lunes, 23 de julio de 2018

El Evangelio De Juan 85: La Mayordomía Cristiana. Juan 12:3-8.


La semana pasada comenzamos a estudiar el capítulo doce del evangelio de Juan, el cual nos narra primeramente cuando Jesús, en casa de Simón el leproso, es ungido con perfume por María la hermana de Lázaro. ¿El motivo? Un corazón profundamente agradecido.

Ese fue el centro de nuestro sermón de la semana pasada, el ejemplo de María es claro, y entendimos que un cristiano está agradecido por 3 motivos:

·         Por las cosas buenas.
·         Por las cosas malas.
·         Por la cruz de Cristo.

María solo podía caer en las dos primeras categorías porque obviamente Él Señor aún no había resucitado, pero ella estaba agradecida, en primer lugar, claro está, por la resurrección de su hermano Lázaro, eso no podemos ni dudarlo un poco, pero sabemos que ella era discípula de Jesús mucho antes de que su hermano aún enfermara y muriera, por lo tanto al resucitar su hermano su fe se vio grandemente fortalecida.

Es por ello que María, viendo en retrospectiva, entendió que todos aquellos tragos amargos que recientemente acabada de pasar, no eran otra cosa que bendiciones de parte de DIOS que ella aún no lograba entender, pero que después de que su hermano fue llamado por Jesús para salir del sepulcro, se convirtieron en motivos para estar agradecida, pues pudo ver la gloria de DIOS manifestarse.

Pero la pregunta crucial que plantemos la semana pasada fue: ¿Se Percibe Nuestro Agradecimiento?

El agradecimiento de María fue tal, que todos lo percibieron, pues la casa de Simón el leproso se llenó del aroma del perfume que María derramo sobre el Señor Jesús:

·         El acto en sí mismo es una forma de agradecimiento.
·         El precio ostentoso del perfume es muestra del corazón agradecido y lo vació TODO, no guardó ni una gota para sí misma.
·         Todos notaron que María había ungido al Señor por el aroma del perfume.

Pero lo más importante de nuestro agradecimiento, es ¿En realidad se nota que lo estamos? ¿Los que están a nuestro alrededor saben que vivimos agradecidos con Cristo? ¿Nos rendimos a los pies de Cristo? ¿No importa el precio que haya que pagar?

La mejor manera de que todos se den cuenta de que estamos agradecidos con Cristo son Nuestras vidas rendidas a sus pies, transformadas, alejadas cada vez más de las contaminaciones de la carne. Eclesiastés 10.1.

Las moscas en tu perfume son los errores de carácter, los pequeños pero aun aborrecibles hábitos pecaminosos que echan a perder la fragancia, el aroma delicado de tu vida en adoración a los pies del Señor. 2ª Corintios 2:14-16.

Para la enseñanza del día de hoy, es necesario retomar el versículo 3. Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.

Ya entendimos que María se había situado detrás de Jesús, en tanto que los invitados, según la costumbre oriental, estaban reclinados en divanes alrededor de una mesa baja generalmente con forma de U. De repente María rompe el frasco que tiene en la mano y derrama el contenido aromático sobre Jesús.

El motivo por el cual el perfume era de gran precio, también quedo aclarado, el nardo se consigue en los pastos del Himalaya, cerca del Tíbet y es necesario transportarse a lomo de camello por kilómetros y kilómetros de desfiladeros, por lo tanto su precio era muy elevado, más si como dice el apóstol Juan, era un producto genuino y sin adulterar.

Pero las reacciones no se hicieron esperar, de inmediato uno de sus discípulos, Judas, expresó su molestia. 4 Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: 5 ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?

El contraste entre la generosidad de María y la mezquindad de Judas es increíble, no cabe duda que ese sea el motivo por el cual Juan deja en claro que en efecto, se trata de Judas Iscariote, quien iba a traicionar y a entregar a Jesús ¡Por dinero!

Judas dice para sí ¡Qué desperdicio!  El no entendía que la generosidad también es una forma en la cual se puede manifestar el amor y el agradecimiento. La persona egoísta no puede entender a la no egoísta, hay un obstáculo en el corazón que le impide hacerlo y se llama avaricia.

Por ello Judas dijo: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Judas es la clase de hombre que siempre tiene en la mente el dinero. Lo ve todo desde el aspecto del valor monetario. Ya ha valorado el precio de este frasco de alabastro lleno del ungüento más precioso. Calcula que debe valer trescientos denarios.

En la serie de Las Parábolas de Jesús, aclaramos que el denario es el equivalente a un dracma, que son aproximadamente 4 gramos de plata y era el pago habitual a un obrero o jornalero común, de la palabra denario es que deriva nuestra palabra castellana dinero, para que nos demos una idea del poder adquisitivo del denario, los apóstoles calcularon que harían falta 200 denarios para dar de comer a las 5000 personas, eso indica que podían comer 25 personas con 1 denario. Marcos 6:37.

¡Tan gran cantidad de dinero por un simple frasco de ungüento! Para Judas esto resulta una extravagancia injustificable bajo cualquier circunstancia, aunque María misma fuera rica, lo cual era probablemente cierto y no tuviera que trabajar para vivir.

Hubiese sido mejor, según Judas, que María hubiera vendido este ungüento y hubiera dado lo conseguido ¿A quién? Por su puesto que a Jesús y los doce, al cuidado de Judas, el tesorero; pero a Judas no le conviene decir esto; por ello, lo que de hecho dice es: a los pobres.

Judas quiso mostrarse muy noble  preocupado por la gente sin recursos, pero en realidad era un maestro en el arte del engaño y la traición, al grado de que, como nos lo muestran los relatos paralelos de Mateo 26:8 y Marcos 14:4 arrastro a los demás discípulos a compartir su indignación.

Pero Juan nos arroja luz sobre los oscuros deseos del traidor: 6 Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella.

Judas era, en realidad, un ladrón. Era la clase de ladrón que todavía no ha sido desenmascarado. Todavía disfrutaba de la confianza de todos. Había sido constituido en tesorero del fondo común. En consecuencia, tenía la bolsa del dinero. De esta bolsa hurtaba de vez en cuando una pequeña cantidad.

Resulta claro pues el verbo sustraer del griego bastazo (βαστάζω, G941) tiene aquí el significado de tomarse o sea robar, y por el hecho de que va inmediatamente precedido por la información de que Judas era ladrón.

La vida de Judas fue una tragedia de principio a fin, predicaciones más adelante nos profundizaremos más en él, por ahora nos quedaremos con una actitud que malsanamente algunos cristianos compartimos con Judas: robarle a DIOS.

El título del sermón del día de hoy es la Mayordomía cristiana, el cual es un concepto prácticamente olvidado y hasta ignorado por muchos miembros de las iglesias, la mayordomía se refiere a la administración, los mayordomos eran los responsables de administrar todos los bienes que su señor depositaba a su cuidado.

Nosotros, como hijos de DIOS, todos aquellos que creemos en Jesucristo como Salvador pero también como Señor de nuestras vidas somos mayordomos de todo aquello que nuestro Dueño ha puesto a nuestro cuidado y administración, y lamentablemente algunos lo derrochamos o sencillamente, como Judas, le estamos robando.

¿Qué ha puesto DIOS  a nuestra administración? ¿Dinero o bienes materiales? No necesariamente, no todos tenemos acceso a ellos, pero sin duda DIOS ha puesto bajo nuestra administración:

·         Tiempo.
·         Relaciones.
·         Talento, dones, capacidades.
·         Riquezas.




Para entender a fondo la mayordomía debemos de asimilar al 100% que Todo lo que tenemos pertenece al Señor.

Todo lo que somos, todo lo que tenemos, todo en nuestras vidas, nuestras vidas mismas le pertenecen, Él es el dueño, él nos creó y Él mismo nos compró a precio de sangre, así que no hay nada que nos pertenezca a nosotros, por ello es que sólo somos administradores, comúnmente conocido como mayordomos.

Sin embargo, de manera lamentable, muchos no lo hemos entendido o definitivamente lo ignorábamos y por estos motivos muchos nos comportamos como si fuéramos los dueños, derrochando, desperdiciando y malgastando aquello que es de DIOS y no nuestro, por ello es que tomó el ejemplo de Judas, al igual que él, le robamos a DIOS.

¿Por Qué Es Importante La Mayordomía Cristiana?

Porque una buena mayordomía es un indicador de que nuestro carácter está madurando a la estatura de nuestro maestro. 2ª Corintios 8:24.

¿Cuál es nuestra condición ante el Señor? ¿Cuán grande es nuestro amor? ¿Cuán profunda es nuestra convicción? ¿Cuán sincero es nuestro agradecimiento y nuestro deseo para el avance de la obra del Señor y la gloria de Su nombre? Pablo, hablando bajo inspiración del Espíritu Santo, dice que todas estas cosas son probadas por el ánimo de nuestra mayordomía.

Una buena mayordomía se demuestra cuando en la administración de nuestro tiempo, relaciones, talentos, riquezas, etc. pensamos más en otros que en nosotros mismos.

Este tipo de mayordomía es una de las pruebas más reveladoras de nuestra semejanza a Cristo, porque refleja muy claramente Su carácter. Él se dio a Sí mismo completa y enteramente para beneficio de otros. Él se despojó de la gloria del cielo por la más profunda humillación, aun hasta la muerte de cruz, motivado por Su compasión por los pecadores, si nosotros administramos de forma egoísta y avara lo que DIOS  ha depositado en nuestras manos, definitivamente NO NOS PARECEMOS A CRISTO.

Es por este motivo que la manera en que ofrendamos al Señor es un indicador de nuestra condición espiritual, en primer lugar se requiere de fe en DIOS para poder ofrendar fiel, regular y generosamente, fe en que Él nos sustenta siempre, además de ser un buen parámetro para el egocentrismo, de nada sirve que creamos saber mucho si somos unos avaros a la hora de ofrendar.

Hay muchas personas que dan porque tienen que hacerlo, no les alegra dar, no es un gozo el poder participar de la obra del Señor, su mayordomía en este caso está por los suelos, ellos no son contados con los que DIOS ama porque dan con alegría.

Anteriormente lo he dicho, no somos una iglesia de la prosperidad, no está en mi corazón hablar desmedidamente de dinero, pero como Pablo dijo a los Efesios al despedirse de ellos: no me negare a anunciarles TODO el consejo de DIOS, y lamentablemente muchos son los que vienen a la sana doctrina solo por egoísmo y avaricia, para no desprenderse de nada que les duela.

La mayordomía cristiana debe ir acompañada de un deseo: el deseo de brindar una gran bendición a otras personas, no solo es dar, sino dar con el corazón correcto.

Cuando planeamos nuestra mayordomía, porque no me he cansado de decirle que sí somos una iglesia de primicias, pues antes que apartar:

·         La renta.
·         El gasto.
·         Abonos y tandas.
·         El internet.
·         Para el tiempo aire.
·         Para los gustos y deleites.
·         Etc.

Estamos llamados a apartar lo que vamos a dar para DIOS, si insistimos en no hacerlo de ese modo, nuestra mayordomía deja mucho que desear.

Por eso es que cuando planeamos nuestra mayordomía, debemos pensar en el beneficio espiritual de otros, que se producirá por la proclamación de la Palabra. Esta es la meta de la mayordomía, sin la cual se convertirá sólo en un deber frío y pura formalidad. No ofrendamos porque sea nuestro deber hacerlo, hagámoslo pensando en que otras almas pueden ser bendecidas de la misma manera en que nosotros lo hemos sido. Debemos tener en mente no sólo dar sino también bendecir.

¿Cómo Tener Una Correcta Mayordomía?

Una correcta mayordomía es consecuencia del contentamiento. 1ª Timoteo 6:6-19. Sin contentamiento, siempre sentiremos la necesidad abrumadora de que algo más nos hace falta y nuestros apetitos inquietos echarán a perder la administración sabia de nuestros recursos, es decir, nuestra mayordomía se verá gravemente afectada, si Cristo no es suficiente, nunca nada lo será y siempre vamos a estar deseando más y más cosas en nuestras vidas, esto es la codicia.

La codicia, que significa el deseo de tener más siempre, es profundamente ofensiva a Dios, y cruelmente dañina para nuestras vidas espirituales.

No hay nada que convierta más pronto al creyente en un carnal que la codicia; ni tampoco hay algo más dañino para la mayordomía. Y sin embargo, este es sin duda, uno de los pecados menos reconocidos o del que menos nos damos cuenta, aun entre los creyentes. Lucas 12:15. Romanos 1:29. Efesios 5:3. Colosenses 3:5. Hebreos 13:5.

¿Cómo podemos prevenir la avaricia, que es uno de los deseos carnales que batallan contra el alma? 1ª Pedro 2:11. ¿Cómo podemos contener nuestros vanos deseos, y así guardar el décimo mandamiento: No codiciarás?

El gran antídoto, junto con la oración y el contentamiento, es la mayordomía planeada y generosa de los recursos que Dios nos ha dado. En otras palabras, el pecado llamado avaricia que tiene el poder de destruir nuestra mayordomía, será restringido si tenemos una administración bíblica y controlada de nuestros recursos.

Entendámoslo correctamente, La mayordomía es:

·         Es nuestra responsabilidad.
·         Pero al mismo tiempo es un privilegio.
·         Es el escudo que nos protege de los deseos vanagloriosos.
·         Es una promotora de un corazón generoso.
·         Es nuestro guardián de las garras del mundo.

Nada de esto entendía Judas, él era un hombre avaricioso en extremo, al grado de robar de la misma bolsa en donde guardaban las ofrendas recibidas, no seamos como él, no tratemos de poner excusas por muy espirituales que estas suenen: ¿Por qué no le dieron el dinero a los pobres? Fue la reacción hipócrita de Judas, es una lástima, pero por lo regular aquellos que más se preguntan acerca del dinero que otros ofrendan son aquellos que como Judas no son mayordomos fieles y solo desean poner excusas a su mal corazón.

En los siguientes versículos del evangelio de Juan leemos la reacción del Señor Jesús. 7 Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. 8 Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, más a mí no siempre me tendréis.

Cuando a María la criticaron todos, Jesús acude en su ayuda, es sorprendente que no haya exhibido a Judas, lo cual es una muestra de carácter templado de parte del Señor, otra más de muchas más que tiene con Judas.

Lo que si hace es defender a María, sus palabras son acerca de su muerte que está próxima, era costumbre llenar unas vendas de lino con perfumes y envolver los cuerpos en ellas, y Jesús sabía que por cómo iban a suceder las cosas a sus discípulos no les daría tiempo de hacerlo, por ello es que declara que María se adelantó a los hechos.

Además el Señor hace hincapié en que siempre habrá pobres, es decir siempre habrá oportunidad de manifestar una buena mayordomía, pero ese momento era de Él, de preparación para su muerte, que como dijimos está a unos cuantos días de ocurrir.

María sabía lo que hacía. De hecho creía que al poco tiempo Jesús sería entregado a la muerte por sus enemigos. Pero el honor de ungir su cuerpo no ha de dejar de dársele.

¡María le debe tanto, tantísimo a Jesús! Le debe la salvación, y… el retorno de su hermano Lázaro del reino mismo de la muerte. Por ello había decidido guardar el ungüento para el día de la sepultura del Señor. Pero no en el sentido de que deseara literalmente guardar el frasco hasta que ese día llegara de verdad, porque podría resultar demasiado tarde; sino así que lo guardaría hasta que se presentara una buena oportunidad, y entonces lo ungiría en anticipo de su sepultura. ¡Ese momento era ahora o nunca!

En el relato paralelo de Marcos 14: 9  De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.

Podemos concluir diciendo que Una buena mayordomía es digna de mencionar.







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