En nuestro estudio titulado Esclavos de Cristo hemos entendido varias y maravillosas verdades,
por ejemplo:
·
El libre albedrío es solo filosofía, nuestra voluntad
en realidad es esclava del pecado.
·
Todos somos esclavos de alguien, o del pecado o de
Cristo.
· Aquellos que éramos esclavos fuimos liberados por sola
gracia de parte de DIOS, no éramos ni somos merecedores de tanto amor.
·
Vimos que Cristo es la ÚNICA Cabeza de su iglesia, por
lo tanto, el tratar de ocupar ese lugar por medio de títulos tales como papa o
apóstol en realidad es usurpar el Señorío del Señor.
·
Cristo pasa de llamarnos sus esclavos a llamarnos sus
amigos, lo cual nos da la confianza necesaria para acudir a Él todo momento y
lugar.
·
Y por si no fuera suficiente, después de ser sus
amigos nos hizo ciudadanos del cielo y por ultimo nos ha adoptado como sus
hijos, siendo así herederos de la vida eterna.
El día de hoy veremos otro aspecto más ligado a
nuestra enseñanza de Cristo como el Amo, Dueño y Señor de nuestras vidas y es
su inminente regreso.
En los evangelios encontramos claramente delineada
esta verdad, y sin meternos en confusiones escatológicas acerca del milenio,
dispensaciones o más, hay algo que es seguro: El Dueño regresará un día a
pedirle cuentas a sus esclavos.
En muchas ocasiones y en muchos ámbitos es normal que
cuando se sabe que va a tener lugar una inspección de algún supervisor o algún
jefe las cosas cambian drásticamente:
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En las escuelas.
·
En las tiendas departamentales.
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En la casa antes de que llegue mamá.
Estas situaciones tienen algo en común, mientras que
está fuera, el encargado o dueño espera que los que se quedan supervisen las
cosas y hagan todo lo mejor posible por sus intereses, pues al regreso se
inspeccionará el trabajo y se dará la recompensa o el castigo pertinente.
Hace tiempo que estudiamos esta hermosa parábola
llamada de los talentos, cuya enseñanza central es a la vez simple, pero
impactante: ¿Qué estamos haciendo con lo
que DIOS nos dio?
La imagen que nos muestra está parábola es clara, El
Amo representa al Señor Jesucristo, su ausencia prolongada nos ilustra el
tiempo que transcurre entre su ascensión a los cielos y su segunda venida
física a esta tierra.
Los esclavos (siervos, doulos) somos aquellos que
creemos en su Nombre para salvación por medio de la Fe solamente y que se nos
ha encomendado como a mayordomos que administremos los muchos recursos,
habilidades, bendiciones, oportunidades y más que nos ha delegado.
El día menos pensado, el Dueño y Señor de todo nos
llamara a rendir cuentas de nuestra administración.
En los dos primeros esclavos, rápidamente llegamos a
la conclusión de que son los verdaderos creyentes, entregados, que se niegan a
sí mismo y descansan en Cristo todo el tiempo, por lo tanto, saben que nada es
suyo:
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No es su tiempo.
·
No es su dinero.
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No es su talento.
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No es su vida.
La recompensa a este tipo de creyentes será escuchar
las palabras más maravillosas de sus vidas: bien,
buen esclavo fiel, entra en el gozo de tu Señor. 1ª Corintios 3.8. Nos muestra que DIOS recompensará a los suyos.
Pero vamos a centrar nuestra atención en el tercer
esclavo, quien representa a las personas que afirman ser cristianas, pero que
en realidad al único que sirven es así mismos, que no saben o no quieren saber
que no se trata de nosotros, que piensan que DIOS tiene la obligación de tenernos
bien, que, si en la iglesia no se habla de sus necesidades y como superarlas se
van, que se desesperan si las enseñanzas son doctrinales, pues cuando nos vamos
a ocupar de lo que ellos quieren como:
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Bendiciones.
·
Prosperidad.
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Unción.
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Aceleramientos.
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Ayuda en sus problemas familiares.
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Ayuda en sus problemas financieros.
·
Superación en sus problemas de la vida.
·
Etc.
Este tipo de cristianos tibios, carnales e inmaduros,
no piensan más que en ellos mismos, hace tiempo los definimos como parásitos
espirituales.
Debemos tener siempre los medios para ayudarles de lo
contrario se sienten mal por ser ignorados, pero cuando se les pide que
ayuden…nunca están disponibles.
Debemos tener siempre enseñanzas listas, pastos
frescos para alimentarlos, pero si se les pide que ellos enseñen un poco de lo
que han aprendido a los nuevos… nunca lo hacen.
Debemos tener las energías de escuchar sus mismos
problemas una y otra y otra vez, y lo peor es que anhelan soluciones mágico-espirituales, pues cuando se les
dice renueva tu mente ven a los
discipulados… nunca tienen energías ni tiempo para venir y como no se les da
esa solución mágica, dejan de venir o vienen de mala gana, solo a criticar a
los demás y sobre todo al pastor sin amor
que no les pudo dar la solución a sus
problemas, lo más probable es que hasta hablen mal del pastor o los
hermanos a sus espaldas, recordemos que los parásitos aparte de no aportar
también hacen daño al organismo.
Debemos todos estar siempre a tiempo y disposición de
ellos o se sienten agredidos y mal atendidos, hasta el grado de pensar en irse
de la congregación pues nadie les pone atención, pero si se les pide que ayuden
con su tiempo… nunca lo tienen disponible.
Este tercer esclavo en la parábola de los talentos,
era un parásito más, que desaprovechó las oportunidades que se le dieron, su
respuesta al Dueño solo demostró que no le amaba pues hasta llego al extremo de
calumniarlo: Señor, te conocía que eres
hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por
lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que
es tuyo.
Si de verdad le tenía tanto temor al Amo habría
trabajado con ahínco durante su ausencia, pero en vez de eso fue perezoso y un
necio.
De esta parábola ligada a nuestra enseñanza de Esclavos de Cristo aprendemos 3 coas
importantes:
1.
Aunque el amo no está actualmente aquí, pronto
regresará.
2. Las oportunidades para ser buen administrador abundan,
pero el tiempo se agota. (las oportunidades son cada vez que se presenta una
bifurcación para elegir Su voluntad o nuestra voluntad).
3.
Cuando el Dueño regrese llamará a cuentas a todos sus
esclavos.
¿Cuándo regresará el amo? Nadie lo sabe. Marcos 13:33-37. Mateo 24:36.
Una cosa si es ciertísima: Él regresará. ¿Por qué?
1. Dios
lo promete en su Palabra y DIOS no miente.
2. Cristo
mismo lo enseñó y el tampoco miente. Juan
14:2-3.
3. El
Espíritu Santo da testimonio de que pasará. 1ª Tesalonicenses 4:16-17.
4. Su
Iglesia lo espera. Apocalipsis 22:17.
5. La
corrupción del mundo lo demanda. Juan
5:28-29.
6. Para
reivindicarse él mismo ante los incrédulos. Apocalipsis 1:7.
7. Para
ejecutar la condena de satanás. Apocalipsis
20:10.
8. Es
la esperanza de los santos. 2ª Timoteo
4.8. 1ª Juan 3:2-3.
Solo los esclavos desleales tienen temor de que el Amo regrese a casa,
pero si el esclavo ha sido fiel, ha trabajado diligentemente, ha hecho su
voluntad, entonces ese esclavo se llena de gozo por la gran celebración que se
avecina.
Como podemos darnos cuenta el regreso del Dueño es
real, pero no solo eso, con el regreso del señor se viene inevitablemente el
tribunal de Cristo.
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Romanos
14.10-12.
·
2ª
Corintios 5:9-10.
Si bien los esclavos infieles serán echados fuera, al
fuego eternos donde es el lloro y crujir de dientes, los esclavos fieles, los
cristianos leales al Señor compareceremos ante el Tribunal de Cristo, donde NO
está en juego nuestra salvación, sino las recompensas que él tiene preparadas
para los suyos.
Los creyentes mediocres, que poco consagran sus vidas
al servicio del Señor y que las actividades de este mundo son más importantes
que su relación y servicio a Cristo solo pueden esperar una recompensa mínima
de su parte. 1ª Corintios 3:11-14.
Así como los esclavos del primer siglo de nuestra era
rendían cuentas ante sus amos terrenales, los esclavos de Cristo un día le
rendiremos cuentas de nuestras vidas, alguien que entendía esto a la perfección
siempre fue el apóstol Pablo, que se negó así mismo cualquier cantidad de
ocasiones, pues su único anhelo era siempre agradar a su Dueño:
·
1ª
Corintios 4:3-4.
·
Filipenses
1:21.
·
Gálatas
2:20.
·
Filemón
9.
·
2ª
Corintios 11:23-33.
·
Hechos
21:10-14.
Es tiempo de que, como el apóstol Pablo, dejemos de
ser cristianos infantiles, dejemos de pensar egoístamente, y comencemos a
pensar SOLO en nuestro Dueño, El Señor Jesucristo.
Es tiempo de entender no solo en nuestras mentes sino
en nuestros corazones que no se trata de mí, de mis deseos, de mi vida, se
trata única y exclusivamente de Cristo, su causa, su evangelio y su reino.
Ahora es tiempo de aceptar el Señorío de Cristo de
forma voluntaria, de aceptar su buena, agradable y perfecta voluntad,
renunciando a nuestra propia vida, de entender que cueste lo que cueste, es
preferible estar con Cristo por sobre todas las circunstancias.
Aún estamos a tiempo de elegir voluntariamente la
senda de rechazo, vergüenza, sufrimiento, estrechez, soledad, traición,
negación, odio, insultos, persecución, agonía mental e incluso la muerte por
amor a Cristo. Un hombre le advirtió a su amigo misionero cuando salía al
extranjero: "No vayas, puede que mueras”. La respuesta fue "Ya he
muerto".
Aún estamos a tiempo porque cuando el Dueño regrese y
nos llame a rendir cuentas, será demasiado tarde para arrepentirnos, y tratar
ahora si de vivir para él y de agradarle solo a Él, cuando el Dueño de nuestras
vidas nos llame a rendir un balance de la administración que nos es encomendada
¿Qué cuentas vamos a rendir?
¿Lo vamos a calumniar como el esclavo infiel?
¿Pondremos pretextos necios?
¿O le diremos, aquí esta Señor lo que me diste más tus
intereses?
No sé tú, pero yo prefiero escuchar bien, buen esclavo fiel, entra en el gozo
de tu Señor, que escuchar al Amo decir échenle
a las tinieblas.