Tenemos un DIOS perfecto e infinito en sabiduría y
poder, por lo cual es impensable que ese DIOS tan sublime, haya creado un mundo
sin un plan igual de perfecto y bien delineado, un plan que tenga cada detalle,
por mínimo que sea para cada una de sus criaturas.
Aun nosotros los seres humanos, que somos meramente
una criatura de ese grandioso DIOS, y que somos de vidas cortas y propensos a
cometer incontables errores, con todo y eso, somos propensos a planear lo mejor
posible todas nuestras cosas, viajes, estudios, comidas, etc. De hecho,
consideramos como insensatos a aquellos que no planean con anticipación.
La verdad del caso es que a pesar de que muchos se oponen
a la predestinación teóricamente, todos la practicamos en la vida diaria.
El arquitecto, antes de comenzar la construcción de un edificio, hace
sus dibujos y traza sus planes, hasta los más minuciosos detalles; en su mente
el edificio se haya terminado antes de colocarse la primera piedra. Así también
sucede con el comerciante, con el abogado, con el agricultor, y con todo ser
racional e inteligente". Yo mismo antes de presentar este tema, lo diseñe
y elabore iniciando en mi mente.
Un universo sin decretos sería tan irracional y
espantosos como un automóvil que va en la oscuridad sin luces y sin conductor,
tal es la necesidad de que el universo y todo lo que en él existe sea regido
por decretos bien establecidos por DIOS.
El decreto divino se divide en dos: el general de
todos los acontecimientos y el especifioc de la predestinación a vida.
A.
Decreto
general. Dios,
desde toda la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su propia
voluntad, ha decretado en sí mismo, libre e inalterablemente,1
todas las cosas, todo lo que sucede;2 sin embargo, de tal
manera que por ello Dios ni es autor del pecado ni tiene comunión con nadie en
el mismo;3 ni se hace violencia a la voluntad de la criatura,
ni se quita la libertad o contingencia de las causas secundarias, sino que más
bien las establece;4 en lo cual se manifiesta su sabiduría en
disponer todas las cosas, y su poder y fidelidad en llevar a cabo sus decretos.5
1)
Definición.
Pr. 19:21; Is. 14:24-27;
46:10,11; Sal. 115:3; 135:6; Ro. 9:19.
El decreto de Dios es su
propósito o su determinación respecto a las cosas futuras.
Hemos
usado el singular, como hace la Escritura, porque sólo hubo un acto de su mente
infinita acerca del futuro, no son los decretos, es uno solo: hacer todo para su propia gloria, a
partir de ahí se desprenden sus planes o propósitos como medio para lograr el decreto eterno primario o principal. Pr. 19:21; Is. 14:24-27; 46:10,11; Sal.
115:3; 135:6; Ro. 9:19.
La
palabra “decreto” se encuentra en el Salmo
2:7. En Efesios 3:11, leemos
acerca de su “determinación eterna”. En Hechos
2:23, de su “determinado consejo y providencia”. En Efesios 1:9, el misterio de su “voluntad y beneplácito”. En Romanos 8:29, que él también
“predestinó”.
Los
decretos de Dios son llamados sus “consejos” para significar que son
perfectamente sabios. Son llamados su “voluntad para mostrar que Dios no está
bajo ninguna sujeción, sino que actúa según su propio deseo, en el proceder
Divino, la sabiduría está siempre asociada con la voluntad, y, por lo tanto, se
dice que los decretos de Dios son “el consejo de su voluntad”. Los decretos de
Dios están relacionados con todas las cosas futuras, sin excepción: todo lo que
es hecho en el tiempo, fue predeterminado antes del principio del tiempo, en la
eternidad pasada.
2)
Perfección
del decreto. Dn. 4:34,35; Ro.
8:28; 11:36; Ef. 1:11.
Dios
decretó como ha de funcionar y todo lo que va a hacer con exactitud increíble
todas y cada una de sus criaturas, cual arquitecto o ingeniero, DIOS planeó
perfectamente cómo ha de funcionar cada parte de su infinita creación para su propia gloria. Dn. 4:34,35; Ro. 8:28;
11:36; Ef. 1:11.
3)
Implicaciones
del decreto. Gn.
18:25; Stg. 1:13; 1 Jn. 1:5.
Dios decretó el pecado, pero no es el autor del pecado
DIOS no puede ser el autor del pecado porque
el no es quién hace que ocurra mediante su propia causa inmediata, el pecado
siempre es responsabilidad de las causas segundas que voluntariamente se
implican a él, el ejemplo de David censando al pueblo despeja muchas dudas. 2ª
Samuel 24:1. 1ª Crónicas 21:1. Podemos percatarnos que el decretó de DIOS
no se llevó a cabo pro el Espíritu Santo obrando en el corazón de David, sino
mediante una causa segunda: satanás.
Hay más pajes que esclarecen el asunto: Génesis
50:20. Hechos 2:23. Ambos pasajes o muestran que el propósito de DIOS al
decretar el pecado fue completamente puro pues fue movido por su propia misericordia
redentiva. Que DIOS decrete el pecado no lo hace participe del pecado, así como
decretó que los seres humanos vayamos al baño, pero él no necesita hacerlo.
4)
Agentes
ejecutores del decreto. Gn.
50:20; 2 S. 24:1; Is. 10:5-7; Mt. 17:12; Jn. 19:11; Hch. 2:23; 4:27,28.
DIOS ha dotado de libertad a sus criaturas,
en especifico a los seres humanos, de tal manera que somos los ejecutores de su
decreto eterno, pero de tal manera que al mismo tiempo siempre se cumplirá lo
que DIOS mismo decretó, esa libertad no debe de confundirse con el concepto
filosófico, pero no bíblico del libre albedrío.
Albedrío viene del latín arbitrium y significa
capacidad de tomar decisiones, voluntad. Es por eso que en algunos deportes al
réferi se le conoce como árbitro, pues es quien toma las decisiones entre los
equipos participantes. Y la voluntad es la encargada de tomar las decisiones.
Este es un concepto filosófico más que un concepto bíblico, y es la
habilidad que tiene cada individuo de tomar sus propias decisiones,
específicamente hablando en el cristianismo es la decisión de creer o no creer
en Jesucristo como su salvador personal.
No tiene nada que ver con el hecho de tomar la decisión de que vamos a
vestir el día de hoy, o que vamos a comer o como vamos a ir a nuestras casas,
que película queremos ver, o que estilo de música queremos escuchar, no nos
confundamos, no se trata de eso, esas decisiones triviales o superficiales de
la vida no son las que están en tela de juicio, lo que importa en realidad es:
·
¿Tenemos los seres humanos la capacidad de
elegir nosotros a Cristo?
·
¿Podemos hacer cosas buenas espiritual y
moralmente hablando sin la ayuda e intervención de DIOS?
·
¿La gracia de DIOS no es necesario pues
nosotros tomamos la libre decisión de creer y hacer cosas buenas?
Si el libre albedrío existe como muchos filósofos en las iglesias
cristianas lo aseguran, surge una gran incógnita ¿Para que mandó DIOS a su hijo
a morir en la Cruz del calvario si nosotros podíamos acercarnos a él y ser
buenos por nuestras libres decisiones?
El concepto del libre albedrío nos dice que DIOS no puede o no quiere
obligarnos nunca a hacer nada que nosotros no deseemos, como creer en él, por
ejemplo, que DIOS es todo un caballero que respetará siempre nuestras
decisiones, que, si nosotros decimos con nuestro libre albedrío que NO a la
voluntad de DIOS entonces DIOS no puede hacer ya nada al respecto, DIOS
tiene las manos atadas a nuestro libre albedrío piensan muchos.
Lo cierto es que nunca en la biblia encontramos el atributo de caballerosidad
divina, vemos claramente la
Supremacía de DIOS y el ejercicio de su Supremacía es lo que se conoce como soberanía
divina, pero jamás encontramos algo así como caballerosidad divina:
·
Daniel
4.35.
·
Jonás
1:1-3, 17.
·
Hechos
9:1-6.
No hay tal cosa como un libre albedrío
genuino, de ser posible que los hombres pudieran hacer lo bueno a los ojos de
Dios entonces por demás estuvo que Cristo muriera en la cruz, entonces no
estábamos tan perdidos y entonces Dios se habría equivocado y eso no sucede
nunca, lo que los seres humanos poseemos es la libertad de actuar dentro del
decreto divino, pues somos los agentes ejecutores de dicho decreto.
5)
Fidelidad
de su decreto. Nm.
23:19; Ef. 1:3-5.
Nada frustra, nada escapa y nada condiciona el decreto
eterno de DIOS.
Antes de pasar al decreto
especifico de DIOS, es necesario primero adentrarnos en un concepto muchas
veces malinterpretado: la presciencia divina.
B.
La
presciencia divina. Aunque
Dios sabe todo lo que pudiera o puede pasar en todas las condiciones que se
puedan suponer,1 sin embargo nada ha decretado porque lo
previera como futuro o como aquello que había de suceder en dichas condiciones.2
1)
Omnisciencia
divina. 1
S. 23:11,12; Mt. 11:21,23; Hch. 15:18.
2)
DIOS
no necesita ver al futuro para decretar su perfecta voluntad. Is. 40:13,14; Ro.
9:11-18; 11:34; 1 Co. 2:16.
El apóstol Pedro entendía perfectamente el
decreto eterno de DIOS. 1ª Pedro 1:2.
Si DIOS tuviera que mirar hacia el futuro para conocer
los eventos y de esa manera decretar su voluntad, entonces él estaría sujeto a
los acontecimientos y no en control de ellos.
Por lo tanto, DIOS no puede prever algo que
no haya sido antes por él mismo decretado, porque es su decreto el que hace que
todo ocurra con certeza y no se puede prever que algo vaya a ocurrir sin que
DIOS primero no lo decrete.
Las profecías bíblicas no son meramente DIOS
mirando al futuro para saber que ocurrirá, sino que DIOS desde la eternidad
decretó lo que va a ocurrir, por eso puede confiárselo a sus profetas. Isaías
46.10. hechos 3.18. 4:24-28. 15.15-18.
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