miércoles, 20 de mayo de 2020

CFB 1689. Tema 23 La Perseverancia de los Santos. Cita: 1ª Juan 2:19.


El día de hoy contestaremos las preguntas que han causado controversia en la sana doctrina, y que la CFB 1689 aborda para su compresión con base en la Escritura:

·         ¿Puede una persona que ha escuchado el mensaje del evangelio, que lo entiende y que ha creído en él, tener la seguridad de ser salvo siempre?
·         ¿Podemos estar seguros de que somos salvos independientemente del grado de éxito espiritual con el que vivamos? 
·         ¿Podemos los que hemos sido regenerados y nacidos de nuevo caer de la gracia?
·         ¿Podemos vivir sin el mínimo de obediencia y santidad requeridas y aun así ir al cielo?
·         En pocas y simples palabras: ¿La salvación se pierde? O ¿Salvo es siempre salvo, como afirman muchos?




A. El hecho de la perseverancia.  Aquellos a quienes Dios ha aceptado en el Amado, y ha llamado eficazmente y santificado por su Espíritu, y a quienes ha dado la preciosa fe de sus escogidos, no pueden caer ni total ni definitivamente del estado de gracia, sino que ciertamente perseverarán en él hasta el fin, y serán salvos por toda la eternidad, puesto que los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables, por lo que él continúa engendrando y nutriendo en ellos la fe, el arrepentimiento, el amor, el gozo, la esperanza y todas las virtudes del Espíritu para inmortalidad;1 y aunque surjan y les azoten muchas tormentas e inundaciones, nunca podrán arrancarles del fundamento y la roca a que por la fe están aferrados; a pesar de que, por medio de la incredulidad y las tentaciones de Satanás, la visión perceptible de la luz y el amor de Dios puede ensombrecérseles y oscurecérseles por un tiempo,2 él, sin embargo, sigue siendo el mismo, y ellos serán guardados, sin ninguna duda, por el poder de Dios para salvación, en la que gozarán de su posesión adquirida, al estar ellos esculpidos en las palmas de sus manos y sus nombres escritos en el libro de la vida desde toda la eternidad.3

1.    La causa de la perseverancia: la Gracia de DIOS. Jn. 10:28,29; Fil. 1:6; 2 Ti. 2:19; 2 P.1:5-10; 1 Jn. 2:19.

La perseverancia de los santos se refiere a los que verdaderamente somos regenerados seremos salvos sin duda alguna, de la mano de nuestro Señor y DIOS tenemos la completa seguridad perseverar hasta el final de nuestras vidas. La perseverancia de los santos significa que todos aquellos que son realmente nacidos de nuevo serán guardados por el poder de Dios y perseveraran como cristianos hasta el fin de sus vidas y que solo aquellos que perseveran hasta el fin han nacido verdaderamente de nuevo.

La perseverancia de los santos no dice que todos los que vienen a la iglesia o que se dicen cristianos o se dicen salvos van a ir al cielo, sino solo los SANTOS.

2.    Los obstáculos de la perseverancia. Sal. 89:31,32; 1 Co. 11:32; 2 Ti. 4:7.
En primer lugar, cuando un hijo de DIOS comete pecados en su carne, NO pierde su estado de salvación o su posición en Cristo, si en verdad es un redimido, un elegido, puede estar alejado de los Caminos del Señor, incluso por un tiempo considerable, pero tarde o temprano regresará a la senda antigua.

Nunca hemos de olvidar, que precisamente para esto es la Sangre de Cristo, para limpiar los pecados de la carne, todos, presentes, pasados y futuros. Colosenses 2:13-14. 1ª Pedro 2:24.

Un verdadero hijo de DIOS tarde o temprano confiesa sus pecados y se aparta de ellos, no solo se siente mal, pero sigue actuando igual.
 1ª Juan 1:9. Proverbios 28:13.

3.    La seguridad de la perseverancia. Sal. 102:27; Mal. 3:6; Ef. 1:14; 1 P. 1:5; Ap. 13:8.

El hecho de que los verdaderos creyentes que han nacido de nuevo a la vida eterna tengan asegurada la salvación final depende totalmente de la preservación divina la cual es la acción continua del Espíritu Santo en el corazón de los creyentes estimulándolos a seguir en santidad, esta obra de la gracia lleva al cristiano a feliz término de su vida terrenal.

Esta preservación permanente de parte de DIOS tiene su contraparte en el creyente de perseverar hasta el final, pero esta preservación no es algo propio que haya nacido en él, sino que es la reacción propia de la preservación divina.

Dios nos preserva en sus manos y nosotros por consecuencia perseveramos en sus caminos.

B. Los fundamentos de la perseverancia. Esta perseverancia de los santos depende no de su propio libre albedrío,1 sino de la inmutabilidad del decreto de elección,2 que fluye del amor libre e inmutable de Dios el Padre, sobre la base de la eficacia de los méritos y la intercesión de Jesucristo y la unión con él,3 del juramento de Dios,4 de la morada de su Espíritu, de la simiente de Dios que está en los santos5 y de la naturaleza del pacto de gracia,6 de todo lo cual surgen también la certeza y la infalibilidad de la perseverancia.

1.    No depende de los elegidos. Fil. 2:12,13; Ro. 9:16; Jn. 6:37,44.

Si DIOS dejara en nuestras manos la preservación en la gracia, rápidamente la perderíamos.

2.    Depende de la elección divina. Mt. 24:22,24,31; Ro. 8:30; 9:11,16; 11:2,29; Ef. 1:5-11.

Si un elegido por el Padre para salvación pudiera perderse significaría que DIOS no es el Soberano Todopoderoso del universo.

Esta enseñanza se refiere únicamente a todos aquellos que el Padre Eligió, el Hijo Rescató y el Espíritu Llamó. No es para todos los seres humanos, pues de ser así caeríamos irremediablemente en la herejía del universalismo

3.    Descansa en la eficacia de la obra de Cristo. Ef. 1:4; Ro. 5:9,10; 8:31-38; 2 Co. 5:14; 1 Co. 1:8,9; Jn. 14:19; 10:28,29.

La obra de la salvación efectuada por Cristo es perfecta, por lo tanto, nuestra perseverancia está garantizada.

4.    Se basa en la seguridad de la promesa y el juramento de DIOS. He. 6:16-20.

DIOS ha prometido y ha jurado por Sí mismo preservarnos, y él no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta.

5.    Le da cimiento la morada del Espíritu en los creyentes. 1 Jn. 2:19,20,27; 3:9; 5:4,18; Ef. 1:13-14; 4:30; 2 Co. 1:22; 5:5.

La presencia del Espíritu en nuestras vidas sirve como las arras o la promesa de que todo será cumplido. En los asuntos humanos, cuando ya el dinero de las arras se ha dado y se ha recibido, tanto el comprador como el vendedor están comprometidos a completar la transacción. Similarmente, el don del Espíritu sirve como el compromiso de Dios de que Él no va retractarse de ninguna de sus promesas.

El sello del Espíritu incluye las ideas de posesión, autoridad, responsabilidad y, sobre todo, seguridad. El sello nos da seguridad de las promesas de Dios hacia nosotros, especialmente de nuestra salvación. Podemos estar seguros de que:

·         Él nos posee (su sello en nosotros lo confirma).
·         Tenemos una salvación segura pues esta sellada por El Espíritu (bajo Su autoridad).
·         Es Su propósito guardarnos hasta el día de nuestra completa redención (asumió por amor esa responsabilidad).

El sello del Espíritu en nosotros durará hasta el día de nuestra glorificación.

6.    La respalda la infalibilidad del pacto de gracia. Jer. 31:33,34; 32:40; He. 10:11-18; 13:20,21.

Dios entró en un pacto con los hombres para el perdón de sus pecados y tener una nueva relación con ellos por medio de Cristo, como todo pacto de DIOS este también es eterno.

C. La dificultad de la perseverancia.  Y aunque los santos (mediante la tentación de Satanás y del mundo, el predominio de la corrupción que queda en ellos y el descuido de los medios para su preservación) caigan en pecados graves y por algún tiempo permanezcan en ellos1 (por lo que incurren en el desagrado de Dios y entristecen a su Espíritu Santo,2 se les dañan sus virtudes y consuelos,3 se les endurece el corazón y se les hiere la conciencia,4 lastiman y escandalizan a otros,5 y se acarrean juicios temporales6), renovarán su arrepentimiento y serán preservados hasta el fin mediante la fe en Cristo Jesús.7

1.    Existe la posibilidad de caer en pecados graves. Mt. 26:70,72,74.

Algunos grupos arminianos, alegan que no son los pecados pequeños los que te hacen perder el estado de salvación, ni que es una y otra vez, que solo los grandes pecados son los que nos alejan en definitiva del Señor, lo cierto es que todos los pecados son iguales para Dios, y no existen los pecados "grandes" y "pequeños"; si se perdiera la salvación por el pecado, ésta se perdería a cada momento por causa de cada mentira, o mal pensamiento, etc. Romanos 3:23 "La paga del pecado [todo pecado] es muerte. . ."

2.    Esto no significa que agradamos a DIOS con ellos. Sal. 38:1-8; Is. 64:5-9; Ef. 4:30; 1 Ts. 5:19.

Los pecados de la carne interrumpen nuestra comunión con el Padre, pero no anulan nuestra relación eterna con Él.

3.    La vida espiritual se ve gravemente afectada. Sal. 51:10-12.

4.    Se puede caer en endurecimiento de corazón. Sal. 32:3,4; 73:21,22.

5.    Se pude llegar a ser piedra de tropiezo a otros. 2 S. 12:14; 1 Co. 8:9-13; Ro. 14:13-18; 1 Ti. 6:1,2; Tit. 2:5.

Tengamos cuidado de tropezar cuando nos encontremos con un creyente que está alejado del Señor, y procuremos aún más no ser nosotros los que hagamos tropezar a alguien.

6.    Se acarrea la disciplina divina. 2 S. 12:14ss.; Gn. 19:30-38; 1 Co. 11:27-32.


7.    Al final, DIOS nos persevera para salvación. Lc. 22:32,61,62; 1 Co. 11:32; 1 Jn. 3:9; 5:18.

A pesar de todo lo anterior, el Señor en su Gracia y fidelidad, siempre se las arregla para preservar a los que son suyos.

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