domingo, 31 de enero de 2016

El Fruto Del Espíritu 1: El Carácter Del Cristiano. Gálatas 5:22-23.

Hace apenas dos semanas concluimos la serie de enseñanzas tituladas Las parábolas de Jesús, en muchas de ellas y principalmente en la última de ellas vimos el llamado a dar fruto,  Jesús mismo dijo por el fruto (no por los dones) seríamos conocidos como sus discípulos.

Lo cual nos lleva pensar:

¿Cuál o que es el  fruto?
¿Cómo damos ese fruto?
¿A qué área  se refiere exactamente?
¿Cómo saber si estoy dando fruto?

Retomando el final de las enseñanzas de las parábolas para poder entrar de lleno a nuestro tema, recordemos que hoy en día se dice que una vida llena del Espíritu  es:

·         Hablar otras lenguas.
·         Tener dones.
·         Caer al suelo y retorcerte.
·         Ser muy ungido.
·         Hacer milagros poderosos.
·         Sentir un fuego cuando oran por ti.
·         Y muchos mitos más que no son  bíblicos.

Una vida llena del Espíritu Santo se nota  porque DA FRUTO: Ezequiel 47:12. Juan 15.5.

La biblia es muy específica al hablar del fruto: Gálatas 5:22-23:

1.   Amor.
2.   Gozo.
3.   Paz.
4.   Paciencia.
5.   Benignidad. (Lo Interno).
6.   Bondad. (Lo Externo).
7.   Fe.
8.   Mansedumbre.
9.   Templanza.

En palabras más simples y sencillas de entender un cristiano lleno del Espíritu REFLEJA EL CARÁCTER DE CRISTO, tal como le pasó a los primeros discípulos en Antioquia que les llamaron cristianos pues reflejaban el carácter de Cristo.

Y ¿Qué es el carácter? Mucho se oye hablar de él en nuestros días influenciados por la psicología que cada día es más accesible a las masas.

Algunos falsamente creen ser de carácter fuerte por ser personas iracundas, cuando en realidad lo que demuestran es debilidad de carácter: Proverbios 16.32.

La famosa frase, yo soy así, ese es mi maldito carácter y no nada lo va a cambiar, ¿Qué tan acertada es? Para entenderlo veamos dos conceptos: temperamento y carácter.

El temperamento:

Cuando nacemos, explican los expertos, cada uno trae consigo un temperamento que es el resultado de la influencia genética de los cuatro abuelos y los dos padres. Se trata de rasgos con que nacemos.

Es así como se habla de que algunas personas tienen un temperamento:

·         Colérico. Pablo. Activo, líder, dinámico, iracundo, de voluntad firme.
·         Sanguíneo. Pedro: extrovertido, amoroso, emocional, inestable, impulsivo.
·         Flemático. Abraham. Sereno, confiable, pacifista, indeciso, introvertido, temeroso.
·         Melancólico. Moisés. Inseguro, pesimista, perfeccionista, administrado, depresivo.

El carácter:

Ahora bien, cuando nuestro temperamento se expone al aprendizaje de la niñez, la educación que recibimos en el hogar, en la escuela, en la iglesia y en el medio donde uno vive, así como las creencias y valores espirituales y morales que uno aprende, ese  temperamento se modifica y es lo que da pie al carácter. El carácter es lo que uno es realmente, sobre todo cuando no hay nadie alrededor a quien querer impresionar.

El término carácter, en su sentido literal, tiene que ver con lo que está impreso, lo que está marcado, la huella que tenemos o el sello, las características propias de cada persona. Son las señales internas: la amabilidad, la actitud moral, la inclinación por la limpieza personal, por ejemplo.

Por tanto, el Temperamento es la “materia prima”, el material sobre el que se modela el carácter, ese temperamento  es innato, heredado e inmodificable, mientras que el Carácter es el resultado de actuar sobre esa “materia prima” mediante la interacción con el entorno y las personas que nos rodean y mediante las acciones educativas.

El apóstol Pablo hace alusión a tener las marcas, señales las características del Señor  Jesús. Gálatas 6.17. 1ª Corintios 11:1.

El carácter es, por tanto, adquirido, modificable y educable y podemos controlar su manifestación externa. Mientras que con el temperamento nacemos, es en la etapa de la niñez y adolescencia cuando vamos configurando el carácter, mediante el proceso relacional y educativo y en el caso del carácter de Cristo es RENOVANDO NUESTRO ENTENDIMIENTO. Romanos 12:2.

El carácter tiene tres componentes que lo definen:

1) La manera en que un hecho de nuestra vida diaria nos conmociona (EMOTIVIDAD).

No todas las personas nos provocamos de la misma manera frente a los mismos hechos. Hay personas que se impresionan mucho frente a accidentes pequeños, y otros que necesitan de un accidente mayor para reaccionar con la misma impresión que aquel. (Ejemplo de asaltos).

2) La manera como uno reacciona frente a un obstáculo de la vida (ACTIVIDAD).

Hay quienes con facilidad abandonan sus proyectos frente a pequeñas barreras que se les presentan, y hay quienes ni las más grandes barreras les impiden intentar lograr lo que se proponen, como Nehemías.

3) La manera en que un hecho repercute en nuestro estado desánimo (RESONANCIA). Hay personas que un accidente les hace reaccionar de inmediato, y otras apenas reaccionan horas o días después. Por eso es que no todos reaccionan de la misma manera en el duelo de un ser querido fallecido.

Estos tres elementos combinados (emotividad, actividad y resonancia) determinan nuestro carácter personal. Los hechos de la vida, lo que aprendemos y creemos, lo que experimentamos, van dejando huella (como una marca) en nuestra manera de ser.

No siempre, el carácter personal corresponde a lo que Dios quiere que seamos, pues llevamos acuestas años de marcas tales como:

·         Abandono.
·         Rechazo.
·         Temor.
·         Violencia.
·         Traición.
·         Celos.
·         Falta de perdón
·         Hogar disfuncional.
·         Bullyng.
·         Maltrato.
·         Burlas.
·         TODO TIPO DE PECADOS COMETIDOS.
·         Y muchos  más.

De allí la necesidad  imperante de  aprender el carácter de Cristo, quien es el hombre nuevo y el modelo excelente, ese es el propósito eterno de DIOS, recordemos del discipulado que DIOS no solo anhela tener hijos espirituales, sino que eso hijos seamos como Cristo. Romanos 8:29.

El carácter de Cristo.

Cuando el apóstol Pablo dice: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, no vivo yo más vive Cristo en mí...»Gálatas 2.20, se refiere a que la marca de Cristo está en él, y la voluntad de Pablo ha sido cambiada por la voluntad de Dios.

El carácter se forma en el camino de la cruz, por eso Pablo decía que él llevaba las marcas de Cristo. Nadie que quiera tener el carácter de Cristo podrá aspirar a evitar el camino del sufrimiento y de la negación. Ya no vivimos conforme a mi carácter dañado, sino que busco que el carácter de Cristo sea formado en mí.

El CARÁCTER de Cristo lo forma el Espíritu Santo en la vida de los creyentes por medio de UN fruto  que tiene 9 características.

Esto es muy importante recordarlo, pues hay muchos que bajo la mala exegesis de pensar que son 9 frutos, se escudan en que ellos dan unos y otros no, que ya llegará “el tiempo”  cuando en realidad lo único que hacen es renegarse a madurar.

Ese maravilloso carácter se forma no por ósmosis, sino renovando la mente como ya lo dijimos, y es día con día, momento a momento, segundo a segundo, no es algo mágico instantánea, pues de la misma manera que tardamos años en desarrollar el maldito carácter que ahora tenemos, lleva tiempo desarrollar el carácter de Cristo.

Se forma eligiendo el camino de la cruz en cada oportunidad que se presente y no el camino ancho y espacioso que lleva a la perdición, el carácter se forma a base de nuestras decisiones y el carácter de Cristo no es la excepción, solo que ahora es dejarlo a Él decidir por mí.

Cuando olvidamos que DIOS lo que quiere es cambiar nuestro carácter a la imagen de Jesucristo las circunstancias nos comenzaran a hacer sentir frustrados: ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Por qué paso por tantas pruebas? ¿Qué pasa en mi vida que nada va bien? Son a menudo frases que surgen de olvidar que DIOS está transformando nuestro carácter.

Le tengo una noticia impactante, ESTA VIDA ESTA HECHA PARA SER DIFÍCIL, pues de esa manera es que se nos facilita crecer en el carácter, recuerde siempre, LA TIERRA NO ES EL CIELO.

Pastor, pero Jesús prometió vida abundante, ¿Qué dice de eso?  Que este pasaje he sido malinterpretado por mucho tiempo haciendo creer a la gente que los cristianos  llevaremos vidas perfectas, mucha y muy buena salud física, comodidades y lujos y que con un poco de fe todos los problemas se van a resolver, piensan que el cielo es aquí en la tierra.

Esta perspectiva distorsionada de la realidad divina trata a DIOS como si fuera el genio de la lámpara mágica que existe solo para servirnos en nuestra búsqueda de deseos egocéntricos y de satisfacción personal, DIOS NO ES NUESTRO SIRVIENTE, deje de engañarse así mismo pensando que seguir a Cristo es garantía de una vida sencilla o resultará seriamente desilusionado, no olvide esta vida NO TIENE QUE VER CON NOSOTROS, no somos el centro de la creación, ni del universo, SE TRATA DE CRISTO Y SOLO DE CRISTO, existimos para los propósitos de DIOS no al revés.

¿Por qué haría DIOS que tuviéramos un cielo aquí en la tierra cuando el verdadero cielo de gozo en su presencia nos espera en la eternidad?

El tiempo y las circunstancias que pasamos en esta tierra son para formar y fortalecer nuestro carácter para cuando vayamos a vivir al cielo.

Para nuestra estancia en la tierra debemos de recordar siempre  que DIOS usa su palabra, las personas y las circunstancias para moldear nuestro carácter a la imagen de Cristo.

Estos tres ingredientes son todos indispensables para desarrollar nuestro carácter, la palabra de DIOS provee la verdad para crecer, el pueblo de DIOS provee el apoyo para madurar y  las circunstancias proveen el ambiente idóneo para practicar el ser como Cristo, si tenemos estos tres ingredientes podemos tener la garantía de llegar a ser cada vez más como Cristo.

Dejemos de pensar que solo orando y estudiando la biblia es como se llega a madurar, eso no es así, eso nos prepara para madurar, pero la manera en que DIOS actúa es por medio de las personas y de los problemas como ya lo mencionamos.

En la edad media, con el fin de ser más maduros espiritualmente se dio un movimiento llamado monasterismo, en el cual los hombres se aislaban  por completo del mundo para vivir en contemplación y reflexión continua y así lograr la anhelada santidad, pensaban que perdiendo la contaminación que se da con el contacto con los demás lograrían la madurez espiritual, sin embargo este es un enorme mal entendido de la palabra de DIOS: Juan 17:15.

No podemos crecer a la imagen de Cristo de manera solitaria o en aislamiento, es por eso que es indispensable  pertenecer a la familia de DIOS congregándonos regular y fielmente, y como ya lo estudiamos el trigo y la cizaña, las ovejas y los cabritos habitan juntos, para moldear los corazones a la imagen del Rey de la Gloria.

Lo siguiente que debemos de  comprender es que madurar a la altura de Cristo es un proceso largo y lento de crecimiento, no  se llega ahí de manera mágica, ni instantánea, o automáticamente después de orar y leer la biblia un día crecemos a la imagen de Cristo, esto no es de ese modo. Filipenses 3:12-14.

La transformación espiritual de nuestras vidas a la imagen de Cristo VA A TOMAR TODA NUESTRA VIDA, y aún así lo más probable es que no se complete aquí en la tierra, será terminada solamente cuando Cristo regrese o nosotros lleguemos al cielo. 1ª Juan 3:2.

Muchos sinsabores en nuestra vida cristiana son el resultado de ignorar la simple verdad de que DIOS está más interesado es formar nuestro carácter que en cualquier otra cosa, a DIOS le interesa nuestro carácter más que  nuestra profesión, podemos escoger muchas que le glorifican, la pregunta no es ¿Qué debemos de hacer? La pregunta debe de ser ¿Cómo glorifico a DIOS y como reflejo a Cristo haciendo tal cosa?

Martín Lutero decía que glorifican de igual manera a DIOS un predicador, que un campesino haciendo sus labores o un ama de casa en el hogar, la clave es hacerlo todo para la gloria de DIOS, reflejando a Cristo al hacerlo.

Muchas predicaciones, libros, ministerios de hoy en día se están centrando en la realización del ser humano “cristiano”,  son de corte narcisista, son antropocéntricos en lugar de ser Cristo céntricos, los propósitos de DIOS son más sublimes y profundos, Él desea hacernos como su hijo Jesucristo antes de llevarnos al cielo, eses es un privilegio inmerecido y nuestro destino divino.

PARA SER COMO CRISTO EN EL CARÁCTER DIOS USA:

LA PALABRA.
LAS PERSONAS.
Y LAS CIRCUNSTANCIAS.
Y TARDARA TODA LA VIDA.

Y durante las siguientes semanas veremos estos elementos en las 9 características del Fruto del Espíritu.






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