El día de hoy comenzamos con el décimo primer capítulo del
evangelio de Juan, y nuevamente nos encontramos con una narración exclusiva de
este libro, pero no solo eso, sino que es un acontecimiento de suma importancia
puesto que es el punto de inflexión en la decisión de dar muerte al señor
Jesús.
De nuestro estudio de cristología, entendimos que los
evangelios son eso: evangelios, la narrativa de las buenas noticias pregonadas
en la persona y obra de Jesucristo, no son una biografía, hay muchos detalles
que no nos aclaran, como la infancia y adolescencia de Jesús, pero como ya lo
hemos entendido, sino son relevantes para DIOS
entonces no son relevantes para nosotros.
Sin embargo, este acontecimiento narrado en el
capítulo 11, tiene una relevancia tremenda, a partir de este punto, el
evangelio de Juan toma un rumbo totalmente distinto a como se venía
presentando.
Juan comienza el relato hablándonos acerca de 3
hermanos: Lázaro, Martha y María. 1
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de
Marta su hermana. 2
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con
perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.)
·
¿Quiénes
eran Lázaro, Martha y María?
En primer lugar no confundamos a él Lázaro de este
relato, con el Lázaro de la parábola dictada por Jesús en Lucas 16, son personas totalmente distintas, el que nos relata Juan
es conocido como Lázaro de Betania su
nombre es una abreviatura de Eleazar que significa DIOS ha ayudado, la íntima
amistad que tenía con Jesús hace pensar a muchos eruditos bíblicos que la casa
de Lázaro en Betania le servía como base de operaciones al Señor Jesús durante
sus visitas a Jerusalén y de ahí fue que se desarrolló dicha amistad.
Casi todo lo que se sabe de este personaje lo
encontramos en este evangelio y específicamente en este capítulo, por lo tanto
aventurarnos a decir más acerca de Lázaro de Betania (como que es el joven de Marcos 10:17-22) es delicado por ser
simples especulaciones.
Martha y María son las famosas hermanas de Lázaro de
Betania, citadas en Lucas 10:38-42.
Marta es un nombre arameo que significa dama o señora, sabemos que tenía
suficiente confianza con Jesús como para ir a quejarse con Él acerca del
comportamiento de su hermana, lo que nos deja ver que también era amiga íntima
del Señor.
Por último, María que es la forma griega de Miriam que
significa la que ama, la amada del Señor, la que es amada. Al igual que su
hermano Lázaro, no debemos de confundirla, ni con María la madre de Jesús ni
con María Magdalena de quien echó fuera el Señor 7 demonios. María de Betania era sin duda seguidora
cercana de Jesús, pues como lo vimos, cuando Jesús llegó a su casa ella dejo
todo lo que estaba haciendo por sentarse a sus pies, sabemos que era tal su
acercamiento que fue ella quien ungió los pies del Señor con perfume.
Fueron ella, María y además Martha quienes mandaron el
mensaje de su hermano enfermo a Jesús. 3
Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas
está enfermo.
Como la condición de Lázaro se volvía cada día más
grave, las hermanas deseaban ardientemente que Jesús, el amigo íntimo, y el
gran sanador, estuviera presente. Se sienten seguras de que con él presente su
hermano sería curado, y no moriría.
Cuando conoces profunda e íntimamente a una persona,
entonces puedes confiar de igual manera en él, María y Martha no solo conocían
a Jesús de dicho, por los rumores y chismes de la gente, ellas lo habían tenido
en casa, posiblemente más de una ocasión, se habían sentado a sus pies, lo
habían servido una y otra vez, lo habían visto en persona obrar milagros de sanidad
en varias ocasiones, es por ello que confiaban totalmente en Jesús, a su lado
estaban seguras que nada malo podría pasarles ni a ellas ni a su hermano
enfermo, casi moribundo.
La pregunta para reflexionar el día de hoy es ¿Qué
tanto confiamos en el Señor Jesús? El nivel de confianza que le tenemos
es directamente proporcional al nivel de intimidad que tengamos con Él, es
imposible confiar en alguien a quien ni siquiera conocemos un poco, muchas
veces estamos como Job antes de la prueba de su vida. Job 42:5.
Por ello es que no dejaremos de insistir en que cada
uno de nosotros tengamos una relación diaria de intimidad con Cristo, no basta
con solo un par de horas a la semana, ni para los que asistimos los miércoles
también, es vital que nuestra intimidad sea constante, permanente, continua,
tal como la describe Darío. Daniel 6:20.
Si crees que la confianza en Cristo va a llegar como
por arte de magia estás muy
equivocado, solo llegara cuando conozcamos más íntimamente a nuestro Señor y
para ello Él utiliza 3 medios principalmente:
·
Su Palabra.
·
La oración.
·
Las pruebas.
¿De qué forma deseas conocerle tú? ¿Orando y leyendo,
o en medio de la prueba y tribulación?
María y Martha lo conocían a la perfección, por eso su
fuerte confianza, podemos imaginarlas diciendo una y otra vez, ¡Qué bueno sería que Jesús estuviera aquí! Con
esta forma de pensar es totalmente natural que enviaran un mensajero a Jesús.
No sabemos cuánto tiempo le llevó llegar a su destino.
Si quizá le llevó bastante tiempo, posiblemente tres días, ciertamente no menos
de dos si viajó rápidamente. El mensaje que las hermanas enviaron fue muy hermoso:
·
Señor.
A pesar de la gran intimidad y acercamiento, no
dejaban de lado la formalidad de reconocer el Señorío de Cristo, sí, era su
amigo, sí, era su íntimo, sí, muchas veces se quedó en su casa, pero también
sí, Jesús merece todo el respeto que la palabra Kurios o Señor denotaba en esa época y aun el actual.
·
Escúchanos.
He aquí era otra manera de decir: por favor, escúchame, nos
muestra que el clamor era intenso por parte de ellas, no solo una simple
petición, sino una apremiante súplica.
·
El
que amas está enfermo. La súplica no está basada en el amor de Lázaro por
Jesús o en el amor de ellas por Jesús, sino en el amor de Jesús por Lázaro, Saben
que en el corazón de Jesús hay un afecto cálido y personal por Lázaro. Nuevamente
nos damos cuenta que lo conocían muy bien, conocían que Su Amor es
Incondicional, pues ni siquiera le instan a que vaya a verlo o a que lo sane,
se lo dejan todo a Él, lo dejan todo en sus manos o mejor dicho descansan en su
corazón amoroso.
La respuesta de Jesús es la siguiente: 4 Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no
es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea
glorificado por ella.
La respuesta que da Jesús indica que miraba más allá de
la muerte. Cuando dijo, Esta enfermedad
no es para muerte, no quiso decir, Lázaro
no va a morir, sino que La muerte no será
el resultado final de esta enfermedad, todavía había más, mucho más por
suceder en torno a la situación.
La culminación será para la gloria de Dios, que no es lo mismo que La Gloria de DIOS, la primera, es cuando un acontecimiento,
cualquiera que este sea: enfermedad, prosperidad, muerte, nacimiento, etc. DIOS
manifiesta Su amor, Poder, Sabiduría y bondad, de una forma tal, que los
hombres podemos verlos claramente y proclamar en agradecimiento dichos
atributos.
La segunda, La
Gloria de DIOS, teológicamente hablando es la suma de todos sus atributos,
en el A.T. la llamada Shekinah o Nube
de la Gloria, donde los Israelitas permanecieron 40 años, sin que sus vestidos
ni su calzado se desgastará, pues estaban inmersos en la manifestación palpable
de los Atributos Divinos en todo su esplendor.
Jesús es muy claro, les dice a los mensajeros que la
situación será para que DIOS sea glorificado grandemente, es decir, las cosas
sucederán de tal modo, que todos podrán contemplar el amor, poder, sabiduría y
bondad del Creador y lo proclamarán con agradecimiento y gozo.
Pero también añada que El Hijo de DIOS (Él mismo) será glorificado también. Y a fin de que
esta gloria pueda brillar con más esplendor, Lázaro debe primero morir. La
enfermedad es en interés de la gloria de Dios. Cuando Jesús dice, Esta enfermedad no es para muerte,
parecería que está siendo un poco indiferente con Lázaro todavía no había
muerto. Pero cuando agrega, Es para la
gloria de Dios, resulta evidente que ya sabía con exactitud lo que iba a
suceder: que Lázaro moriría y que él lo resucitaría.
Si suponemos un intervalo de por lo menos dos días o
hasta probablemente tres, entre la entrega del mensaje: el que amas está enfermo y el regreso del mensajero a la casa de María
y Marta, entonces, con toda probabilidad, Lázaro ya había muerto cuando se completó
el viaje de ida y regreso.
Pero en medio de la tristeza más profunda de las hermanas,
las palabras del Señor, que el mensajero les trajo a su regreso, seguirían resonando
en sus oídos: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para
que el Hijo de Dios sea glorificado por medio de ella.
Un mal que los seres humanos tenemos, y que abordamos
la semana pasada, es que tendemos a querer ser dioses, aun entre los mismos cristianos, genuinos creyentes, pero
inmaduros todavía en su dependencia de la Gracia y la Voluntad divina, creemos
que sabemos
más que DIOS, por ello es que seguimos con la nefasta actitud de
creernos dioses, pues en nuestra inmadurez, creemos que:
·
DIOS se retrasa en actuar.
·
DIOS debería de hacer las cosas de otra manera.
·
Que Él no tiene el control.
·
Que ha llegado tarde.
·
Que no puede hacer nada al respecto.
·
Etc.
Estos además de ser pensamientos inmaduros, son
tendencias de un fuerte egocentrismo, casi al grado de creer que sabemos más de
lo que DIOS sabe, que podemos tomar mejores decisiones, que somos mejores que
Él para manejar nuestras vidas. Estamos sumamente alejados de la correcta
actitud que tomaron María y Martha, quienes no dudaron ni un momento en que
Jesús sabía perfectamente lo que hacía.
Esta paciencia, no es más el fruto de su cercana
relación que tenían con Él, no solo confiaban plenamente en Jesús, esa confianza
produjo el fruto de la paciencia, cuando estudiamos el Fruto del Espíritu aprendimos que la paciencia tiene que ver con la forma en que esperamos en DIOS más
que el tiempo que lo hacemos.
De hecho, el no conocer a DIOS como realmente es él,
como la biblia lo describe, ha provocado que los cristianos sean impacientes,
al grado de querer ordenarle a DIOS para que sus circunstancias cambien,
declarando, decretando o estableciendo, olvidan que el que manda en el universo
y lo tiene todo específicamente planeado para Su propia Gloria ES SOLAMENTE
DIOS.
El apóstol Juan nos dice en los versos: 5 Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a
Lázaro. 6 Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el
lugar donde estaba.
Esta afirmación, lo que hace es recalcar aún más, no
solo la soberanía de nuestro Señor, sino su amor en esa Soberanía, la palabra
que usa Juan es agapao de la misma raíz de donde proviene ágape que como sabemos
significa amor incondicional.
Jesús no se demoraba en ir porque no le importaran Lázaro y sus hermanas, al contrario, Juan nos dice
que los amaba profunda e incondicionalmente, y aun así decidió retrasar a
propósito su llegada, una vez más vemos que los planes de DIOS son perfectos y
basados en su infinito amor, aunque nosotros
no los entendamos.
El primer pensamiento que se nos viene a la mente es
que si les amaba, entonces tendría que haber partido de inmediato a verlas,
para ayudarles o en definitiva para sanar a su amigo Lázaro, pero no fue así,
por el contrario, tardó todavía 2 días más en partir a verlos, lo cual solo nos
deja sorprendidos de la gran sabiduría del Señor.
¿Por qué fue sabia su decisión? Porque el fin de todo
este asunto, como lo dijo en el versículo 4 es que DIOS fuera reconocido y grandemente glorificado,
al mismo tiempo, que la fe de sus amigos y de sus discípulos fuera fortalecida.
¿Cuál era el mejor medio para lograr este fin? ¿Sanar un enfermo o resucitar a
un muerto?
Por su puesto que el acto milagroso se resucitar un
muerto es mucho más efectivo para este propósito, por eso es que a pesar de que su amigo estaba
enfermo, el Señor esperó aun dos días más en salir a verlo, y de esta forma,
los dos días que espero sumados a los dos días de camino que como mínimo
tendría que recorrer, dan un total de 4 días, que son los que Lázaro había
permanecido en el sepulcro cuando Jesús llegó a verlo.
Puede que los caminos que el Señor toma a veces son
muy extraños para nuestra comprensión, pero nunca dejemos de creer que siempre
sus caminos son mejores que los nuestros.
No solo hizo las cosas para que DIOS fuera glorificado, también fortaleció la fe
de sus amigos y discípulos y además lo hizo lleno de un amor incondicional,
aunque a primera vista pareciera una demora tortuosa e innecesaria, en realidad
fue un acto lleno de amor, bondad y sabiduría.
Lo siguiente que nos narra Juan es la decisión de
Jesús y la reacción de sus discípulos a dicha decisión de los versículos 7 al
16. 7 Luego, después de esto, dijo a los
discípulos: Vamos a Judea otra vez. 8 Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora
procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? 9 Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de
este mundo; 10 pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él. Dicho
esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para
despertarle.12 Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará.13
Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del
reposar del sueño. 14 Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; 15 y
me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a
él. 16 Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también
nosotros, para que muramos con él.
Han pasado ya dos días desde que el mensajero llegó
con la noticia de la enfermedad de Lázaro de Betania, a estas alturas ya está
muerto, y entonces el Señor Jesús reúne a sus discípulos y les anuncia que
ahora si ya es tiempo de partir a verlo, pero se da un pequeño incidente que
nos deja entre ver dos situaciones.
El incidente es la renuencia de los discípulos de
regresar a Judea, donde apenas hace un poco de tiempo, los fariseos habían
intentado matar al Señor cuando Jesús sanó al ciego de nacimiento y dictó su
discurso acerca de la seguridad eterna de la salvación, el cual cerró
recalcando su divinidad: Yo y el Padre
uno somos.
El apóstol Juan no nos dice con exactitud cuál o mejor
dicho cuáles de los discípulos fueron,
pero en evangelio de Mateo 16:21-23 vemos
que en una situación muy similar fue Pedro quien de inmediato replicó.
La primer situación, es que los discípulos aún no
entendían nada en lo absoluto, aun no se daban cuenta de lo que tenía que
pasar, Pedro en el relato de Mateo por conveniencia y los demás en este relato
por miedo, pero rehuían del destino eterno que DIOS planeó entes de formar el
mundo: la muerte vicaria de Cristo.
En su inmadurez no entendían que el Señor tenía que
sufrir los dolores de la muerte en nuestro lugar, por eso es que les sorprendió
y no podían entender cómo es que Jesús quería regresar al lugar donde por poco
lo matan recientemente, tampoco entendieron la referencia a la muerte de lázaro
al decirles que dormía y cuando el Señor Jesús les aclara: Lázaro ha muerto, uno de sus discípulos, Tomás, sin entender lo que
Jesús decía, declara que quiere ir para que mueran también al lado de Jesús.
Tomás, que significa mellizo (nada se sabe sobre su
hermano o hermana melliza y no vamos a teorizar sin bases), estaba como Pedro, declarando
que iría hasta la muerte con el Señor, una vez más buenas y bonitas
intenciones, pero nada más. Mateo 26:33-35.
La respuesta del Señor al temor de sus discípulos de
regresar a Judea, deja ver su gran confianza en Su Padre, la metáfora del día y
la noche, cuando es de día y hay luz no se tropieza, pero cuando es de noche y
no hay luz es fácil tropezar, es una alusión a vivir en la voluntad del Padre.
Jesús camina, toma decisiones, vive en la voluntad del
Padre, eso es andar en la luz y de esa forma es imposible tropezar o que las
cosas salgan mal, Jesús estaba confiando que aún no ha llegado su hora, y por
lo tanto anda en la luz y no en las tinieblas.
Esta es la primera situación, que sus discípulos no
entendían aun el propósito eterno de la vida y ministerio terrenal del Señor
Jesús, no entendieron su metáfora acerca de la muerte de Lázaro y hablaron solo
llenos de emociones: vamos para morir
contigo, pero sin una verdadera convicción.
La segunda situación es de hecho, el cenit de nuestra
enseñanza de hoy. ¿Qué sacrificios estás
dispuesto a hacer por amor?
Si bien es cierto que Jesús sabía perfectamente que su
hora no había llegado aún, también es cierto que su presencia en Judea no sería
bien recibida, que no solo habría incomodidad sino hasta hostilidad por parte
de prácticamente todos los presentes, pues a excepción de las hermanas de
Lázaro y tal vez algún seguidores ocultos como Nicodemo, los fariseos ya se
habrían encardo de voltear a todos en su contra, si no por lo convincente de
sus argumentos, si bajo la amenaza constante de ser expulsados de la sinagoga
si lo reconocían como Mesías.
Aun así, bajo este desolar escenario, el Señor Jesús:
·
Por amor al Padre y a realizar Su voluntad.
·
Por amor a María y Marta para poder consolarlas.
·
Por amor a sus discípulos, para poder madurar su fe.
·
Por amor a Lázaro para poder resucitarle
·
Y por amor a todos los que estuvieran presentes, pues
al ver su gran milagro no pocos serían movidos en su corazón a creer en Él.
Tomó la firme decisión de partir a la región de Judea
y tomar cartas en el asunto. Que esto nos lleva ahora a reflexionar ¿Qué sacrificio estamos haciendo nosotros
por amor? 1ª Corintios 13:4.
Hay personas que creen que porque celan mucho a su esposo o esposa, los aman mucho, pero al momento
de hacer un sacrificio por él o ella no se dignan mover un solo dedo y
prefieren seguir como están.
En la vida matrimonial muchas veces es necesario hacer
sacrificios, no me refiero solo a cosas materiales, muchas veces, si en verdad
amamos, tendremos que sacrificar:
·
El orgullo.
·
La comodidad.
·
El tener la razón.
·
El pensar solo en tus deseos.
·
Nuestra libertad.
·
Nuestro tiempo.
·
Nuestro ego.
·
Etc.
Pero el amor en el matrimonio no es el único lugar
donde se hacen sacrificios, también por el amor en la familia, por el amor a los
hijos, por amor a nuestros amigos, por amor a nuestros hermanos en la fe, por amor
a nuestra congregación en general y especialmente por amor a nuestro Señor y
DIOS, si los amamos estaremos dispuesto a realizar sacrificios.
Sacrificios en la familia como:
·
Educar a nuestros hijos con nuestro ejemplo.
·
Proveer primeramente para los nuestros dejando
nuestros deseos en segundo o hasta en tercer lugar.
·
Sacrificar tiempo, dinero, esfuerzo por estar bien.
Sacrificios en la congregación como:
·
Llegar temprano al servicio.
·
Asistir a la oración entre semana si no tenemos
impedimento real.
·
Perdonar si nos han ofendido.
·
Entablar relación con todos no solo con los que nos caen bien.
·
Ser humildes en nuestro trato a los demás.
·
Aportar en todas las áreas: económicamente, nuestra
ayuda, nuestro tiempo.
·
Ser amables con todos.
·
Amar y aceptar incondicionalmente a nuestros hermanos.
·
Soportarnos
en amor como dice el apóstol Pablo a la iglesia en Colosas.
·
Tolerarnos en el proceso de madurez.
·
Cuidarnos y procurarnos unos a otros.
·
Arreglar cualquier malentendido entre hnos.
·
Etc.
¿Cómo sabemos hasta donde es prudente hacer
sacrificios por amor? Es sencillo el límite es no quebrantar la Palabra de
DIOS, no es válido por ejemplo, decir que por amor robamos un oso de peluche del súper, pues el hurto es pecado, por
lo tanto deja de ser una demostración de amor y se vuelve un pecado.
Obviamente el denigrarse uno mismo, el perder la
dignidad o el abandonar nuestras convicciones como cristianos (si me amas deja
de ir a la iglesia) tampoco son opciones válidas en la demostración del amor
incondicional.
Todo esto surge den magno ejemplo del Señor Jesús, que
por amor al Padre primordialmente, pero también por amor a Marta, María,
Lázaro, su discípulos y aún por amor a las personas presentes en Judea, regresó
al lugar donde mayor hostilidad a su persona había, pero si alguien sabe que
cualquier sacrificio es pequeño por amor, ese en nuestro Señor Jesús, que por amor al Padre y por puro amor, sufrió
la muerte de cruz, la mayor expresión de amor incondicional que exista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario