La clase pasada entendimos el proceso de formación de
la Escritura, específicamente los periodos en los cuales el Espíritu Santo
inspiró a los hombres elegidos por él. En la clase del día de hoy veremos qué
es y cómo se formó el canon de la escritura, sus divisiones y los criterios
utilizados para formarlo.
A. Etimología
y significado.
En primer lugar, es necesario definir que queremos
decir con el canon. La palabra canon
que proviene del griego kanon (κανών, G2583) significaba
primitivamente una caña recta que servía para medir, una regla, un modelo, como
en Ezequiel 40:3.
El término griego kanon es afín a los vocablos káne, kánna
que significan caña, por consiguiente, la voz kanon se translitero al latín bajo
la forma de canon designaba en sentido propio una vara recta de madera, una
regla que era empleada por los carpinteros.
En sentido metafórico indicaba cierta medida, ley o
norma de obrar, de hablar y de proceder. Esta es la razón de que los gramáticos
alejandrinos llamasen “kanón” a la colección de obras clásicas que, por su pureza
de lengua, eran dignas de ser consideradas como modelos.
La palabra griega kanon se encuentra cuatro veces en
el Nuevo Testamento. Pero solamente es empleada en los escritos de Pablo. 2ª Corintios 10:13-15. Filipenses 3:16.
Gálatas 6:16.
La palabra canon, aplicada a la Sagrada Escritura,
empieza a usarse en el siglo III. El primero que la emplea es Orígenes, el cual afirma que la
Asunción de Moisés “in canone non habetur” (“no está en el canon”). El Prólogo monarquiano, que unos atribuyen
al siglo III y otros al siglo IV, afirma que el canon empieza con el Génesis y termina
con el Apocalipsis.
El primero que con seguridad aplica el término canon a
la Sagrada Escritura es Atanasio (hacia el año 350), el cual observa que el
Pastor de Hermas no forma parte del canon. Después de Atanasio, el término se
hace común entre los escritores griegos y latinos.
Del sustantivo canon se deriva el adjetivo canónico: kanonikós
en latín. El primero que lo usó también fue Orígenes, el cual quería
designar con dicho adjetivo los libros que eran los reguladores de la fe, la
regla propiamente dicha de la fe, y constituían una colección bien determinada
por la autoridad de la Iglesia.
El término canónico también aparece con certeza en el concilio
de Laodicea (hacia el año 360), en el cual se establece que, en la Iglesia, no
se lean los libros no canónicos sino tan
sólo los canónicos del A.T y N.T.
|
A partir de la mitad del siglo IV se hace común el
llamar a las Sagradas Escrituras canónicas. Y puesto que ya en aquel tiempo
existían muchos libros apócrifos, que constituían un grave peligro para la Iglesia
y para los fieles porque se presentaban como inspirados, fue necesario fijar el
catálogo de los Libros Sagrados con el fin de que los fieles pudieran
distinguir los libros inspirados de los que no lo eran.
¿Cómo sabemos que la Biblia contiene solamente libros
inspirados por el Espíritu Santo? ¿En qué forma fueron reconocidos como tales? ¿Quiénes
decidieron cuales obras literarias serían incluidas? ¿Qué criterio influía en
sus decisiones? ¿Cuáles fueron los libros autoritativos? Esto y aún más lo
aclara el canon.
El canon, por tanto, se puede definir como la lista de los libros que se
consideran inspirados y son norma de vida para los creyentes que los aceptan
como Palabra de Dios.
B. Terminología.
La teología protestante y católica romana utilizan
distinta terminología para referirse a los libros que conforman el canon de la
Biblia.
1. Catolicismo romano.
·
Protocanónicos:
o primer canon, son aquellos libros sobre los cuales
nunca dudaron de su autoridad o inspiración divina.
·
Deuterocanónicos:
o segundo canon, son aquellos libros sobre los cuales
hubo dudas de su inspiración y autoridad, pero que al final los ingresaron al
canon oficial:
o
En
el A.T. Tobías, Judit, 1ª y 2ª de Macabeos, Baruc,
Eclesiástico, Sabiduría, anexos en griego a Ester y Daniel.
o
En
el N.T. fragmentos añadidos a los libros de: Hebreos, Santiago,
judas, 2ª Pedro, 2ª y 3ª de Juan, Apocalipsis y Marcos.
·
Apócrifos:
o falsos, son los libros sobre de los cuales se dudó
de su autoridad durante cierto tiempo y que al final no entraron en el canon.
2. Iglesias protestantes.
·
Canónicos.
Aquellos libros sobre de los cuales nunca se puso en
duda su autoridad e inspiración y que son los que aparecen en la actual versión
Reina-Valera.
·
Apócrifos.
O falsos, son los libros no canónicos incluidos en
determinadas versiones. Los apócrifos son: Tobías, Judit, 1ª y 2ª de Macabeos,
Sabiduría, etc. aunque si son considerados libros útiles y edificantes.
·
Pseudoepígrafos. Toda
la demás literatura pseudocristiana y gnóstica intertestamentaria y
posterior.
C. Diferentes
cánones.
Técnicamente hablando son cuatro los canones que hay:
·
Canon
judío. Aceptan sólo los libros canónicos del Antiguo
Testamento, es decir, aquellos escritos en hebreo.
·
Canon
alejandrino. Reconocido por los judíos en la traducción de los
Setenta al griego. Este canon fue el más utilizado por los judíos en los
tiempos de Cristo y por los autores del Nuevo Testamento. La famosa Septuaginta
LXX.
·
Canon
católico. Según la definición del Concilio de Trento, se aceptan
todos los libros que ellos denominan protocanónicos y deuterocanónicos, con
todas sus partes.
·
Canon
protestante. Lo que nosotros conocemos actualmente como A.T. y el
N.T.
D. Divisiones
del canon protestante.
El canon protestante se divide en dos partes el hebreo
y el cristiano. En nuestra Biblia, el Canon hebreo consta de 39 libros y lo
constituye el Antiguo Testamento. El segundo Canon consta de 27 libros y le
llamamos el Nuevo Testamento.
1. Canon del A.T. (Tanak).
Los judíos denominan Tanak a su canon, esto es una
palabra formada de la primera letra de las
divisiones de su Biblia:
·
Torá
(ley).
·
Nebiim
(profetas).
·
Ketubim
o hagiografía (escritos).
Nuestra Biblia contiene 39 libros, en contraste, el
Canon Hebreo cuenta con 24 libros (o 22 en algunos casos), porque ciertos
libros se agrupan formando un solo libro. También se dividen de manera diferente,
la Ley, los Profetas y los Escritos.
La lista de los libros en el Tanak y su organización
es como sigue:
·
La Ley o Torá: Génesis, Éxodo, Levítico, Números
Deuteronomio.
·
Los Profetas o Nebiim: Josué, Jueces, Samuel, Reyes,
Isaías, Jeremías, Ezequiel, el libro de los Doce de Oseas a Malaquías.
·
Los Escritos o Ketubim: Salmos, Proverbios, Job,
Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester, Esdras, Nehemías, Crónicas Y Daniel.
Los judíos opinan que fue Esdras en colaboración con
los Escribas de la Sinagoga en el año 400 a.C. aproximadamente que reunió y
efectuó una revisión de los libros incluidos en el Canon Hebreo.
El tiempo en que estos libros fueron escritos es
llamado por los judíos como el período profético, el cual, como ya sabemos, comenzó
en la época de Moisés y terminó en la de Malaquías (1500-400 a.C.). El historiador
judío, Flavio Josefo (37-100 d.C.) sostenía que todos los libros sagrados de
los judíos fueron escritos entre los días de Moisés y el reinado de Artajerjes
I (rey de Persia 465-424 a.C.).
|
Flavio afirmó: No
tenemos una innumerable multitud de libros que discrepan y se contradicen unos
a otros (como ocurre con los griegos), sino solamente 22 libros que contienen
el registro de todos los tiempos, que con justicia se aceptan como divinos...
Nadie ha sido tan osado como para agregarles nada a ellos, ni quitarles nada,
ni cambiarles nada. (Josefo, Contra Apión I, pág. 8). Jesús atestiguó del
Antiguo Testamento hebreo, como escritos aprobados. Lucas 24:44.
Jesucristo, los apóstoles y la Iglesia primitiva recibieron de los
judíos el canon del Antiguo Testamento así que nos apegamos fielmente a él.
2. Canon del N.T.
Mientras que el canon del Antiguo Testamento había
sido formalmente cerrado, en un sentido la venida de Cristo lo volvió a abrir.
Dios hablaba otra vez. Y dado que la cruz fue el acto redentor central de Dios
en la historia, el Nuevo Testamento vino a ser una necesidad lógica.
Además, la necesidad de un Canon de los escritos
religiosos producidos en el período neotestamentario, se debió en parte al
hecho de que algunas iglesias considerasen los libros apócrifos como inspirados
y debido a la aparición de herejías en el siglo II.
Los libros del Nuevo Testamento se fueron reconociendo
oficialmente a medida que se fueron escribiendo. Hubo algunos libros que
demoraron en entrar en el canon, aunque ninguno de ellos fue rechazado por la
iglesia en ningún momento.
Los siguientes libros carecían de respaldo universal
en un principio:
a. Hebreos. Debido a que en el occidente no se sabía quién había
sido su autor, aunque en el oriente fue aceptado como obra de Pablo.
b. Santiago. Por una duda de su autor, además por falta de
enseñanza de doctrina cristiana.
c. 2ª Pedro. Diferencia de estilo y de vocabulario a la primera
epístola de Pedro, además tuvo poca circulación.
d. 2ª y 3ª Juan. Era cuestionada por su brevedad, por ser muy personal
y la relativa poca trascendencia de su contenido.
e. Judas. Se disputaba que el autor no tenía autoridad
apostólica.
f. Apocalipsis. Por su gran diferencia de estilo con el evangelio de
Juan.
Otras obras pretendían dar información acerca de Jesús
y los apóstoles, datos que no se encontraban en las escrituras canónicas. Así
es que escribieron otros evangelios con el nombre de: María, José, Marción, Felipe,
Bartolomé, Pedro y Tomás.
Otros libros escritos fueron los Hechos de Andrés,
Bernabé, Santiago, Juan, Pablo, Pedro, Pilato, Matías, Felipe y Tomás. También
se escribieron los Apocalipsis de Santiago, Pablo, Pedro, Tomás, Esteban y la
Virgen. Todos estos fueron rechazados por la iglesia por carecer de los elementos
esenciales para formar parte del Canon.
Después de varias consideraciones y cuestionamientos a
la selección canónica de los escritos del Nuevo Testamento, el concilio de
Hipona en el occidente (393 d.C.) confirmó el canon de los 27 libros ya
seleccionados por Atanasio de Alejandría en el oriente (367 d.C.).
Esta decisión fue ratificada en el Concilio de Cartago
(397 d.C.). La iglesia no formó el Canon,
sino que reconoció la inspiración divina de los libros del Nuevo Testamento.
El mismo Espíritu Santo que inspiró las Escrituras, también dio testimonio en
el corazón de sus lectores de que esas eran la verdadera Palabra de Dios.
Moisés, el primer escritor de escritos sagrados
advierte en Deuteronomio 4:2. Juan,
el último escritor de escritos inspirados advierte en Apocalipsis 22:18-19.
Como pueblo de Dios, creemos con toda seguridad que la Biblia, los 66
libros, es la revelación de Dios, inspirada por el Espíritu Santo y que
constituye la única inerrante e infalible Palabra de Dios, distinta de todos
los demás libros del mundo.
E. Criterios
para formar parte del canon.
Al ver la lista larga de los libros que fueron rechazados
por la iglesia, ahora hemos de ver los factores que se debían de encontrar en
los libros que formarían parte de la Biblia. Los criterios de canonicidad son aquellos que nos hacen reconocer a un
libro como inspirado.
1. Apostolicidad. ¿Fue el libro escrito por un apóstol, o cuando menos
bajo la influencia directa de un apóstol? En lo que toca a los evangelios, se
aceptarían como composiciones de los apóstoles de ese nombre. La tradición más
temprana de la iglesia conectaba el evangelio de Marcos con Pedro y el de Lucas
con Pablo. Parece probable que esta haya sido la prueba o medida que se le
aplicó a cada uno de los 27 libros de nuestro Nuevo Testamento.
2. Contenido. ¿Era
el contenido del libro indudablemente de elevado carácter espiritual? Es
probable que los libros apócrifos fueran eliminados uno por uno sobre la base
de esta pregunta. Cualquier persona puede hoy leer estos libros cristianos no
canónicos y ver por si misma el juicio de la Iglesia Primitiva, guiada por el
Espíritu Santo. En la mayoría de los casos, el contraste entre los libros
canónicos y los apócrifos es tan notable que no deja lugar alguno para dudas.
3. Auténtico. Cualquier libro con errores doctrinales, no podría ser
inspirado por Dios. Dios no puede mentir, Su Palabra tiene que ser la verdad y
consistente. La mayoría de los libros Apócrifos fueron rechazados debido a este
principio de autenticidad. Sus anomalías históricas y herejías teológicas
hicieron imposible aceptarlos como obras inspiradas por Dios, a pesar de su
formato autoritativo. No podían venir de Dios y contener errores al mismo tiempo.
4. Dinámico. Esta evidencia no era tan notable como las anteriores.
Aquí el libro debía de tener la habilidad (dinámica) para transformar la vida
del lector. Hebreos 4:12. 2ª Timoteo
3:15-17. Juan 8:32.
5. Universalidad. ¿Fue el libro recibido universalmente en toda la
iglesia? Algunos libros apócrifos que habían sido aceptados en el oriente
fueron eliminados por esta razón, de que habían sido rechazados en el oeste.
Libros disputados como la epístola a los Hebreos fueron canonizados
cabalmente porque todas las secciones de la iglesia los aceptó al final.
6. Inspiración. Claro que la última prueba fue la inspiración. Solo
esos libros que dieron evidencia adecuada de haber sido inspirados divinamente
lograron admisión al canon. Sin duda alguna el Espíritu Santo guio a la Iglesia
Primitiva a seleccionar esos mismos libros que había inspirado.
La comunicación y el transporte eran lentos en los
tiempos antiguos, a veces se tomaba mucho tiempo y esfuerzo de parte de los
líderes de la iglesia para determinar tal reconocimiento. Es por eso que el
reconocimiento final y completo de los 66 libros del canon de parte de toda la
Iglesia, fue una tarea que tomó varios siglos. Para ayudarles en este
descubrimiento, tenían que poner en práctica las pruebas de canonicidad recién
estudiadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario