lunes, 15 de octubre de 2018

El Evangelio De Juan 96: El Amor Es El Sello De Los Discípulos. Juan 13:31-35.


Cuando el Señor Jesucristo terminó de lavarles los pies a los apóstoles, acto seguido les hace una gran exhortación para que comprendieran lo que estaba sucediendo, después de esto es que se da uno de los episodios más conmovedores en los evangelios, es cuando el Señor aún a pesar de saber quién y cómo iba a ser traicionado, de forma vil y despreciable, por uno que fue tratado como amigo, le da un trato de amor incomparable.

Todo se dio cuando el Señor, a la mesa en la conocido ultima cena, hace el anuncio ahora si ya abiertamente de que en medio de los doce hay uno que es un traidor y le va a entregar a sus enemigos, todos desconcertados en gran manera, llegaron a dudar hasta de ellos mismos y uno a uno le preguntan ¿Acaso seré yo Señor? Hasta llegar el turno de Judas que formula su pregunta hipócritamente, pues sabía perfectamente que era él: ¿Acaso seré yo Maestro?

El desconcierto y la incertidumbre fue tal, que Pedro le hizo señas a Juan que estaba recostado cerca del Señor Jesús, para que le preguntara de forma más cercana y personal ¿Quién habría de ser tan despreciable persona? A lo cual el Señor se limita a darle un señal: A quien yo de mi pan remojado en salsa de frutas y vinagre, ese es.

Vaya humildad, vaya ejemplo de amor el que nos relata Juan aquí, el mismo creador del universo, sabiendo perfectamente el complot maligno en su contra, trata al traidor con todo el peso de su amor:

·         No lo exhibe estrepitosamente, al contrario guarda que su salida no sea vergonzosa, a pesar que por su causa Jesús pasaría la mayor vergüenza: ser colgado de un madero.

·         No le reprocha, por el contrario, le da la oportunidad de mostrar arrepentimiento.

·         No le echa en cara nada, al contrario, lo deja meter su pan en su propio plato, le deja acercarse a él como amigo íntimo, como muchas veces antes la había hecho.

·         No lo fulmina en ese momento, sino que paradójicamente le da él mismo el pan mojado a comer, la señal de honor, amistad y amor más alta en un banquete, aún a pesar de que por su traición Jesús pasará por humillaciones y deshonras.

·         Por si fuera poco, le da el cargo de tesorero, para que pudiera saciar su avaricia y ambición y no caer en la desgracia de traicionarle.

Pero nada de esto le importo al traidor, estaba decidido, satanás ya había llenado su corazón, era demasiado tarde, eso lo sabe perfectamente Jesús, por ello es que le exhorta: lo que vayas a hacer, hazlo más pronto, palabras que fueron música en los oídos del traidor.
  
En los siguientes 5 versículos encontramos la siguiente indicación que les da el Señor Jesús, ahora no son ya 12 sino solamente 11, el grupo se redujo de la multitud, a un puñado de hombres, pero ese puñado de hombres débiles y sin poder, después de escuchar las palabras de Jesús, no volverían a ser los mismos y de hecho, trastornarían el mundo conocido en unos cuantos años, propagando el evangelio.

Lo siguiente que leemos es 31 Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él.

Con la salida de Judas del aposento alto, el destino siguió su curso, nunca hubo incertidumbre en cuanto al plan divino, plan que se decretó desde la eternidad pasada y que ahora, en el tiempo estaba a punto de llegar a su clímax en la Cruz de Cristo. Pero ahora, con la salida de Judas, la realización de este plan está legando a su etapa decisiva.

Cuando Jesús despidió a Judas con las palabras, Lo que haces, hazlo más pronto, no fueron solo por decir algo, al contrario, con ellas Jesús manifestó una vez más que estaba decidido a ir hasta el final cumpliendo la voluntad del Padre, aunque eso implicara entrar en la hora más oscura de su vida, la noche del alma le llaman algunos,

El Señor sabía que Judas había salido de la habitación con un propósito en mente, el cual era revelar a los dirigentes el paradero de Jesús y mostrarles cómo podían capturarlo. En pleno conocimiento de este hecho, el Maestro le acababa de decir a este endurecido pecador que procediera a hacer más rápido lo que estaba resuelto a hacer. Esto muestra que el Hijo deseaba obedecer la voluntad del Padre, y que deseaba manifestar su glorioso amor por los elegidos por medio del sufrimiento y la muerte por ellos.

Por medio de esta obediencia y este amor Jesús, como el Hijo del Hombre fue glorificado. Y También fue glorificado al pronunciar estas palabras dirigidas al traidor, pues manifestaron el sometimiento total a la voluntad de Su Padre.

Había visto que la tempestad se acercaba pero en lugar de eludirla, le había hecho frente, como un adre amoroso que hace todo por proteger a sus hijos, aun a costa de su propia vida, así también, y aún más, el Señor, al despedir a Judas, refleja gloria para sí mismo; porque al hacerlo permite que la tempestad, no de lluvia sino de ira, caiga sobre él, mientras protege a los suyos. Esta era su gloria.

Es precisamente ahora, en este mismo momento que parece indicar derrota, deshonor y desastre, que el Hijo del Hombre es en realidad glorificado. Y, debido a la intimidad  infinita que existe entre el Padre y él, Dios es glorificado en él. Los dos son inseparables. Al pensar en el sufrimiento de Cristo, no sabemos qué cosa admirar más: la entrega voluntaria del Hijo a una muerte tal por un pueblo tal, o la buena voluntad del Padre al entregar un Hijo tal a una muerte tal por un pueblo que en definitiva no lo merece.

En el siguiente verso leemos: 32 Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará.

Lo que había pasado en ese instante era una garantía de lo que iba a suceder en el futuro: Si Dios ha sido glorificado en la obediencia y sumisión total de Cristo, Dios también le glorificará en sí mismo, dándole como recompensa por su obediencia a los suyos, a sus elegidos, a nosotros, gracias Cristo.

Padre e Hijo se glorifican el uno al otro, porque, aunque son dos personas, ellos son uno en esencia. Por medio de la pasión, resurrección, ascensión, y coronación, Dios glorificará al Hijo en comunión íntima consigo mismo, de manera que la gloria del Hijo refleja gloria al Padre, y vice versa.

Ahora Jesús les dice: 33 Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir.

Sabiendo Jesús que en pocas horas terminaría la convivencia diaria con los discípulos y que jamás se reanudaría en forma terrenal, el Señor se dirige a ellos muy afectuosamente, con amor y ternura les dice hijitos. Este evangelio donde encontramos la palabra hijitos y solo son 2 veces, esta es la primero de ellas, la otra es cuando el Señor resucita. En el Nuevo Testamento la palabra es usada muchas veces por “el discípulo amado Juan, se ve que el impacto que causó en su corazón fue grande.

Al usar este término Jesús implica que los discípulos, aunque espiritualmente inmaduros, le son, sin embargo, muy queridos. En la fiesta de los Tabernáculos, medio año antes, Jesús había dicho a los judíos que estaría con ellos sólo un poco más. Los meses se han convertido en semanas; las semanas en días; los días en horas. Pues en unas pocas horas más la comunión diaria, física, entre el Maestro y sus discípulos cesará para siempre. Con su muerte Jesús irá al Padre.

Las esperanzas de los discípulos se marchitarán. Echarán de menos y mucho, la cercanía física. En este sentido es que lo buscarán, buscarán su presencia visible, y esto tanto después de su muerte como después de su ascensión. Hechos 1:11.

DIOS nos conceda tener el mismo anhelo por Jesús, buscarle incesantemente, sabiendo que físicamente aún no es el tiempo, pero que espiritualmente está tan cerca de nosotros como la distancia entre el suelo y nuestras rodillas, si no tiene el deseo intenso de estar con Cristo, pídeselo a DIOS y en su gracia y amor te lo concederá.

Los discípulos no sólo no podrán traer de nuevo a Jesús a la tierra, sino que no podrán ir al lugar donde él está: Adonde yo voy, vosotros no podéis ir. Va al Padre. No pueden ir al Padre, es decir, no hasta después, no hasta que mueran.

Si bien los discípulos ya no podrán regocijarse en la presencia visible de Jesús, sí seguirán disfrutando de la presencia visible mutua. Por esto, Jesús prosigue: 34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.

La palabra que usa Juan para mandamiento es entolé (ἐντολή, G1785) que significa una orden o mandamiento pero que también significa un encargo, un precepto. Un precepto es una instrucción superior.

Más que agregar el mitzvotz 614, Jesús estaba diciendo a sus discípulos que les iba a dar una instrucción superior: amarse unos a otros. 1ª Corintios 12:31-13:1.

El amor a Dios y el amor al prójimo son el resumen de la ley. Marcos 12:29-31. Pero hay algo nuevo en este precepto que se promulga aquí, resulta evidente por el hecho de que Jesús exhorta fuerte y directamente a que sus discípulos se amen unos a otros como él los amó:

·         Se humilló al encarnarse.
·         Les lavó los pies a pesar de ser el Señor y Maestro de ellos.
·         Les proveyó todo lo necesario durante 3 años y medio.
·         Les enseño el evangelio del reino.
·         Les puso el ejemplo con Judas el traidor: no lo exhibió, le dio numerosas oportunidades, lo dejó meter el pan en su plato y hasta el mismo le dio un bocado remojado de su propia mano.
·         Y faltaba el mayor de todos: la Cruz del calvario.

Su ejemplo de amor constante y abnegado es el modelo de la actitud y relación entre estos y todos los discípulos del Señor Jesús. Ya que la obediencia voluntaria de este precepto es de importancia vital para el bienestar espiritual de los discípulos y, de hecho, de toda la iglesia, y dado que su propio corazón está lleno de amor, Jesús repite este precepto. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

El sello de los verdaderos discípulos de Cristo no es:

·         Los dones.
·         La unción.
·         El conocimiento.
·         La teología.
·         Los logros en el ministerio.
·         Los años de cristiano.
·         La sana doctrina por si sola.

El sello distintivo de un genuino discípulo es el amor como el de Cristo, puro, abnegado, desinteresado e incondicional.



En todas partes, y en especial en estos tiempos de depravación y egocentrismo, el amor como el de Cristo es cada vez más escaso, lo podemos ver en el trabajo, personas tirándose grilla unas a otras por un mejor puesto, en las escuelas pasa lo mismo, jóvenes que rechazan a otros jóvenes por ser diferentes, el llamado Bullyng es algo grotesco.
Aún dentro de las familias hay muchas veces problemas y no pequeños por la falta de amor incondicional, el egocentrismo del ser humano le hace que busque solo su propio bien, pero no el de los que lo rodean.

Y Si al venir a la iglesia, las personas se encuentran con lo mismo es porque no estamos entendiendo nada de la sana doctrina, cada quien, viendo por su propio bienestar, con problemas entre hermanos, pero sin el anhelo de arreglarlos pacíficamente, con chismes, criticando las vidas no la doctrina, dimes y diretes, conspiraciones y grilla, lo mismo que en el trabajo, la escuela, la calle, la familia, solo viendo por nuestros deseos egocéntricos, quiere decir que aún no podemos ser considerados discípulos de Cristo.

Hace tiempo que entendimos que Pasaremos La Eternidad Al Lado De Nuestros Hermanos En Cristo, Por Eso Es Tan Importante Que Los Empecemos A Amar Desde Este Lado, En El Tiempo.

Y para lograrlo es necesario e insustituible el pasar tiempo con otros cristianos, que regularmente tengamos comunión unos con otros es indispensable, no podemos aprender a amar a los demás en soledad, es una contradicción, por eso el movimiento monástico es un total fracaso, no podemos encerrarnos en una burbuja solo porque no soportamos a los demás, de hecho, DIOS a propósito pone a nuestro lado a personas imperfectas, irritantes, frustrantes, que provocan lo peor en nosotros, para pulirnos, o tal vez nosotros seamos esa persona para alguien más. Proverbios 27:17.

Dejemos De Pensar En La Iglesia Como Un Lugar Lleno De Gente Perfecta, DIOS A Propósito La Llenó De Personas Insoportables Para Pulir Nuestro Carácter Y Enseñarnos A Amar Incondicionalmente. Efesios 4:2. Colosenses 3:13.

Una vez que entendamos esta verdad, será más fácil tener comunión unos con otros, sobre todo recordando que también nosotros somos insoportables, que el orgullo no nos haga pensar lo contrario. Parte De La Madurez De Un Cristiano Es Expresar El Amor Incondicional A Sus Hermanos. 1ª Pedro 4:8.

¿Llevamos el sello característico del discípulo en nuestro corazón?

Una sorprendente confirmación histórica de las palabras de Jesús referidas aquí, es lo escrito por Tertuliano por el año 200: Pero son sobre todo las muestras de un amor tan noble las que conducen a muchos a distinguirnos. Ved, dicen, cómo se aman entre sí, porque ellos son movidos más bien por el odio mutuo; ved cómo están incluso dispuestos a morir unos por otros, porque ellos mismos más bien se matarían. Apología XXXIX.

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