La semana pasada comenzamos
a estudiar el capítulo doce del evangelio de Juan, el cual nos narra
primeramente cuando Jesús, en casa de Simón el leproso, es ungido con perfume
por María la hermana de Lázaro. ¿El motivo? Un corazón profundamente agradecido.
Ese fue el centro de
nuestro sermón de la semana pasada, el ejemplo de María es claro, y entendimos
que un cristiano está agradecido por 3 motivos:
·
Por las cosas buenas.
·
Por las cosas malas.
·
Por la cruz de Cristo.
María solo podía caer en las dos primeras categorías
porque obviamente Él Señor aún no había resucitado, pero ella estaba
agradecida, en primer lugar, claro está, por la resurrección de su hermano
Lázaro, eso no podemos ni dudarlo un poco, pero sabemos que ella era discípula
de Jesús mucho antes de que su hermano aún enfermara y muriera, por lo tanto al
resucitar su hermano su fe se vio grandemente fortalecida.
Es por ello que María, viendo en retrospectiva,
entendió que todos aquellos tragos
amargos que recientemente acabada de pasar, no eran otra cosa que
bendiciones de parte de DIOS que ella aún no lograba entender, pero que después
de que su hermano fue llamado por Jesús para salir del sepulcro, se
convirtieron en motivos para estar agradecida, pues pudo ver la gloria de DIOS manifestarse.
Pero la pregunta crucial que plantemos la semana
pasada fue: ¿Se Percibe Nuestro
Agradecimiento?
El agradecimiento de María fue tal, que todos lo percibieron, pues la casa de
Simón el leproso se llenó del aroma del perfume que María derramo sobre el
Señor Jesús:
·
El acto en sí mismo es una forma de agradecimiento.
·
El precio ostentoso del perfume es muestra del corazón
agradecido y lo vació TODO, no guardó ni una gota para sí misma.
·
Todos notaron que María había ungido al Señor por el
aroma del perfume.
Pero lo más importante de nuestro agradecimiento, es
¿En realidad se nota que lo estamos? ¿Los que están a nuestro alrededor saben
que vivimos agradecidos con Cristo? ¿Nos rendimos a los pies de Cristo? ¿No
importa el precio que haya que pagar?
La mejor manera de que todos se den cuenta de que estamos
agradecidos con Cristo son Nuestras
vidas rendidas a sus pies, transformadas, alejadas cada vez más de las
contaminaciones de la carne. Eclesiastés 10.1.
Las moscas en tu
perfume son los errores de carácter, los pequeños pero aun aborrecibles
hábitos pecaminosos que echan a perder la fragancia, el aroma delicado de tu
vida en adoración a los pies del Señor. 2ª
Corintios 2:14-16.
Para la enseñanza del día de hoy, es necesario retomar
el versículo 3. Entonces María tomó una
libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y
los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.
Ya entendimos que María se había situado detrás de
Jesús, en tanto que los invitados, según la costumbre oriental, estaban
reclinados en divanes alrededor de una mesa baja generalmente con forma de U.
De repente María rompe el frasco que tiene en la mano y derrama el contenido
aromático sobre Jesús.
El motivo por el cual el perfume era de gran precio,
también quedo aclarado, el nardo se consigue en los pastos del Himalaya, cerca
del Tíbet y es necesario transportarse a lomo de camello por kilómetros y kilómetros
de desfiladeros, por lo tanto su precio era muy elevado, más si como dice el
apóstol Juan, era un producto genuino y sin adulterar.
Pero las reacciones no se hicieron esperar, de
inmediato uno de sus discípulos, Judas, expresó su molestia. 4 Y dijo uno de sus discípulos, Judas
Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: 5 ¿Por qué no fue este
perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?
El contraste entre la generosidad de María y la
mezquindad de Judas es increíble, no cabe duda que ese sea el motivo por el
cual Juan deja en claro que en efecto, se trata de Judas Iscariote, quien iba a
traicionar y a entregar a Jesús ¡Por dinero!
Judas dice para sí ¡Qué
desperdicio! El no entendía que la
generosidad también es una forma en la cual se puede manifestar el amor y el
agradecimiento. La persona egoísta no puede entender a la no egoísta, hay un
obstáculo en el corazón que le impide hacerlo y se llama avaricia.
Por ello Judas dijo: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a
los pobres? Judas es la clase de hombre que siempre tiene en la mente el
dinero. Lo ve todo desde el aspecto del valor monetario. Ya ha valorado el
precio de este frasco de alabastro lleno del ungüento más precioso. Calcula que
debe valer trescientos denarios.
En la serie de Las
Parábolas de Jesús, aclaramos que el denario es el equivalente a un dracma,
que son aproximadamente 4 gramos de plata y era el pago habitual a un obrero o
jornalero común, de la palabra denario es
que deriva nuestra palabra castellana dinero,
para que nos demos una idea del poder adquisitivo del denario, los
apóstoles calcularon que harían falta 200 denarios para dar de comer a las 5000
personas, eso indica que podían comer 25 personas con 1 denario. Marcos 6:37.
¡Tan gran cantidad de dinero por un simple frasco de
ungüento! Para Judas esto resulta una extravagancia injustificable bajo
cualquier circunstancia, aunque María misma fuera rica, lo cual era
probablemente cierto y no tuviera que trabajar para vivir.
Hubiese sido mejor, según Judas, que María hubiera
vendido este ungüento y hubiera dado lo conseguido ¿A quién? Por su puesto que
a Jesús y los doce, al cuidado de Judas, el tesorero; pero a Judas no le
conviene decir esto; por ello, lo que de hecho dice es: a los pobres.
Judas quiso mostrarse muy noble preocupado por la gente sin recursos, pero en
realidad era un maestro en el arte del engaño y la traición, al grado de que,
como nos lo muestran los relatos paralelos de Mateo 26:8 y Marcos 14:4 arrastro a los demás discípulos a
compartir su indignación.
Pero Juan nos arroja luz sobre los oscuros deseos del
traidor: 6 Pero dijo esto, no porque se
cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de
lo que se echaba en ella.
Judas era, en realidad, un ladrón. Era la clase de
ladrón que todavía no ha sido desenmascarado. Todavía disfrutaba de la
confianza de todos. Había sido constituido en tesorero del fondo común. En
consecuencia, tenía la bolsa del dinero. De esta bolsa hurtaba de vez en cuando
una pequeña cantidad.
Resulta claro pues el verbo sustraer del griego bastazo
(βαστάζω, G941) tiene aquí el significado de tomarse o sea robar, y por
el hecho de que va inmediatamente precedido por la información de que Judas era
ladrón.
La vida de Judas fue una tragedia de principio a fin,
predicaciones más adelante nos profundizaremos más en él, por ahora nos
quedaremos con una actitud que malsanamente algunos cristianos compartimos con
Judas: robarle a DIOS.
El título del sermón del día de hoy es la Mayordomía cristiana, el cual es un
concepto prácticamente olvidado y hasta ignorado por muchos miembros de las
iglesias, la mayordomía se refiere a la administración, los mayordomos eran los
responsables de administrar todos los bienes que su señor depositaba a su
cuidado.
Nosotros, como hijos de DIOS, todos aquellos que
creemos en Jesucristo como Salvador pero también como Señor de nuestras vidas
somos mayordomos de todo aquello que
nuestro Dueño ha puesto a nuestro cuidado y administración, y lamentablemente
algunos lo derrochamos o sencillamente, como Judas, le estamos robando.
¿Qué ha puesto DIOS
a nuestra administración? ¿Dinero o bienes materiales? No
necesariamente, no todos tenemos acceso a ellos, pero sin duda DIOS ha puesto
bajo nuestra administración:
·
Tiempo.
·
Relaciones.
·
Talento, dones, capacidades.
·
Riquezas.
Para entender a fondo la mayordomía debemos de
asimilar al 100% que Todo lo que tenemos
pertenece al Señor.
Todo lo que somos, todo lo que tenemos, todo en
nuestras vidas, nuestras vidas mismas le pertenecen, Él es el dueño, él nos
creó y Él mismo nos compró a precio de sangre, así que no hay nada que nos
pertenezca a nosotros, por ello es que sólo somos administradores, comúnmente
conocido como mayordomos.
Sin embargo, de manera lamentable, muchos no lo hemos
entendido o definitivamente lo ignorábamos y por estos motivos muchos nos
comportamos como si fuéramos los dueños, derrochando, desperdiciando y
malgastando aquello que es de DIOS y no nuestro, por ello es que tomó el
ejemplo de Judas, al igual que él, le robamos a DIOS.
¿Por Qué Es Importante La Mayordomía Cristiana?
Porque una buena mayordomía es un indicador de que
nuestro carácter está madurando a la estatura de nuestro maestro. 2ª Corintios
8:24.
¿Cuál es nuestra condición ante el Señor? ¿Cuán grande
es nuestro amor? ¿Cuán profunda es nuestra convicción? ¿Cuán sincero es nuestro
agradecimiento y nuestro deseo para el avance de la obra del Señor y la gloria
de Su nombre? Pablo, hablando bajo inspiración del Espíritu Santo, dice que
todas estas cosas son probadas por el ánimo de nuestra mayordomía.
Una buena mayordomía se demuestra cuando en la
administración de nuestro tiempo, relaciones, talentos, riquezas, etc. pensamos
más en otros que en nosotros mismos.
Este tipo de mayordomía es una de las pruebas más reveladoras
de nuestra semejanza a Cristo, porque refleja muy claramente Su carácter. Él se
dio a Sí mismo completa y enteramente para beneficio de otros. Él se despojó de
la gloria del cielo por la más profunda humillación, aun hasta la muerte de
cruz, motivado por Su compasión por los pecadores, si nosotros administramos de
forma egoísta y avara lo que DIOS ha
depositado en nuestras manos, definitivamente NO NOS PARECEMOS A CRISTO.
Es por este motivo que la manera en que ofrendamos
al Señor es un indicador de nuestra condición espiritual, en primer lugar se
requiere de fe en DIOS para poder ofrendar fiel, regular y generosamente, fe en
que Él nos sustenta siempre, además de ser un buen parámetro para el
egocentrismo, de nada sirve que creamos
saber mucho si somos unos avaros a
la hora de ofrendar.
Hay muchas personas que dan porque tienen que hacerlo, no les alegra dar, no es un gozo el
poder participar de la obra del Señor, su mayordomía en este caso está por los
suelos, ellos no son contados con los que DIOS
ama porque dan con alegría.
Anteriormente lo he dicho, no somos una iglesia de la
prosperidad, no está en mi corazón hablar desmedidamente de dinero, pero como
Pablo dijo a los Efesios al despedirse de ellos: no me negare a anunciarles TODO el consejo de DIOS, y
lamentablemente muchos son los que vienen a la sana doctrina solo por egoísmo y
avaricia, para no desprenderse de nada que les duela.
La mayordomía cristiana debe ir acompañada de un
deseo: el deseo de brindar una gran bendición a otras personas, no solo es dar, sino dar con el corazón correcto.
Cuando planeamos nuestra mayordomía, porque no me he
cansado de decirle que sí somos una iglesia de primicias, pues antes que
apartar:
·
La renta.
·
El gasto.
·
Abonos y tandas.
·
El
internet.
·
Para el tiempo aire.
·
Para los gustos y deleites.
·
Etc.
Estamos llamados a apartar lo que vamos a dar para
DIOS, si insistimos en no hacerlo de ese modo, nuestra mayordomía deja mucho que desear.
Por eso es que cuando planeamos nuestra mayordomía, debemos
pensar en el beneficio espiritual de otros, que se producirá por la proclamación
de la Palabra. Esta es la meta de la mayordomía, sin la cual se convertirá sólo
en un deber frío y pura formalidad. No ofrendamos porque sea nuestro deber
hacerlo, hagámoslo pensando en que otras almas pueden ser bendecidas de la misma
manera en que nosotros lo hemos sido. Debemos tener en mente no sólo dar sino también bendecir.
¿Cómo Tener Una Correcta Mayordomía?
Una correcta mayordomía es consecuencia del
contentamiento. 1ª Timoteo 6:6-19. Sin contentamiento, siempre sentiremos la necesidad
abrumadora de que algo más nos hace falta
y nuestros apetitos inquietos echarán a perder la administración sabia de
nuestros recursos, es decir, nuestra mayordomía se verá gravemente afectada, si
Cristo no es suficiente, nunca nada lo será y siempre vamos a estar deseando
más y más cosas en nuestras vidas, esto es la codicia.
La codicia, que significa el deseo de tener más
siempre, es profundamente ofensiva a Dios, y cruelmente dañina para nuestras vidas
espirituales.
No hay nada que convierta más pronto al creyente en un
carnal que la codicia; ni tampoco hay
algo más dañino para la mayordomía. Y sin embargo, este es sin duda, uno de los
pecados menos reconocidos o del que menos nos damos cuenta, aun entre los
creyentes. Lucas 12:15. Romanos 1:29.
Efesios 5:3. Colosenses 3:5. Hebreos 13:5.
¿Cómo podemos prevenir la avaricia, que es uno de los deseos carnales que batallan contra el
alma? 1ª Pedro 2:11. ¿Cómo podemos
contener nuestros vanos deseos, y así guardar el décimo mandamiento: No codiciarás?
El gran antídoto, junto con la oración y el
contentamiento, es la mayordomía planeada y generosa de los recursos que Dios
nos ha dado. En otras palabras, el pecado llamado avaricia que
tiene el poder de destruir nuestra mayordomía, será restringido si tenemos una
administración bíblica y controlada de nuestros recursos.
Entendámoslo correctamente, La mayordomía es:
·
Es nuestra responsabilidad.
·
Pero al mismo tiempo es un privilegio.
·
Es el escudo que nos protege de los deseos
vanagloriosos.
·
Es una promotora de un corazón generoso.
·
Es nuestro guardián de las garras del mundo.
Nada de esto entendía Judas, él era un hombre
avaricioso en extremo, al grado de robar de la misma bolsa en donde guardaban
las ofrendas recibidas, no seamos como él, no tratemos de poner excusas por muy
espirituales que estas suenen: ¿Por qué
no le dieron el dinero a los pobres? Fue la reacción hipócrita de Judas, es
una lástima, pero por lo regular aquellos que más se preguntan acerca del
dinero que otros ofrendan son aquellos que como Judas no son mayordomos fieles
y solo desean poner excusas a su mal corazón.
En los siguientes versículos del evangelio de Juan
leemos la reacción del Señor Jesús. 7
Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. 8
Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, más a mí no siempre me
tendréis.
Cuando a María la criticaron todos, Jesús acude en su
ayuda, es sorprendente que no haya exhibido a Judas, lo cual es una muestra de
carácter templado de parte del Señor, otra más de muchas más que tiene con
Judas.
Lo que si hace es defender a María, sus palabras son
acerca de su muerte que está próxima, era costumbre llenar unas vendas de lino
con perfumes y envolver los cuerpos en ellas, y Jesús sabía que por cómo iban a
suceder las cosas a sus discípulos no les daría tiempo de hacerlo, por ello es
que declara que María se adelantó a
los hechos.
Además el Señor hace hincapié en que siempre habrá
pobres, es decir siempre habrá oportunidad de manifestar una buena mayordomía,
pero ese momento era de Él, de preparación para su muerte, que como dijimos
está a unos cuantos días de ocurrir.
María sabía lo que hacía. De hecho creía que al poco
tiempo Jesús sería entregado a la muerte por sus enemigos. Pero el honor de
ungir su cuerpo no ha de dejar de dársele.
¡María le debe tanto, tantísimo a Jesús! Le debe la salvación,
y… el retorno de su hermano Lázaro del reino mismo de la muerte. Por ello había
decidido guardar el ungüento para el día de la sepultura del Señor. Pero no en
el sentido de que deseara literalmente guardar el frasco hasta que ese día
llegara de verdad, porque podría resultar demasiado tarde; sino así que lo
guardaría hasta que se presentara una buena oportunidad, y entonces lo ungiría
en anticipo de su sepultura. ¡Ese momento era ahora o nunca!
En el relato paralelo de Marcos 14: 9 De cierto os digo que dondequiera que se
predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha
hecho, para memoria de ella.
Podemos concluir diciendo que Una buena mayordomía es
digna de mencionar.
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