El juicio de Jesús ha terminado, las tres
etapas, que fueron una verdadera humillación para el Justo, Santo e Inocente de
DIOS, pues fue tratado siempre como culpable y puesto a la par de los más
terribles malhechores, ha llegado a su fin, la sentencia, como se había
planeado con anterioridad fue: culpable de muerte.
Poncio Pilato hizo todo lo que pudo para
evitar dicha sentencia, no porque creyera en Jesús, más bien por un temor
derivado de la superstición y el morbo, además no era precisamente amigo de los
dirigentes judíos, no deseaba agradarlos, por ello es que cada vez que pudo,
les restregó en la cara la inocencia de Jesús.
Aun así, al mismo tiempo el temor que tenía
de que los dirigentes alborotaran al pueblo y armaran una revuelta, justo en el
día en que mayor concentración de judíos había en Jerusalén, esto para celebrar
la pascua, provocó que doblara las manos, y accediera a crucificar al Señor, no
sin antes mandarlo azotar de manera cruel y despiadada, con el fin de liberar
un poco de tensión y así tal vez, tener
contentos a todos.
Pero sus planes no dieron resultado, tiene
que sucumbir ante el grito popular de crucificar a Jesús y soltar a Barrabás,
incitados por los fariseos hasta se atrevieron a gritar: su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos, Pilato
entonces, en un acto simbólico, se lavó las manos delante de ellos y lo entregó
para ser crucificado.
El día de hoy veremos lo que aconteció en el
camino del pretorio al calvario, nuevamente nos vamos a apoyar mayormente en
los evangelios de Juan y de Lucas, pues de hecho este segundo, Lucas, contiene
un relato exclusivo de lo que ocurrió mientras el Señor en el trayecto.
Lucas
23:26 Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le
pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.
Según la costumbre y de acuerdo con la ley
judía, la ejecución debía realizarse fuera de la ciudad. Levítico 24:14. Números 15:35-36. Hebreos 13:11-13.
Los condenados a ser crucificados tenían que
llevar su propia cruz, hay algunos teólogos que proponen que lo que en realidad
cargaban era solamente le viga horizontal siendo que la vertical estaría ya
enterrada en el lugar en el Gólgota (me apego más a esta teoría), otros dicen que,
si era toda la cruz, no tenemos ningún problema en este punto sea cuál sea la
postura, lo que sí es importante saber, es que una vez en el Gólgota, Jesús fue
colgado en una cruz, no solamente sobre
un madero o viga vertical, como algunos grupos sectarios indican.
Jesús también fue obligado a cargar su
propia cruz, pero no fue por mucho rato. El tremendo cansancio físico hizo que
le fuera imposible llevar la cruz muy lejos, este pasaje solamente reitera la
completa humanidad del Señor, su cuerpo, como el de cualquier otro ser humano,
era susceptible al hambre, la sed, el sueño el cansancio y todas las demás
necesidades fisiológicas.
Tan solo hay que considerar lo que había
soportado en las ultimas quince horas:
·
La
tensión en el aposento alto.
·
La
traición de Judas.
·
La
agonía en Getsemaní.
·
La
deserción de sus discípulos.
·
La
tortura de un juicio totalmente hipócrita ante el Sanedrín,
·
Las
burlas en el palacio de Caifás.
·
La
negación por parte de su discípulo más prominente.
·
El
juicio ante un juez injusto, Pilato.
·
La
declaración de la sentencia de muerte sobre él,
·
La
terrible experiencia de ser azotado y abusos cometidos por los soldados en el
pretorio.
Humanamente hablando, era imposible que
pudiera cargar la pesada madera de al menos 50 kilogramos, cuando Jesús sucumbió
bajo su carga, los legionarios, ejerciendo su derecho de requisición o de hacer
demandas al pueblo, obligaron a Simón un cireneo u hombre de Cirene, una
ciudad ubicada en una llanura a diez millas del mar Mediterráneo, en lo que
actualmente es Libia, a que llevara la cruz de Cristo por el resto de la
distancia.
Simón es obligado por los soldados que
conducen a Jesús hacia el Calvario a que preste este servicio, quizás por la fuerza,
Así que muy probablemente de mala gana Simón lleva la cruz de Cristo parte de
los 650 metros que es la distancia entre el pretorio y el lugar de la clavera, llega
al calvario y es testigo de lo que allí ocurre.
27 Y
le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían
lamentación por él.
Los versículos precedentes podrían haber
dejado la impresión de que casi todos en Jerusalén estaban contra Jesús, pero
desde que Pilato trato de usar la influencia de Jesús, nos dimos cuenta de que
esa influencia había terminado, no por casualidad, a propósito, DIOS permitió
que esto parara, de no ser así el Señor no hubiese sido crucificado.
Pero si hubo quienes eran seguidores fieles.
Y hubo también quienes por lo menos simpatizaban con él. En aquella gran
multitud que seguía a Jesús había algunas mujeres que sentían mucho pesar por
el Maestro. Varios comentaristas creen que ellas eran miembros de una sociedad
de mujeres caritativas de Jerusalén.
Mientras Jesús seguía avanzando con gran dificultad,
y ellas ven sus rasgos torturados, su aspecto enteramente agotado, lloraban.
Sus corazones se conmovieron ante él con una genuina compasión. De hecho,
estaban golpeándose el pecho en señal de lamentación por él. Estos son el tipo
de detalles que al médico amado Lucas no se le escapaban, no nos sorprende
porque solo su evangelio los recopiló.
Estas hijas
de Jerusalén no deben ser confundidas con mujeres tales como María Magdalena,
Juana, Susana, etc., que de sus propios bienes habían ayudado a sostener a Jesús
y a los Doce. Aquellas mujeres eran discípulas de Jesús; las hijas de Jerusalén
no lo eran. Este hecho explica también lo que sigue a continuación:
28 Pero
Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí,
sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.
Para Jesús, aunque ahora mismo él está
sufriendo y aunque durante las próximas horas él estará sufriendo los tormentos
infernales, su futuro es seguro. Pero, a menos que estas mujeres se
arrepientan, su futuro no lo es. Tampoco lo es él de sus hijos. En gran medida
la población de Jerusalén estaba formada por personas no regeneradas. Además,
Dios no permite que la falta de arrepentimiento pase sin castigo, si alguien
debía estar preocupado por su futuro, ese no era Jesús, eran ellas.
Aun en medio del dolor, la agonía y el
sufrimiento, el Señor se da tiempo de anunciar lo que vendrá sobre Jerusalén en
70 años aproximadamente. Los sufrimientos relacionados con la caída de
Jerusalén serían un terrible preludio al sufrimiento eterno. 29 Porque he aquí vendrán días en que dirán:
Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos
que no criaron.
Tan terribles sufrimientos sobrevendrían a
la ciudad que se considerarían bienaventuradas las mujeres que no tenían hijos.
El enemigo destruiría a los habitantes de Jerusalén sin mostrar ninguna
consideración en cuanto a sexo o a edad. Sin duda como parte del juicio de DIOS
a la ciudad que adultero, prefiriendo su orgullo que su Salvador, y eso solo es
el comienzo, sin arrepentimiento, el destino eterno, será mucho peor.
30
Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los
collados: Cubridnos.
Con algunas variaciones, este dicho aparece
tres veces en las Escrituras. En primer lugar, se encuentra en Oseas 10:8. Tan horroroso iba a ser el
juicio divino contra Samaría que en agonía mortal el pueblo anhelaría, pero en
vano, ser cubierto por las montañas y los cerros que se derribaban.
En este pasaje, la escena como si esto fuera
posible, es aún más horrible, se sabe por los escritos del historiador Flavio
Josefo, que la caída de Jerusalén en el año 70 a manos del general romano Tito,
fue espeluznante, los atropellos cometidos fueron tan atroces, que seguramente
mucho hubieran preferido que les cayeran
los montes encima.
Lo mismo sucederá en el día final, a todos
aquellos que insistan en vivir una vida en pecado, sin acudir a DIOS por medio
del sacrificio de Cristo. Apocalipsis
6:16-17.
El Señor Jesús continua con su lamento sobre
las hijas de Jerusalén y les dice: 31
Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco qué no se hará?
Jesús está haciendo uso de un proverbio
común. Está trazando un contraste entre la
leña verde, esto es, madera húmeda, y la
seca. La madera seca arde y se consume rápidamente; cuando la madera aún
está verde y húmeda, no ocurre así. Por tanto, si aún se quema la madera verde,
entonces ciertamente la madera seca arderá y será consumida. No es necesario un
manual de usos y costumbres hebreas para entender este refrán.
La madera verde representa a Jesús, la
madera seca sus enemigos que no se han arrepentido; uno podría decir que los
judíos en su estado impenitente. Si Dios no escatimó a su propio hijo Jesús,
entonces el juicio divino caerá completamente y con una severidad no
amortiguada sobre el pueblo judío si persisten en la incredulidad y en la
desobediencia.
Esta es una explicación muy lógica y en
armonía con el contexto, porque, como se ha explicado en el versículo
inmediatamente precedente, Jesús ha anunciado el castigo que se infligiría a
Jerusalén.
32
Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. 33
Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a
los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
La palabra griega para Calavera es Kranion
de donde viene nuestra palabra en castellano para cráneo. En la Vulgata, la Versión
latina de Jerónimo específicamente, Kranion se tradujo Calvaria parecido a Calvario.
La mayoría coinciden que se nombró así este lugar porque entre las muchas
protuberancias rocosas que allí había, alguna tenía la forma de un cráneo.
A ciencia cierta todo lo que realmente
sabemos es que Jesús fue crucificado fuera del muro de la ciudad,
específicamente el muro norte donde actualmente se encuentra La Iglesia del Santo
Sepulcro. Junto al Señor iban otros dos, eran malhechores, de ellos nos
ocuparemos en las próximas semanas.
Lucas y Juan solo usan tres palabras: allí
lo crucificaron. Una frase muy corta para describir el acontecimiento
más importante en la historia de la humanidad: la consumación de nuestra
redención. Fueron los soldados romanos quienes ejecutaron la orden, como es
claro del pasaje paralelo en Marcos
15:16-24.
De acuerdo con algunos académicos, parece que los
romanos aprendieron la crucifixión de los cartagineses quienes
la utilizaban contra los esclavos, los rebeldes, los piratas, los cautivos de
guerra y contra los criminales más sanguinarios.
Es por ello que la crucifixión era considerada
como la forma más humillante de morir: clavado, semidesnudo, con un cartel
sátiro sobre la cabeza y expuesto a la intemperie hasta que la inanición, las
heridas y la asfixia acababan con la vida del reo.
Además, tanto las vestimentas como pertenencias del
crucificado podían ser reclamadas tanto por el centurión como por los soldados
del grupo de ejecución. Debido al carácter humillante descrito, la
crucifixión era una práctica vetada para los ciudadanos romanos condenados
a muerte. Un noble siempre se merecía el mejor de los tratos y hasta en las
ejecuciones se mantenía esa ley.
Así, en el caso de que un ciudadano romano fuese
condenado a muerte, antes recibía la honorable muerte de la
decapitación o mediante la práctica de seccionar la médula en la zona del
cuello por el filo de una espada (algo similar al estoque en los toros).
Incluso en casos de alta traición estaba mal visto
colgar a un ciudadano romano que, por propia concepción, prefería morir a
espada antes que la muerte lenta, dolorosa y vergonzosa de la
crucifixión, donde no sólo la muerte tardaba en llegar, sino que el reo se
convertía en espectáculo público y objeto de mofa.
Antes de comenzar el
suplicio de la crucifixión, era costumbre dar una bebida narcótica (vino, con
mirra, e incienso) a los condenados; con el fin de mitigar un poco sus dolores.
Cuando presentaron a Jesús este brebaje, no quiso beberlo. Marcos 15:23. Iba por propia voluntad, determinado a cumplir
cabalmente los dolores necesarios para efectuar nuestra redención.
Con los brazos extendidos,
pero no tensos, las muñecas eran clavadas en él madero. De esta forma, los
clavos de un centímetro de diámetro en su cabeza y de 13 a 18 centímetros de
largo, eran puestos para sujetar su cuerpo. La posibilidad de una herida dolorosa
era grande, al igual que la lesión de vasos arteriales. El clavo penetrado
destruía el nervio lo cual producía tremendas descargas de dolor en ambos
brazos. El empalamiento de varios ligamentos provocaba fuerte contracciones en
la mano.
Los pies eran fijados al frente de la cruz siendo atravesados por en medio del
empeine con unos grandes clavos de hierro. Los padecimientos físicos ya tan
violentos al hincar los clavos, en órganos por extremo sensibles y delicados,
se hacían aún más intensos por el peso del cuerpo suspendido de los clavos, por
la forzada inmovilidad del paciente, por
la intensa fiebre que sobrevenía, por la ardiente sed producida por esta
fiebre, por las convulsiones y espasmos, y también por las moscas que la sangre
y las llagas atraían.
Al momento de estar clavado
en vertical en la cruz, sus brazos se estiraron intensamente, probablemente
hasta 15 centímetros, y ambos hombros tuvieron que haberse dislocado esto por
la gravedad que empuja el cuerpo hacia abajo. Salmo 22:14.
Una vez que colgó de la
cruz se va dando una muerte lenta y dolorosa (es un dolor excruciante el dolor era tan insoportable que no había palabras
para describirlo así que se inventó una nueva palabra: excruciante –de la
cruz- para dar descripción a ese dolor)
Se va agonizando por asfixia, El efecto principal de la crucifixión, aparte del tremendo dolor, que
presentaba en sus brazos y piernas, era la marcada interferencia con la
respiración normal, particularmente en la exhalación. Lo cual provocaba la sensación
de ahogamiento. Para poder exhalar tenía
que apoyarse en sus pies, que estaban fijos por clavos al madero, al hacerlo
los clavos iban desgarrando la carne hasta finalmente quedar incrustados.
Después de sufrir un martirio para
exhalar, descendía para inhalar otra bocanada de aire y nuevamente tenía que
empujarse hacia arriba raspando su espalda ensangrentada en la áspera madera de
la cruz, este proceso continuaba hasta que ya no pudiera empujarse hacia arriba
para respirar para entonces morir, Jesús aguanto esto durante 3 horas.
Para acelerar el proceso los soldados
quebraban las piernas de los sentenciados para evitar que pudieran “subir” a
tomar aire, así la muerte llegaba en cuestión de minutos, pero con Jesús ni
sucedió así. Bien se ha dicho que la persona que era
crucificada moría un millar de veces.
Sin embargo, en el caso de Jesús, el énfasis
no debe ponerse en las torturas físicas que soportó. Se ha dicho que solamente
los condenados en el infierno sabrán cuánto sufrió Jesús mientras estaba
muriendo en la cruz. En un sentido esto es verdad, porque ellos también sufren
la muerte eterna. Sin embargo, uno debiera añadir que ellos nunca han estado en
el cielo. El Hijo de Dios, por otra parte, descendió desde las regiones del deleite
infinito donde estaba en la comunión más estrecha con su Padre a las
profundidades del abismo del infierno.
Fue una gran injusticia que Jesús fuese
crucificado entre dos delincuentes, como si él mismo también fuese un criminal.
Sin embargo, visto a la luz de la providencia divina, fue también una honra.
¿No es verdad que Jesús vino a la tierra con el fin de buscar y salvar lo que
estaba perdido? ¿No era amigo de publicanos, y pecadores?
Al crucificar a Jesús entre estos dos delincuentes
muy seguramente era intención de Pilato insultar más aun a los judíos, decirles
Tal es vuestro rey, oh judíos, uno que no es mucho mejor que un bandido y que
por lo tanto merece ser crucificado entre dos de ellos.
Como quiera que haya sido, una cosa es
segura, la profecía de Isaías 53:12.
Y fue cumplida en forma gloriosa. Seguiremos el relato, pero ahora en el
evangelio de Juan.
Juan
19:19 Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía:
JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. 20 Y muchos de los judíos leyeron este
título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad,
y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín.
Pilato hizo que se escribiera un título. Mateo 27:37. Marcos 15:26 y Lucas 23:38, sobre la cabeza de Jesús. Hay quienes señalan
el hecho de que las palabras que lo componen difieren en los cuatro Evangelios
y por lo tanto hay contradicciones en la Biblia. Pero este argumento es fácil
de refutar. Sin duda que no fue necesario que cada uno de los autores de los Evangelios
escribieran todas las palabras. Cada uno de ellos da la sustancia, tal como la
ven.
Mateo dice que el titulo tenía inscrito ESTE
ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.
Marcos afirma que la inscripción decía: EL
REY DE LOS JUDÍOS.
La versión que da Lucas de la inscripción
dice: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
Y según Juan, quien estuvo presente y debe
haberlo visto, el título decía: JESÚS NAZARENO REY DE LOS JUDÍOS.
¿Dónde, exactamente dónde, está la
discrepancia? ¿Acaso la persona que ha visto un accidente es mentirosa porque
no informa de todo lo que ha ocurrido?
El título completo debe haber sido
aproximadamente así: ESTE ES JESÚS DE
NAZARET EL REY DE LOS JUDÍOS.
Como el lugar donde Jesús fue crucificado
estaba cerca de la ciudad y había tantos judíos en la ciudad y fuera de ella,
quienes acudieron a Jerusalén de todas las direcciones para asistir a la fiesta
de Pascua, este título lo leyeron muchos. Además, incluso los que provenían de
lugares distantes y habían olvidado el arameo, pero sabían griego podían
interpretar el título. Estaba escrito en arameo, que era la lengua que hablaban
los judíos de Palestina, en latín, lengua oficial del gobierno, y en griego,
lengua mundial del comercio y la cultura.
Está escrito en varios idiomas a propósito,
es nuevamente la providencia divina, todo el mundo debe poder leer este título.
He aquí un Salvador que tiene significado mundial. Dios mismo fue quien en su
maravillosa providencia había dirigido la mano de Pilato. Esto no hace en modo
alguno a Dios responsable de los motivos de Pilato al escribir el título. Ni
tampoco significa que Dios interpretó el título como lo hizo el gobernador.
Pero las palabras, como tales, sin embargo, fueron
verdaderas. Eran verdaderas por cuanto el rey de los judíos es crucificado para
que pueda ser el rey de un reino espiritual que no reconoce diferencias
nacionales ni raciales, un reino en el que los judíos de lengua aramea, los
romanos y los griegos, los elegidos de todo linaje
y lengua y pueblo y nación Apocalipsis
5:9, son los ciudadanos.
21
Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de
los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. 22 Respondió Pilato: Lo
que he escrito, he escrito.
Para los principales sacerdotes este título
es una ofensa. Con toda probabilidad Pilato lo había planeado como tal. Estos
dignatarios judíos llegan al gobernador con la exigencia, No escribas: Rey de los Judíos, sino que dijo: Soy rey de los judíos.
Para los principales sacerdotes y quizá
todavía más para los fariseos miembros del Sanedrín la idea de que era crucificado
el Rey de los Judíos, la Esperanza de
Israel, era un trago amargo de tomar. Se hizo todavía más amargo cuando
reflexionaron acerca del hecho de que esta maldición había sido pronunciada
sobre él a petición de ellos mismos.
Esto no puede ser. Pilato debe a toda costa
cambiar el título por una descripción del crimen que Jesús había cometido.
¿Acaso no había cometido el crimen de proclamarse rey de los judíos? Pero esta
vez Pilato no quiere ceder.
Todavía lleno de ira por la gran derrota
sufrida, por lo menos se apuntará una pequeña victoria. Su respuesta concisa y
brusca Lo que he escrito, he escrito.
Y parece como si escucháramos la voz de Dios que confirma esta exacta
afirmación. También él dice, “Lo que yo he escrito, he escrito”.
23
Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e
hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual
era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. 24 Entonces dijeron entre
sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto
fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis
vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.
Y así lo hicieron los soldados.
Como era de costumbre, los vestidos que
había llevado el condenado se dividían entre los que ejecutaban la sentencia, parecería
que la idea no es que se dividió o partió un vestido en cuatro partes, en este
caso, ¿para qué echar suertes? sino que había cuatro prendas de vestir, y que
cada uno de los soldados se quedó con una. Estas prendas eran de valor desigual;
por esto los soldados como resulta claro en los Sinópticos, echaron suertes, dados,
quizá.
Se ha indicado que estas cuatro prendas eran:
pañuelo de cabeza, sandalias, cinturón, y manto.
Pero había una quinta prenda, la túnica completa,
de un solo tejido de arriba abajo.
Esta era la prenda que se llevaba directamente sobre el cuerpo. De haber habido
sólo cuatro prendas, no hubiera habido problema, porque los soldados eran
cuatro; en consecuencia, una para cada uno. Pero ¿qué hacer con la quinta? Ese
era el problema.
Cortar esta prenda y darle a cada soldado una
parte no habría sido útil para nadie. Muy poco se podía hacer con una parte de
una prenda. Por ello deciden no hacerlo así. En lugar de ellos deciden que la
túnica, de una sola pieza, tejida de arriba abajo, debe sortearse, aunque esto
implique que uno de los hombres fuera a recibir más que los otros.
Ahora bien, en todo esto se estaba
cumpliendo una profecía, la que se encuentra en Salmo 22:18, citado exactamente de la LXX. Este es el más famosos
de los salmos mesiánico y es en parte un relato de la vida misma de David,
quien es un tipo de Cristo en el A.T.
Es evidente que la profecía del Salmo 22 se refiere tanto a la división
de los vestidos como al sorteo. Una profecía más cumplida en Cristo. Si desea
saber más acerca de las profecías mesiánicas y su asombroso cumplimiento en la
persona de Cristo, le recomiendo la serie de media semana Bibliología:
cimientos de una fe inteligente.
Por el momento, prefiero enfocarnos en otra
situación, el hecho de que el Señor quedo descubierto
al colgar de la cruz, Jesús llevó por nosotros la maldición de la desnudes
para librarnos de ella. Génesis
3:7-11,21. 2ª Corintios 5:1-4. Gálatas 3:27. Apocalipsis 19:7-8.
Lo que los soldados le hicieron a Jesús
cuando lo desnudaron y luego se repartieron sus vestidos, por sorteo, nos
debería estremecer de horror. Así lo sugieren las palabras: Y así lo hicieron los soldados. Hicieron
lo vergonzoso. Sin embargo, por medio de esta acción vergonzosa se cumplió el
plan eterno de Dios, en consecuencia, también la profecía. Una vez más la
providencia está actuando directamente en favor de la Gloria de DIOS.
Todo este pasaje está repleto de actos
providenciales divinos:
·
La
repartición de los vestidos.
·
Las
suertes por la túnica sin costura.
·
El
letrero anunciando al mundo que el Rey ha dado su vida en salvación por muchos.
·
Ser
crucificado entre dos ladrones.
·
El
paso de Simón de Cirene en el momento y lugar preciso. Marcos 15:21.
Este último, simón, es quien se ve
directamente favorecido por la providencia de DIOS, el evangelio de Marcos, fue
escrito originalmente para un público de origen romano, menciona a Simón, el padre de Alejandro y de Rufo,
como si dijese, gente que ustedes, en Roma, conocéis. Romanos 16:13.
Evidentemente la madre de Rufo, la esposa de
Simón, había hecho algún servicio maternal a Pablo, por lo tanto, el servicio
que Simón prestó, aunque inicialmente fue forzado, se convirtió en una
bendición genuina para él, para su familia y para muchos otros.
Providencialmente Simón presenció la conducta de Jesús y sus palabras desde la cruz
y lo impresionaron tanto que se convierte en cristiano. Posteriormente él y su
familia viven en Roma.
Simón, al igual que nosotros, no eligió
seguir a Jesús y no eligió llevar su cruz, fue DIOS quien lo eligió en ambas
labores, exactamente como pasa con todos y cada uno de los verdaderos
cristianos, si le hubieran dado a elegir a Simón ¿Qué crees que hubiera dicho?
Al igual pasa en nuestras vidas, si DIOS nos preguntara si deseamos seguir a
Cristo y llevar su cruz, nadie responderíamos afirmativamente.
Además, a Simón le pareció al principio una
dura prueba, pues fue una situación muy difícil de sobrellevar:
·
Los
soldados iban atrás de ellos arreándolos.
·
La
multitud gritaba eufórica.
·
Se
acercaban a Jesús para burlarse.
·
El
sanedrín también detrás iba mofándose.
·
Y
el patíbulo de al menos 50 kilogramos de peso en la espalda.
Pero lo que en un principio fue una
tribulación intensa, después se convirtió en la más grande bendición de su
vida: la salvación de su alma y la de su
familia. No nos quejemos de las duras pruebas que el Señor en su
providencia nos permite pasar, mejor gocémonos, pues eso crea en nosotros un mayor peso de gloria. 2ª Corintios 4:17.
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