A. Naturaleza de la
caída. A
pesar de que Dios creó al hombre recto y perfecto, y le dio una ley justa, que
hubiera sido para vida si la hubiera guardado, y amenazó con la muerte su
transgresión, el hombre no la honró por mucho tiempo,1 usando
Satanás la sutileza de la serpiente para subyugar a Eva y luego a través de
ella seduciendo a Adán, quien sin ninguna coacción, deliberadamente transgredió
la ley bajo la cual habían sido creados y también el mandato que les había sido
dado, al comer del fruto prohibido, lo cual agradó a Dios permitir, conforme a
su sabio y santo consejo, habiéndolo ordenado con el propósito de que fuera
para su propia gloria.2
1.
Marco
general de la caída. Gn.
2:17. Ec. 7:29; Ro. 5:12-15.
2.
Descripción
particular de la caída:
a.
Ocasión.
En el huerto del Edén con nuestros primeros padres. Gn. 3:1-7.
b.
Manera.
Satanás usó la sutileza de la serpiente. 2 Co. 11:3; 1 Ti. 2:14.
c.
Esencia.
Provocó desobediencia en todos los seres humanos. Ro. 11:32-34
d.
Sustancia.
Para su propia gloria. 2 S. 24:1; 1 Cr.
21:1; 1 R. 22:22,23; 2 S. 16:10; Hch. 2:23; 4:27,28.
Hay atributos de DIOS, como su
Gracia y misericordia que solo los podemos reconocer plenamente teniendo como
marco de referencia el pecado.
B. El resultado
de la caída. Por este pecado, nuestros primeros padres cayeron de su
justicia y rectitud original y de su comunión con Dios, y nosotros en ellos, por
lo que la muerte sobrevino a todos;1 viniendo a estar todos
los hombres muertos en pecado, y totalmente corrompidos en todas las facultades
y partes del alma y del cuerpo.2
1.
Universalidad
del pecado.
Ro. 5:12ss.; 1Co. 15:20-22; Sal. 51:4,5; 58:3; Ef. 2:1-3; Gn. 8:21; Pr. 22:15.
El pecado es un mal universal, es decir que ha
afectado a todos, absolutamente todos los seres humanos descendientes de Adán,
esto obviamente compete a toda la raza humana sin excepción alguna de:
·
Nacionalidad.
·
Credo.
·
Sexo.
·
Edad.
·
Condición social.
·
Nivel educativo.
·
Origen étnico.
·
Idioma.
·
Rasgos físicos.
·
Etc.
Esto no es algo que Pablo o algún discípulo haya
inventado, los profetas del A.T. y Jesús mismo recalcaron esta realidad: Mateo 15:18-19. Juan 8:44. Esto nos
confirma una verdad previamente entendida y es que los seres humanos pecan
porque son pecadores, no se convierten en pecadores al pecar, es como un perro,
ladra porque es un perro no se convierte en perro porque ladra.
Todos los seres humanos nacemos con esta condición de
la cual es IMPOSIBLE escapar, por lo tanto, somos pecadores por condición más
que por conducta, esto deshecha el mito de que todos los seres humanos nacemos
siendo buenos por naturaleza, pero que la sociedad nos echa a perder, de ser
así, ¿Qué echo a perder a la sociedad? Los seres humanos fuimos.
Aquel que niegue la realidad universal del pecado,
simplemente no puede llamarse cristiano en el sentido bíblico de la palabra.
2.
La
realidad del pecado es total. Gn.
2:17; Ef. 2:1; Tit. 1:15; Gn. 6:5; Jer. 17:9; Ro. 3:10-18; 1:21; Ef. 4:17-19;
Jn. 5:40; Ro. 8:7.
Nada en el hombre se escapa del efecto corruptor del
pecado. Nada en absoluto, de otra manera el hombre podría salvarse a sí mismo
por medio del ejercicio de esa pequeña parte libre del pecado.
El pecado ha afectado de muerte nuestro:
·
Espíritu.
·
Alma
·
Cuerpo.
i.
Nuestro espíritu estaba condenado a la ignorancia
acerca de DIOS, es por este motivo que no solo no queremos, no podemos
acercarnos a DIOS, pues nuestro espíritu ignora por completo como hacerlo, y es
donde comienzan las búsquedas en lugares equivocados:
a.
Brujería.
b.
Limpias.
c.
Vicios.
d.
Religiones.
e.
Santería.
f.
Santa muerte.
g.
Amor, dinero, familia.
Hacemos de todo por llenar el hueco, pero lo hacemos
de la manera incorrecta, esto es así porque nuestro espíritu está muerto por la
total ignorancia de quien es DIOS.
Este es el motivo por el cual Cristo ejerce el oficio
profético, Cristo como la Palabra revelada de DIOS nos salva de la ignorancia
producida por el pecado, de esta forma nuestro espíritu es libre del castigo
del pecado, a esto le conocemos como justificación.
ii.
Nuestra alma estaba encadenada al poder del pecado,
así que por más que lo intentáramos nunca podríamos dejar de pecar, tal vez por
cortos periodos de tiempo o tal vez intercambiando un pecado por otro, pero
nunca lo íbamos a lograr por nuestra propia cuenta. Solamente los pelagianistas creen que tenemos el libre
albedrio para lograrlo, pero la biblia nos dice que somos esclavos del pecado. Juan 8:34.
Nuestro Señor Jesucristo, en su oficio de Sumo
Sacerdote es que nos hace libres del poder, de la influencia, de la esclavitud
de nuestras almas al pecado, por medio de su sangre y con su continua
intercesión junta al Padre a favor de nuestras vidas es que la culpa que
produce el pecado y que estaba plasmada en nuestra alma ha sido lavada.
Es este el motivo por el cual cuando nacemos de nuevo,
el más glorioso y maravilloso milagro obrado por DIOS, ya estamos capacitados
para dejar de pecar, lo que antes parecía imposible para nosotros, DIOS lo hace
posible. Lucas 18:27.
No son pocos los testimonios de conversiones genuinas,
obradas por el Espíritu Santo de personas que ahora si han salido de:
·
Homosexualismo.
·
Drogadicción.
·
Alcoholismo.
·
Pandillas.
·
Adulterio.
·
Pornografía.
Si bien es cierto que estos testimonios no son el evangelio, pero si son una
prueba más de que la Escritura es real, Cristo como nuestro Sumo Sacerdote nos
hace libres del poder del pecado en nuestras almas, a esto se le conoce como santificación.
iii.
Nuestros cuerpos, por consecuencia de que nuestra alma
y espíritu estaban en condenación, también eran dignos de castigo eterno, la
biblia solo menciona que los nacidos de nuevo, a los hijos de DIOS al final de
los tiempos se nos dará un cuerpo nuevo, sin mancha ni corrupción.
Cristo, es su oficio de Rey, nos salvará del dominio
del pecado, no más cuerpos humanos normales sujetos a:
·
Cansancio.
·
Hambre.
·
Sed.
·
Sueño.
·
Pecado.
Que nos limitan en nuestro servicio y adoración a
DIOS, en su debido tiempo, Cristo nuestro REY nos librará de estos cuerpos
mortales, a esta enseñanza la conocimos como la glorificación.
Como nota, recordemos que si DIOS ha decidido NO
glorificarnos de inmediato al nacer de nuevo no es porque no pueda, es porque en su plan perfecto, el dejarnos por un corto
periodo de tiempo (si lo comparamos con la eternidad) en este cuerpo corrupto,
DIOS recibe una mayor gloria, pues donde nosotros fallamos en obedecer a DIOS,
Cristo en nosotros sale victorioso.
C. El pecado
original. Siendo ellos la raíz de la raza humana, y estando por designio de
Dios en lugar de toda la humanidad, la culpa del pecado fue imputada y la
naturaleza corrompida transmitida a toda la posteridad que descendió de ellos
mediante generación ordinaria, siendo ahora concebidos en pecado, y por
naturaleza hijos de ira, siervos del pecado, sujetos a la muerte y a todas las
demás desgracias — espirituales, temporales y eternas—, a no ser que el Señor
Jesús los libere.1
1.
Su
transmisión y resultados. Ro.
5:12ss.; 1 Co. 15:20-22; Sal. 51:4,5; 58:3; Ef. 2:1-3; Gn. 8:21; Pr. 22:15; Job
14:4; 15:14.
A partir de la
desobediencia de Adán la humanidad entera vive en rebelión en contra de lo que
DIOS ha dicho.
Sin obedecer a DIOS, haciendo las cosas a su
modo y no al modo de DIOS, en rebeldía y yendo en contra de lo que DIOS dice en
su Palabra.
No podemos escapar de nuestra maldad ni limpiarnos de
nuestro propio pecado. Por ello, se requiere que alguien separado del pecado
nos ayude. Pero también, que se compadezca de nosotros y desee ayudarnos en
nuestra triste e infructuosa lucha contra el pecado original que portamos.
Aquí es donde la gracia de Dios cobra sentido. Sólo la
salvación es un favor cuando se merece la condenación. Es por causa de la
gravedad de nuestro pecado que se hace necesaria la gracia de Dios.
D. El pecado actual. De esta
corrupción original, por la cual estamos completamente indispuestos,
incapacitados y opuestos a todo bien y enteramente inclinados a todo mal,1
proceden en sí todas las transgresiones.2
1.
Su
fuente: el pecado original. Jn.
3:19-20; Ro. 3:10-12; 7:18; 8:7,8; 1 Co. 2:14.
2.
Su
ámbito: todo lo que somos. Mt. 7:17-20;
12:33-35; 15:18-20.
E. El remanente
de pecado. La corrupción de la naturaleza permanece durante esta vida en
los que son regenerados; y, aunque aquella sea perdonada y mortificada por
medio de Cristo, ella misma y sus primeros impulsos son verdadera y propiamente
pecado.1
1.
Los
hijos de DIOS aun cometemos acciones pecaminosas debido a la carne.1 Jn. 1:8-10; 1
R. 8:46; Sal. 130:3; 143:2; Pr. 20:9; Ec. 7:20; Ro. 7:14-25; Stg. 3:2.
Lo que pasa al nacer de nuevo es que el
pecado original muere en nosotros (es removido, quitado, desechado, etc.) Romanos 6:6-7.
La pregunta que surge de inmediato en muchos
es: ¿Por qué seguimos pecando entonces? Es porque el pecado original fue
removido, pero la carne o este cuerpo carnal se quedó acostumbrado a seguir
cometiendo pecados, dicho en otras palabras:
A la carne (nuestro cuerpo) le gusta seguir pecando.
Romanos 6.19.
No malinterpretemos, por supuesto que DIOS
hizo la obra completa de la salvación, eso no está en entredicho, sin embargo,
sigue presente la carne y a la carne le gusta seguir pecando: 1ª Juan 1.8, esto es lo que tarde o
temprano nos lleva a pecar nuevamente. Romanos
7.17-24.
Para finalizar reflexionemos lo siguiente:
Si pensamos sobre nosotros mismos de manera
individual y como género humano que somos buenos es ser contrarios a DIOS, la
obra de Cristo en la cruz no era necesaria entonces pues en el fondo somos
buenos y lo más trágico, DIOS se equivocó al enviar a su hijo Jesús a morir en
nuestro lugar, y obviamente esto no es así. Debemos de humillarnos a nosotros
mismos y aceptar esta terrible verdad los seres humanos somos totalmente
depravados, y mientras mejor lo entendamos más apreciaremos la obra de Cristo
al comprarnos en la Cruz del calvario.
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