En la clase pasada entendimos como fue la formación
del canon, que es el estándar para definir si un libro es inspirado o no. Los
criterios para poder formar parte de la Escritura Sagrada son: apostolicidad,
contenido espiritual, autenticidad, dinamismo, aceptación universal y pruebas
internas de ser inspirado. En la clase del día de hoy veremos los distintos
textos o manuscritos que se han usado a lo largo de veinte siglos de
cristianismo.
Previamente entendimos que Dios se hace conocer y se
revela a Si mismo para la salvación del ser humano. Esta revelación, es por
medio del registro que Dios nos ha dejado, las Sagradas Escrituras. En esta
lección estudiaremos como nos ha llegado la Biblia, desde sus manuscritos
originales hasta su conformación actual.
o MANUSCRITOS
DE LA BIBLIA.
Un manuscrito Bíblico es una copia escrita a mano en los idiomas
originales, en hebreo o griego, estos manuscritos se copiaban:
·
En letras mayúsculas: Uncial.
·
En letras minúsculas y cursivas: Manuscritos.
Los primeros manuscritos del Nuevo Testamento están
escritos en papiros, bien en forma
de rollo, por una cara, o bien en formato de códice es decir por las dos caras.
Sólo siglos después (en el siglo IV) comenzará a
utilizarse el pergamino, formado por
piel de animales, las cuales, convenientemente tratadas, se reducían a hojas
finas y lisas, finalmente, el papel. La palabra pergamino procede de la antigua ciudad de Pérgamo, en Asia.
El códice
consistía en un conjunto de hojas de papiro encuadernadas, y es el prototipo del
libro moderno. Así, los primeros cristianos comenzaron a coleccionar y ordenar cada
uno de los libros que hoy forman el NT canónico.
Aunque los manuscritos originales están perdidos, los manuscritos
que aún existen permiten tener un alto grado de confianza en el texto de la
Biblia. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento están confirmados por un gran
número de manuscritos de varias formas y edades que cubren muchos siglos.
Una vez que se descubre un manuscrito hay que hacerse
las siguientes preguntas:
¿Es genuino? Si fue escrito por el autor o los autores cuyos
nombres llevan, la fecha que se refiere y si contiene la información dada
originalmente por sus escritores.
¿Es auténtico? Si esa información o ese contenido es verídico.
¿Es espurio? Si no se puede comprobar su autor.
¿Es corrompido o íntegro? Si su contenido ha sido cambiado está íntegro.
¿Es creíble? Si son fidedignas las copias al original.
o Confirmación
del A.T.
Para poder responder estás preguntas, en el caso del A.T. se tiene que poner bajo el
escrutinio de los textos masoréticos
o manuscritos que se tienen de los masoretas.
·
Escribas.
Aunque pareciera ser el mismo oficio, en realidad
tienen pequeñas variaciones, no sólo de época, sino de estilos y tareas
específicas, los escribas (heb. Soferim),
mencionados en el A.T. y en los evangelios en numerosas ocasiones, su profesión
era no sólo la de escribir las copias
de los manuscritos originales y llevar registros de los acontecimientos, sino
también se daban a la tarea de estudiar detalladamente las Escrituras.
El escriba en su labor de copista, tenía que trazar primero los renglones en el rollo, y si
tres palabras se escribían fuera de renglón el manuscrito no tenía valor
alguno. La tinta, debía ser negra, preparada por una receta especial. El escritor
no podía escribir una sola palabra de su propia memoria, sino que tenía que
poner delante una copia auténtica y debía pronunciar cada palabra en voz alta
antes de escribirla.
Debía limpiar la pluma con mucha reverencia antes de escribir
uno de los nombres de Dios y antes de escribir el nombre de Yahvé, tenía que
bañarse todo el cuerpo, para que no fuese contaminado aquel Nombre pavoroso.
Debía observar reglas muy estrictas acerca de la forma
de las letras, los espacios entre las letras, palabras y párrafos. Cada palabra
y letra fueron contadas y una revisión cuidadosa hecha de cada rollo no más de 30
días después de su escritura.
·
Masoretas.
Los herederos del oficio de copistas son los masoretas (heb.
Mesoret) que significa tradición, pues eran los responsables de mantener la
tradición escrita. Los masoretas
entraron a escena desde el siglo V y hasta el siglo X de nuestra era. Los
principales testimonios del AT provienen de los textos masoréticos.
El texto bíblico heredado de los escribas se mantuvo únicamente con caracteres consonánticos es
decir sin vocales, hasta los comienzos de la Edad Media. Alrededor del principio
del siglo VI los masoretas se hicieron cargo del trabajo de los escribas de copiar
los manuscritos del A.T.
Los masoretas trabajaron con un cuidado escrupuloso.
Tanto era así que para cada libro del Antiguo Testamento contaron el número de
versículos, de palabras y aún de letras. ¡Llegaron al extremo de identificar la
letra situada en el centro de cada libro! Al contar todas las letras podían
asegurarse que ni una letra había sido agregada o quitada. Esto quiere decir
que el texto fue copiado con un grado de exactitud como nunca antes.
Pero la contribución que hicieron los masoretas y que
les dio mayor fama fue la adición de las vocales, pues el alfabeto hebreo tiene
solamente consonantes y los comentarios que escribieron al margen de los
rollos, que van desde la forma de pronunciar una palabra hasta interpretaciones
del texto mismo.
Los masoretas tenían una preocupación por garantizar
la lectura y la transmisión exacta del texto. Así, anotaron cuidadosamente la
pronunciación de cada palabra incorporando signos vocálicos, junto con otras
anotaciones marginales, que constituyen la "masora". Desde entonces
el texto se copió con el mayor cuidado, reduciéndose casi a la nada las
variantes entre un códice y otro.
El Códice de Leningrado es la Biblia Hebrea completa más antigua que se
conserva. Es uno de los mejores representantes del texto masorético, y data del
año 1008/1009 d.C. Se usa hoy como texto básico de las principales ediciones modernas
impresas de la Biblia hebrea.
o Confirmación
N.T.
En el caso de los manuscritos del N.T. fueron copiados con mucho cuidado por los cristianos del
primer siglo. Más adelante los monjes fueron los que copiaban y los guardaban
escondidos durante los tiempos de persecución.
El texto del NT sigue siendo el documento mejor atestiguado
del mundo antiguo. Los testimonios del NT entran en tres grandes categorías:
·
Los
manuscritos griegos. Hay más de 6000 manuscritos en papiro con fragmentos del
Nuevo testamento.
·
Las
traducciones antiguas a otros idiomas. Hay algunos que datan de tan solo 30 años después de
que se escribiera el original y el códice
sinaítico del año 350 dC con la biblia completa.
·
Y
las citas del N.T. Encontradas en los escritos de los primeros autores
eclesiásticos (como los padres de la iglesia). Hay más de 25 000 citas al N.T.
El número de estos manuscritos sigue creciendo a
medida que nuevas excavaciones arqueológicas los siguen descubriendo.
Debido a todo el cuidado en preservar las Sagradas Escrituras, podemos
tener plena confianza de que Dios ha guardado su Palabra durante todos estos
siglos.
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