La doctrina y más en específico la sana doctrina no solo es una
serie de enseñanzas e información y conocimientos teológicos vacíos que sirvan
para llenar nuestras mentes de ideas, por el contrario, como lo hemos visto en
las últimas semanas en las predicaciones de esta serie, la sana doctrina es de
suma importancia para la iglesia de Cristo y más aún en estos tiempos tan
peligrosos que estamos viviendo, llenos de falacias doctrinales y apostasía por
todos lados.
En primer lugar la doctrina saludable nos ayuda a leer y entender
correctamente la biblia, también nos
exige y al mismo tiempo nos toma de la mano y nos lleva a vivir en santidad,
sin la cual nadie vera al Señor.
Pero no
solo pasa eso, la sana doctrina es muy necesaria
para aprender a amar...
a todos.
Otro hecho muy lamentable no muchas iglesias mega ungidas es la falta
del amor genuino de parte de DIOS, no es lo mismo estar unidos por un beneficio
en común (como levantar una iglesia) que
en verdad amarse unos a otros, al igual que la santidad, es una característica
que se ha perdido en muchas iglesias, en el mundo la gente está harta y huye de
los chismes, los pleitos, la falta de
cordialidad, el egoísmo y todas las manifestaciones posibles de la falta de
amor, y al llegar a las iglesias supuestamente cristianas, SE ENCUENTRAN CON LO MISMO, no se ve nuevamente la diferencia entre
el mundo y la iglesia.
La Falta De
Sana Doctrina En Las Iglesias Está Generando La Falta Del Amor Genuino Que Como
Cristianos Debemos De Tener.
Muchos cristianos ven el amor como algo ocasional, que si DIOS me
toca podre amar a mis enemigos, pero si no me toca con su amor no pasará nada,
hacemos del amor algo poco cotidiano en nuestras vidas, cuando en realidad
nuestro amor debe de ser una respuesta la amor que DIOS nos tiene como lo dice:
1ª Juan 4:19.
Hay quienes piensan que la doctrina es algo secundario, que
estorba al mover espiritual, que interrumpe el río de DIOS, que debemos
preocuparnos más por otras cosas, sin embargo la escritura dice todo lo
contrario, leamos nuevamente 2ª Juan. Para
darnos cuenta todo lo que dice ligando acerca del amor y la verdad.
El motivo por el cual Juan ama a sus compañeros y por el cual los
cristianos de la iglesia primitiva resaltaron en su amor común fue POR LA VERDAD QUE ESTÁ EN ELLOS Y
PERMANECERA SIEMPRE EN ELLOS. (VS.2).
La verdad
es la base del amor de los unos por los otros en Cristo, ¿Por qué Juan habla acerca de andar en amor
y, al instante siguiente, habla de la falsa enseñanza? ¿Acaso está mezclando
dos asuntos totalmente desconectados? ¡En absoluto! Juan quiere que estos
cristianos estén unidos en un amor que emana de la verdad. Por tanto, no deben
permitir que entre la falsa enseñanza en su congregación y corte
despiadadamente las raíces de su amor.
La falta de
amor en la iglesia de Cristo es por la entrada encubierta de herejías
destructoras, que carcomen la fuente del amor cristiano: LA VERDAD.
La segunda epístola de Juan
nos enseña que la sana doctrina en la iglesia es la base de nuestro amor los
unos por los otros. Es el cimiento de nuestro amor. Nos lleva al amor. Es la
razón para nuestro vínculo especial como cristianos. Dicho de otra manera, el amor es la meta de la sana doctrina.
Si no nos amamos los unos a los otros, entonces no hemos sido correctamente
cautivados por la verdad, es por eso que La sana doctrina sirve para el amor.
Pero hay más, la sana
doctrina no solo es la fuente de nuestro amor a los demás hermanos, de
hecho es la fuente de todo nuestro amor,
a los enemigos, a los amigos, a la familia, a nuestros conyugues, a los
inconversos, etc.
1. La CORRECTA doctrina de Dios nos lleva
a amar a Dios. Cuanto mejor lo
conozcamos, más le amaremos. Conocer mejor a Dios significa adentrarse más y
más en las inmensas profundidades de su
amor, y esas profundidades producen nuestro amor como respuesta Efesios 3:17-19.
2. La SANA doctrina del hombre nos guía a amar a
nuestro prójimo. Puesto que cada ser humano
está hecho a imagen de Dios, cada ser humano es digno de nuestro amor
Santiago. 3:9. La doctrina del
hombre nos enseña a amar a otros (a todos los otros).
3. La doctrina BIBLICA de la Gracia nos
enseña a amar a nuestros enemigos. Jesús señala que Dios hace
salir el sol “sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos
e injustos” Mateo. 5:43-48. ¿Qué
lección aprendemos aquí? Que nosotros también debemos amar a nuestros
enemigos vv. 44-45.
4. La CORRECTA doctrina del amor de Dios
capacita a toda la familia de Dios a amar a sus hermanos. Juan escribe: “En esto consiste el amor:
no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y
envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha
amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros” 1ª Juan. 4:10- 11; Juan. 13:34-35. También Pablo nos dice
a todos nosotros que andemos “en amor” mutuo Efesios 5:2.
5. La SANA doctrina de la salvación enseña a los maridos a amar a sus esposas. Pablo escribe: “Maridos, amad a
vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí
mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el
lavamiento del agua por la palabra” Efesios.
5.25-26. El amor de Cristo mostrado en el evangelio provee el
ejemplo —y la razón— del amor de un marido por su mujer.
La sana doctrina también proporciona el
patrón para nuestro amor. Tenemos que amar como Cristo nos ha amado.
1ª
Juan 3:16-18.
¿Amas a otros cristianos
solo por lo que puedas obtener de ellos, o porque tanto tú como ellos sois
amados por Dios? ¿Amas a tus hermanos creyentes incluso cuando te dan multitud
de razones para no amarlos?
Nuestras iglesias deberían
caracterizarse por un amor mutuo que se extiende a todos aquellos que invocan
el nombre del Señor Jesucristo; y el amor —no lo olvides— se alimenta con la
sana doctrina. Si la amargura, los chismes y la calumnia están destruyendo tu
iglesia, la sana doctrina es una de las herramientas más necesarias
Si las rivalidades y las
divisiones están apagando el amor de la iglesia, ésta necesita volver a
respirar el aire limpio de la sana doctrina. Para amar a los que son difíciles
y reconciliar a los enemigos, debemos recordar que Dios ha hecho en Cristo
exactamente las mismas cosas por nosotros.
Si hay personas difíciles
de amar en nuestras iglesias, bueno, también nosotros lo somos. Y eso no detuvo
a nuestro Salvador para amarnos hasta el punto de llegar a la cruz. Cuanto más
profundamente seamos moldeados por esa verdad, más serán conformadas nuestras
vidas y nuestras iglesias a la imagen de su amor.
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