Durante las últimas 5 clases nos dimos a
la tarea de estudiar las señales que la Escritura nos marca en 1ª Juan 4 de una verdadera obra del
Espíritu Santo en una iglesia o movimiento cristiano, dichas señales distan
mucho del emocionalismo en el cual estamos sumergidos por la ola carismático
pentecostal de la actualidad, son 5 las características:
·
Nos lleva a
Cristo.
·
Nos lleva a la
Escritura.
·
Se opone a lo
mundano (al hedonismo).
·
Nos lleva a la
Verdad: la sana doctrina bíblica.
·
Produce amor,
genuino amor incondicional.
Esos, son sin lugar a dudas, signos
inequívocos de que es el Espíritu Santo y no una falsificación la que está
obrando en una iglesia, pero surge una pregunta ¿Cuáles son las señales de la
presencia del Espíritu Santo en nosotros? ¿Cómo sabemos que habita en nuestro
corazón? Como lo hemos visto, no podemos decir solamente por así lo siento, debe de haber pruebas basadas en la Escritura de
que así es, y esas pruebas son las que estudiaremos el día de hoy.
Dicho de un modo más personal, la pregunta
sería: ¿Cómo saber si el Espíritu santo habita en mí (cada uno de nosotros)? Sólo
hay una respuesta posible, y para citar las palabras exactas de Jesús
contestaremos: el árbol se conoce por sus
frutos. Mateo 7:16.
Este fruto es palpable, visible a primera
vista en cualquier creyente medianamente instruido en la sana doctrina, es el
carácter de Cristo formándose en él, es su mente renovándose poco a poco en la
Palabra de DIOS. 1ª Corintios 2:11-16.
Gálatas 5:22-23.
Pero hay además de esta señal general, 5
señas particulares de que un creyente es habitación permanente del Espíritu de
DIOS:
I.
Donde habita el
Espíritu Santo hay convicción de que Cristo es el único y suficiente Salvador
personal.
Aparte de la necesaria
convicción de pecado, es también necesaria la fe en un Salvador personal que
nos saque de la perdición. Y es el Espíritu Santo quien convence de pecado, Él
nos muestra la infinita santidad de Dios y nos enseña la total corrupción de
nuestra naturaleza caída.
El Espíritu Santo Abre Nuestros
Ojos Para Que Veamos Lo Horrible Del Pecado Y La Hermosura De Nuestro Redentor.
Además llena el corazón
de odio al pecado, como a la cosa que más abomina Dios. Quien no abriga esta
mentalidad, está muerto espiritualmente y, por tanto, no tiene el Espíritu de
Cristo
II.
Donde está el
Espíritu Santo, hay una fe viva en el Señor Jesucristo.
Es función especial del
Espíritu Santo dar testimonio de Cristo y tomar de las cosas de Cristo para
darlas a saber a los hombres. Juan
15:26; 16:10, 14-15. Él lleva al pecador a contemplar la obra del Calvario
y percatarse de que Cristo consumó allí la obra de nuestra redención. Juan 19:30. Muriendo el justo por los injustos.1ª
Pedro 3:18.
El que carece del
conocimiento experimental de estas cosas, y edifica sobre cualquier otro
fundamento. 1ª Corintios 3:11, está
muerto para Dios y no tiene el Espíritu de Cristo.
Reconocer Que Se Trata De Cristo,
Solo De Cristo Y Siempre De Cristo Es Obra Del Espíritu Santo En Nuestros
Corazones.
III.
Donde está el
Espíritu Santo, hay siempre santidad de conducta.
El Espíritu Santo es
Espíritu de santidad y Espíritu santificador, pues cambia el corazón duro,
mundano y carnal, por un corazón tierno y espiritual que se deleita en la ley
de Dios. Salmo 1:2.
Él siembra en ese
corazón el fruto de Gálatas 5:22-23,
y hace que esas semillas se desarrollen y den cada vez más fruto.
Quien no presenta tal
fruto de piedad concreta y práctica, es un cadáver espiritual y no tiene el
Espíritu de Cristo. 2ª Timoteo 3:5.
No Tenemos Razón De Creer Que El Espíritu
Santo Habita En Nosotros Si No Anhelamos Nuestra Santificación Y Descansamos En
Cristo Para Lograrla.
IV.
Donde está el
Espíritu Santo, siempre podrá hallarse el hábito de una oración personal
ferviente.
Es en el Espíritu que
se hace toda clase de oración y petición.
Efesios 6:18. Él nos hace clamar a
Dios Abba, Padre. Romanos 8:15.
Él Espíritu Santo Hace Que A Un
Creyente Le Resulte El Orar Tan Natural Como A Una Persona El Respirar.
Con la única diferencia
de que a una persona sana no le cuesta ningún esfuerzo respirar, mientras que
un creyente recién regenerado ora con gran esfuerzo, y aun con gran conflicto.
Quien no sabe nada de
la oración personal, sincera, viva y fervorosa, contentándose con rezos
rutinarios u olvidando por entero la oración está, en el mejor de los casos
enfermo espiritualmente, débil para Dios y no muestra que tiene el Espíritu de
Cristo.
V.
Donde está el
Espíritu Santo, siempre habrá amor y respeto a la Palabra de Dios.
El Espíritu Santo
ejerce también el ministerio de estimular el apetito del creyente por el manjar
espiritual de la palabra de Dios y hace que el corazón del recién nacido a las
cosas espirituales desee la leche
espiritual no adulterada, 1ª Pedro
2:2, del mismo modo que el bebé busca y desea el pecho de la madre.
Nuestro Apego Por La SOLA SCRIPTURA Solo Pudo Ser Posible Por
La Obra Del Espíritu Santo En Nuestro Ser Interior.
El que no ve una
belleza especial en la Santa Biblia y no siente deseo ni experimenta placer en
leerla, escucharla, estudiarla y entenderla de manera correcta, es porque muy
probablemente está muerto ante Dios y no tiene el Espíritu Santo.
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