En el capítulo doce del evangelio de Juan encontramos
el relato de Jesús siendo ungido por María cuando cenaba en casa de Simón el
leproso, lo primero que aprendemos de este relato es que cuando un corazón está
agradecido con DIOS por todo, en especial por la cruz de Cristo, entonces no
hay forma de ocultarlo, tal fue el caso de María que derramó el perfume de
nardo puro y toda la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Pero no es la única enseñanza que encontramos, también
vimos que de inmediato, Judas Iscariote, quien iba a traicionar a Jesús, en un
gesto hipócrita y mezquino le reprochó a María el no haber vendido el perfume
para poder repartir el dinero a los pobres, lo cual dijo porque al ser el
tesorero del ministerio terrenal del Señor Jesús y al mismo tiempo ser un
ladrón, deseaba tener el dinero para poder sustraer para sus deleites carnales.
En este acto encontramos que la avaricia es el enemigo
mortal de una buena Mayordomía, la cual como dijimos, es la administración de
aquello que DIOS ha puesto en nuestras manos, pero si recordamos bien, nada es
nuestro, esa es la clave para poder empezar a ejercer una mayordomía de
calidad, reconocer que todo, en especial nuestras vidas le pertenecen al Señor
Jesucristo.
¿Por Qué Es Importante La Mayordomía Cristiana? Porque
una buena mayordomía es un indicador de que nuestro carácter está madurando a
la estatura de nuestro maestro. 2ª
Corintios 8:24.
Una buena mayordomía se demuestra cuando en la
administración de nuestro tiempo, relaciones, talentos, riquezas, etc. pensamos
más en otros que en nosotros mismos.
La mayordomía cristiana debe ir acompañada de un
deseo: el deseo de brindar una gran bendición a otras personas, no solo es dar, sino dar con el corazón correcto.
¿Cómo Tener Una Correcta Mayordomía? Una
correcta mayordomía es consecuencia del contentamiento. 1ª Timoteo 6:6-19.
Juan nos indica en los versos 9 al 11 que se realizó
otro complot, esta vez no en contra del Señor Jesús, sino en contra de Lázaro,
pues a causa de su milagrosa resurrección muchos
de los judíos empezaban a creer en el Señor Jesucristo, la siguiente semana
retomaremos esta parte de la Escritura pues se liga a nuestra próxima
enseñanza, por lo tanto pasaremos directo a lo relatado a partir del versículo
12: La entrada triunfal en Jerusalén: la ciudad santa.
Antes de adentrarnos en los detalles del relato,
primero veamos algunas observaciones necesarias para comprender a fondo esta
porción de la Escritura:
Observaciones Preliminares Acerca De La Entrada
Triunfal En Jerusalén
A. Significado.
Estamos frente a un acontecimiento de extraordinario
significado. Deberían advertirse los siguientes puntos:
1. Jesús por medio de su entrada triunfal indica
definitivamente que él mismo entrega su vida; o sea que muere voluntariamente.
Toma los asuntos en sus propias manos, Él sabe que los
judíos planearon su muerte, que el ir a Jerusalén es una sentencia de muerte y
que además, este tipo de entrada nada discreta no solo lo expondría al público,
sino que además haría arder aún más la ira de los dirigentes.
2. Jesús fuerza a los miembros del Sanedrín a cambiar
el horario (respecto a su ejecución) de forma que armonice con su propio
horario (y con el del Padre).
Originalmente el Sanedrín no había planeado dar muerte
a Jesús en esta época. Pero la exaltación en torno a Jesús provocada por la
Entrada Triunfal fue uno de los factores que, visto desde la perspectiva humana,
precipitó el desenlace, para que de forma magistral, cuadrara a la perfección
con el sacrificio pascual.
3. Jesús se presenta como el Mesías.
Por medio de esta Entrada Triunfal se cumple la
profecía mesiánica de Zacarías 9:9.
Además, cuando las multitudes lo vitorean como Mesías, en ningún momento niega
la clara implicación de la aclamación.
4. También muestra a las multitudes qué clase de Mesías
es.
Como sabemos, no el Mesías terrenal de los sueños israelitas.
Entra en Jerusalén sobre un asno, un pollino, animal asociado no con los
rigores de la guerra sino con la práctica de la paz. Entra como el Príncipe de
Paz.
B. Fuentes.
El relato se encuentra en los cuatro Evangelios, pero
el contenido difiere, aunque no hay ningún conflicto entre ellos, al contrario
es una complemente, una armonía en el relato, algo parecido con el milagro de la
alimentación de los cinco mil.
A fin de poder apreciar el relato de Juan de la
Entrada Triunfal, lo mejor es ver primero todo el episodio en forma
esquemática. Reuniendo los diferentes relatos Sinópticos y Juan, obtenemos lo
siguiente:
1. Mateo 21:1–3, 6, 7; Marcos 11:1–6; Lucas 19:29–34. Jesús
envía a 2 de sus discípulos a traer el pollino que utilizará para su entrada
triunfal.
En realidad, (como indica Mateo) había dos animales
(un pollino y su madre), pero parece que luego Jesús utiliza al pollino, mientras
que el otro animal o bien caminó al lado o bien los discípulos lo fueron
dirigiendo.
Los discípulos encuentran exactamente todo tal como
Jesús lo había predicho: encuentran a la asna y a su pollino, atados a la
entrada del pueblo. Había algunas personas allí. “¿Por qué los
desatan?” preguntan los propietarios. “El Señor los (lo) necesita”, es la
respuesta. Los propietarios, quienes probablemente eran discípulos de Jesús,
aceptan de inmediato, y los discípulos llevan los animales a Jesús.
2. Mateo 21:4, 5; Marcos 11:7; Lucas. 19:35; Juan.
12:14, 15. Los discípulos colocan sus mantos sobre ambos animales (no sabiendo
al comienzo cuál va a utilizar Jesús), y cuando ven que desea montar el asnillo,
lo ayudan a montarse. Jesús se encamina hacia Jerusalén.
Tanto Mateo como Juan ven en este suceso el cumplimiento
de la profecía de Zacarías 9:9. No temas, hija de Sion; he aquí tu Rey
viene, montado sobre un pollino de asna.
3. Mateo 21:8; Marcos 11:8; Lucas 19:36. La mayor
parte de los que acompañan a Jesús desde Betania extienden sus mantos en el camino.
Otros cortan ramas de árboles con los que van cubriendo el camino frente a él.
4. Juan. 12:1, 12, 13a, 18. Entre tanto la multitud de
peregrinos que ya estaba en Jerusalén
Y la multitud había oído:
A. Que Jesús había resucitado a Lázaro de entre los
muertos.
B. Que se encaminaba hacia la ciudad, van saliendo por
la puerta oriental para ir a su encuentro. Cortan ramas de las palmeras a lo
largo del camino, y agitándolas, se dirigen a dar la bienvenida al Mesías.
5. Mateo 21:9; Marcos. 11:9, 10; Lucas 19:37, 38; Juan.
12:31b. Las dos multitudes juntas, los que le acompañaban y los que le
esperaban en la ciudad, con excepción de los fariseos hostiles, comienzan a exclamar:
“¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey
de Israel!
¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene!
¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”
6. Juan. 12:17. La parte de la multitud que había
estado con Jesús cuando Lázaro fue resucitado de entre los muertos, sigue dando
testimonio respecto al extraordinario hecho. Como consecuencia, la animación y
el entusiasmo llegan a un punto culminante.
7. Lucas 19:39, 40. Los fariseos, fuera de sí de
envidia al escuchar este clamor entusiasta, piden a Jesús que lo detenga: Maestro, reprende a tus discípulos. Jesús
contesta: Os digo que si estos callaran,
las piedras clamarían.
8. Lucas 19:41–44. Cuando, de repente, se empieza a
ver la ciudad, Jesús, dándose plena cuenta de que mucho de lo que ha venido
recibiendo es superficial y se basa en la identificación de sí mismo con el
esperado mesías terrenal y político, comienza a llorar.
Ante sus ojos proféticos se presenta la visión de Jerusalén
como ciudad asediada y rodeada por las legiones romanas. En un gemido de amarga
lamentación exclama:
“¡Oh, si también tú conocieses, sí tú (misma) a lo
menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus
ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con
vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a
tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por
cuanto no conociste el tiempo de tu visitación”.
9. Mateo 21:10, 11.Al entrar Jesús en Jerusalén, toda
la ciudad está en conmoción.
Todos los que habían permanecido en la misma, al ver a
alguien rodeado de tan grande multitud y entrando en la ciudad en un asno, se
pregunta, “¿Quién es éste?” Reciben como respuesta, “Este es Jesús el profeta,
de Nazaret de Galilea”.
10. Mateo 21:14: Marcos 11:11ª. Llegados al templo,
Jesús sana a los ciegos y paralíticos.
11. Mateo 21:15, 16. Los niños que están en el templo
comienzan a gritar, Hosanna al hijo de
David.
Los sacerdotes y los escribas, llenos de furia,
preguntan a Jesús: “¿Oyes lo que éstos dicen?” Jesús responde, “Sí, ¿nunca
leísteis: ‘De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la
alabanza’?”
12. Juan. 12:19. Los fariseos, llenos de frustración,
envidia y furia, se dicen entre sí, Ya
veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él.
13. Mateo 21:17; Marcos 11:11b.
Al caer la noche, Jesús y los doce se
retiran a Betania.
14. Juan. 12:16. No fue
sino hasta que Jesús hubo sido glorificado que los discípulos, recordando y
reflexionando sobre todas estas cosas se dieron cuenta de que la Entrada
Triunfal era el cumplimiento de una profecía. 12:12–19.
De los catorce elementos que constituyen este relato armónico
Juan incluye seis (el 2, 4,
5, 6, 12, y 14). Los tres primeros los tiene en común
con los Sinópticos; los últimos tres son exclusivos.
Una vez aclarada la importancia de este acontecimiento
y armonizado el relato con los otros 3 evangelio, dispongámonos a exponer lo
que la Palabra tiene para nosotros.
Juan 12:12 El
siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que
Jesús venía a Jerusalén. 13 tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y
clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de
Israel!
Entendemos que están a 5 días de la celebración de la
pascua, y por lo tanto ríos de gente se acumulaban en la ciudad santa para
darse cita a la celebración más importante del año, y en esta ocasión, tenían
una motivación extra, Jesús en persona se presentaría, ya fuera por una fe
salvífica, una fe en el mesías político o simple morbo, pero las expectativas
estaban al máximo.
La multitud que salió por la puerta oriental de
Jerusalén ese día por la mañana era grande, Al ver a Jesús el pueblo, que había
cortado ramas de las palmeras, que en ese tiempo bordeaban el camino desde Jerusalén
hacia el monte de los Olivos, comenzaron a agitarlas en señal de regocijo.
El sostener en una mano la palma con ramas de mirto y
sauce a cada lado, según el mandato divino en Levítico 23:40, y el agitarlo, era la forma en que Israel
manifestaba su gozo durante la fiesta de los Tabernáculos. Aquí en Juan 12 el
simbolismo es el mismo.
La multitud agitó ramas de palmera en muestra de
regocijo y triunfo. Ahora, por fin, la victoria, prosperidad, salvación, concebida al menos en términos
terrenales, parecía segura, porque si Jesús resucitó a alguien que había estado
cuatro días en la tumba, ¿cuáles eran los límites de su poder? ¡Bajo tal líder
se podía sacudir, incluso, el yugo de los romanos!
Este júbilo y entusiasmo tumultuoso se basaban en las
siguientes razones:
(1) La Pascua estaba cerca, en conmemoración de la liberación
de la esclavitud de Egipto. En ocasiones así la liberación del yugo extranjero
era siempre uno de los principales temas de conversación.
(2) Para liberar a los judíos de la dominación romana se
requería un libertador poderoso. Jesús ya había demostrado su extraordinario
poder, especialmente el resucitar a Lázaro de entre los muertos. Por ello,
parecía como si por fin el antiguo sueño del restablecimiento de la dinastía de
David fuera a realizarse.
Lo que los judíos siguieron gritando, mientras ponían
ramas a lo largo del camino que seguía Jesús, y agitaban las palmas era:
“¡Hosanna!”
Esta palabra se deriva de la forma imperativa del
verbo salvar, y significa “salva ahora”, o “salva, te pedimos”. Es una súplica
que el adorador dirige a DIOS, ya que está convencido de que ha llegado por fin
el momento apropiado para la total liberación. En el espíritu de gozo y de
triunfo cercano piden a DIOS que ya no dilate más la prometida salvación, aquí
equivale a: Te suplicamos, o Señor, que
nos salves ahora.
Tenemos que entender que no era una simple expresión
como las porras de la actualidad, iba mucho más allá, pues está basada
en la Escritura misma. Salmo 118:25. El
pueblo pensaba en ese salmo de alabanza al vitorear a Jesús: Salmo 118:26.
El Salmo 118
es uno de los seis salmos a los que más se mencionan en el Nuevo Testamento. Es
un salmo marcadamente mesiánico, que habla acerca de la piedra que los edificadores
han rechazado y que se convirtió en piedra de ángulo. De hecho El Salmo 118 era uno de los salmos de
alabanza que se cantaban en la Pascua.
Pero una pregunta importante para nuestro tema es:
¿consideraban los judíos al Salmo 118 como mesiánico?
Según Marcos
11:8, 9 resulta claro que la gran multitud proclamó que Jesús era el
rey-Mesías. Según Juan 12:13b lo
consideraban como el Bendito, el que había venido en el nombre del Señor. Sin
embargo, también resulta claro que muchos de los que lo aclamaban tan fuerte y
que suplicaban con tal entusiasmo esperaban que este Mesías respondiera a sus
expectativas terrenales.
Lo vitorearon como el Rey de Israel, el que había de restablecer “el reino de nuestro padre
David”. Para ellos era el poderoso realizador de milagros. Lucas 19:37. A la luz de todo esto no
nos sorprende que cuando Jesús vio la ciudad, llorara, se daba cuenta que
seguían sin entender absolutamente nada de lo que estaba sucediendo.
Lo siguiente que nos narra Juan es: 14 Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como
está escrito: 15 No temas, hija de Sion;
He aquí tu Rey viene, Montado
sobre un pollino de asna.
Ya sabemos por los sinópticos, que al decir hallar no
se refiera a una bonita casualidad, sino
que ya había enviado a dos de sus discípulos por el pollino, lo que Jesús hizo
fue un claro cumplimiento de la profecía mesiánica de Zacarías 9:9.
El libro de Zacarías es un relato de la gloria futura
de Sion y su Rey-Pastor. Sion es el
tipo de la ciudad o morada de los redimidos por el Mesías, la hija de Sion o la
Moradora de Sion, somos aquellos que por la gracia de DIOS creemos en Cristo como Señor y Salvador de
nuestras vidas.
A la hija de Sion se le dice que su rey, su Mesías
espiritual, el que abrirá un manantial para el pecado y para la impureza, Zacarías 13:1, ya viene. Para poner de
relieve el carácter pacífico de su acercamiento y de su reino, se agrega que monta
en el pollino de una asna. Viene como el Príncipe de Paz, no como guerrero. Por
ello la hija de Sion no debería temer más.
El asno o burro suele estar asociado con la búsqueda
de la paz:
·
Jueces
10:4; 12:14.
·
2ª
Samuel 19:26.
·
Isaías
1:3.
El caballo, con la guerra:
·
Éxodo
15:1, 19, 21.
·
Salmos
33:17; 76:6; 147:10.
·
Proverbios
21:31.
·
Jeremías
8:6; 51:21.
·
Zacarías
10:3.
·
Apocalipsis
6:4.
Este rey es manso, pacífico, amable. Viene para traer
salvación. Lamentablemente el pueblo no lo entiende. Pero incluso los
discípulos no lo entendieron en aquel entonces, como lo indica el siguiente
versículo: 16 Estas cosas no las
entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado,
entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de
que se las habían hecho.
Debido a la ignorancia de las Escrituras y a su poca fe,
ni siquiera los Doce entendieron de inmediato que lo que Jesús hacía era el
cumplimiento de la profecía de Zacarías
9:9, y que por medio de ella se proclamaba a sí mismo como el Mesías
espiritual.
Cuando Jesús fue glorificado por medio de su cruz y su
resurrección, y hubo enviado a su Espíritu, todo esto resultó claro. Lo
recordaron todo, y vieron su significado. Entendieron que Zacarías 9:9 se refería a él, y que estas cosas le habían sido
hechas a él.
17 Y daba testimonio la gente que estaba con él cuando
llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos.18 Por lo cual
también había venido la gente a recibirle, porque había oído que él había hecho
esta señal.
Juan regresa una vez más a la multitud. Al continuar
el gran gentío su camino, los que habían estado con Jesús cuando resucitó a
Lázaro de entre los muertos siguieron testificando ante otros. Era algo tan
maravilloso y extravagante que tenían simplemente que repetirlo vez tras vez.
Daban testimonio de lo que habían visto con sus propios ojos.
En completa armonía con 12:9 leemos que la gran multitud
de peregrinos que habían acudido a Jerusalén desde todos los lugares habían
salido al encuentro de Jesús porque habían oído que había realizado esta gran
seña: resucitar a Lázaro de entre los muertos.
19 Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no
conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él.
Los fariseos más radicales, dijeron al grupo menos
agresivo: Ven que no están ganando nada”
con esa demora. Hay que hacer algo, y hacerlo rápidamente, o será demasiado
tarde, “Mirad”, agregan, “el mundo se ha ido apartándose de nosotros, tras él”.
¡Los fariseos están furiosos! Y aún falta que los griegos vayan a Jesús.
Conclusiones.
Como podemos darnos cuenta, este acontecimiento marca
significativamente la predicación del evangelio, pues nos muestra que es el
Señor Jesús quien pone su vida por otros de forma voluntaria, además nos
muestra no solo que es el Mesías, sino la clase de Mesías: el Príncipe de Paz,
montado en un pollino, que viene a dar su vida no a hacer la guerra en contra
del imperio romano.
Sin embargo, ni los judíos, ni la multitud, ni
siquiera sus discípulos entendieron esto en ese momento, todos lo esperaban y
lo proclamaban como el Mesías-Rey. Todos estaban con el ánimo exaltado por la
cercanía de la pascua que conmemora la libertad milagrosa orquestada por Moisés
en Egipto y aunado a la gran fama que le dio el milagro de la resurrección de Lázaro,
dio como resultado la malinterpretación de la verdadera misión del Señor Jesús:
Salvar del pecado a sus elegidos.
Sería trágico que nos pasara lo mismo que a los
discípulos, estar en este lugar pero desconocer el motivo real por el cual
vivimos: por la gracia de DIOS y para la
gloria de DIOS. SOLI DEO GLORIA.
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