La clase pasada hablamos acerca de la
perseverancia del creyente, la cual es provocada por que es el Señor quien nos
preserva para permanecer en nuestra salvación por medio de su gracia, el tema
del día de hoy va íntimamente ligado con el anterior, hablaremos acerca de la
seguridad que la preservación crea en los creyentes y sus características.
A. Es posible
tener está seguridad. Aunque los creyentes que lo son por un tiempo y otras
personas no regeneradas vanamente se engañen a sí mismos con esperanzas falsas
y presunciones carnales de que cuentan con el favor de Dios y que están en
estado de salvación (pero la esperanza de ellos perecerá)1,
los que creen verdaderamente en el Señor Jesús y le aman con sinceridad,
esforzándose por andar con toda sinceridad delante de él, pueden en esta vida
estar absolutamente seguros de hallarse en el estado de gracia, y pueden
regocijarse en la esperanza de la gloria de Dios; y tal esperanza nunca les
avergonzará.2
1.
El
peligro de no entender correctamente está seguridad. Jer. 17:9; Mt. 7:21-23;
Lc. 18:10-14; Jn. 8:41; Ef. 5:6,7; Gá. 6:3,7-9.
La Biblia, así como la CFB 1689 en ningún
momento fomentan la indisciplina espiritual basada en la seguridad eterna de la
salvación, hay personas que, engañadas por su propio corazón, creen tener la
salvación asegurada, pero su forma de vida dice lo contrario, y su falta de
arrepentimiento demuestra que en realidad no creyeron en el evangelio para
salvación sino solo temporalmente, estás personas no han entendido correctamente
está doctrina.
Tengamos cuidado de vivir
engañados por nuestro perverso corazón, si no hay Fruto en nuestras vidas muy
probablemente seremos cortados y echados al fuego. Lucas 3:9. Juan 15:6.
2.
La
realidad de está seguridad. Ro.
5:2,5; 8:16; 1 Jn. 2:3; 3:14,18,19,24; 5:13; 2 P. 1:10.
No todo el que diga Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, solo los que dan fruto de su regeneración
pueden estar seguros.
B. Está
seguridad es infalible. Esta certeza no es un mero convencimiento
conjetural y probable, basada en una esperanza falible, sino que es una seguridad
infalible de fe1 basada en la sangre y la justicia de Cristo
reveladas en el evangelio;2 y también en la evidencia interna
de aquellas virtudes del Espíritu a las cuales éste les hace promesas,3
y en el testimonio del Espíritu de adopción testificando con nuestro espíritu
que somos hijos de Dios;4 y, como fruto suyo, mantiene el
corazón humilde y santo.5
1.
La
fe da certeza a nuestra seguridad eterna. Ro. 5:2,5; He.
6:11,19,20; 1 Jn. 3:2,14; 4:16; 5:13,19,20.
Una Fe Inteligente Afirma La Seguridad, En Mayor O
Menor Grado, Según Sea La Fortaleza De Dicha Fe.
2.
La
obra eterna de Cristo es el fundamento de la fe que da certeza a nuestra
seguridad eterna. He.
6:17,18; 7:22; 10:14,19.
La Fe inteligente es aquella que
está basada en la Escritura, específicamente en la obra perfecta de salvación
del Señor
Jesucristo.
3.
La
seguridad está fundada en las promesas del evangelio. Mt. 3:7-10; Mr.
1:15;
2 P. 1:4-11; 1 Jn. 2:3; 3:14,18,19,24; 5:13.
Si aun te estás preguntando
seriamente si ¿Podemos tener una certeza personal de que somos salvos? Las
Escrituras nos confirman que así es, además hay al menos tres doctrinas en la
Escritura que lo respaldan ampliamente:
·
La
doctrina de la predestinación.
·
La
eficacia de la intercesión de Cristo.
·
La
unión de los creyentes con Cristo.
4.
El
testimonio del Espíritu confirma nuestra seguridad. Ro. 8:14-16; 1 Co. 2:12;
Gá. 4:6,7.
Una de las muchas funciones del
Espíritu Santo es dar testimonio a nuestro corazón de que somos hijos de DIOS
para siempre.
5.
La
seguridad eterna provoca marcas de la gracia en los creyentes. 1 Jn. 3:1-3.
La marca de gracia por excelencia
es el carácter de Cristo forjándose en nosotros.
C. Esta
seguridad es alcanzable. Esta seguridad infalible no pertenece a la esencia
de la fe hasta tal punto que un verdadero creyente no pueda esperar mucho
tiempo y luchar con muchas dificultades antes de ser partícipe de tal seguridad;1
sin embargo, siendo capacitado por el Espíritu para conocer las cosas que le
son dadas gratuitamente por Dios, puede alcanzarla,2 sin una
revelación extraordinaria, por el uso adecuado de los medios; y por eso es el
deber de cada uno ser diligente para hacer firme su llamamiento y elección;
para que así su corazón se ensanche en la paz y en el gozo en el Espíritu
Santo, en amor y gratitud a Dios, y en fuerza y alegría en los deberes de la
obediencia, que son los frutos propios de esta seguridad: así está de lejos
esta seguridad de inducir a los hombres al libertinaje.3
1.
La
dificultad para alcanzar la seguridad. Hch. 16:30-34; 1 Jn.
5:13.
La seguridad de la salvación no
siempre llega automáticamente con la Fe, algunas veces se obtiene al
fortalecer y madurar esa Fe.
Pero no nos confundamos, la Fe Salvífica no
necesita de la seguridad del creyente en su eterna salvación para ser eficaz,
en otras palabras, somos salvos eternamente desde el momento en que nacemos de
nuevo, aunque todavía no tengamos esa certeza eterna en nuestro ser, con el
tiempo llegará, el motivo por que algunos la experimentan y otros no, solo DIOS
en su Soberanía y perfecta voluntad lo sabe.
2.
La
provisión para alcanzar la seguridad. Ro. 8:15,16; 1 Co. 2:12;
Gá. 4:4-6
con 3:2; 1 Jn. 4:13; Ef. 3:17-19; He. 6:11,12; 2 P. 1:5-11.
El Espíritu Santo es quien nos
lleva en el proceso de madurar la fe y una de las consecuencias es tener la
seguridad eterna de nuestra redención.
3.
Es
deber de los creyentes alcanzar la seguridad. 2 P. 1:10; Sal. 119:32;
Ro. 15:13; Neh. 8:10; 1 Jn. 4:19,16; Ro. 6:1,2,11-13; 14:17; Tit.
2:11-14; Ef. 5:18.
Si al nacer de nuevo no hemos obtenido la
seguridad eterna de nuestra salvación, no es porque no seamos salvos, eso ya lo
entendimos, pero mucho menos es un permiso para pecar libremente, el
libertinaje no es propio de los verdaderos hijos de DIOS, así que lo que sigue
es buscar por los medios de Gracia como la lectura de la Palabra el discipulado
constante, la oración, etc. obtener la certeza eterna de nuestra salvación,
obviamente está llegara en la medida en que caminemos en madurez espiritual con
el Señor.
Nuestro deber si no tenemos la
seguridad de la salvación, es buscarla por medio de un caminar en santidad, no
caer en desanimo, ni mucho menos en libertinajes.
D. Esta
seguridad es variable. La seguridad de la salvación de los verdaderos
creyentes puede ser zarandeada, disminuida e interrumpida de diversas maneras por
negligencia en conservarla,1 por caer en algún pecado
especial que hiere la conciencia y contrista al Espíritu,2
por alguna tentación repentina o fuerte,3 por retirarles Dios
la luz de su rostro, permitiendo, aun a los que le temen, que caminen en
tinieblas, y no tengan luz;4 sin embargo, nunca quedan
destituidos de la simiente de Dios y de la vida de fe, de aquel amor de Cristo
y de los hermanos, de aquella sinceridad de corazón y conciencia del deber, por
los cuales, mediante la operación del Espíritu, esta seguridad puede ser
revivida con el tiempo; y por los cuales, mientras tanto, los verdaderos
creyentes son preservados de caer en total desesperanza.5
1.
El
hecho de su variación. He.
6:11,12; 2 P. 1:9-11.
La seguridad eterna muchas veces puede
disminuir, por diversas causas.
2.
Las
razones de su variación: El pecado. Sal. 51:8,12,14; Ef. 4:30.
Si vivimos en pecados graves
impenitentes o de omisión, nuestra seguridad eterna se verá gravemente afectada.
3.
Las
razones de su variación: La tentación. Sal. 30:7; 31:22; 77:7,8;
116:11.
No es pecado ser tentados, ceder a
la tentación sí lo es, si somos tentados no dejemos que nuestra seguridad
eterna decaiga.
4.
Los
límites de su variación: DIOS esconde su rostro. Is. 50:10.
DIOS en su infinita sabiduría, puede permitir que la
seguridad recibida por la acción del Espíritu Santo por medio de la fe, se vea
ofuscada por momentos de duda y crisis de desolación espiritual, algo conocido
por muchos teólogos como la noche oscura
del alma, siendo que DIOS usa estos momentos de desolación para purificar
nuestros corazones de pequeños ídolos y malignas adherencias.
Si el Señor nos purifica aún más
por este medio, seamos pacientes y confiemos en él. Juan 15:2
5.
Por
lo tanto, no estamos perdidos de ningún modo posible. 1 Jn. 3:9; Lc. 22:32;
Ro. 8:15,16; Gá. 4:5; Sal. 42:5,11.
DIOS nunca se aparta de nuestro lado permanentemente, él jamás nos
dejará ni nos abandonará para siempre, esto es debido en primer lugar a su
naturaleza inmutable pero también es por el sacrifico de Jesucristo, quien al
colgar de la cruz exclamó: ¿DIOS mío Por
qué me has abandonado?
DIOS le dio literalmente la espalda a Jesucristo, lo abandonó al estar
colgado en la cruz del calvario a causa de nuestro pecado sobre él, de esta
forma Jesucristo aseguro para siempre que aun a pesar de que llegamos a fallar
en nuestro caminar y cometemos pecados en la carne, DIOS no nos da la espalda,
él ya lo hizo con esos pecados, pero no a nosotros, sino a su hijo Unigénito.
Podemos tener certeza de que somos salvos eternamente
por la gracia de DIOS y por la obra perfecta de Cristo.
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