Estamos en el momento más importante en la
historia no solo de la redención sino de toda la humanidad, el día en que por
fin los malvados dirigentes judíos pudieron cobrar venganza del Señor que
tantas veces los exhibió como los farsantes que eran, Pilato no pudo hacer
nada, no estaba a la altura y además, ese no era el plan de DIOS, sabemos que
antes de que el mundo fuera creado, antes de que el tiempo mismo existiera, la
muerte de Cruz ya estaba escrita.
La muerte de cruz era un horrible tormento,
hubo que inventar una palabra exclusivamente para describir los horrores y el
dolor que sufrían las personas condenadas a esta tortura: excruciante es el
término, y ahí, colgado en la cruz, en medio del dolor y la agonía, no solo
física, sino también mental y espiritual, el Señor pronunció su mejor y más
grande discurso, el cual está dividido en siete palabras o frases.
La primera de esas frases, la palabra de
perdón, es la que vimos la semana pasada: Padre,
perdónales porque no saben lo que están haciendo, estás palabras, dirigidas
en oración al Padre celestial, son la muestra perfecta de que el Señor practicó
siempre o que predicó: el perdón, pero no sólo clamó al su Padre por los
soldados romanos, los dirigentes judíos, Herodes y Pilato, su oración traspasó los
tiempos y las fronteras, su oración es por todos aquellos que son sus enemigos,
es decir, por toda la raza humana, pues todos somos pecadores.
Para entender la segunda palabra debemos
situarnos bien en el contexto en el cual se dijo, ya sabemos que, con el
propósito de humillar al Señor, Pilato ordenó que fuera crucificado en medio de
dos ladrones o malhechores, lo que se pensó sería una humillación, en realidad
fue la coronación de su ministerio: salvar a los perdidos, tomar su lugar en la
cruz y de paso cumplir las profecías de más de 500 años. Isaías 53:12. No fue un accidente que el Señor haya sido
crucificado en medio de dos ladrones fue la siempre buena y soberana voluntad
de nuestro DIOS.
¿Por qué Dios permitió que Su Hijo amado
debiera ser crucifica entre dos criminales? Ciertamente, Dios tenía una razón, Dios
nunca actúa de manera arbitraria. Él tiene un buen propósito para todo lo que
hace, porque todas sus obras están clasificadas por la sabiduría infinita. En
este caso particular, la respuesta, como lo veremos es múltiple.
En su nacimiento Él estuvo rodeado por las
bestias del campo, y ahora, en su muerte, Él está rodeado por lo peor de la
humanidad. Una vez más; el Salvador fue contado con los transgresores para
mostrarnos la posición que debía ocupar como nuestro Substituto.
No sabemos a ciencia cierta cuanto tiempo
llevaban colgando de la cruz, no creemos que haya sido mucho todavía, aunque
cada instante debió parecer una eternidad de tormento, en medio del suplicio,
uno de los malhechores injuria al Señor y el otro le hace una súplica: 39 Y uno de los malhechores que estaban
colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a
nosotros. 40. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a
Dios, estando en la misma condenación? 41. Nosotros, a la verdad, justamente
padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; más éste ningún
mal hizo.
Uno de los ladrones, el que injuria la
Señor, representa a la humanidad endurecida a causa de su pecado, impenitente,
arrogante, pendenciero que, a pesar de sufrir justamente por sus maldades, no
se detiene a mirar que está pagando sus justas consecuencias, sino que, por el
contrario, todavía hasta se da el lujo de insultar al Señor. Proverbios 19:3.
Este hombre, es digno representante del ser
humano pecador y que, en su pecado, vive en tinieblas, sin arrepentimiento, el
otro ladrón, es el representante igualmente de los pecadores, pero con una
característica en su corazón: arrepentimiento.
Sabemos por los relatos de Mateo y Marcos, que al principio los dos se
burlaban e insultaban al Señor Jesús, pero algo paso en el corazón del segundo
ladrón, que no sólo dejo de burlarse e injuriar, sino que hasta reconoció el
Señorío de Cristo.
¿Qué hizo la diferencia entre uno y otro?
Sabemos que la elección incondicional claro, pero si somos más observadores,
nos daremos cuenta que es LA PALABRA predicada la que activó la semilla de fe
que había en el corazón del ladrón que se arrepintió, y que endureció el alma
del ladrón arrogante.
Ambos ladrones escucharon la misma Palabra,
pero uno endureció más su corazón en cambio el otro, se dio cuenta de su
miserable situación y se arrepintió. ¿Qué palabra? Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.
Al escuchar este poderoso sermón, uno de los
ladrones se mofó aún más, no entendía como alguien puede clamar por perdón
cuando vive una situación tan desesperante, en su ceguera espiritual, lo único
que atino a hacer fue ofender al único que podía salvarlo.
Este pecador impenitente le dijo: si
tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. ¿Recuerdan que le dijo
satanás a Jesús en el desierto? Si eres el Cristo arrójate de este lugar. ¿Qué
le dijeron los sacerdotes? Si eres el Cristo desciende de la cruz para que
creamos.
Ahora este malhechor repetía la misma frase: si eres el Cristo, el problema con este hombre es que no estaba
consciente de su realidad espiritual, el solo deseaba un alivio físico
temporal, y mucha gente hoy en día ve a DIOS de la misma manera, como aquel que
les puede (y hasta debe) de dar lo que les hace falta, quieren seguir a
Jesucristo solo por intereses terrenales:
·
Hambre.
(como los 5mil).
·
Sanidad
(como los 10 leprosos).
·
Para un
empleo.
·
Para que
salve a un familiar.
·
Para que
nos saque de la pobreza.
·
Etc.
¿Cuál es el
motivo por el que sigues a Cristo? ¿Amor o conveniencia? ¿Entonces
es malo pedir estas cosas? Claro que NO lo malo es si es ese el motivo por el
cual seguimos a Cristo, el motivo siempre debe ser el amor por Él. El pobre hombre, estuvo al lado del agua de vida, del pan de que bajo del
cielo, la luz del mundo, y murió hambriento, sediento y en tinieblas.
Pero el mismo sermón, exactamente las mismas
palabras y la misma actitud con la que se dijeron provocaron algo totalmente
diferente en el segundo pecador, al escucharlas, en ese momento se dio cuenta
de su miseria espiritual más que su miseria física, abrió lo ojos a la
eternidad, tal vez por primera vez se hizo la pregunta que todo ser humano
debería de hacerse: ¿Dónde voy a pasar la eternidad?
Este pobre pecador pudo haber pensado: ¿con
DIOS? No puedo, mi pecado me lo impide y Él es SANTO, PURO, SIN MANCHA. ¿En el
Seól? no quiero. En ese momento se dio cuenta de que necesitaba un Salvador, y
lo encontró justamente más cerca de lo que podía desear, justo al lado suyo.
Los dos malhechores crucificados juntos, estaban
igualmente cerca de Cristo. Ambos vieron y oyeron todo lo que sucedió durante
esas fatídicas horas. Ambos eran notoriamente malos; Ambos estaban sufriendo
agudamente; Ambos estaban muriendo, y ambos necesitaban con urgencia el perdón.
Sin embargo, solo uno de ellos murió en sus
pecados, porque endureció su corazón impenitente; mientras que el otro
arrepentido de su mal, creyó en Cristo, y le pidió a Él por su misericordia y
se fue al Paraíso ese mismo día, es imposible explicar porque sucedió así dejando
fuera la Soberanía de DIOS en la elección para salvación.
Vemos exactamente que lo mismo sucede hoy.
Bajo las mismas circunstancias y condición, uno se arrepiente y el otro se
endurece inmutable, en este mismo instante, este sermón abre los ojos de
algunos a la Verdad, pero otros cierran sus oídos y no quieren escuchar y
arrepentirse.
A uno se le revela el Evangelio de
salvación, y para otro queda oculto.
¿Por qué? Todo lo que podemos decir es que el Padre en su soberana voluntad
permitió ambas situaciones. Pero la soberanía de Dios nunca anula la
responsabilidad humana.
Lo único que podemos decir, si hemos abierto
a los ojos a la Verdad del evangelio, si reconocemos nuestro pecado y necesidad
de un salvador, si reconocemos que sin arrepentimiento no podremos estar con
DIOS en la eternidad, es Gracias Señor, por abrir nuestro corazón a Tú Palabra
con tu Gracia Irresistible.
Es importante hacer notar que se dio el Nuevo
Nacimiento de este ladrón antes de que sucedieran los fenómenos prodigiosos que
acompañaron la muerte de Jesús. El exclamó: Señor,
acuérdate de mí, antes de que llegaran las horas de oscuridad, antes de que
oyera el grito triunfante de Consumado es,
antes de que se rasgara el velo del templo, antes de que la tierra temblara y
las rocas se partieran, antes de la confesión del centurión romano: Verdaderamente éste era Hijo de Dios. Solo
podemos agregar los milagros no son el
evangelio.
El ladrón que fue alcanzado por la Gracia
Irresistible del Señor, no solamente reprendió a su compañero por las injurias,
admitió su culpa, y confesó a Jesús como el Inocente. Hizo una cosa más, por la
cual siempre habrá de ser recordado: 42.
Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
El ladrón se dirige al Señor por Su Nombre,
Jesús, que significa salvador, una
prueba más de su nuevo nacimiento, reconocer que ahora se tiene un salvador
personal, el Nombre de Jesús lo proclamó Gabriel al anunciar Su nacimiento. Lucas 1:31-33.
¿Qué fue lo que quiso decir el ladrón
arrepentido? ¿Pensaba que Jesús iba a recibir su reino al morir? No, no creemos
que se refiera a eso. Lo que le estaba pidiendo era que al final del tiempo, cuando
regresaría en gloria real, Jesús se acordara de este pecador, ahora convertido.
Jesús había hablado repetidas veces acerca
de esa venida escatológica:
·
Mateo 16:27.
·
Lucas 21:27.
Es difícil explicar esta exclamación del
ladrón arrepentido, sin imaginar el hecho de que ya hubiera escuchado en alguna
ocasión predicar al Señor Jesús, en especifico una de sus predicciones
escatológicas, es muy probable que así haya sido, el señor no se escondía para
predicar, al contrario, siempre alimento a las multitudes con el pan espiritual
de la Palabra de DIOS, de esta manera, es que recordó al estar en la cruz una
de esas enseñanzas y humildemente le hace la petición al Señor.
El hombre está pidiendo a Jesús, por lo
tanto, que se acuerde de él en aquel tiempo. No le pide un lugar de honor. Él
sabe muy bien que semejante lugar no es para él. Pero se echa completamente
sobre la gracia del Salvador, pidiéndole solamente que se acuerde de él.
El Reino de DIOS es un tema por demás
extenso en sí mismo, no nos detendremos para abordarlo en está ocasión, en el
primero Discipulado vimos una introducción, las Escrituras nos indican que el
reino de Dios es al mismo tiempo presente y futuro, ya comenzó, sin embargo,
aún no se ha consumado. El reino de Dios es la
esfera de gobierno de Dios. Salmo 22:28,
Salmo 145:13, Daniel 4:25 Y Romanos 13.1-2.
Es después de ver y escuchar toda esta
situación entre los dos ladrones, que el Señor dicta su segunda palabra en la
Cruz: 43. Entonces Jesús le dijo: De
cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
El ladrón no estaba preparado para la
respuesta que recibió, el pedía solamente no ser puesto en el olvido, que de
hecho para los judíos eso significaba el Seól, el lugar de los muertos, el
lugar del olvido, en cambio recibe mucho más de lo que pide, estar al lado del
Señor ese mismo día y en el paraíso de DIOS.
Sin lugar a dudas que el apóstol Pablo
entendía este atributo de DIOS llamado Gracia, cuando les escribió a los
efesios. Efesios 3:20-21.
Eso también era lo que el suplicante
penitente recibió, mucho más de lo que había pedido, la respuesta del Señor fue
hermosa y llena de consuelo:
1. El hombre había
pedido una bendición, en un remoto futuro. Recibe una promesa perteneciente a
este mismo día. Jesús dijo: hoy mismo.
2. Él había pedido que se acordara de él. Recibe la promesa
de estar juntos: estarás conmigo.
3. pide no quedar en
el olvido o el Seól. Recibe la promesa de ir al Paraíso.
Viene del griego paradeisos παράδεισος G3857, y
significa literalmente un jardín o un huerto rodeado por un muro.
Este término es proveniente del persa (desde los
antiguos jardines colgantes de babilonia), quienes a su vez influenciaron a los
griegos y estos a los romanos, de allí que pensemos la mayoría al escuchar
paraíso en un jardín exótico, de belleza inigualable, árboles frutales por
doquier, y en un contexto Ruselita hasta se piensa en animales salvajes y
domésticos conviviendo con el ser humano sin problemas de ningún tipo.
Muchas culturas y civilizaciones del mundo antiguo
han tenido su propia versión del paraíso, los griegos tenían los campos
elíseos, los egipcios el Aaru, los budistas el Nirvana, los nórdicos el
Walhalla, y todos ellos en mayor o menor medida describen un lugar hermoso, donde
abunda la comida, o la bebida, donde el dolor y el sufrimiento del ser humano
terminan para dar paso al deleite sin fin.
Sin embargo, el concepto BÍBLICO del paraíso es muy
diferente, la palabra de DIOS nos dice que el paraíso es la presencia misma de
DIOS:
·
El
apóstol Pablo lo dice: 2ª Corintios 12:2-4.
·
También
el apóstol Juan: Apocalipsis 2:7.
Todo toma más sentido si recordamos que el Árbol de
la vida es un tipo de Cristo. Por lo tanto, el paraíso de DIOS es Cristocéntrico.
¿Hay diferencia entre la presencia de DIOS como el
paraíso y los otros paraísos? Por
supuesto que sí y mucha, pues, aunque es tentadora la oferta de satanás,
siempre lo es o no tendría efecto, NO se compara con lo que DIOS nos da con su
sola presencia: 1ª Corintios 2:9.
Esta doctrina es conocida en Escatología
como el estado intermedio del alma, se
refiere al tiempo que transcurre entre la muerte del hijo de DIOS y la segunda
venida de Cristo para establecer su juicio y consumar su reino, donde seremos
glorificados con un cuerpo nuevo.
Según este punto de vista, en el momento de
la muerte, el alma del creyente se dirige inmediatamente a estar con Cristo
para gozar de una existencia personal, consciente y continua, mientras aguarda
la resurrección final del cuerpo. ¿Pero qué sucede mientras tanto? El punto de
vista clásico es que en el momento de la muerte las almas de los creyentes son
inmediatamente glorificadas. Son hechas perfectas en santidad y entran
inmediatamente en la gloria.
¿Puede un creyente entonces ser cremado? ¿Puede
ser donador de órganos? En ambos casos la respuesta es sí, no hay ninguna
contradicción con la Escritura. 1ª
Corintios 15:35-44.
El estado del creyente después de la muerte
es diferente y mejor al que experimentamos en esta vida, aunque no es tan sublime
ni tan bendito como lo será en la resurrección final. En el estado intermedio
disfrutamos de la continuidad de la existencia personal en la presencia de
Cristo.
El tiempo de prueba de la humanidad culmina
con la muerte. Nuestro destino está decidido una vez que morimos. No hay
ninguna esperanza de una segunda oportunidad para el arrepentimiento después de
la muerte, y no hay ningún purgatorio, un lugar para purgar nuestros pecados,
de manera de mejorar nuestra condición futura. La muerte constituye para el
creyente la inmediata libertad del conflicto y las tormentas de esta vida,
cuando pasamos a un estado de bendición.
Aunque la muerte trae el descanso al alma y
la Biblia frecuentemente se refiere a la muerte utilizando el eufemismo del
sueño, no corresponde suponer que durante el estado intermedio el alma duerma o
que permanezcamos inconscientes o en un estado de animación suspendida hasta la
resurrección final. 2ª Corintios 5:1-10.
Filipenses 1:19-26.
CONCLUSIONES.
En este pasaje encontramos al menos 7
grandes verdades espirituales:
1.
Aquí podemos ver a un representante de los pecadores impenitentes.
2. Pero
también encontramos al hombre que llega al final de sus propios esfuerzos antes
de poder ser salvo.
3.
Aquí está delineado el significado del arrepentimiento y fe, como siempre van
de la mano.
4. Encontramos
un caso de una maravillosa iluminación espiritual de la Gracia Irresistible.
5.
Aquí vemos el ministerio de nuestro Salvador Jesucristo en todo su esplendor.
6.
Aquí nos muestra el destino de los hijos de DIOS al morir.
7.
Aquí vemos el anhelo del Salvador por la comunión con los suyos.
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