermana.
O talvez, y es lo más
probable, el lugar donde se encontró con ellas estaba más cercano al sepulcro
de Lázaro, y la tarea primera del Señor era con él, por ello decide no perder
tiempo yendo a la casa, esto explica fácilmente por qué Jesús, que no tenía nada
que hacer en la casa sino en la tumba, permaneció donde estaba esperando a
María.
En el siguiente versículo
Juan nos dice: 31 Entonces los judíos
que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había
levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí.
Recordemos, que por la
cercanía de la aldea de Betania con Jerusalén, 3 kilómetros solamente, es que
muchos de los judíos, en específico de los fariseos estaban presentes en la
casa de Marta y María para acompañarlas en su duelo.
Todo indica que María era
la más emotiva de las dos hermanas, lo entendemos por su reacción primera la
ver a Jesús: tirarse a sus pies.
Este sentimentalismo es el
que explica en motivo por el cual salió de forma abrupta, sin avisar a nadie a
donde se dirigía, y el salir así es lo que seguramente hizo pensar a los
judíos, que en medio de su dolor, se dirigía al sepulcro a seguirse doliendo
por su la muerte de su hermano.
Algo que debemos tener en
cuenta es que esta decisión de parte de los judíos, de seguir a María hasta la
tumba, estaba en el plan de Dios, quería que los judíos vieran el milagro.
Lo siguiente que leemos es 32 María, cuando llegó a donde estaba
Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado
aquí, no habría muerto mi hermano. 33 Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en
espíritu y se conmovió.
Cuando María vio a Jesús,
de inmediato se rindió a sus pies a llorar, es así, en esta actitud de
reverencia y adoración que repita las mismas palabras que su hermana Marta: Señor, si hubieses estado aquí mi hermano
no habría muerto. Una vez más vemos el poder de la Palabra de DIOS, la
cual, al igual que con Marta se interiorizo en lo más profundo del corazón de
María y conservo la fe y en su caso, la paciencia intactas.
Nuevamente vemos la armonía
en la Escritura, pues al igual que el relato de Lucas 10:38-42 vemos una vez más a María postrada a los pies de su Señor.
Pero cuando Jesús vio a
María y a muchos de los judíos que iban a creer en él, llorando amargamente por
la muerte de Lázaro, nos dice su íntimo amigo, el apóstol Juan que el Señor se
conmovió y se estremeció en espíritu.
La palabra que usó Juan para
conmover es embrimaomai (ἐμβριμάομαι, G1690), cuya traducción más exacta es
indignarse profundamente, suspirar con
disgusto, bufar con ira como los caballos.
Ciertamente antes de sentir
dolor y pena por la situación de sus amigos y por el dolor mostrado por los
judíos a su al rededor, el Señor primero se indignó profundamente, al grado de
resoplar de ira, la pregunta es ¿Por qué? No fue por la situación mencionada,
él mismo llora juntamente con María, Marta y los demás.
¿Entonces porque? La respuesta
más citada por los teólogos a lo largo de la historia es que su fuerte
indignación fue en contra de los estragos del pecado, que fue y es la causa de
esta y todas las muertes y enfermedades, su indignación fue en contra del
dolor, el sufrimiento, los estragos que el pecado causa en los seres humanos. Algo
parecido a lo que narra Mateo 23:37.
Indignado con el pecado
como raíz de todo sufrimiento y pesar, pero también haciendo suyo el dolor de
los que están junto a él, Jesús, conmovido profundamente en el espíritu y visiblemente
agitado, dijo: ¿Dónde le pusisteis?
Aunque hubiera podido pedir
información de varias maneras utilizó aquí el método más humano, fue muy
sensible con la situación, su empatía fue esplendida, les preguntó a los que estaban
junto a él. Estos que quizá eran de los que estaban más favorablemente
inclinados hacia él, respondieron, Señor ven y ve.
El siguiente versículo nos
llevará al cenit de nuestro sermón: 35
Jesús lloró. No solo es el versículo más corto de la Biblia, sino que también
es uno de los más profundos en cuanto a la persona y el plan de Cristo para con
nosotros.
Vamos por partes,
primeramente, estas lágrimas nos demuestran la verdadera humanidad de Jesús,
100% DIOS y al mismo tiempo 100% un ser humano, prueba de ello es el hecho de
que derramo lágrimas de tristeza. Cabe resaltar que el verbo usado por Juan dakruo
(δακρύω, G1145) solo se usa en esta ocasión en toda la Escritura.
Pero recordemos que el
Señor resopló indignado, al ver los
estragos del pecado en la vida de los seres humanos, su hermosa creación estaba
siendo destruida por el peor de los males que nos aqueja: el pecado.
Es el pecado el causante de
todos los males de la humanidad, el egocentrismo que es la característica
principal del pecado ha llevado a la humanidad a:
·
Ser orgullosa.
·
A ser indiferente al dolor
ajeno.
·
Pelear Guerras.
·
Sufrir Enfermedades.
·
Padecer los dolores de la
Muerte.
·
A la Destrucción.
·
Y a millares de millares al
infierno.
Si a la indignación que el
Señor pasó, le sumamos sus lágrimas derramadas por la tristeza que le causó el
dolor de Marta, María y los judíos, entonces podemos darnos cuenta que al Señor
le importa y mucho nuestra situación espiritual y emocional.
Personalmente estoy en
contra, porque no es algo que la Escritura muestre, de hacer del hombre el
centro de atención, el antropocentrismo, hace cada vez más estragos en las
congregaciones, no pocos cristianos al rededor del mundo van a sus iglesias los
domingos con la muy equivocada idea de que se trata de ellos y están esperando
un culto que los llene a ellos.
Esperan de sus líderes en
el púlpito:
·
Consejos para dejar de ser
pobres.
·
Ayuda en su matrimonio.
·
Pasos a seguir para
prosperar.
·
Sanidades, milagros,
prodigios que levanten sus vidas.
·
Profecías donde se les
augure cosas buenas.
·
Métodos para sacar a sus
hijos de problemas.
·
Lecciones de cómo ser
buenos empresarios.
·
En pocas palabras como mejorar sus vidas.
No por nada Paul Walsher
dice que el domingo es el día en que mayor idolatría hay en el mundo, pues a
pesar de asistir a iglesias supuestamente cristianas, los cristianos vamos
adorándonos a nosotros mismos en lugar de a DIOS, hacemos del servicio una
servicio a nosotros y no al Señor que nos redimió.
Pero esto NO significa que
DIOS no esté preocupado por nuestro porvenir, no significa que le da igual como
educamos a nuestros hijos, como va nuestro matrimonio, como van nuestras
finanzas, etc.
Blaise Pascal, científico y filósofo
cristiano, decía que en el corazón de cada hombre hay un hueco que no puede ser
llenado por las cosas creadas, solamente lo llena el Creador por medio de
Jesucristo. Es por eso que muchos
buscamos en los lugares más equivocados: alcohol, drogas, amor, trabajo, etc.
Pero solo DIOS por medio de Jesucristo hace al ser humano sentirse pleno y
completamente realizado.
El problema viene
cuando nuestras vidas espiritual y emocionalmente las guiamos por el camino del
Hedonismo, el cual es la
tendencia al placer como el sumo bien del ser humano, y lamentablemente en las
iglesias cristianas estamos atestados de cristianos
hedonistas desde tiempos del N.T. Judas 19.
En lugar de guiar
nuestras vidas para la gloria de DIOS preferimos
el camino que mejor nos satisface a nosotros, no pensamos en que es lo que DIOS
dice en su palabra, pensamos en lo que a nosotros nos hace felices, no nos
importa violar sus leyes con tal de satisfacer nuestra carne, no tomamos en
cuenta o simplemente desechamos la voluntad expresada de DIOS para seguir
nuestro propio beneficio.
·
Yo vivo a mi
manera.
·
A mí no me van a
decir cómo hacer las cosas.
·
Si sé que es
pecado, pero DIOS me va a perdonar.
·
Tal vez ofendo a
DIOS pero hay otros que lo ofenden más.
·
No soy religioso
por eso vivo libremente.
·
No soy hipócrita,
por eso hago lo que quiero.
·
Si sé que es
pecado, pero no quiero dejarlo, me agrada mucho hacerlo.
Son algunas de las
freses favoritas de los cristianos
hedonistas para tratar de justificar su egocéntrico comportamiento, algunos
en su afán de ser felices desprecian lo que DIOS dice y lo cambian por la
psicología divorciada de DIOS o por frases motivacionales baratas de superación
personal.
Un verdadero
discípulo, que descansa en Cristo: ama lo que él ama, desea lo que él desea,
detesta lo que él detesta, anhela lo que él anhela, pero para los hedonistas cristianos eso queda en
segundo plano, pues en su egocentrismo no buscan más que sus propios anhelos
sean satisfechos, sin importar si caen en pecado o que el Nombre del Señor sea
blasfemado, es por ello que es vital la membresía en las iglesias.
Dejemos de pensar
egoístamente, dejemos el hedonismo y busquemos desesperadamente el descansar en
Cristo, a él le importa y mucho nuestra situación, pero no significa que eso
nos convierte en el centro de todo, este relato nos da la clave: nuestro mayor
problema no es que no somos felices nuestro
mayor problema es el pecado.
Estamos tan
habituados al pecado, que no queremos dejarlo, y los estragos a nuestras vidas,
las consecuencias siempre llegarán, tarde o temprano cosecharemos lo que hemos
sembrado, por ello es que el hedonismo no es el camino correcto, además
obviamente de que no glorifica a DIOS.
Cristo no murió en
una cruz para que nosotros la pasemos de
lujo en la vida, él murió para resolver nuestro real y grave problema: el
pecado, y mientras más rápido lo entendamos y lo agradezcamos más rápido
dejaremos de vivir creyendo que somos el centro del universo y cederemos ese
lugar a quien realmente lo merecer: nuestro Señor y Creador Jesucristo.
Cristo esta la
pendiente de nuestras vidas hoy en día como lo estuvo de las de Marta y María
hace 2000 años, y se duele al igual cada vez que los estragos del pecado
acechan nuestras vidas en forma de:
·
Rechazo.
·
Separación de un
ser amado.
·
Enfermedades.
·
Temores.
·
Culpa.
·
Depresión.
·
Angustia.
·
Persecución.
·
Incertidumbre.
·
Ofensas personales.
·
Orgullo.
·
Falta de
comprensión y amor.
·
Muerte.
·
Etc.
Solo que su plan no
es darnos algo mejor en términos
humanos como lo manejan muchos predicadores, que antropocéntricamente dicen que
si DIOS te quita algo es porque te va a
dar algo mejor, su Plan es que por medio de todas estas y muchas más
situaciones seamos más como Cristo, él es el fin supremo del ser humano, ser
como Cristo es el propósito central de nuestras vidas no el placer de ser felices.
Me atrevo a decir
que si tu propósito en la vida no es Ser
como Cristo, entonces de una u otra manera eres un hedonista que
solo ve a cristo como el medio para satisfacer sus placeres sensuales, pero
recordemos que los sensuales no
tienen el Espíritu, no son salvos, y esa es la peor de las tragedias en la cual
podemos caer, ganar el mundo pero perder el alma. Mateo 16:26.
Terminaremos por hoy con lo
dicho en los versos: 36 Dijeron entonces
los judíos: Mirad cómo le amaba. 37 Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste,
que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?
Los judíos interpretaron en
forma más bien limitada estas lágrimas de Jesús, como si sólo las hubiera
derramado por dolor ante la muerte de Lázaro y no, al mismo tiempo como lo
indica claramente el contexto, por empatía y preocupación genuina por las
lágrimas de otros.
Entre los judíos había
quienes iban a aceptar a Cristo por fe Los judíos, se conmovieron profundamente
ante el amor de Cristo, al igual que un poco después van a sentirse
profundamente impresionados ante su poder. En su exclamación se refieren al tierno afecto
de Jesús por Lázaro.
Pero para ellos el problema
ya no tenía solución, después de todo, Lázaro estaba muerto. Pero, ¿por qué
Jesús no había impedido su muerte? Algunos le preguntaron con espíritu crítico,
otros por simple perplejidad: ¿Acaso el
que había abierto los ojos al ciego (el último gran milagro en Jerusalén,
acerca del cual todavía hablaba la gente: véase sobre capítulo 9) no hubiera
podido también impedir que este hombre muriera?
Parece que las noticias de
la resurrección de la hija de Jairo y del hijo de la viuda no habían llegado a
Jerusalén, o, en caso contrario, esta muerte era totalmente diferente: Ya estaba
en el cuarto día. El caso no tenía remedio según ellos. Nada más alejado de la
verdad como lo veremos en la próxima semana.