El día de hoy terminaremos de escudriñar el capítulo
13 del Evangelio del discípulo al cual Jesús amaba, hemos visto que nuevamente
contiene material exclusivo, que no encontramos en los evangelios sinópticos,
aunque también encontramos material paralelo a otros relatos.
El capítulo comienza con Jesús y sus 12 discípulos más
cercanos, los 12 apóstoles y él reunidos en el aposento alto para tomar la muy
conocida última cena, que era una
cena de preparación para celebrar la pascua, la celebración religiosa judía más
importante del año.
Pero antes de tomar la cena, la costumbre era lavarse
los pies de los invitados, dicha tarea la realizaba por lo regular el sirviente
o esclavo de menor rango en casa, pero en esta ocasión no lo había, el aposento
solo alojaba a Jesús y los 12, en lugar de que alguno, quien fuera de los doce
se diera a la tarea humilde del servicio mutuo, el orgullo y la vanagloria hizo
presa de ellos, de hecho, momentos antes habían discutido sobre su lugar a la
mesa.
Es en medio de esta situación, que el Señor Jesús les
de la lección de su vida en cuanto a servicio y humildad, se despoja de su
túnica y sus vestimentas, de ciñe una toalla a la cintura y toma la jarra y el
lebrillo y comienza a lavar los pies uno por uno a sus discípulos.
Esto continúa bajo el asombro y la vergüenza de ellos,
hasta llegar el turno del impulsivo de Pedro, quien de inmediato le replica al
Señor que se detenga, que no le lave los pies, pues la incomodidad del momento
no lo dejaba estar en paz, a lo cual el Señor le enseña por medio de un acto
simbólico una serie de verdades:
·
Es necesario como parte del estado de humillación.
·
El acto en sí representa todo el estado de
humillación.
·
Si estamos bañados (justificados) solo hace falta
lavarnos los pies (santificarnos).
Y es aquí que el Señor da indicios de la próxima
traición de Judas, aunque de forma indirecta todavía, todos están limpios menos
uno les dijo, después de lavarles los pies y vestirse de nuevo, el Señor Jesús
confronta a sus discípulos con la pregunta concreta: ¿Saben lo que les he hecho o lo que ha pasado?
Les he dejado el ejemplo máximo a seguir, si yo, dice
Jesús, soy su Señor y su maestro y me he ceñido la toalla del servicio, lo
menos que puedo esperar de aquellos que se digan ser mis discípulos es que se
sirvan los unos a los otros, esa es la medida de la grandeza verdadera, no
cuantos te sirven a ti, sino a cuantos tu sirves, y podemos añadir que al final
del día solo podremos decir siervo inútil
soy hice solamente lo que tenía que hacer.
Después de esto el Señor, en medio de la cena,
recostado en su pequeño sillón, hace el anuncio que deja a todos desorientados:
uno de ustedes, que mete su pan conmigo
en el plato, me va a entregar a mis enemigos.
Uno a uno comenzaron a preguntarle de forma directa
¿acaso seré yo Señor? Hasta llegar el turno del hipócrita de Judas que solo le
dice ¿Acaso seré yo maestro? Pedro entonces le hace señas a Juan para que le
preguntara quien le iba a entregar, ya que Juan se encontraba más cerca del
Señor Jesús, El Señor le responde a quien
yo de mi pan remojado, ese me va a entregar, acto seguido remoja el pan en
la salsa de frutos y lo da en la boca a Judas, dicho acto en la época bíblica
era una señal de intimidad, amistad y amor desinteresado.
Después de despedir al traidor de Judas con un bocado
de pan remojado en salsa de frutos con vinagre, el Señor Jesucristo les hace un
anuncio a los 11 discípulos restantes en el aposento alto: hijitos, ya solo estaré con ustedes un poco y a donde yo voy ustedes no
me pueden seguir.
Inmediatamente, aun antes de permitir que alguno de
ellos le cuestione al respecto, les hace la mención de un nuevo precepto, uno
que definirá realmente sus vidas, que los transformará por completo, el cual es
el sello de los verdaderos discípulos de Jesús: el amor.
Jesús es muy claro: en esto conocerán los demás que
son mis discípulos, este será su sello su marca distintiva, si tuvieren amor
los unos por los otros, no dijo que el distintivo fuera:
·
Los dones.
·
La unción.
·
El conocimiento.
·
La teología.
·
Los logros en el ministerio.
·
Los años de cristiano.
·
La sana doctrina por si sola.
El sello distintivo de un genuino discípulo es el amor
como el de Cristo, puro, abnegado, desinteresado e incondicional.
Hace tiempo que entendimos que pasaremos la eternidad al lado de nuestros hermanos en Cristo, por eso
es tan importante que los empecemos a amar desde este lado, en el tiempo.
¿Cómo expresar el amor incondicional que hemos
recibido en una forma práctica? Comienza:
1.
Perdonando si te han ofendido alguna vez en la iglesia.
2.
Estudiar juntos la palabra de DIOS.
3.
Compartiendo los alimentos continuamente.
4.
Comienza a servir a los demás.
5.
Comparte el sufrimiento: sentir el dolor que otros sienten.
Las palabras de Jesús han hecho impacto en sus discípulos
por todas las generaciones posteriores, la verdadera iglesia del Señor siempre
se ha caracterizado por amar aun y cuando es aborrecida, perseguida, odiada y
ultrajada.
El escrito de Tertuliano que leímos la semana pasada,
es solo uno entre miles, por ejemplo, en el libro de los mártires leemos una y
otra vez a los fieles cristianos llevados al sufrimiento, bendecir y orar por
aquellos que los torturan.
Sin embargo, no fue así al principio, si nos
percatamos, Pedro dejó su mente en otros asuntos, que a su parecer era de mayor
importancia, por ello es que, a pesar de que el Señor Jesucristo les hubiera
dado la mayor de las instrucciones jamás recibidas, Pedro ni siquiera asintió
en señal de aceptación.
Lo primero que atinó a preguntar fue: 36 ¿A dónde vas Señor?
Pudo haber formulado un sinfín de preguntas
relacionadas con el amor fraternal:
·
¿Cómo amar a mis enemigos?
·
¿Cuándo demostrar ese amor?
·
¿Qué hago si no siento ganas de amar?
·
¿Quién puede amar así Señor?
·
Etc.
Sin embargo su mente no estaba en las instrucciones de
Jesús, su mente estaba inmersa en sus propios asuntos, tal cual muchos estamos
cuando venimos a la iglesia, escuchamos la predicación y los discipulados pero
en realidad nuestras mentes y corazones están lejos de aquí, pensando en un sinfín
de otras situaciones:
·
El trabajo.
·
La escuela.
·
La familia.
·
Los problemas.
·
Etc.
Al igual que Pedro estamos totalmente despistados,
hace tiempo establecimos que estamos aquí por la Gracia de DIOS y para la gloria de
DIOS, pero que no solo sea una frase bonita tipo motivacional, es
importante que se vuelva una realidad, y parte de hacerlo es concentrarnos en
el propósito final por el cual predicamos la Palabra: ser como Cristo.
Está no era la primera ni la segunda ocasión en que
Pedro hacia comentarios totalmente fuera de lugar, ya lo vimos cuando le lavó
los pies el Señor y en Mateo 16:21-23 encontramos
un relato que nos va a ser de mucha utilidad en nuestro sermón del día de hoy.
En esta ocasión, Pedro ve con tristeza que todas sus
aspiraciones de fama, poder y popularidad se esfumarían si el Señor Jesús los
deja, por ello es que le aconseja a Jesús que no se vaya, pero en el relato de Juan, estaba totalmente
extraviado, no tenía idea de lo que estaba por suceder, por ello es que en esta
ocasión el Señor no lo regaña fuertemente al grado de llamarle satanás, en esta ocasión se limita a
contestarle: 36 Jesús le respondió: A
donde yo voy, no me puedes seguir ahora; más me seguirás después.
Sabemos que Jesús se refiere a su muerte vicaria en la
cruz del calvario, muerte con la cual la ira santa del Padre quedará
satisfecha, muerte por la cual nosotros ahora gozamos del favor inmerecido de
DIOS.
Pero el Señor le aclara, que por ahora no podrá seguirle, un día Pedro también seguirá el camino
de Cristo, de hecho fue crucificado cabeza abajo a las afueras de Roma décadas
más tarde, obviamente la muerte de Pedro no fue en ninguna manera sustitutiva
por nuestros pecados como lo fue la del Señor Jesucristo.
¿Por qué aun Pedro no podía seguirle a Jesús?
·
En primer lugar, porque en el decreto eterno de DIOS,
el tiempo para su partida aún no estaba cerca, no había llegado el momento aun
de que Pedro muriera como mártir.
·
En segundo lugar, porque obviamente, aún era un niño
espiritual, que ignoraba las cosas importantes para concentrarse en las que él
consideraba urgentes.
Pero el buen Pedro, inconsciente de su inmadurez
insiste en afirmar su devoción por Jesús y le insiste: 37 Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida
pondré por ti.
Las palabras de Pedro demuestran 3 situaciones:
·
Su devoción sincera por Jesús.
·
Su impaciencia, usa la palabra ahora.
·
La confianza en su autosuficiencia.
Las dos primeras las dejaremos para después, nos
enfocaremos solo en su autosuficiencia, la fuerte confianza que tenía Pedro en
su rudeza, en su carácter áspero, ríspido y tosco, de nunca echarse para atrás,
nunca rendirse, por más fuertes que sean las olas, por más horas que este en
altamar pescando sin lograr nada, por más difícil que sea la situación,
pensaba, siempre he salido adelante, esta no puede ser la excepción.
En esa autosuficiencia, él pensaba que incluso podría
hasta morir como lo indica él mismo: mi
vida pondré por ti.
Si leemos pasajes similares en los evangelios
sinópticos, nos daremos cuenta que esta arrogancia era particularmente marcada
en Pedro:
·
Yo soy más valiente, lo he demostrado.
·
Yo no me dejará engañar como los demás discípulos.
·
Aunque todos te nieguen, yo no lo haré.
Pedro de hecho dijo estás arrogantes palabras, tanto
antes, como después de que el Señor Jesús anunciara su traición. Mateo 26:33-35. Marcos 14:29-31.
Evidentemente, en ese momento las palabras de Jesús, en
su jactancia Pedro las pasó por alto, y
terminaría haciendo precisamente lo que había prometido tan insistentemente que
no haría. Pedro estaba demasiado seguro de sí mismo.
Y no solo eso, en su ánimo exaltado, Pedro contagio a
los demás discípulos de su arrogante autosuficiencia. Mateo 26:35.
Por ello es que Jesús le responde: 38 ¿Tu vida pondrás por mí?
Jesús sabía, desde luego, que dentro de pocas horas
iba a suceder exactamente lo contrario, y esto de dos maneras:
a)
Pedro no daría su vida por Jesús, pero Jesús daría la
vida por Pedro.
b)
Pedro no daría la vida por Jesús, sino que lo negaría
enfáticamente.
Por ello es que prosigue con el doble amén, de verdad de
verdad te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.
No solo una, ni dos, sino hasta 3 veces son las que
Pedro, molesto e indignado, profiere blasfemias para que lo dejen en paz
negando al Señor y Maestro de su vida. Más adelante, en su tiempo veremos a
fondo esta triste situación.
La predicción posteriormente cumplida del Señor Jesús
nos muestra al menos 3 hechos sobresalientes en la persona de Jesús:
I.
Jesús
como el gran profeta.
Aunque Pedro no se conocía a sí mismo, Jesús no sólo
lo conocía desde antes de nacer, sino que también reveló a Pedro mismo cómo era
y a detalle lo que iba a realizar.
II.
Jesús
como el gran sufriente.
Nunca dejemos de lado su total humanidad, si bien
Jesucristo es 100% DIOS no olvidemos que al mismo tiempo Él es 100% ser humano,
descuidar alguno de los dos aspectos de la unión hipostática es lo que ha
derivado en herejías destructoras a lo largo de la historia de la iglesia
cristiana.
En esa humanidad plena y total, no podemos dejar de
pensar, cómo debe haberle dolido el hecho mismo de la traición y de que lo vio
todo por adelantado, en el estudio de Cristología lo entendimos, a diferencia
de los seres humanos que experimentamos el dolor en 2 dimensiones, nuestro
Señor Jesucristo lo experimento en 3, en tiempo presente, en tiempo pasado y en
tiempo futuro.
III.
Jesús
como el gran salvador.
La referencia al canto del gallo desempeña un doble
papel primero indica lo banal de la jactancia de Pedro pues iba a negar
públicamente al Maestro. Y segundo es una forma de conducir a Pedro al
arrepentimiento. La referencia al canto del gallo se fijaría firmemente en el subconsciente.
Llegado el momento, este recuerdo oculto se
manifestará y se apoderará de la consciencia de Pedro, lo llevará a llorar
amargamente y lo conducirá al arrepentimiento. Podemos decir con confianza que
no hay mayor salvador que nuestro Señor Jesús.
Lo que llama nuestra atención en estas líneas es el
gran auto confianza que tenía Pedro, de hecho, junto a Judas y Jesús, Pedro es
uno de los 3 protagonistas de todo este capítulo, desde que se opuso a que le
lavaran los pies, las señas que le hizo a Juan para preguntar quién iba a
traicionar a Jesús y ahora, en su autosuficiencia se vuelva hasta impertinente
con su Señor y Maestro.
Nuestro amado Cristo previó y predijo, tanto la
traición de Judas como las negaciones de Pedro, aunque esto no fue la causa de
lo uno ni de lo otro. Jesús conoce la perversidad de los pecadores tanto como
la debilidad de los santos.
Le predijo a Pedro que le negaría, no solamente una
vez por un desliz de la lengua, sino repetida y deliberadamente. Podemos imaginarnos
lo mal que le sentaría a Pedro el que Jesús le echase por tierra la confianza
que tenía en su propia bravura.
Así hace DIOS con todos aquellos que desea llevarlos
al final de su autosuficiencia, al final de sus propios recursos al final de
sus propias fuerzas, para ahora aprender a depender completamente de los Suyos,
descansando en su suficiencia, en su Perfecta Voluntad y soberanía.
Así como con Pedro, nuestro peor enemigo no está
fuera, no es el diablo, somos nosotros mismos, confiando en nuestra
autosuficiencia y dejando de lado a DIOS, No olvidemos nunca que un sinónimo de
carne es la autosuficiencia y el propósito de DIOS es llevarnos solo a la
suficiencia en Cristo, depender solo de Él. Un buen parámetro para saber si
eres autosuficiente o Cristo dependiente es como y cuanto oras (si es que oras)
antes de hacer algo, lo que sea.
La Autosuficiencia Siempre Produce Miseria
Espiritual.
Un hijo de DIOS solo va encontrar la paz que sobrepasa todo
entendimiento cuando aprenda a centrar su vida en la persona de Jesucristo y
deje de centrarse en lo que está haciendo para Él, cuando deje de ser
autosuficiente y sea Cristo dependiente.
Es por este motivo que DIOS permite que el peso de los problemas,
de las traiciones, de los chismes, de las circunstancias malas y adversas de
nuestra vida nos aplasten y sobrepasen nuestra autosuficiencia y cuando esto
pasa DUELE MUCHO.
En el antropocentrismo enseñan que DIOS no nos da más de lo que
podemos resistir, usan frases motivacionales baratas de escritores y
filósofos modernos o simplemente las inventan: dicen que DIOS les de sus batallas más difíciles a sus mejores soldados,
a mí me confundió con Rambo.
Hay gente que se desespera, no entiende el plan divino y se sale
del proceso, pero debemos de guardar en nuestro corazón que el hecho de que no
podamos ver Su Mano no significa que no está trabajando para ayudarnos. Lo más probable
es que está usando la situación para romper con la confianza que tenemos en
nosotros mismos, pues esta confianza mal puesta evita que la vida de Cristo se
exprese por completo a través de nosotros.
Muchos dicen: “es que entre más intento hacer las cosas bien, más
mal me va y más difícil se ponen las cosas” ¿Te has sentido así alguna vez? Es
porque tratamos de hacerlo nosotros y no dejamos que Cristo lo haga por medio
de nosotros.
Si has orado para que DIOS te haga a la imagen de Cristo, Él te va
a llevar al punto donde dejes de confiar por completo en la carne, los
problemas pueden ser la forma en que DIOS te está llevando al final de tu
autosuficiencia.
El propósito de DIOS no es que vivamos para Él, es que él quiere
vivir su vida a través de nosotros. Cristo
está interesado en vivir su vida a través de la nuestra.
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