El día de hoy contestaremos las preguntas
que han causado controversia en la sana doctrina, y que la CFB 1689 aborda para
su compresión con base en la Escritura:
·
¿Puede una persona que ha escuchado el mensaje del evangelio, que lo
entiende y que ha creído en él, tener la seguridad de ser salvo siempre?
·
¿Podemos estar seguros de que somos salvos independientemente del grado
de éxito espiritual con el que vivamos?
·
¿Podemos los que hemos sido regenerados y nacidos de nuevo caer de la
gracia?
·
¿Podemos vivir sin el mínimo de obediencia y santidad requeridas y aun
así ir al cielo?
·
En pocas y simples palabras: ¿La salvación se pierde? O ¿Salvo es siempre
salvo, como afirman muchos?
A. El hecho de
la perseverancia. Aquellos a quienes
Dios ha aceptado en el Amado, y ha llamado eficazmente y santificado por su
Espíritu, y a quienes ha dado la preciosa fe de sus escogidos, no pueden caer
ni total ni definitivamente del estado de gracia, sino que ciertamente
perseverarán en él hasta el fin, y serán salvos por toda la eternidad, puesto
que los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables, por lo que él continúa
engendrando y nutriendo en ellos la fe, el arrepentimiento, el amor, el gozo,
la esperanza y todas las virtudes del Espíritu para inmortalidad;1
y aunque surjan y les azoten muchas tormentas e inundaciones, nunca podrán
arrancarles del fundamento y la roca a que por la fe están aferrados; a pesar
de que, por medio de la incredulidad y las tentaciones de Satanás, la visión perceptible
de la luz y el amor de Dios puede ensombrecérseles y oscurecérseles por un
tiempo,2 él, sin embargo, sigue siendo el mismo, y ellos
serán guardados, sin ninguna duda, por el poder de Dios para salvación, en la
que gozarán de su posesión adquirida, al estar ellos esculpidos en las palmas
de sus manos y sus nombres escritos en el libro de la vida desde toda la
eternidad.3
1.
La
causa de la perseverancia: la Gracia de DIOS. Jn. 10:28,29; Fil. 1:6; 2
Ti. 2:19; 2 P.1:5-10; 1 Jn. 2:19.
La perseverancia de los santos se refiere a los que verdaderamente somos
regenerados seremos salvos sin duda alguna, de la mano de nuestro Señor y DIOS
tenemos la completa seguridad perseverar hasta el final de nuestras vidas. La perseverancia de los santos significa que
todos aquellos que son realmente nacidos de nuevo serán guardados por el poder
de Dios y perseveraran como cristianos hasta el fin de sus vidas y que solo
aquellos que perseveran hasta el fin han nacido verdaderamente de nuevo.
La perseverancia de los santos no dice que todos
los que vienen a la iglesia o que se dicen cristianos o se dicen salvos van a
ir al cielo, sino solo los SANTOS.
2.
Los
obstáculos de la perseverancia. Sal. 89:31,32; 1 Co. 11:32; 2 Ti. 4:7.
En
primer lugar, cuando un hijo de DIOS comete pecados en su carne, NO pierde su
estado de salvación o su posición en Cristo, si en verdad es un redimido, un
elegido, puede estar alejado de los Caminos del Señor, incluso por un tiempo
considerable, pero tarde o temprano regresará a la senda antigua.
Nunca
hemos de olvidar, que precisamente para esto es la Sangre de Cristo, para
limpiar los pecados de la carne, todos, presentes, pasados y futuros. Colosenses 2:13-14. 1ª Pedro 2:24.
Un
verdadero hijo de DIOS tarde o temprano confiesa sus pecados y se aparta de
ellos, no solo se siente mal, pero
sigue actuando igual.
1ª Juan 1:9. Proverbios 28:13.
3.
La
seguridad de la perseverancia. Sal. 102:27; Mal. 3:6; Ef. 1:14; 1 P. 1:5;
Ap. 13:8.
El hecho de que los
verdaderos creyentes que han
nacido de nuevo a la vida eterna tengan asegurada la salvación final depende
totalmente de la preservación divina la cual es la acción continua del Espíritu
Santo en el corazón de los creyentes estimulándolos a seguir en santidad, esta
obra de la gracia lleva al cristiano a feliz término de su vida terrenal.
Esta preservación permanente de parte de DIOS tiene su
contraparte en el creyente de perseverar hasta el final, pero esta preservación
no es algo propio que haya nacido en él, sino que es la reacción propia de la
preservación divina.
Dios nos preserva en sus manos y
nosotros por consecuencia perseveramos en sus caminos.
B. Los
fundamentos de la perseverancia. Esta perseverancia de los santos depende
no de su propio libre albedrío,1 sino de la inmutabilidad del
decreto de elección,2 que fluye del amor libre e inmutable de
Dios el Padre, sobre la base de la eficacia de los méritos y la intercesión de
Jesucristo y la unión con él,3 del juramento de Dios,4
de la morada de su Espíritu, de la simiente de Dios que está en los santos5
y de la naturaleza del pacto de gracia,6 de todo lo cual
surgen también la certeza y la infalibilidad de la perseverancia.
1.
No
depende de los elegidos. Fil.
2:12,13; Ro. 9:16; Jn. 6:37,44.
Si DIOS dejara en nuestras manos
la preservación en la gracia, rápidamente la perderíamos.
2.
Depende
de la elección divina. Mt.
24:22,24,31; Ro. 8:30; 9:11,16; 11:2,29; Ef. 1:5-11.
Si
un elegido por el Padre para salvación pudiera perderse significaría que DIOS
no es el Soberano Todopoderoso del universo.
Esta enseñanza se refiere únicamente a todos
aquellos que el Padre Eligió, el Hijo Rescató y el Espíritu Llamó. No es para
todos los seres humanos, pues de ser así caeríamos irremediablemente en la
herejía del universalismo
3.
Descansa
en la eficacia de la obra de Cristo. Ef. 1:4; Ro. 5:9,10; 8:31-38; 2 Co. 5:14;
1 Co. 1:8,9; Jn. 14:19; 10:28,29.
La obra de la salvación efectuada
por Cristo es perfecta, por lo tanto, nuestra perseverancia está garantizada.
4.
Se
basa en la seguridad de la promesa y el juramento de DIOS. He. 6:16-20.
DIOS ha prometido y ha jurado por Sí
mismo preservarnos, y él no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para
que se arrepienta.
5.
Le
da cimiento la morada del Espíritu en los creyentes. 1 Jn. 2:19,20,27; 3:9;
5:4,18; Ef. 1:13-14; 4:30; 2 Co. 1:22; 5:5.
La presencia del Espíritu
en nuestras vidas sirve como las arras o la promesa de que todo será cumplido.
En los asuntos humanos, cuando ya el dinero de las arras se ha dado y se ha
recibido, tanto el comprador como el vendedor están comprometidos a completar
la transacción. Similarmente, el don del Espíritu sirve como el compromiso de
Dios de que Él no va retractarse de ninguna de sus promesas.
El sello del Espíritu incluye
las ideas de posesión, autoridad,
responsabilidad y, sobre todo, seguridad. El sello nos da seguridad de las
promesas de Dios hacia nosotros, especialmente de nuestra salvación. Podemos
estar seguros de que:
·
Él nos posee (su sello en
nosotros lo confirma).
·
Tenemos una salvación
segura pues esta sellada por El Espíritu (bajo Su autoridad).
·
Es Su propósito guardarnos
hasta el día de nuestra completa redención (asumió por amor esa
responsabilidad).
El
sello del Espíritu en nosotros durará hasta el día de nuestra glorificación.
6.
La
respalda la infalibilidad del pacto de gracia. Jer. 31:33,34; 32:40; He.
10:11-18; 13:20,21.
Dios entró en un pacto con los
hombres para el perdón de sus pecados y tener una nueva relación con ellos por
medio de Cristo, como todo pacto de DIOS este también es eterno.
C. La
dificultad de la perseverancia. Y
aunque los santos (mediante la tentación de Satanás y del mundo, el predominio
de la corrupción que queda en ellos y el descuido de los medios para su
preservación) caigan en pecados graves y por algún tiempo permanezcan en ellos1
(por lo que incurren en el desagrado de Dios y entristecen a su Espíritu Santo,2
se les dañan sus virtudes y consuelos,3 se les endurece el
corazón y se les hiere la conciencia,4 lastiman y
escandalizan a otros,5 y se acarrean juicios temporales6),
renovarán su arrepentimiento y serán preservados hasta el fin mediante la fe en
Cristo Jesús.7
1.
Existe
la posibilidad de caer en pecados graves. Mt. 26:70,72,74.
Algunos
grupos arminianos, alegan que no son los pecados pequeños los que te hacen
perder el estado de salvación, ni que es una y otra vez, que solo los grandes pecados son los que nos alejan
en definitiva del Señor, lo cierto es que todos los pecados son iguales para
Dios, y no existen los pecados "grandes" y "pequeños";
si se perdiera la salvación por el pecado, ésta se perdería a cada momento por
causa de cada mentira, o mal pensamiento, etc. Romanos 3:23 "La paga del pecado [todo pecado] es muerte. . ."
2.
Esto
no significa que agradamos a DIOS con ellos. Sal. 38:1-8; Is. 64:5-9;
Ef. 4:30; 1 Ts. 5:19.
Los pecados de la carne interrumpen nuestra comunión
con el Padre, pero no anulan nuestra relación eterna con Él.
3.
La
vida espiritual se ve gravemente afectada. Sal. 51:10-12.
4.
Se
puede caer en endurecimiento de corazón. Sal. 32:3,4; 73:21,22.
5.
Se
pude llegar a ser piedra de tropiezo a otros. 2 S. 12:14; 1 Co. 8:9-13;
Ro. 14:13-18; 1 Ti. 6:1,2; Tit. 2:5.
Tengamos cuidado de tropezar
cuando nos encontremos con un creyente que está alejado del Señor, y procuremos
aún más no ser nosotros los que hagamos tropezar a alguien.
6.
Se
acarrea la disciplina divina. 2
S. 12:14ss.; Gn. 19:30-38; 1 Co. 11:27-32.
7.
Al
final, DIOS nos persevera para salvación. Lc. 22:32,61,62; 1 Co.
11:32; 1 Jn. 3:9; 5:18.
A pesar de todo lo anterior, el
Señor en su Gracia y fidelidad, siempre se las arregla para preservar a los que
son suyos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario