miércoles, 18 de septiembre de 2019

Apologética 6: El Problema del mal (dilema de Epicuro). Hechos 17:18.


Uno de los principales obstáculos que la fe cristiana encuentra y por lo tanto el apologeta cristiano encontrará también, es el llamado problema del mal. Si Dios es bueno y todopoderoso, ¿por qué permite el mal y el sufrimiento?

No puedo pensar en ninguna pregunta más inquietante que esta, incluso para los cristianos. Es más que una pregunta filosófica; es muy personal y dolorosa. Me pregunto por qué murió mi padre cuando yo tenía diecisiete años. Nos preguntamos por qué Dios permitió el tsunami, el huracán, o el terremoto. ¿Por qué los niños están muriendo de hambre en África? Si Dios es bondadoso Y poderoso, ¿por qué lo permite? Probablemente esto sea el desafío más importante para la apologética cristiana.

Todos estos interrogantes tocantes al sufrimiento humano conllevan a otro mayor: si Dios es todo amor, bondad y además omnipotente, ¿cómo puede él permitir que sus criaturas sufran? Este dilema ha llevado a muchos a poner en duda la existencia de Dios. Tal vez esta actitud se justifica especialmente cuando alguien está viviendo fuertes sufrimientos, y la pregunta que le surge es, "Dios, ¿por qué?" La tendencia general en estas cosas es blasfemar el nombre de Dios y poner sobre él la responsabilidad por el mal y el sufrimiento.

El problema del mal confunde a muchos filósofos y teólogos. En la antigua Grecia, el filósofo Epicuro de Samos (350-271aC), fundador de la escuela que lleva su nombre (epicureísmo) cuyas doctrinas son el hedonismo y el atomismo, lo planteó de la siguiente manera:

·         Dios quiere quitar los males, pero no puede, entonces no es Omnipotente.
·         Dios puede quitar los males, pero no quiere, entonces no es Omnibenevolente.
·         Dios quiere y puede quitar el mal, más no sabe de dónde viene, ergo no es Omnisciente.
·         Si Dios sabe de donde proviene el mal, puede y quiere acabar con él, entonces ¿Por qué hay maldad en el mundo?

De hecho, los argumentos de Epicuro son tan antiguos que cuando la iglesia primitiva estaba creciendo en el mundo greco-romano, los apóstoles como Pablo se encontraron con hombres que ya creían en el epicureísmo, y se dedicaban a explicar el mundo de manera naturalista y evolucionaria. En la Biblia se puede ver que los epicúreos y estoicos se opusieron contra Pablo porque no querían aceptar la idea de que un Dios sea el Creador de todas cosas, sino que preferían creer que todo vino de una materia eterna y por el azar sin una intervención divina. 

Siguiendo a Epicuro, el problema del mal ha sido usado para argumentar en contra de la existencia de un Dios amoroso y bueno. Pero, ¿queda destruida la creencia en la existencia de Dios por causa del problema del mal? ¿Qué podemos decir como cristianos a los argumentos filosóficos en contra de la validez del concepto de un Dios bueno, dada la evidente existencia del mal? 

El zoroastrismo intenta resolver el problema enseñando que hay dos dioses. Uno es bueno y el otro malo. Ninguno de los dos es infinito ya que ambos fracasan en el intento de destruir al otro. La visión de Platón también resulta en un dualismo sin resolver. En su opinión, Dios no es el creador de todas las cosas. Existe un espacio eterno y caótico que el Demiurgo no puede controlar. Pero además de que ya establecimos que hay un solo DIOS verdadero, esta idea de dualismo divino es totalmente antibíblica.

Otra forma que se ha usado es afirmar que el mal no existe verdaderamente, Agustín de Hipona construyó este argumento que, aunque filosóficamente pudiera dar cierta solución, en la práctica seguimos viviendo y experimentando los efectos de la maldad todos los días. Ninguna de estas respuestas es satisfactoria ni tampoco bíblica.

Filósofos y pensadores cristianos han intentado, con mayor o menor éxito, responder a este dilema. La solución más común que oímos para este dilema es una simple referencia al libre albedrío del hombre. Oímos afirmaciones tales como: "El mal se introdujo en el mundo por el libre albedrío del hombre. El hombre es el autor del pecado, no Dios."

Sin duda, esa afirmación encaja con el relato bíblico del origen del pecado. Sabemos que el hombre fue creado con libertad de elección y que el hombre libremente escogió pecar. No fue Dios quien cometió el pecado, fue el hombre. El problema, sin embargo, aún persiste. ¿De dónde sacó el hombre la inclinación a pecar? Si fue creado con algún deseo de pecar, entonces se arroja una sombra sobre la integridad del Creador. Si fue creado sin deseo alguno de pecar, entonces debemos preguntar de dónde vino ese deseo.

La respuesta que verdaderamente soluciona el problema del mal está relacionada con la soberanía de Dios.

Los seres humanos y angelicales, somos totalmente responsables de cada acción, decisión y pensamiento que llevamos a cabo.

Podemos resumir la enseñanza bíblica sobre este asunto con lo siguiente:

1. Dios es enteramente soberano. En todo sentido, sobre todas las cosas, incluso sobre la voluntad humana. Pero la soberanía de Dios no quita ni disminuye en forma alguna la responsabilidad humana.
2. Los hombres son completamente responsables; son responsables por sus hechos, son responsables de obedecer, de creer, de hacer la voluntad de Dios, responsables por todo lo que hacen. Pero en ningún sentido la responsabilidad humana quita o disminuye la soberanía de Dios.

3. No existe contradicción alguna entre estas dos verdades Hechos 2:23, Lucas 22:22, Hechos 4:24-28. Pablo en Romanos.9:11-24 da una exposición de las dos cosas.

En Génesis 20:6 tenemos un caso claro en donde Dios detuvo a Abimelec de pecar, impidiendo que hiciera lo que de sí mismo hubiera hecho. Si Dios puede hacer esto, mucha gente se pregunta, ¿Por qué entonces no detuvo a Adán de pecar? ¿Por qué no detuvo a Satanás?
De todos los atributos de DIOS: aseidad, inmutabilidad, eternidad, omnipresencia, unidad, amor, santidad, ira, etc., hay algunos que son imposibles mostrar sin la presencia del pecado: SU BONDAD, SU MISERICORDIA Y SU GRACIA.

Por este motivo, como lo hemos mencionado muchas veces anteriormente, la desobediencia y transgresión del hombre en el Edén No sorprendió a DIOS en lo absoluto, sus preguntas posteriores solo fueron preguntas retoricas, ¿Dónde estás? ¿Qué hiciste? ¿Quién te enseño que estabas desnudo? Fueron para sacar a la luz la falla de Adán.

Entonces, una vez comprendido lo anterior, para poder responder a aquellos que la duda del mal no les permite creer en DIOS, tenemos entonces que dividir el mal en tres categorías:

a)    Cuando las cosas no salen como pretendían.

Debemos de aclarar a las personas que, si no se ganaron la lotería, si su equipo de futbol perdió, si no les dieron el ascenso en el trabajo o cualquier situación parecida se da, no significa que es porque el mal alcanzó sus vidas y DIOS no hizo nada al respecto, el reclamarle a DIOS cuando las cosas no nos están saliendo bien solo es muestra de lo infantil y egocéntrica que es nuestra forma de pensar.

b)    Mal natural.

Cuando suceden catástrofes naturales como inundaciones, huracanes, terremotos, incendios forestales, etc. aquí nuestra respuesta es triple:

·         Dios estableció la naturaleza de acuerdo con leyes racionales y confiables.

Ellas actúan siempre de la misma manera. A veces las catástrofes resultan funcionamiento de estas leyes. Dios puede suspender las acciones destructivas de la naturaleza, y muchas veces lo hace, pero no siempre. Por otra parte, las mismas leyes que provocan terremotos, tornados, inundaciones, también nos permiten llevar una vida más placentera en este planeta. Por esto Dios respeta estas leyes y tiende a no violarlas. Los huracanes por ejemplo entre algunos de sus beneficios están el regular la temperatura global.

·         Son consecuencias de nuestra mala administración de la creación.

Debemos ser sinceros y admitir que muchas de las veces son consecuencias de la mala administración de la creación de DIOS, la tala excesiva de árboles crea climas extremos, los incendios forestales son siempre causados por descuidos humanos, etc.

·         Dios permite que sucedan males naturales para advertir a la humanidad que le conviene arrepentirse para evitar un mal peor: el juicio divino.

Aunque Jesús negó que la tragedia relacionada con la caída de la torre de Siloé fue castigo por el pecado individual, advirtió solemnemente que, si sus oyentes no se arrepentían, ellos también sufrirían el mismo fin. Cada muerte, cada catástrofe que sucede, es una advertencia de que el hombre es mortal. Así, el mal sirve como símbolo de que habrá un día de juicio. Lucas 13:1-5.

c)    Mal moral.

Aquí hablamos de situaciones que son directamente producto de la pecaminosidad de los seres humanos como asesinatos, secuestros, violaciones y hasta el que las personas malas prosperen como los narcotraficantes y los políticos corruptos.

Ya entendimos que nosotros somos completamente responsables por nuestras acciones, así que la bondad de DIOS no se debe poner en duda por que pasen este tipo de cosas desagradables en el mundo, a las personas que nos rodean o a nosotros mismos, aunque no siempre la entendamos, la voluntad de DIOS es perfecta, es agradable y es BUENA.

Algunos preguntan, pero, ¿Por qué Dios no nos hizo de tal manera que no pudiéramos pecar? No queda duda alguna de que él lo hubiera podido hacer, pero debemos reflexionar que hubiéramos sido simples títeres, robots o máquinas sin voluntad ni capacidad de elección propia.

El mal está inherente en el don de la libertad de elección.

También surge la pregunta: ¿No puede Dios erradicar completamente el mal en el mundo? Sí, puede, pero entonces todos seríamos erradicados. Algún día lo hará; habrá un día de juicio. El diablo y sus obras serán juzgados y toda persona tendrá que rendir cuenta a Dios. Entonces el mal será quitado del universo. Mientras tanto Dios tolera el mal dando a los hombres más tiempo para arrepentirse y volver a él. 2ª Pedo 3:9.



Otra interrogante que surge es: ¿Por qué sufren los justos y prosperan los malos? Asaf, Levita y jefe de los músicos en el tiempo de David y que escribió el Salmo 73 vivió una travesía para llegar a esta conclusión: Por encima de las circunstancias DIOS es bueno.

El problema con Asaf era que no tenía la perspectiva correcta y pensaba que la bondad de DIOS se media por las cosas agradables y los bienes materiales que nos da o que podemos alcanzar, esto lo llevó a tener envidia de los que no aman a DIOS y hasta a renegar de caminar con El, pero después cae en la cuenta de que la mirada es en la eternidad y no en lo temporal.

Por si fuera poco, reconoció que en medio de carencias o privaciones DIOS siempre ha estado a su lado, por eso puede escribir al final palabras como: fuera de ti nada deseo en la tierra, y reconoce que si está cerca de DIOS es solamente porque Dios es bueno.

Hemos olvidado, que todo, absolutamente todo lo que tenemos, todo lo que somos, todo lo que vivimos, todo lo que amamos, es PORQUE DIOS ES BUENO. Y como estamos impregnados por la cultura materialista moderna, pensamos que DIOS es bueno cuando tenemos y no tan bueno (o hasta malo) cuando nos quita.

Dios es bueno, sus bendiciones pueden variar, pero Su naturaleza, Su esencia siempre es la misma: Bondad pura.

CONCLUSIONES:

Para muchas personas la presencia del mal en el mundo es motivo para poner en tela de juicio la bondad y el amor de Dios. Pero la Biblia señala tres pruebas que desmienten tal aseveración:

a)    Dios demuestra su amor hacia nosotros participando en nuestro padecimiento. Isaías 63:9. Por ello Dios cargó en su Hijo las consecuencias de nuestra maldad.

La bondad de Dios alcanza su punto más alto en la cruz del calvario, al enviar a morir a su hijo amado en nuestro lugar.

b)    La segunda venida de Cristo, la resurrección, el juicio de los injustos y la recompensa a los fieles. Los malhechores, los perseguidores, los pecadores serán castigados. Mateo 13:36-43. Apocalipsis 7: 15-17.

c)    Cristo establecerá un nuevo orden en la tierra en el cual todo mal será expulsado. Apocalipsis 21:1-2 y 27.

Epicuro no tenía razón. Es posible que el mal puede existir en un mundo gobernado por un Dios bueno, amoroso y todopoderoso. Sin embargo, el mal en este mundo es meramente pasajero, temporal. Dios lo tolera por el momento, pero su triunfo es cierto, el adversario será juzgado y todo mal será destruido.

No hay contradicción lógica, el sufrimiento y la maldad no se contraponen a la existencia de DIOS, dado que DIOS tiene buenas razones para permitirlo temporalmente, aunque nosotros no lo alcancemos a ver, como cuando un niño va al dentista, pero la perspectiva de DIOS es más amplia.

El problema es ahora ya solamente emocional, no me gusta un DIOS que permite el sufrimiento y la maldad, es lo que nos podrían decir, sin embargo, el cristianismo es la única religión del mundo que ofrece una respuesta real mostrando que DIOS no está ajeno a nuestro dolor, pues padeció en la cruz del calvario y no solamente sufrió con nosotros, él también sufrió por nosotros, para que por medio de Su dolor pudiéramos ser salvos.















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