En la última clase hablamos
acerca de los tipos, símbolos e ilustraciones del Espíritu Santo en las Escrituras, mencionamos 8 de
ellos:
·
Aceite.
·
Arras.
·
Fuego.
·
Fuente de agua viva.
·
Paloma.
·
Sello.
·
Siervo de Abraham.
·
Viento.
Si la Biblia nos muestra de
esta manera el Espíritu Santo, es porque a diferencia de nuestro Señor
Jesucristo que se manifestó en carne, él Espíritu solo fue visto por Juan el
Bautista en forma corporal de Paloma, por lo tanto utiliza DIOS estos tipos e ilustraciones para que sus
muchas características puedan ser reveladas a los hombres y comprendidas para
nuestro provecho espiritual.
Una de esas ilustraciones
es Él Espíritu Santo como sello, y en este aspecto es en el cual nos vamos a
adentrar en esta clase: el sellado del Espíritu Santo.
I.
El hecho del sellado.
Hay en el N.T. 3 lugares
donde se menciona el sellado del Espíritu Santo: 2ª Corintios 1:22. Efesios 1:13. Efesios 4:30.
a. 2ª Corintios 1:22. Dice que DIOS nos ha sellado y nos ha dado las
arras del Espíritu.
b. Efesios 1:13. Agrega que fuimos sellados con el Espíritu Santo cuando creímos, esto tiene más importancia de
la que parece a primera vista, puesto que lo que Pablo intenta decir a sus
lectores es que el oír el Evangelio y el creer se produjeron simultáneamente
con el sellado.
c. Efesios 4:30. Afirma que fuimos sellados por o con el Espíritu hasta el día de la redención (de nuestros
cuerpos, conocida también como la
glorificación).
El sellado del Espíritu Santo es un ministerio específico que no se
menciona en ninguna parte del Antiguo Testamento, pero no por ello no se daba,
el sellado está íntimamente relacionado con la seguridad del creyente y la
habitación del Espíritu en él, y puesto que los santos del Antiguo Testamento
estaban seguros y habitados, también tenían que haber sido sellados.
II.
¿Quiénes son sellados?
Lo mismo que la morada o
habitación del Espíritu, el sellado del
Espíritu pertenece a todos los creyentes y sólo a los creyentes. Por eso,
Pablo no hace ninguna excepción en 2ª Corintios 1:22, donde escribe a un grupo en
que las excepciones podrían ser justificadas fácilmente. Por otra parte, si el sellado
fuese cosa de un grupo de creyentes más
espirituales, el Apóstol no habría podido generalizar al decir en Efesios 4:30: … y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis
sellados.
Pablo pudo generalizar
porque sabía perfectamente que no hay cristianos
sellados y cristianos no sellados, lo cual es importante puntualizar, pues
lamentablemente en muchas iglesias actualmente hacen separaciones sin base
escritural alguna.
III.
¿Cuándo se produce el sellado?
Como ya lo anticipamos en
el primer punto, en Efesios 1:13 indica
la sincronización en el original griego entre el sellado con el oír el
evangelio y creer en él, es decir somos sellados en el momento de la regeneración/conversión.
Pedro asegura en Hechos 2:38 a los judíos que le
interrogan en el versículo 37 que recibirán el don del Espíritu Santo tan
pronto como se arrepientan, no olvidemos que, para aquellos judíos, arrepentirse equivalía a creer en el Mesías.
También 2ª Corintios 1:22 concuerda con esto al
conectar el sellado con la donación del Espíritu como arras. Esta exegesis concuerda con la interpretación general
de las Escrituras, porque si el sellado fuera posterior cronológicamente al
acto de la fe justificante, tendríamos creyentes sin sellar, poniendo así en
peligro la seguridad de la salvación.
IV.
¿Quién o quienes sellan a los creyentes?
Nuestra pregunta en
específico es acerca de los agentes involucrados en el sellado, si revisamos
nuevamente 2ª Corintios 1:22 vemos
que es DIOS quien sella, es decir DIOS el Padre.
Pero de nuestra clase
anterior entendimos que el Padre es el que sella, el Hijo es la imagen que
lleva el sello, el Espíritu Santo es el sello mismo, por lo tanto la Trinidad
misma está involucrada en el sellado de los creyentes.
V.
¿Cuánto dura el sellado?
El sellamiento es hasta el
día de la redención Efesios 4:30.
Esto se refiere a ese día futuro cuando nuestra redención será totalmente completada,
incluyendo el recibimiento de nuestros cuerpos de resurrección. Romanos 8:23. Así que el sellamiento garantiza
el cumplimiento completo de las promesas de Dios a nosotros. Y ningún creyente
puede resultar despojado del sello en camino al cielo.
VI.
Ramificaciones del sellado. Hay principalmente 2 ramificaciones que se
desprenden del sellado del Espíritu, las cuales son seguridad y pureza.
a. Seguridad. Por encima de todos los aspectos incluidos en el
sellado del Espíritu, está el de la seguridad de las promesas que Dios nos ha
hecho, especialmente la de la seguridad de nuestra salvación final.
El concepto del sellamiento
incluye las ideas de posesión, autoridad,
responsabilidad y, sobre todo, seguridad. El sellamiento nos da seguridad
de las promesas de Dios hacia nosotros, especialmente de nuestra salvación.
Podemos estar seguros de que:
·
Él nos posee (su sello en
nosotros lo confirma).
·
Tenemos una salvación
segura pues esta sellada por El Espíritu (bajo Su autoridad).
·
Es Su propósito guardarnos
hasta el día de nuestra completa redención (asumió por amor esa
responsabilidad).
Tanto 2ª Corintios 1:22 como Efesios
1:13–14 mencionan al don del Espíritu
como las arras junto con el sellamiento. La asociación es muy lógica. El sellamiento
garantiza que recibiremos todo lo que Dios nos ha prometido, algo de lo cual
espera a nuestra redención futura.
La presencia del Espíritu
en nuestras vidas sirve como las arras o la promesa de que todo será cumplido.
En los asuntos humanos, cuando ya el dinero de las arras se ha dado y se ha
recibido, tanto el comprador como el vendedor están comprometidos a completar
la transacción. Similarmente, el don del Espíritu sirve como el compromiso de
Dios de que Él no va retractarse de ninguna de las promesas que nos ha hecho
b. Pureza. Efesios 4:29-31. Hay otro aspecto de consecuencias prácticas para
nuestra conducta cristiana. El pensar en que un día nuestra redención estará
completa, cuando ya seremos perfectos, debería estimularnos a la pureza de vida
y avergonzarnos de los pecados que cometamos ahora.
Deberíamos sentirnos más
motivados a vivir en pureza al conocer la relación que nos une con el Espíritu
Santo, quien es entristecido cuando pecamos.
Es cierto que cualquier
pecado le contrista, pero los dos versículos contiguos a Efesios 4:30 –los vv. 29 y 31, ponen de relieve los pecados de la
lengua. No es extraño, pues lo que sale por nuestra boca es una indicación de
lo que hay en nuestro corazón. Así que ser conscientes de haber sido sellados
por el Espíritu Santo debería ser una buena cerradura para nuestros labios.
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