La semana pasada comenzamos con nuestro estudio del
decimocuarto capítulo del evangelio de Juan, en el, Jesús habla palabras de
consuelo a sus discípulos, pues momentos antes, cuando estaban todos juntos
tomando la última cena, sus corazones estaban llenos de muchos y muy variados
sentimientos:
·
Vergüenza por fallar en el servicio de lavarse los
pies unos a otros.
·
Asombro de saber que le mas rudo de ellos, Pedro, iba
a negar al Señor.
·
Consternación por el anuncio de un traidor entre
ellos.
·
Tristeza profunda por la reciente despedida del Señor.
El Señor completamente consiente de que si no hace
algo, la fe de ellos puede apagarse, y aun a pesar de que él mismo esta triste
por lo eventos que están por suceder, les da una serie de palabras de consuelo, la primera de ellas es un hermoso mashal que apunta a su dignidad y
exclusividad como medio de salvación: Yo Soy el camino, la verdad y la vida y
nadie viene al Padre si no es por mí.
Con este mashal el Señor Jesús se presentó como El
camino conduce a Dios; la verdad libera a los hombres y la vida produce
comunión, pero no olvidemos que el mashal surgió por la pregunta que Tomás
realizó ¿Cómo podemos saber el camino?
Jesús continua con su respuesta en el versículo 7a Si me conocieseis, también a mi Padre
conoceríais.
El Señor con todo el amor y la paciencia del mundo, da
una lección nuevamente a sus discípulos, les hace una llamada de atención que
debería de resonar en nuestros corazones también: si me conocieran, estaba
afirmando algo que era más que obvio, aún
no le conocían, no como deberían de hacerlo, no como era preciso, no como
Jesús esperaba.
Era evidente que no le conocían, Jesús no hablaba de
un conocimiento superficial, somero,
pasajero, tal cual muchos en la actualidad profesan, es difícil creer a muchos
que se digan ser cristianos, pero que en realidad desconocen aspectos tan
fundamentales de la fe que dicen ejercer, no saben y peor aún, no quieren saber
nada de:
·
Justificación.
·
Redención.
·
Divinidad y humanidad de Cristo.
·
Su Impecabilidad.
·
Elección incondicional.
·
Santificación.
·
Membresía.
·
Etc.
Creen que este tipo de conceptos solo los debe de
manejar el pastor o un teólogo, cuando en realidad, son conocimientos
doctrinales fundamentales que todo verdadero cristiano debería de manejar con precisión,
si bien no al grado de dar catedra académicas, si al menos de poder defender la
fe de quien les demande razón de ella. 1ª
Pedro 3:15.
No es todo, además el conocimiento no solo es
intelectual, falta la contraparte que da equilibrio: el conocimiento
experimental: vivir y sentir lo que
sabemos. Si no tenemos un equilibrio entre la ortodoxia, ortopraxis y la
ortopatía, nos estamos engañando a nosotros mismos, nada somos, no porque no
tengamos conocimiento intelectual, este conocimiento de nada sirve si no lo
llevamos a la practica en la vida diaria, por medio de acciones y sentimientos
correctos y concretos. 1ª Corintios
8:1-3.
Aunque en la actualidad los falsos maestros han tomado
esta cita para justificar la ignorancia doctrinal, lo que en realidad pasa aquí
es que Pablo reprende a algunos legalistas de la iglesia de Corinto, que de
nada les estaba sirviendo el conocimiento por sí solo, pues no lo estaban
acompañando de la vida y los sentimientos correctos.
De poco sirve tener 10 en conocimiento pero cero en vida y sentimientos, mejor sería
tener 6 en conocimiento y 6 en praxis y
empatía.
Jesús continua y les dice: 7b y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
Lo que Jesús les estaba diciendo es: conocen al Padre
desde ahora debido a estas mismas palabras, porque ahora se los he dicho claramente
que yo mismo soy el Camino Vivo y Verdadero al Padre, de manera que ahora ya no
tienen la excusa que antes para la ignorancia. Han visto el camino con sus mismos
ojos, físicos y espirituales.
Es en medio de la reprimenda que es interrumpido por
Felipe: 8 Felipe le dijo: Señor,
muéstranos el Padre, y nos basta.
Ya hemos dicho que no es el mismo Felipe que el
descrito en Hechos 6 y 8, conocido
como Felipe el evangelista, se trata del
discípulo cuya participación fue crucial para el llamado de Natanael en Juan 1:43-51. Este mismo Felipe fue uno
de los mediadores entre Jesús y los Judíos prosélitos de entre los griegos en Juan 12:21-22. Además es a quien Jesús probó al
preguntarle de donde sacarían el pan suficiente para alimentar a los 5000 en Juan 6:5-7.
Este Felipe fue quien dijo a Jesús, Señor, muéstranos
el Padre, y nos basta. Deseaba ver con sus ojos físicos, por eso es que Felipe,
representando a los demás; pues dice en plural muéstranos, del griego deiknumi
(δείκνυμι, G1166) que significa mostrar literalmente, exhibir a la
vista.
Felipe evidentemente deseaba ver al Padre; él no
negaba la espiritualidad de Dios y su invisibilidad esencial, pero pedía una
teofanía: una manifestación visible de la gloria del Padre, tal como le había
sido concedida a Moisés y a otros creyentes en tiempos antiguos. Éxodo 24:9–11. 33:18.
No parecía caer en la cuenta de que a él la había sido
dado un privilegio mucho mayor que el que Moisés había disfrutado en la tierra.
Vamos a dejar el tema de la incredulidad para cuando llegue el turno de hablar
de Tomas cuando dudó de la resurrección del Señor Jesús, solo me limitare a
resaltar: Felipe quería ver para creer.
La respuesta no se hiso esperar: 9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con
vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?
La respuesta que da el Señor a Felipe es importante,
no solo para el mismo Felipe, sino para los cristianos a lo largo de la
historia, pues no pocas veces ha sucedido que personas sinceras en su fe, pero
equivocadas en sus sentimientos, han buscado ver a DIOS en las formas y medios equivocados, llegando al punto de
la idolatría misma, el ser humano es escéptico por naturaleza, y para
contrarrestar ese escepticismo es que ha tratado una y otra vez y por distintos
medios de hacerse una imagen visible del DIOS invisible.
Felipe no puso atención a las palabras que recién
Jesús le acababa de decir a Tomás: Si me conocen a mí, a mi Padre conocerán. Además
Felipe, así como los otros discípulos recibieron esta verdad en numerosas
ocasiones de parte del Señor, desde hacía ya 3 años y medio se los venía
repitiendo, tan solo en este evangelio lo encontramos en los siguientes
pasajes: 1:18; 3:33–36; 5:17, 18, 19–32;
6:29, 38, 57; 7:29; 8:16, 19, 28, 29, 42, 54, 55; 10:15, 30, 33, 37, 38; 12:45;
13:31.
Por eso es que el Señor hace le énfasis tanto
tiempo he estado con ustedes
El Señor Jesús hace esta aclaración pues, precisamente
fue el tema central de su enseñanza a los discípulos, no vino a enseñarles sobre
prosperidad, ni sobre dones o sanidad y milagros, vino a revelarse como el
enviado del Padre, su representante, su reflejo, vino a darnos una imagen
visible del DIOS invisible.
Desde siempre los seres humanos hemos anhelado conocer
a DIOS, todos hacemos teología, solo que no todos la hacemos correctamente,
todos buscamos la manera de conocer pero sobre todo de mirar a físicamente a
DIOS, es por eso que en todas las culturas encontramos vestigios de ídolos que
representan a su divinidad, cada cultura lo realizó según su imaginación les
dio a entender: como sol, como dragón, como pez, serpiente, etc.
El cristiano no es muy diferentes en ese aspecto,
tenemos el mismo anhelo, pues es parte de la imagen divina que todos llevamos,
solo que el cristiano tiene el único medio
posible para hacerlo: ver al Señor Jesucristo.
No se trata de verlo en dibujos, imágenes, fotografía
o retrato, se trata de verlo con los ojos del entendimiento, con los ojos
espirituales: La fe. Efesios 1:16-18.
No podremos ver físicamente al Señor Jesucristo hasta
que regrese por nosotros o vayamos a su presencia, pero si lo podemos ver de
una forma más grande, más sublime y eterna, lo podemos ver a través de los ojos
espirituales, la Fe que él mismo nos dio antes de nacer, tiene entre otros
propósitos, el capacitarnos para poder verlo, poder amarlo, poder encontrarlo
aun en los detalles más pequeños:
·
Cuando un sermón llega a nuestro corazón.
·
Cuando recibimos un consejo.
·
En la vida de nuestros hijos.
·
Dándonos salud… o quitándonosla.
·
Cuando nos provee de lo necesario.
·
En los problemas económicos.
·
Etc.
Todos los acontecimientos de nuestra vida son completamente planeados y
controlados por DIOS, y DIOS usa todos esos acontecimientos para revelar a
Cristo a nuestras vidas.
Usa los problemas para decirnos confía
en Cristo, utiliza las bendiciones para decirnos es Cristo quien te sostiene, usa nuestra familia para decirnos Te amo, utiliza las tribulaciones para
decirnos descansa en Cristo, emplea
cada aspecto de nuestras vidas para llevarnos más y más hacia Cristo.
Antes de poder continuar, debe quedar bien claro, que si no tenemos el
anhelo de conocer más y más a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, entonces
algo anda mal en nuestro ser interior, pues es un deseo que todo hijo de DIOS
debería de tener y no moderadamente, sino todo lo contrario, lo consume
ardientemente, conocer a Cristo es el todo de la vida de un cristiano genuino.
En su respuesta a Felipe, el Señor primero le habla en
plural vosotros, se refiere a todos
los discípulos presentes en el Aposento Alto o sea, los Once, ya que Judas
había salido; el singular tú se refiere a Felipe solo. Tanto hace que estoy con
ustedes y tú no me has conocido Felipe.
La clase de reconocimiento que Jesús tiene en mente es
de carácter espiritual. Equivale a ver por fe al Padre en el Hijo; porque Jesús
prosigue: El que me ha visto a mí, ha
visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? Sabiamente el
Señor quería que todos los discípulos entendieran que si podemos ver a Cristo,
entonces podemos ver a DIOS.
·
Juan
1:18.
·
2ª
Corintios 4:4.
·
Colosenses
1:15.
·
Hebreos
1:3.
Si conocemos a Cristo, conocemos al Padre.
Pero no solo eso, todo el pasaje en particular y toda
la biblia en general nos indican que la revelación redentora aparte de Cristo
resulta imposible, en otras palabras fuera de Cristo es imposible conocer a
DIOS:
·
Su amor.
·
Su bondad.
·
Su justicia y santidad.
·
Su gracia.
·
Su misericordia.
·
Su paciencia.
·
Etc.
No las podremos contemplar nunca a plenitud si no
conocemos al Señor Jesucristo, es por ello que los judíos que rechazaron al
Señor y siguen con las tradiciones de su cultura, esperando que la Toráh los
santifique no conocerán nunca a plenitud al Señor y DIOS Todopoderoso, porque
simplemente han ignorado a Su Hijo amado Jesucristo.
Y no solo el judaísmo, cualquier religión o forma de
culto que desea conocer al DIOS vivo y verdadero pero que ha desechado a su
Hijo Jesucristo esta destinada al fracaso, simplemente porque fuera de Cristo
es imposible conocer a DIOS: El islam. El budismo. El brahmanismo. El
panteísmo. El catolicismo. Etc. Ninguno de ellas puede ni podrá revelar
correctamente al Creador porque han rechazado conocer correctamente al Hijo
Eterno.
En el Hijo tenemos la revelación final de Dios. Así
como es cierto que el que ha visto al Hijo ha visto al Padre, también es cierto
que el que no ha visto al Hijo no ha visto al Padre. Lo que a los discípulos les
faltaba, no era una fe genuina como tal sino que su fe genuina madurara.
Habían visto, pero, debido a su propia pecaminosidad,
no habían visto con la suficiente claridad. Por ello Jesús continúa,
dirigiéndose primero a Felipe solo: 10
¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí?
Es como si el Señor Jesús le dijera a Felipe: si yo estoy en el Padre y el Padre está en
mí, el que me ha visto a mí, ha visto a mi Padre.
La evidencia Escritural nos muestra que efectivamente
Jesús y el padre uno son Juan 10:30 y
17:21. Por lo tanto si creemos que Jesús fue enviado por DIOS, hablas las
palabras que DIOS le ha dado hablar entonces hemos de creer en Cristo como en
DIOS mismo, no damos ni más ni menos fe y devoción. Por eso es que Jesús añade:
Las palabras que yo os hablo, no las
hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las
obras.
Siempre que Jesús habla, el Padre actúa por medio de
sus palabras. Toda palabra de Jesús es obra del Padre. Esto, sin embargo, no quiere
decir que el Padre actúe como un ventrílocuo que habla a través de un muñeco.
Por el contrario, el Hijo expresa la mente del Padre porque ella es también su
propia mente. En este sentido, cuando el Hijo habla, se realizan las obras
redentoras del Padre.
También incluyen sus milagros o señales. Estos sirven
para confirmar la fe, fortalecerla, ayudar a solidificarla. Las obras que el
Padre hacía en Jesús daban testimonio de que era el enviado del Padre. Juan 5:36. Si los discípulos no
aciertan a ver en Jesús al Padre, las obras que Jesús hace dan testimonio de
que es verdad lo que Él dice.
En consecuencia Jesús dice: 11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí;
de otra manera, creedme por las mismas obras.
Los discípulos vacilaban en la fe por las múltiples
circunstancias ocurridas solo momentos antes, aunque sinceramente su fe que
nunca había sido fuerte.
Pero lo que haya de fe en sus corazones debe
mantenerse y fortalecerse, sobre todo ahora, que el Maestro está a punto de
partir. Por esto Jesús exhorta de nuevo a sus discípulos a creer o, como
también se podría traducir el original seguir creyendo que él está en el Padre,
y el Padre en él.
El Señor sabe que es muy importante que su fe no
decaiga, por ello es que los insta a creer, seguir creyendo y nunca dejar de
creer en él como el único medio por el cual podemos conocer a DIOS, si las
palabras no son suficientes, entonces los hechos les ayudará, sus obras son
evidencia de su misión:
·
El agua en vino.
·
Levantar al paralitico.
·
Caminar sobre el mar.
·
Clamar la tempestad.
·
Multiplicar los panes y los peces.
·
Sanar a los enfermos.
·
Liberar a los oprimidos.
·
Dar vista a un ciego de nacimiento.
·
Resucitar después de 4 días a su amigo Lázaro.
De igual forma, cuando nuestra fe este por menguar, el
calor del horno de prueba nos está templando pero no significa que la fe no
vacile, por el contrario, es necesario que pase, que vacilemos para después
permanecer firmes en la Fe, y cuando esto suceda acordémonos de las obras que
nuestro Señor Jesucristo ha realizado en nuestras vidas.
¿Cuáles obras? Todas, si reconocemos que no merecemos
nada, que DIOS nos bendice porque Él es bueno no porque nosotros somos buenos,
entonces vamos a reconocer que todo lo que tenemos es una obra de su gracia,
amor y misericordia:
·
La salud.
·
Nuestros seres queridos.
·
En alimento a la mesa.
·
La diaria provisión.
·
La ropa que vestimos.
·
La cama donde dormimos.
·
El aire mismo que respiramos.
·
El hecho de que hoy estemos vivos y en la Casa de
DIOS.
Todo, absolutamente todo proviene de nuestro DIOS que
es bueno. Y su obra más grande a nuestras vidas: redención eterna en Cristo
Jesús, a pesar de ser pecadores, a pesar de que no conoció, nos eligió nos lavó
y nos guarda para el día postrero en la glorificación.
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