La CFB de Londres de 1689, en su lección
4, enseña acerca de la caída y el pacto. La clase pasada entendimos las
características generales y particulares de la caída de Adán en pecado y el
castigo adecuado para el pecado y los pecadores, sin embargo, como acabamos de
aclarar, originalmente son dos temas que la CFB 1689 liga íntimamente,
pues los bautistas particulares o algunas veces llamados bautistas reformados,
se apegan a la Teología del pacto o también conocida como Teología Federal o Federalismo, y en dicho marco teológico,
los pactos divinos son la esencia y el hilo conductor de la historia de la
humanidad en general y de la redención en particular.
Para poder entender más a fondo y poder
continuar con nuestro estudio de la CFB 1689 es necesario aclarar
primero la diferencia entre Teología del pacto y el dispensacionalismo o
teología dispensasionalista, ambos son marcos teológicos donde se desarrolla
todo el proceso de pensamiento doctrinal.
Para que lo podamos entender, imaginemos que
decimos que vamos a formar dos equipos de jugadores, y utilizaremos una cancha
y un balón, tendremos un referí central y ganará el equipo que anote más puntos
¿a qué deporte me refiero? Podría ser soccer, o baloncesto, o hasta futbol
americano, sin un marco de referencia bien definido caemos en la imprecisión,
ahora bien, si aclaramos que jugaremos futbol rápido, de inmediato todo toma
sentido.
De la misma manera es con la Teología del
pacto o la dispensasionalista, son los marcos de referencia teológica que
definen la manera en que leemos e interpretamos las Escrituras, son los límites
(marco) que nos previenen de desviarnos y caer en errores o herejías, es la
óptica bajo la cual observamos todas las doctrinas bíblicas.
Básicamente en el dispensacionalismo,
creen que la historia bíblica se divide en dispensaciones o etapas, siete por
lo general, en las cuales DIOS trató con su pueblo de diversas maneras y no
tienen continuidad en esas etapas, cada vez que se cierra una, se abre otra
distinta de la anterior, y da a luz equivocaciones muy serias, como creer que
antes de Cristo la salvación era por guardar la ley o que DIOS actualmente tiene
dos pueblos, Israel y la Iglesia. Lamentablemente la gran mayoría de los
cristianos en la actualidad, algunos hasta sin saberlo a ciencia cierta, son
dispensasionalistas o fuertemente influenciados por este marco teológico, el
cual cabe resaltar tiene escasos 150 años de haber surgido.
La teología del pacto en cambio, es una manera de leer
la Biblia que trata de explicar la trama de las Escrituras, mostrando cómo las
diversas partes de la Biblia se integran en una unidad que presenta un solo
mensaje de salvación por la fe en Jesús.
La teología del pacto resume la enseñanza de toda la
Biblia con el concepto de pacto. La teología del pacto sostiene que Dios toma
la iniciativa de relacionarse con el ser humano siempre por medio de pactos. También
sostiene que existe cierta continuidad entre varios de estos pactos, y que
reconocer esta continuidad nos ayuda a entender el mensaje principal de la
Biblia: la redención por gracia.
¿Qué es un Pacto? Pasamos ahora a la
definición bíblica de un pacto. En primer lugar, un pacto es un vínculo. Con
el fin de comprender la naturaleza de este vínculo, tenemos que distinguir
entre los pactos que se hacen entre los hombres y los pactos entre Dios y los
hombres.
Un pacto es un acuerdo formal
entre dos o más personas que establece y define los límites de la relación.
Ejemplos cotidianos sobran: el matrimonio, un acuerdo
laboral, un acuerdo escolar, un trato de negocios, una cita con el doctor, etc.
Pactos entre Hombre y Hombre. Los
pactos entre hombres eran comunes en el AT. En tales casos, un pacto era un
acuerdo mutuo entre las partes en el cual las partes entraban en tal pacto de
igual a igual, por ejemplo, Génesis 21:27; 31:44.
Pactos de Dios y el Hombre. En
los pactos de Dios y el hombre, Dios es soberano. Los términos son
soberanamente impuestos sobre el hombre; el hombre no negocia los términos con
Dios. Además, estos pactos son vínculos de sangre; el resultado del
incumplimiento del pacto es la muerte, el derramamiento de sangre.
Es el acuerdo legal inalterable
y divinamente impuesto
Es vital entender que la única forma en que Dios trata
con el hombre es a través de pactos. Dios
no trata con el hombre aparte de los pactos. Dios
establece los términos de estos pactos, y tanto
Dios como el hombre deben regirse por estos términos.
Hay tres pactos principales en las Escrituras:
i.
El pacto de obras entre Dios y Adán.
El primer pacto fue el "Pacto de las
Obras" entre Dios y Adán. Dios entró en un pacto que requería la
perfecta obediencia de Adán en el Jardín del Edén. Adán tuvo que obedecer la
orden de no comer de un árbol, el árbol de la ciencia del bien y del mal Génesis
2:16-17. Si Adán rompía el pacto, él iba a morir; si obedecía a Dios,
viviría.
Este pacto es de obras, porque
el éxito de este pacto se basaba en la obediencia de Adán.
El pacto fue hecho con Adán y todos los hombres, ya
que Adán era la cabeza federal es decir el representante de toda la raza humana.
Romanos 5:12-19; 1ª Corintios 15:22. Adán falló en esta prueba, y así se
condenó a sí mismo a muerte y condenó a todos aquellos a quienes él
representaba.
ii.
El Pacto de Redención entre Dios y Cristo, el segundo
Adán.
El pacto de la redención es “el convenio entre el
Padre, que da al Hijo como Cabeza y Redentor de los elegidos, y el Hijo, que
acepta voluntariamente el lugar que corresponde a aquellos a quienes el Padre
dio al Hijo” (Berkhof, p. 324). Se trata de un pacto inter-trinitario
donde el Padre es el originador, el Hijo el ejecutor y el Espíritu Santo el
administrador. Juan 6:38. 1ª Corintios 15:22. Efesios 1.4-11.
Recordemos que Dios no tiene una especie de “plan B”
sino que al haberse constituido este pacto en la eternidad precede a la
creación y aún a la caída del hombre en el pacto de las obras. Por tanto, se
debe repudiar cualquier idea que invite a pensar que el pacto de la redención
resultó de una contingencia que se le presentó a Dios y que tuvo que
solucionar.
iii.
El Pacto de la gracia entre Dios con Cristo y sus
elegidos.
El tercer pacto es el Pacto de Gracia,
en el cual Dios entra en alianza con los hombres para el perdón de sus pecados
y entra en una nueva relación con ellos. El Pacto de la Gracia está relacionado
con el Pacto de la Redención, ya que se basa en la obra de Cristo en la
redención.
El vocablo pacto de la gracia no aparece
en las Escrituras, como tampoco términos como trinidad, Encarnación, unión
hipostática, etc. Utilizamos el término para describir la serie de pactos de la
promesa de gracia, desde la primera promesa de gracia hecha a Adán en Génesis
3:15 pasando por las promesas hechas a Noé, Abraham, a Moisés y a David,
las cuales alcanzan su plenitud en el Nuevo Pacto en Cristo: Lucas 22:20.
Decimos que es pacto de gracia, porque
desde la caída del hombre en el Pacto de Obras, el hombre ya no puede agradar a
Dios por sus obras, por lo que la única manera en que Dios puede tratar con el
hombre ahora es por la gracia.
Es de este tercer pacto, el pacto de gracia,
del cual la CFB 1689 nos habla: Del pacto de Dios.
A.
Necesidad
del pacto de gracia. La
distancia entre Dios y la criatura es tan grande que aun cuando las criaturas
racionales le deben obediencia como su Creador, éstas nunca podrían haber
logrado la recompensa de la vida a no ser por alguna condescendencia voluntaria
por parte de Dios, que a él le ha placido expresar en forma de pacto.1
1.
Job
35:7,8; Sal. 113:5,6; Hch. 17:24,25.
El pacto de obras sigue vigente,
por lo tanto, es necesario el pacto de gracia si deseamos agradar a DIOS.
B.
El
carácter esencial del pacto de gracia. Además, habiéndose el
hombre acarreado la maldición de la ley por su Caída, agradó al Señor hacer un
pacto de gracia1, en el que gratuitamente ofrece a los
pecadores vida y salvación por Jesucristo, requiriéndoles la fe en él para que
puedan ser salvos2, y prometiendo dar su Espíritu Santo a
todos aquellos que son ordenados para vida eterna, a fin de darles disposición
y capacidad para creer3.
1.
Legalidad
del pacto. Gn.
3:15; Sal. 110:4, He. 7:22-28; 10:12-18; Ef. 2:12, Ro.4:13-17 y Gá. 3:18-22;
He. 9:15.
2.
Dimensión
universal. Jn.
3:16; Ro. 10:6,9; Gá. 3:11.
Esta condicionante del pacto no nos dice que
todos serán salvos, sino que los elegidos desde la eternidad ahora no solo
pertenecen a una nación técnica como fue en su momento con el pueblo de Israel,
sino que están regados por todo el mundo, de toda lengua, tribu y nación.
3.
Dimensión
particular. Ez.
36:26,27; Jn. 6:44,45.
Solo los que sean regenerados por el
Espíritu Santo tienen la disposición y la capacidad para creer en la persona de
Cristo y sus promesas redentoras.
La Fe en Cristo en la única
condición puesta por DIOS para que los hombres entremos en el pacto de gracia.
Lo maravilloso, es que DIOS mismo nos dotó
de la Fe necesaria para creer en Cristo desde antes de que naciéramos, así se
aseguró de que no tengamos ningún mérito en nuestra salvación.
C.
Características
significativas del pacto de gracia. Este pacto se revela en el evangelio; en
primer lugar, a Adán en la promesa de salvación a través de la simiente de la
mujer, y luego mediante pasos adicionales hasta completarse su plena revelación
en el Nuevo Testamento;1 y tiene su fundamento en aquella transacción federal
y eterna que hubo entre el Padre y el Hijo acerca de la redención de los
escogidos;2 y es únicamente a través de la gracia de este
pacto como todos los descendientes del Adán caído que son salvados obtienen
vida y bendita inmortalidad, siendo el hombre ahora totalmente incapaz de ser
aceptado por Dios bajo aquellas condiciones en las que estuvo Adán en su estado
de inocencia.3
1.
Su
revelación progresiva. Gn.
3:15; Ro. 16:25-27; Ef. 3:5; Tit. 1:2; He. 1:1,2.
El Pacto de Gracia se revela en el
evangelio. El evangelio es la revelación del Pacto de Gracia. También, este
Pacto de Gracia se revela a Adán en la promesa de la simiente de la mujer, Génesis
3:15 es la primera revelación del Pacto de Gracia, y luego mediante
pasos adicionales se va mostrando poco a poco en las Escrituras hasta
completarse su plena revelación en el Nuevo Testamento.
2.
Su
fundamento eterno. Sal.
110:4; Ef. 1:3-11; 2 Ti. 1:9.
Como ya lo habíamos definido, El Pacto de
Redención es la base sobre la cual se fundamente el pacto de Gracia.
3.
Su
provisión exclusiva. Jn.
8:56; Ro. 4:1-25; Gá. 3:18-22; He. 11:6,13,39,40.
Aunque la confesión enseña la perpetuidad
del pacto de obras a lo largo del Antiguo y del Nuevo Testamento, afirma
firmemente que la salvación en ambas épocas es solo por gracia. La continuación
del pacto de obras no fue para conducir a los pecadores a la ley, sino para
ponerlos de rodillas.
Debido a que la ley es incapaz de otorgar
vida eterna a los que rompen los pactos, Dios reveló el evangelio inmediatamente
después de la caída. A Adán y a todos sus descendientes caídos se les dio la
esperanza de la vida eterna a través de la proclamación del evangelio y solo mediante
la proclamación del evangelio.
El Pacto de Gracia es el único
medio de salvación.