Cuando el Señor Jesucristo terminó de lavarles los
pies a los apóstoles, acto seguido les hace una gran exhortación para que
comprendieran lo que estaba sucediendo, después de esto es que se da uno de los
episodios más conmovedores en los evangelios, es cuando el Señor aún a pesar de
saber quién y cómo iba a ser traicionado, de forma vil y despreciable, por uno
que fue tratado como amigo, le da un trato de amor incomparable.
Todo se dio cuando el Señor, a la mesa en la conocido ultima cena, hace el anuncio ahora si ya
abiertamente de que en medio de los doce hay uno que es un traidor y le va a
entregar a sus enemigos, todos desconcertados en gran manera, llegaron a dudar
hasta de ellos mismos y uno a uno le preguntan ¿Acaso seré yo Señor? Hasta llegar el turno de Judas que formula su
pregunta hipócritamente, pues sabía perfectamente que era él: ¿Acaso seré yo Maestro?
El desconcierto y la incertidumbre fue tal, que Pedro
le hizo señas a Juan que estaba recostado cerca del Señor Jesús, para que le
preguntara de forma más cercana y personal ¿Quién habría de ser tan
despreciable persona? A lo cual el Señor se limita a darle un señal: A quien yo de mi pan remojado en salsa de
frutas y vinagre, ese es.
Vaya humildad, vaya ejemplo de amor el que nos relata
Juan aquí, el mismo creador del universo, sabiendo perfectamente el complot
maligno en su contra, trata al traidor con todo el peso de su amor:
·
No lo exhibe estrepitosamente, al contrario guarda que
su salida no sea vergonzosa, a pesar que por su causa Jesús pasaría la mayor
vergüenza: ser colgado de un madero.
·
No le reprocha, por el contrario, le da la oportunidad
de mostrar arrepentimiento.
·
No le echa en cara nada, al contrario, lo deja meter
su pan en su propio plato, le deja acercarse a él como amigo íntimo, como
muchas veces antes la había hecho.
·
No lo fulmina en ese momento, sino que paradójicamente
le da él mismo el pan mojado a comer, la señal de honor, amistad y amor más
alta en un banquete, aún a pesar de que por su traición Jesús pasará por
humillaciones y deshonras.
·
Por si fuera poco, le da el cargo de tesorero, para
que pudiera saciar su avaricia y ambición y no caer en la desgracia de
traicionarle.
Pero nada de esto le importo al traidor, estaba
decidido, satanás ya había llenado su corazón, era demasiado tarde, eso lo sabe
perfectamente Jesús, por ello es que le exhorta: lo que vayas a hacer, hazlo más pronto, palabras que fueron música
en los oídos del traidor.
En los siguientes 5 versículos encontramos la
siguiente indicación que les da el Señor Jesús, ahora no son ya 12 sino
solamente 11, el grupo se redujo de la multitud, a un puñado de hombres, pero
ese puñado de hombres débiles y sin poder, después de escuchar las palabras de
Jesús, no volverían a ser los mismos y de hecho, trastornarían el mundo
conocido en unos cuantos años, propagando el evangelio.
Lo siguiente que leemos es 31 Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el
Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él.
Con la salida de Judas del aposento alto, el destino
siguió su curso, nunca hubo incertidumbre en cuanto al plan divino, plan que se
decretó desde la eternidad pasada y que ahora, en el tiempo estaba a punto de
llegar a su clímax en la Cruz de Cristo. Pero ahora, con la salida de Judas, la
realización de este plan está legando a su etapa decisiva.
Cuando Jesús despidió a Judas con las palabras, Lo que haces, hazlo más pronto, no
fueron solo por decir algo, al contrario, con ellas Jesús manifestó una vez más
que estaba decidido a ir hasta el final cumpliendo la voluntad del Padre, aunque
eso implicara entrar en la hora más oscura de su vida, la noche del alma le llaman algunos,
El Señor sabía que Judas había salido de la habitación
con un propósito en mente, el cual era revelar a los dirigentes el paradero de Jesús
y mostrarles cómo podían capturarlo. En pleno conocimiento de este hecho, el Maestro
le acababa de decir a este endurecido pecador que procediera a hacer más rápido
lo que estaba resuelto a hacer. Esto muestra que el Hijo deseaba obedecer la
voluntad del Padre, y que deseaba manifestar su glorioso amor por los elegidos
por medio del sufrimiento y la muerte por ellos.
Por medio de esta obediencia y este amor Jesús, como
el Hijo del Hombre fue glorificado. Y También fue glorificado al pronunciar
estas palabras dirigidas al traidor, pues manifestaron el sometimiento total a
la voluntad de Su Padre.
Había visto que la tempestad se acercaba pero en lugar
de eludirla, le había hecho frente, como un adre amoroso que hace todo por
proteger a sus hijos, aun a costa de su propia vida, así también, y aún más, el
Señor, al despedir a Judas, refleja gloria para sí mismo; porque al hacerlo
permite que la tempestad, no de lluvia sino de ira, caiga sobre él, mientras protege
a los suyos. Esta era su gloria.
Es precisamente ahora, en este mismo momento que
parece indicar derrota, deshonor y desastre, que el Hijo del Hombre es en
realidad glorificado. Y, debido a la intimidad infinita que existe entre el Padre y él, Dios
es glorificado en él. Los dos son inseparables. Al pensar en el sufrimiento de
Cristo, no sabemos qué cosa admirar más: la entrega voluntaria del Hijo a una
muerte tal por un pueblo tal, o la buena voluntad del Padre al entregar un Hijo
tal a una muerte tal por un pueblo que en definitiva no lo merece.
En el siguiente verso leemos: 32 Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí
mismo, y en seguida le glorificará.
Lo que había pasado en ese instante era una garantía
de lo que iba a suceder en el futuro: Si Dios ha sido glorificado en la
obediencia y sumisión total de Cristo, Dios también le glorificará en sí mismo,
dándole como recompensa por su obediencia a los suyos, a sus elegidos, a
nosotros, gracias Cristo.
Padre e Hijo se glorifican el uno al otro, porque,
aunque son dos personas, ellos son uno en esencia. Por medio de la pasión,
resurrección, ascensión, y coronación, Dios glorificará al Hijo en comunión
íntima consigo mismo, de manera que la gloria del Hijo refleja gloria al Padre,
y vice versa.
Ahora Jesús les dice: 33 Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como
dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis
ir.
Sabiendo Jesús que en pocas horas terminaría la convivencia
diaria con los discípulos y que jamás se reanudaría en forma terrenal, el Señor
se dirige a ellos muy afectuosamente, con amor y ternura les dice hijitos.
Este evangelio donde encontramos la palabra hijitos y solo son 2 veces, esta es
la primero de ellas, la otra es cuando el Señor resucita. En el Nuevo
Testamento la palabra es usada muchas veces por “el discípulo amado Juan, se ve
que el impacto que causó en su corazón fue grande.
Al usar este término Jesús implica que los discípulos,
aunque espiritualmente inmaduros, le son, sin embargo, muy queridos. En la
fiesta de los Tabernáculos, medio año antes, Jesús había dicho a los judíos que
estaría con ellos sólo un poco más. Los meses se han convertido en semanas; las
semanas en días; los días en horas. Pues en unas pocas horas más la comunión diaria,
física, entre el Maestro y sus discípulos cesará para siempre. Con su muerte
Jesús irá al Padre.
Las esperanzas de los discípulos se marchitarán. Echarán
de menos y mucho, la cercanía física. En este sentido es que lo buscarán, buscarán
su presencia visible, y esto tanto después de su muerte como después de su ascensión.
Hechos 1:11.
DIOS nos conceda tener el mismo anhelo por Jesús,
buscarle incesantemente, sabiendo que físicamente aún no es el tiempo, pero que
espiritualmente está tan cerca de nosotros como la distancia entre el suelo y
nuestras rodillas, si no tiene el deseo intenso de estar con Cristo, pídeselo a
DIOS y en su gracia y amor te lo concederá.
Los discípulos no sólo no podrán traer de nuevo a
Jesús a la tierra, sino que no podrán ir al lugar donde él está: Adonde yo voy, vosotros no podéis ir. Va
al Padre. No pueden ir al Padre, es decir, no hasta después, no hasta que
mueran.
Si bien los discípulos ya no podrán regocijarse en la
presencia visible de Jesús, sí seguirán disfrutando de la presencia visible
mutua. Por esto, Jesús prosigue: 34 Un
mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que
también os améis unos a otros.
La palabra que usa Juan para mandamiento es entolé
(ἐντολή, G1785) que significa una orden o mandamiento pero que también
significa un encargo, un precepto. Un precepto es una instrucción superior.
Más que agregar el mitzvotz 614, Jesús estaba diciendo
a sus discípulos que les iba a dar una instrucción superior: amarse unos a
otros. 1ª Corintios 12:31-13:1.
El amor a Dios y el amor al prójimo son el resumen de
la ley. Marcos 12:29-31. Pero hay
algo nuevo en este precepto que se promulga aquí, resulta evidente por el hecho
de que Jesús exhorta fuerte y directamente a que sus discípulos se amen unos a
otros como él los amó:
·
Se humilló al encarnarse.
·
Les lavó los pies a pesar de ser el Señor y Maestro de
ellos.
·
Les proveyó todo lo necesario durante 3 años y medio.
·
Les enseño el evangelio del reino.
·
Les puso el ejemplo con Judas el traidor: no lo
exhibió, le dio numerosas oportunidades, lo dejó meter el pan en su plato y
hasta el mismo le dio un bocado remojado de su propia mano.
·
Y faltaba el mayor de todos: la Cruz del calvario.
Su ejemplo de amor constante y abnegado es el modelo de
la actitud y relación entre estos y todos los discípulos del Señor Jesús. Ya
que la obediencia voluntaria de este precepto es de importancia vital para el
bienestar espiritual de los discípulos y, de hecho, de toda la iglesia, y dado
que su propio corazón está lleno de amor, Jesús repite este precepto. 35 En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
El sello de los verdaderos discípulos de Cristo no es:
·
Los dones.
·
La unción.
·
El conocimiento.
·
La teología.
·
Los logros en el ministerio.
·
Los años de cristiano.
·
La sana doctrina por si sola.
El sello distintivo de un genuino discípulo es el amor
como el de Cristo, puro, abnegado, desinteresado e incondicional.
En todas partes, y en especial en estos tiempos de
depravación y egocentrismo, el amor como el de Cristo es cada vez más escaso,
lo podemos ver en el trabajo, personas tirándose
grilla unas a otras por un mejor puesto, en las escuelas pasa lo mismo,
jóvenes que rechazan a otros jóvenes por ser diferentes, el llamado Bullyng es algo grotesco.
Aún dentro de las familias hay muchas veces problemas
y no pequeños por la falta de amor
incondicional, el egocentrismo del ser humano le hace que busque solo su
propio bien, pero no el de los que lo rodean.
Y Si al venir a la iglesia, las personas se encuentran
con lo mismo es porque no estamos entendiendo nada de la sana doctrina, cada
quien, viendo por su propio bienestar, con
problemas entre hermanos, pero sin el anhelo de arreglarlos pacíficamente, con
chismes, criticando las vidas no la doctrina, dimes y diretes, conspiraciones y
grilla, lo mismo que en el trabajo, la escuela, la calle, la familia, solo
viendo por nuestros deseos egocéntricos, quiere decir que aún no podemos ser
considerados discípulos de Cristo.
Hace tiempo que entendimos que Pasaremos La Eternidad Al Lado De Nuestros Hermanos En Cristo, Por Eso
Es Tan Importante Que Los Empecemos A Amar Desde Este Lado, En El Tiempo.
Y para lograrlo es necesario e insustituible el pasar
tiempo con otros cristianos, que regularmente tengamos comunión unos con otros
es indispensable, no podemos aprender a amar a los demás en soledad, es una
contradicción, por eso el movimiento monástico es un total fracaso, no podemos
encerrarnos en una burbuja solo porque no soportamos
a los demás, de hecho, DIOS a propósito pone a nuestro lado a personas
imperfectas, irritantes, frustrantes, que provocan lo peor en nosotros, para
pulirnos, o tal vez nosotros seamos esa persona para alguien más. Proverbios 27:17.
Dejemos De Pensar En La Iglesia Como Un Lugar Lleno De
Gente Perfecta, DIOS A Propósito La Llenó De Personas Insoportables Para Pulir
Nuestro Carácter Y Enseñarnos A Amar Incondicionalmente. Efesios 4:2. Colosenses 3:13.
Una vez que entendamos esta verdad, será más fácil tener comunión unos
con otros, sobre todo recordando que también nosotros somos insoportables, que
el orgullo no nos haga pensar lo contrario. Parte De La Madurez De Un Cristiano Es Expresar El Amor Incondicional A
Sus Hermanos. 1ª Pedro 4:8.
¿Llevamos el sello característico del discípulo en nuestro corazón?
Una sorprendente confirmación histórica de las palabras
de Jesús referidas aquí, es lo escrito por Tertuliano por el año 200: Pero son sobre todo las muestras de un amor
tan noble las que conducen a muchos a distinguirnos. Ved, dicen, cómo se aman
entre sí, porque ellos son movidos más bien por el odio mutuo; ved cómo están
incluso dispuestos a morir unos por otros, porque ellos mismos más bien se
matarían. Apología XXXIX.
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