El día de hoy terminaremos nuestra exposición del
capítulo décimo primero del libro de Juan, este relato es exclusivo de este
evangelio y nos narra toda la situación en torno a la enfermedad, muerte,
resurrección de amigo de Jesús Lázaro de Betania.
Jesús se encontraba relativamente lejos de la aldea
donde yacía enfermo Lázaro, es por ello que sus hermanas, Marta y maría le
envían un mensajero para avisarle en cuento a la situación, la respuesta del
Señor fue esta: esta enfermedad NO es
para muerte, sino para la gloria de DIOS, y todavía tarda un par de días
más en partir a ver a su amigo.
Es en este lapso de 4 días que Lázaro muere, cuando el
señor Jesús llega a la aldea de Betania, a 3 kilómetros de Jerusalén, llevaba 4
días en el sepulcro, lo cual, para el pensamiento del judío promedio de la
época significaba que era un mal irremediable por completo, pues aun a los 3
días habría alguna esperanza.
La primera en salir a recibir al Maestro es Martha,
acorde a lo descrito por Lucas en su
evangelio, podemos darnos cuenta que era la más afanada de las dos hermanas, lo
primero que ella atina a decirle al Señor es su confesión de fe personal: si hubieses estado aquí mi hermano no habría
muerto, pero sé que todo lo que le pidas a DIOS, DIOS te lo concederá.
Para nada fue un reproche como algunas personas han
malinterpretado, por el contrario, fue una majestuosa confesión de fe y plena
certidumbre en la Palabra y persona de Jesús, al grado de ver la Verdad por
encima de la realidad.
Después de entrevistarse con Martha, siguió el turno a
María, quien por aviso de su hermana sale corriendo a encontrarse con él, y al
verlo, lo primero que hace es rendirse a sus pies en actitud de sumisión y
adoración y hacer la misma confesión que su hermana: si hubieses estado aquí mi hermano no habría muerto.
Pero detrás de María salieron corriendo también los
judíos, que por la relativa cercanía con Jerusalén estaban presentes en la
aldea de Betania para acompañar en su duelo a las hermanas, Jesús al verlos
llegar sumergidos en dolor, al igual que Martha y María, lo primero que hizo
fue indignarse, conmoverse dice el texto, indignarse en extremo es la
traducción correcta.
Se indigna por los estragos que el pecado han traído a
la corona de Su creación: el dolor,
la enfermedad, el llanto, el desconsuelo y la muerte, que son solo algunas de
las consecuencias del pecado, estaban todas presentes en todos a su alrededor,
por lo cual el mismo dio muestras de su humanidad al derramar lágrimas por la
situación.
Pero, como el mismo lo dijo por medio del mensajero,
está enfermedad no es para muerte, es para que DIOS y él mismo sean grandemente glorificados, así
que sin perder tiempo, de inmediato comenzó a dar instrucciones al respecto.
Se dirigieron al sepulcro, una cueva tallada en una
roca con una gran piedra en la abertura de la cueva, haciendo la función de
puerta, manda a algunos de los presentes a que quiten la roca de la entrada, y
es aquí donde Martha interviene: Señor,
hiede ya, porque ya lleva 4 días en el sepulcro.
Martha, al igual que Pedro cuando caminó sobre las
aguas, cometió el error de mirar las circunstancias en lugar de mantener sus
ojos en Jesús, El peor error que podemos cometer en nuestro diario caminar como
cristianos es quitar la mirada de Cristo.
Poner la mirada en Cristo no significa que ignoramos por completo los
acontecimientos a nuestro alrededor, sino que nuestra atención la enfocamos en
él, en sus promesas, en su Palabra, en su persona y no en las circunstancias
que nos rodean, Pedro sabía desde un
principio que estaba por caminar sobre el mar, Marta desde hacía 4 días sabía
que su hermano estaba sepultado, pero cuando su atención la dirigieron a
Cristo, eso pasó a segundo plano, no fue lo que captó su atención ni cautivó
sus corazones.
Poner la mira en Cristo no es un concepto abstracto, todo lo contrario,
de una manera práctica lo hacemos cuando en lugar de dejar que la duda por las
circunstancias que nos rodean nos ahoguen, nosotros preferimos:
·
Rendirnos a sus pies en sumisión.
·
Orar con gratitud.
·
Aferrarnos a su Palabra.
·
Descansamos en él: orando, leyendo, caminando en fe.
·
Seguimos nuestra relación con él sin vacilar.
Es aquí donde encontramos una de las frases de Jesús
más sacadas de contexto por el cristianismo actual, que cree que es nuestra fe
la que le dice a DIOS como actuar: ¿No te he dicho que si crees, verás la
Gloria de DIOS?
Lo que quería comunicar Jesús, era que si Marta dejaba de pensar en el
cuerpo sin vida de su hermano y concentraba su atención en Jesús, confiando
completamente en él, en su poder y amor, vería este milagro como verdadera
señal, como ilustración y prueba de la gloria de Dios reflejada en el Hijo de
Dios.
Una vez que quitan la piedra, Jesús oró con el
propósito de que los presentes se dieran cuenta sin lugar a dudas que lo que
iba a ocurrir era porque Él estaba presente realizando el milagro, después de
orar, se paró a las a fueras del sepulcro y grito con voz fuerte: Lázaro,
acá, afuera.
Para no opacar la grandeza del milagro, seguimos el
ejemplo del apóstol Juan, lo narramos de forma vívida pero sencilla, no
tratamos ni trataremos de darle una explicación, pues por definición los
milagros son hechos inexplicables, solo seguimos el texto: Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y
el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
En los siguientes 12 versículos encontramos 4
implicaciones que se dieron por el magno milagro realizado por el Señor Jesús,
es en estos 4 puntos en los cuales vamos a dirigir nuestro sermón del día de
hoy:
1.
El
milagro hizo que muchos de los judíos, que antes habían mostrado enemistad
hacia Jesús, llegaran a creer en él.
2.
Incrementó
la ira de sus enemigos, quienes ahora, en una sesión oficial del Sanedrín,
comenzaron a tramar su muerte.
3.
Se
produjo gran exaltación entre la multitud pascual en Jerusalén.
4.
Fortaleció
la fe de María y Marta y de los discípulos.
1.
Muchos
llegaron a creer en Jesús. 45 Entonces
muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que
hizo Jesús, creyeron en él.
El milagro que acaban de presenciar, hizo que muchos
de los judíos que habían dudado y por lo tanto estado en enemistad con Jesús,
de ahora en adelante creyeran en él.
Leemos que muchos de estos judíos que habían visitado
el hogar de María para manifestar su pesar habían visto lo que Jesús había hecho.
No sólo habían sido testigos físicos del milagro sino que lo habían estudiado,
reflexionado y ponderado.
El verbo en griego para vieron es theaomai (θεάομαι, G2300),
significa mirar con atención, examinar, mirar muy de cerca, así que el
resultado fue que llegaron a creer en Jesús.
Aunque la expresión creyeron en él no se refiere necesariamente a la fe genuina y
aunque, como lo indican los versículos siguientes, los dirigentes judíos interpretaron
esta fe como lealtad hacia Jesús como señor terrenal, sin embargo, difícilmente
se puede dudar que en el día de la resurrección milagrosa de Lázaro se
agregaron al rebaño muchos creyentes sinceros en Jesucristo como Salvador
espiritual.
Cabe aclarar que este de ningún modo es un pasaje que
avale el hacer milagros como medio de
propagación del evangelio, pues no podemos hacer doctrina de un libro
histórico, además es un caso excepcional que no se compara con ningún otro
milagro producido por nadie en las Escrituras, ni Moisés, ni Elías, ni Eliseo,
ni Pedro ni Pablo hicieron un milagro de tal magnitud, pues aunque algunos
resucitaron muertos, ninguna fue con más de 3 días de fallecido.
Los milagros fueran la señal que autentificaron el ministerio del Señor Jesucristo, para
nosotros la autentificación es SU PALABRA, el mensaje del evangelio, debe de
ser suficiente, nunca pensemos que si las personas vieran un milagro entonces creerían, por supuesto que todos
querrían seguir a Jesús si reciben algún beneficio material de parte de él,
pero esos seguidores solo serían interesados
y no genuinos discípulos, como aquellos que lo siguieron al otro lado del
mar solo por el pan que les dio de comer, como lo estudiamos en Juan 6.
2.
Enfureció
aún más a sus enemigos. 46 Pero algunos de
ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. 47
Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y
dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. 48
Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán
nuestro lugar santo y nuestra nación. 49
Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no
sabéis nada; 50 ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y
no que toda la nación perezca. 51
Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año,
profetizó que Jesús había de morir por la nación; 52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno
a los hijos de Dios que estaban dispersos. 53
Así que, desde aquel día acordaron matarle. 54 Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos,
sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad
llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos.
El milagro no fue bien recibido por todos, esta es una
muestra más de que no son el mensaje, fue este gran acto de amor, que hizo que
sus enemigos convocaran al gran sanedrín los 71 ancianos reunidos con un solo
fin: como acabar con Jesús.
Algunos de los judíos, habiendo sido testigos del milagro
y habiendo advertido su efecto sobre el pueblo, se volvieron incluso más
violentos contra él. Alertado por los fariseos, un comité del Sanedrín que
consistía de los 71 ancianos más sumos sacerdotes (ex sumos sacerdotes y
miembros de familias de sumos sacerdotes, mayormente de saduceos) y fariseos,
convocó una sesión del Sanedrín.
Explicaron a los miembros reunidos que la razón de
convocar la sesión era para considerar el punto: ¿Qué estamos haciendo o: qué debemos hacer, porque este hombre está haciendo
muchas señales?
Probablemente pensaban sobre todo en las señales
·
La curación del cojo.
·
La curación del ciego.
·
La alimentación del os 5000.
·
El vino en agua.
·
La sanidad del hijo del oficial.
Jesús hizo muchas señales abiertamente, pero no fueron
las señales en sí mismas las que provocaron la furia y el temor, La razón de su
escepticismo se manifiesta en las
siguientes palabras: Si dejamos las cosas
así, todos creerán en él, y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar y
nuestra nación.
Según lo veía el comité del Sanedrín, muy pronto todo el
mundo aceptaría a Jesús como mesías político. Así sucedería a no ser que se
tomaran algunas medidas.
Si no se hacía nada, los romanos, al oír que había un
nuevo mesías que estaba a punto de dirigir una rebelión en contra del gobierno
constituido, vendrían para quitarles a los judíos (sobre todo al Sanedrín)
tanto su lugar, la ciudad de Jerusalén con su templo, acabando con su
existencia como nación, y dispersándolos por toda la tierra.
Como nadie sugería una solución, el presidente de la
reunión propuso una. Su nombre era Caifás. El significado exacto del nombre
Caifás se desconoce, fue nombrado al sumo sacerdocio por Valerio Grato,
predecesor de Poncio Pilato, en el año 18 d.C., lo depuso Vitelo, sucesor de
Poncio Pilato, en el año 36 d.C. Caifás era yerno de Anás, quien fue sumo
sacerdote desde el 6 al 15 d.C.
Este Caifás es un personaje relevante en la historia
de la redención:
·
Mateo
26:3 y 57.
·
Lucas
3:2.
Por medio de la Escritura y de escritos del
historiador Flavio Josefo, sabemos que era un manipulador astuto y osado, más
que genuino líder, era un oportunista que no sabía el significado de conceptos
como justicia y honestidad, y que buscaba siempre a toda costa salirse con la
suya.
No le importaba en lo más mínimo que el derramamiento
de sangre inocente. Lo que deseaba ardientemente, con intenciones egoístas, lo hacía
aparecer como si fuera lo necesario para el bienestar del pueblo. A fin de
conseguir la condena de Jesús, quien había suscitado su envidia. Mateo. 27:18.
Era hipócrita, porque en el proceso final, en el mismísimo
momento en que se sintió lleno de intenso gozo ya que había encontrado lo que consideraba
como fundamento para la condena de Jesús, se desgarró la vestidura sacerdotal
como si se sintiera conmovido por un profundo pesar.
La alternativa que Caifás sugirió era falsa porque se
basaba en una presuposición que era precisamente lo contrario de la verdad. Su
razonamiento era: seguir a Jesús y la nación perece; dar muerte a Jesús, y la
nación se salva. Conclusión: Jesús debe morir: un hombre por el pueblo, fueron sus malvadas palabras.
Lo irónico es que sucedió todo lo contrario, Jesús
murió y poco tiempo después, en el año 70 de nuestra era, Tito el general
romano, destruyó la ciudad de Jerusalén y el templo junto con ella.
Pero las palabras de Caifás tuvieron un significado más
profundo que el que él mismo comprendió. Los antiguos profetas a menudo
pronunciaban palabras que no entendían por completo. 1ª Pedro 1:10–12. Caifás dio un significado a sus palabras; Dios, dio
otro, el definitivo.
Esto no lo dijo por sí mismo,
no significa que Caifás se vio obligado a decir, Conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación
perezca.
A pesar de que DIOS
en su plan providencial tenía predestinado todo perfectamente de
antemano, no descarta para nada la total
responsabilidad tanto de las palabras como de los actos de Caifás en este
caso, y de todos los seres humanos por extensión.
Este tema lo hemos abordado en muchas ocasiones, no
podemos culpar a DIOS por nuestros malos
actos o por nuestros pecados bajo el argumento de la predestinación, eso es
manipular esta maravillosa doctrina a nuestro antojo y para fines demoníacos,
el único que tuerce la Palabra de DIOS
es Satanás, no olvidemos que inició en el Edén y no ha parado hasta la
fecha.
Caifás dijo lo que quiso decir con toda la mala
intención de su parte, y la responsabilidad por el malvado significado que
transmitieron sus palabras es exclusivamente suya; sin embargo, en la
maravillosa providencia de Dios, la selección de palabras fue dirigida de tal
modo que estas mismas palabras pudieron expresar la sustancia del glorioso plan
de salvación de Dios. 1ª Pedro 1:19-20.
No importa si somos infra o supralapsarianistas, si
algo sabemos es que DIOS tenía el plan
de redención perfectamente diseñado desde la eternidad pasada y los
acontecimientos aquí en el tiempo se ejecutaron de acuerdo a ese maravilloso
plan sin faltar uno solo de sus detalles, ese plan incluye por su puesto en el
centro de todo la muerte vicaria del
señor Jesús, por lo tanto la condena
a muerte que dio el sumo sacerdote Caifás solo fue posible porque cumplió con el plan establecido por DIOS.
Este pasaje ofrece una perspectiva del misterio de la
maravillosa relación entre la providencia y el consejo divinos, por una parte,
y el ejercicio de la responsabilidad humana, por la otra; Caifás fue totalmente
libre, no se le impidió de ninguna forma que dijera lo que su malvado corazón
lo impulsaba a decir. Sin embargo, la voluntad de Dios, sin resultar en lo más mínimo
contaminada, dirigió de tal forma la selección de palabras que iban a salir de
los labios de este frío asesino, que resultaron exactamente las que se
necesitaban para expresar la verdad más sublime y gloriosa respecto al amor
redentor de Dios. Sin tener conciencia de ello el villano se había convertido
en un profeta que anunció la redención
en Cristo.
Caifás tenía en mente sólo a la nación étnica política
de Israel, pero para DIOS el plan era: también para congregar en uno a los hijos de Dios que
estaban dispersos, está frase además de ser de un contenido altamente
doctrinal, es una nota del apóstol
Juan a sus lectores originales, que NO eran judíos sino gentiles, así que con
esta frase nos abre el panorama: hay hijos de DIOS tanto en la nación de Israel, como los hay
dispersos por todo el mundo entre los gentiles.
El significado, en consecuencia, es éste: los hijos de
Dios elegidos desde la eternidad, que están dispersos en el mundo pagano, a lo
largo de la historia, se reunirán con aquellos hijos de Dios que fueron
constituidos de Israel, de manera que seremos, juntos la iglesia que será
reunida con su Señor. (Congregar en uno).
Respecto al plan de dar muerte a Jesús en el evangelio
de Juan encontramos una secuencia muy bien delineada. El acuerdo oficial se ha
logrado ya en una sesión oficial del Sanedrín, aunque la farsa del juicio, con
la sentencia fijada de antemano, todavía no se ha realizado. Ya se había echado
a andar una conspiración oficial para poder darle muerte a Jesús.
Así pues, Jesús, sabiendo que todavía no había llegado
plenamente el tiempo designado en el plan eterno de Dios para su muerte, ya no
andaba predicando de un lugar a otro abiertamente entre los judíos, sino que
salió de allí, es decir, de los alrededores de Betania y Jerusalén, para ir
junto al desierto, con toda probabilidad el desierto de Judea, a una ciudad
llamada Efraín.
La ubicación exacta de Efraín no se ha determinado, se
sugiere que podría ser idéntica a Ofra. Podemos imaginar este lugar como una
pequeña y apartada aldea construida de adobe, en el desierto. Ofra se ubica en
el territorio originalmente otorgado a la tribu de Efraín. Si este pueblo es el
Efraín al que se refiere, estaba a unos 22 kilómetros al noreste de Jerusalén. En
este remoto pueblo de Efraín Jesús permaneció recluido con sus discípulos.
3.
Se
produjo gran exaltación entre la multitud pascual en Jerusalén. 55 Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos
subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse. 56 Y
buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a otros:
¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta? 57 Y
los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno
supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.
El milagro de la resurrección de Lázaro produjo gran
exaltación entre las multitudes pascuales en Jerusalén. Los versículos 55–57 nos hablan de los ánimos elevados
que se suscitaron alrededor de la persona de Jesús en esas fechas tan
importantes para la religión judía.
Se acercaba la Pascua, el peshaj judío, que como sabemos era la celebración instituida por
DIOS por medio de Moisés al sacar al pueblo de Israel de la esclavitud en
Egipto, era la mayor de las fiestas celebradas en el judaísmo, y lo sigue
siendo hasta la fecha, por este motivo el peregrinaje era masivo a Jerusalén en
esos días.
Muchos de los peregrinos deseaban llegar al destino
antes de la Pascua a fin de cumplir las normas referentes a la purificación. Éxodo. 19:10–15. Números 9:9–14.
Como ya había ocurrido antes, en la fiesta de los Tabernáculos,
los judíos, llenos de curiosidad y animación, habían preguntado, ¿Dónde está?, de modo que ahora la
pregunta, ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la
fiesta? se la hacían unos a otros los judíos que formaban grupos en los
patios del templo.
No podemos dejar de observar que la forma de la
pregunta es tal que el que pregunta ya presume que es mucho más probable que
Jesús no venga a la fiesta, esto era algo lamentable para los curiosos que
estaban ansiosos de ver en persona al que había resucitado a Lázaro.
La razón que hizo que los primeros peregrinos concluyeran
que, con toda probabilidad, Jesús no acudiría era el decreto recientemente
promulgado del Sanedrín (“sumos sacerdotes y fariseos”): “Si alguno sabe dónde
está Jesús que lo reporte”.
El propósito de esto era: “… para poder prenderle”. El
Sanedrín estaba totalmente decidido a dar muerte a Jesús, parece que el
sentimiento que prevalecía debido al consejo de los fariseos dentro del comité supremo,
era dar al procedimiento cierto carácter de legalidad arrestándolo.
4.
Fortaleció
la fe de María y Marta y de los discípulos.
Este fortalecimiento de la fe no se refiere
explícitamente, pero se puede deducir de:
·
Juan
11:4.
·
Juan
11:15.
·
Juan
11:26.
·
Juan
11:40.
Además, en el caso de María se manifestó en una acción
de glorioso amor al lavar sus pies con perfume, hecho que veremos la próxima
semana.
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