La semana pasada comenzamos con el estudio del
capítulo diecisiete del evangelio de Juan, este capítulo entero se trata de una
oración que el Señor Jesucristo eleva a Su Padre que está en los cielos, es
comúnmente conocida como la oración sumo sacerdotal.
En la introducción de esta gloriosa plegaria, el Señor
Jesús nos enseña que la vida eterna no comienza cuando los elegidos mueren y
van a la presencia de DIOS, por el contrario, la vida eterna comienza aquí en
la tierra, cuando nacemos de nuevo y tenemos la maravillosa oportunidad de conocer a DIOS y al Señor Jesucristo.
Ese fue el tema central de nuestra enseñanza de la
semana pasada, respondernos la pregunta ¿Realmente conocemos a DIOS? Obviamente
al DIOS de la Escritura no a los ídolos de nuestra imaginación que en poco se
parecen al gran Yo soy.
Conocer a DIOS es conocerlo por medio de Sus Atributos
como Su Amor, Su Justicia, Su Santidad, Su Ira, Su Gracia, Su Fidelidad, Su
Grandeza Y Soberanía, etc. la biblia lo llama el Alto y Sublime, El Eterno y
Todopoderoso, Creador y Sustentador de todo el cosmos y al mismo tiempo nos
dice que es un DIOS que se da a conocer a los que contritos y humillados de
corazón le buscan cada día.
En los siguientes seis versos el Señor Jesús ahora
dedica su oración a los once apóstoles restantes, aunque eso no significa que
no es aplicable para nosotros hoy en día, solo hay que recalcar el hecho de que
los oidores primarios de está oración fueron los once y eso realza aún más el
contenido de esta súplica como lo veremos a continuación.
4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que
hiciese.
La mejor manera de glorificar a DIOS es por medio de
una obediencia sumisa y humilde, eso es precisamente lo que el Señor Jesús hizo
para glorificar sobremanera a Su Padre Celestial, aquí en la tierra, ni un solo
acto de desobediencia al mandato expreso del padre, ni una sola regla o ley
rota, en Cristología entendimos que
el Señor se sujetó a la misma Ley que él dio a su pueblo en el Sinaí, se conoce
como Tapéinosis.
El Señor puede hablar como si la obra ya estuviera
completa, aun y cuando el tiempo de morir en la cruz no había llegado, no lo
hace solo por su Omnisciencia, es obvio que Jesús sabe todo, y sabe lo que
pasará, en unas cuantas horas colgara de un madero en sacrificio por nuestros
pecados, sacrificio predestinado desde antes de la fundación del mundo.
Pero el habla como algo ya hecho, pues tiene todo el
derecho de hacerlo, este sacrificio se cumplió desde la eternidad pasada,
cuando en el Pacto Inter Trinitario de
Gracia el Hijo aceptó obedecer al Plan del Padre: tomar forma humana y
venir a morir por sus elegidos.
Tan grandiosa es su Gracia, que desde antes de que el
mundo fuera creado ya se desbordaba, no habíamos nacido, no habíamos pecado, ni
siquiera había creado a Adán y a Eva y el Verbo eterno, nuestro Señor
Jesucristo ya había aceptado morir en una cruz por aquellos que el Padre
eligiera para salvación, por este motivo es que el Señor puede hablar como si
ya hubiera llegado el tiempo histórico de morir en la cruz, en el Decreto
Eterno de DIOS ya había sucedido en la eternidad pasada.
El Señor Jesús continúa con su oración y dice: 5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado
tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
El Señor retoma el pensamiento con el cual inició su
oración, vuelve a pedir a Su Padre que le glorifique, el Señor Jesús anhela ir
a casa con el Padre. La gloria primera que había sido su deleite antes de la
fundación del mundo nunca había estado ausente de su mente.
Este versículo no solo es testimonio claro de la
pre-existencia y eternidad del Señor Jesucristo, sino de su gloria y divinidad,
antes de crear el mundo, el Verbo ya Es, Junto al Padre y al Espíritu Santo, la
Santísima Trinidad, ha tenido gloria y siempre la tendrá.
Durante todo su ministerio terrenal, el Señor Jesús
anhelo lo que por amor a los pecadores sacrifico voluntariamente: Su gloria
divina, es por ello que puede orar como si ya las cosas hubiesen ocurrido, pues
no solo en la eternidad pasada se decretó todo, en el momento de la Kenosis o de la Encarnación misma, se
dio por hecho que el Verbo cumpliría por completo con el perfecto plan de su
Padre.
El gozo puesto delante de Él sufrió la Cruz, que
describe Hebreos 12:2 es el gozo de regresar a ocupar su lugar en el Trono
de Gloria y majestad, es retomar su magnificencia, además claro, del saber que
no lo hará sólo, ahora la gloria la compartirá con sus elegidos.
El gozo es doble: recuperar Su gloria eterna al lado
del Padre y salvar a los elegidos para poder compartir esa gloria con nosotros.
Pero aún falta más por suplicar: 6 He
manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me
los diste, y han guardado tu palabra.
A partir de este verso el Señor entra en materia en su
oficio de sumo sacerdote por excelencia, su labor es magnífica, sobrepasa lo
sublime, Jesús comienza hablando a Su Padre acerca de que terminó su labor con
ellos, ya les manifestó Su Nombre, es decir ya lo ha dado a conocer, ya les ha
expresado quien es DIOS, sabemos que Cristo mismo es la máxima revelación del
Padre y esa revelación se ha culminado en los once que son del Padre.
Cuando Jesús dice: Tuyos
eran, y me los diste, y han guardado tu palabra abarca a todos los elegidos
de todas las épocas, pero en este caso concreto en los discípulos que están con
él en el Aposento Alto, como muestra el versículo 12.
Su labor como sumo sacerdote queda manifiesta en las
siguientes palabras de su oración, al contraponerlas con los hechos recientes y
aun los que iban a ocurrir dentro de pocos minutos, para que lo entendamos
mejor recapitulemos un poco:
·
Vez tras vez el Señor Jesús llamó la atención a sus
apóstoles por su carencia de Fe:
o
Hombres de poca fe.
o
Hasta cuando estaré con ustedes.
o
Nadie me pregunta nada.
o
Aún no lo pueden sobrellevar.
·
Fueron desidiosos a la hora de ceñirse la toalla.
·
Se pelearon los mejores lugares a su lado.
·
Aunque todavía no sucedían en el tiempo, Jesús sabía y
les anunció:
o
La triple negación de Pedro.
o
Que todos lo abandonarían.
o
Que se escandalizarían de él.
Sin embargo, como verdadero Sumo Sacerdote, cuyo
corazón está lleno de amor por los suyos, describe simplemente a estos hombres de poca fe” que en unos
minutos lo iban a abandonar, y uno lo iba a negar, como los que han guardado la
palabra de Su Padre.
En los siguientes 3 versículos encontramos otras 5
mediaciones sacerdotales, dando como resultado 6 en total: 7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de
ti; 8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y
han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. 9 Yo
ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos
son,
Una vez que escudriñamos estos versos nos damos cuenta
de las 6 intercesiones de Cristo como el Sumo sacerdote de los suyos:
1) Han
guardado tu palabra. Vs. 6.
2) Han
conocido que me has dado las cosas. Vs.
7.
3) Han
recibido tus palabras por medio de mí. Vs.
8.
4) Han
conocido que salí de ti. Vs. 8.
5) Han
creído que tú me enviaste. Vs. 8.
6) Yo
ruego por ellos porque son tuyos. Vs. 9.
Pareciera que está hablando de otros hombres
completamente diferentes, que no son los egoístas y arrogantes que no quisieron
lavarse los pies unos a otros, que no son los hombres de poca fe que no
pudieron sanar a los afligidos muchas de las veces, que no son aquellos que lo
van a negar y dejar solo en unos cuantos minutos, pareciera que nada de esto
sucedió ni sucederá, pero no es así, si pasó, si pasará y si son los mismos
hombres.
¿Qué pasó aquí? ¿Por qué ese cambio tan drástico? Para
poder entenderlo es necesario recordar un poco acerca del oficio sacerdotal del
Señor Jesucristo.
Sabemos que en realidad son tres los oficios del Señor
Jesucristo:
·
Profeta.
·
Rey
·
Sacerdote.
En el A.T. estas personas eran ungidas para desempeñar dicho oficio, la palabra ungido en hebreo
es Mesías y en griego es Cristo. El oficio profético consistió en
Cristo como el mensajero de DIOS, cuyo mensaje es de reconciliación,
discipulado y liberación, dicho mensaje es autentificado por las señales
milagrosas que realizó, este oficio lo llevó a cabo durante su ministerio
terrenal. Ahora comenzaba el oficio sacerdotal.
La palabra sacerdote viene del vocablo hebreo kohen (כּיהֵן, H3548) en el antiguo
Testamento y del griego jiereus (ἱερεύς, G2409) en
el Nuevo Testamento. Ambas palabras se utilizan para designar a los sacerdotes
del DIOS verdadero, el vocablo griego nos da la idea de alguien consagrado a
DIOS, mientras que en el hebreo nos habla de alguien que intercede a favor de
otros.
Podemos Definir El Sacerdocio De Manera Sencilla Como El Hombre Dedicado
Y Consagrado A Hacer, Celebrar Y Ofrecer Sacrificios Y Que Intercede A Favor De
Otros.
El sacerdote era la persona designada por DIOS y su
función fue doble:
·
Primero ofrecer sacrificios a DIOS.
·
Segundo, hacer intercesión por el pueblo.
La primera función obviamente se trata del sacrificio
expiatorio en la cruz del calvario, no ofrecerá animales en sacrificio, se
ofrecerá él mismo como el sacrificio perfecto, una vez y para siempre. Hebreos 7:26-27.
La segunda función, la de interceder como abogado,
mediador o sacerdote, es lo que está haciendo es ese momento por los
discípulos, él no los presenta tal cual son a Su Padre, él los presenta como el
resultado de lo que sucederá en unos cuantos días, cuando todos los hechos
redentores terminen, cuando él se haya sentado a la diestra del Padre y cuando
el Espíritu Santo venga a sus vidas a aplicar los méritos redentores que ganó
al morir en la cruz.
Por eso es que puede hablar de las cosas que no son
como si ya fueran hechas, su función como sacerdote apenas comenzaba, esa labor
no ha cesado desde entonces, ahora la función de intercesión de Jesucristo en
los cielos no se limita a una defensa verbal a favor de nosotros, tampoco está
limitada solamente a presentar las señales que recuerdan su obra expiatoria en
la cruz.
Lo que el Señor Jesucristo hace en su función como
mediador, es en sí una perpetua
propiciación viviente en favor nuestro, él al igual que el modelo mostrado
por DIOS a Moisés en el A.T. se presenta continuamente para ofrecer Su sangre
derramada por nuestros pecados.
En el tabernáculo había dos altares, el primero en el
patio, a las afueras de la tienda para ahí sacrificar el holocausto y quemarlo,
pero en el sacrificio la sangre derramada era recolectada por el sumo sacerdote
en un tazón y con esa sangre rociaban los instrumentos que se encontraban
dentro:
·
La mesa de los panes: Cristo como nuestro proveedor.
·
El candelabro: Cristo como la luz que nos guía.
·
El altar de oro para el incienso: Cristo como nuestro
mediador.
El altar de oro, el de los perfumes o esencias
aromáticas, en el cual todos los días se elevaban a la presencia del trono de
la gracia el incienso que simbolizan las oraciones intercesoras. Apocalipsis 5:8. Este altar de oro, se
encontraba adentro de la tienda misma, al lado de la cortina que separa el lugar
santo del lugar santísimo. El altar de oro o altar del incienso, era una
representación de la intercesión de nuestro gran sumo sacerdote Jesucristo la
cual él realiza no en una tienda física en la tierra, sino en el cielo mismo. Apocalipsis 8:3.
En pocas palabras, la obra intercesora de Jesucristo en el cielo a favor
de los suyos, solo tiene efectividad porque está basada sobre su obra de
sacrificio ya efectuada en la cruz.
Es la sangre de Jesús nos limpia de los pecados, así
como en el A.T. el sacerdote ofrecía el sacrificio y la sangre caía primero en
el altar del holocausto para después ser llevada dentro para ser derramada en
los utensilios, incluido el altar de oro, para que la demanda se hiciera
efectiva.
De la misma manera, primero la sangre de Cristo fue
derramada en el altar del holocausto llamado Calvario, y después es presentada
dentro del santuario celestial perpetuamente en su función como sumo sacerdote,
sacrificio e intercesión van siempre de la mano. Hebreos 9 y 10 nos hablan más abundantemente de este tema.
¿Por qué es importante todo esto?
¿Cómo impacta nuestras vidas hoy en día?
No solo es importante, es trascendente para nuestras
vidas, pero solo para aquellos verdaderos cristianos, los que amamos a Cristo,
deseamos conocerlo cada día más y más y que por consecuencia amamos vivir una
vida en santidad, dice el pastor Paul Walsher si no deseas la santidad en tu vida no veo ningún motivo para que te
llames a ti mismo cristiano.
Pero siempre hay un problema que nos estorba para
vivir en santidad continua: los pecados de la carne, esos pecados, las
concupiscencias, esas fallas de carácter, que como a Moisés le costaron la
entrada en la tierra prometida, esas pequeñas
zorras que echan a perder gran viñedo como dijo Salomón, son el pequeño gran problema.
Pues cuando caemos, y todos caemos, solo que unos más
continuamente o más estrepitosamente que otros, pasa que el desánimo, la apatía
y la tristeza espiritual muchas veces se apoderan de nuestros corazones,
creemos no ser dignos hijos de DIOS, creemos que DIOS debe estar decepcionado con
nosotros pues nosotros mismo estamos decepcionados de nuestras fallas
continuas, y por si fuera poco satanás no desaprovecha la oportunidad de
acusarnos en nuestras consciencias delante de DIOS. Job. Salmo 109:6. Zacarías
3:1. 1ª Pedro 5.8. Apocalipsis 12:9-10.
Es una de las peores sensaciones que podemos
experimentar los cristianos, cuando en por nuestros pecados y viviendo muchas
veces las consecuencias en nuestra consciencia solo escuchamos palabras de
muerte y desaliento:
·
Seguramente
ya no soy hijo de DIOS.
·
Como
puedo ser miembro y comportarme así.
·
No
creo que haya perdón en está ocasión pues no es la primera vez.
·
Si
voy a seguir así mejor me regreso al mundo.
Es en esto momentos lúgubres para nuestra alma, que el
oficio sacerdotal del Señor Jesucristo toma relevancia. Romanos 8:33. 1ª Timoteo 2:5. Hebreos 4:5.
Es el Señor Jesucristo en su oficio de sacerdote
intercesor quien:
1.
Refuta
los cargos que satanás presenta contra los escogidos.
2.
Es
la garantía de que nuestras oraciones son aceptables a DIOS.
El oficio sacerdotal liga íntimamente la función de
sacrifico con la función intercesora, en la única persona de Jesucristo, en
nuestras vidas diarias como hijos de DIOS repercute directamente en la
preservación de nuestra salvación, pues Jesucristo al ser sacerdote eterno,
está eternamente abogando por nosotros, si tenemos tal abogado y nos llegásemos
a perder haríamos del oficio de Jesucristo un fracaso, lo cual es imposible,
pues Él es DIOS.
Pero su obra como sacerdote no culmina nada más con regresarnos el gozo de nuestra salvación, Nuestro
Señor Jesucristo, en su oficio de Sumo Sacerdote es quien nos hace libres del
poder, de la influencia, de la esclavitud de nuestras almas al pecado.
Por medio de su sangre y con su continua intercesión
junto al Padre a favor de nuestras vidas es que la culpa que produce el pecado
y que estaba plasmada en nuestra alma ha sido lavada.
Es este el motivo por el cual cuando nacemos de nuevo,
el más glorioso y maravilloso milagro obrado por DIOS, ya estamos capacitados
para dejar de pecar, lo que antes parecía imposible para nosotros, DIOS lo hace
posible. Lucas 18:27.
No son pocos los testimonios de conversiones genuinas,
obradas por el Espíritu Santo de personas que ahora si han salido de:
·
Homosexualismo.
·
Drogadicción.
·
Alcoholismo.
·
Pandillas.
·
Adulterio.
·
Pornografía.
·
Etc.
Si bien es cierto que estos testimonios no son el evangelio, pero si son una
prueba más de que la Escritura es real, Cristo como nuestro Sumo Sacerdote nos
hace libres del poder del pecado en nuestras almas, a esto se le conoce como santificación
En el comienzo del oficio sacerdotal, el Señor llama a
sus débiles discípulos, aun incompletos en su fe e inmaduros en su caminar
espiritual como si ya hubiesen madurado:
1) Han
guardado tu palabra. Vs. 6.
2) Han
conocido que me has dado las cosas. Vs.
7.
3) Han
recibido tus palabras por medio de mí. Vs.
8.
4) Han
conocido que salí de ti. Vs. 8.
5) Han
creído que tú me enviaste. Vs. 8.
6) Yo
ruego por ellos porque son tuyos. Vs. 9.
Por lo expuesto en el libro de los Hechos podemos darnos cuenta que no se
equivocó, sabemos que nunca lo hace, pero para que no haya lugar a dudas, dejó
un registro histórico fidedigno de su bondad, su amor incondicional se
manifiesta también en su oficio como sumo sacerdote, aquel que nos representa
ante DIOS, primero lo hizo con los 11 al hablar de ellos como lo que llegarían
a ser tiempo después, y ahora con nosotros, no es la excepción, Porque
no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades.
No solo se compadece y nos regresa el gozo de nuestra
salvación, sino que esa función es la que permite nuestra libertad de la
esclavitud de los pecados de la carne, si no entendemos, renovamos nuestra
mente y llevamos esta verdad en el corazón firmemente, será imposible que por
nuestra cuenta propia seamos al a imagen de Cristo caminando en santidad.
·
Cristo es nuestro intercesor.
·
El presenta su sangre por nuestros pecados.
·
Refuta los cargo que presenta satanás en nuestras
conciencias.
·
Es la garantía de que nuestras oraciones son
aceptables a DIOS.
·
Eso nos ha dado libertad en nuestras almas:
santificación.
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