En el año 1863, el historiador humanista
francés, Joseph Emest Renán, publicó el libro, La vida de Cristo, en el cual
pintó en colores vívidos un retrato de Jesús como un extraordinario predicador
itinerante, pero sólo un mero hombre. Renán no fue la primera ni la última persona
en poner en tela de juicio el cuadro del Nuevo Testamento que describe al Señor
Jesucristo como la encarnación de Dios mismo. Los ebionitas, una secta judía
que se juntó con los cristianos después de la caída de Jerusalén, también
negaron la naturaleza divina de Jesucristo. Decían que el Nazareno era el
último y más grande de los profetas, pero nada más que el hijo natural de José
y María. Después de su bautismo, el Cristo descendió sobre él, pero se apartó
de él antes de la crucifixión.
Hay muchos hombres y grupos a través de los
siglos, que han rechazado la deidad de Jesús. Los gnósticos del siglo II
enseñaron que el Cristo celestial se posesionó del hombre Jesús, y actuó en él,
pero nunca se encarnó. En el siglo IV, los arrianos consideraban a Jesucristo
como un ser de gran dignidad, el primogénito entre los seres creados, pero inferior
a Dios.
Los racionalistas del siglo XVIII tomaron un
paso más radical negando llanamente la divinidad de Jesús de Nazaret. En manera
semejante, teólogos unitarios y liberales afirman que Jesús fue un hombre como
los demás, aunque con una progresiva consciencia de que Dios estaba con él,
llevando a cabo su obra. Esta posición es común actualmente en círculos
universitarios agnósticos. En la nueva era lo relegan al papel de un gran
maestro; quizás incluso un yogui, o un hombre igual a Buda.
Hay otros grupos, sobre todo ateos o
anticristianos, que afirman que la figura histórica de Jesús es debatible, que
en realidad él nunca existió, Bertrand Russell en su famoso ensayo porque no
soy cristiano escribió: históricamente es muy dudoso que cristo haya
existido y si en verdad existió nada sabemos de Él. El cristianismo bíblico
depende de la verdad y veracidad de la persona de Jesucristo, si él no existió
entonces no hay esencia en nuestra fe.
¿Quién es Jesús de Nazaret? ¿En realidad
existió? ¿Es DIOS encamado o solamente un hombre? ¿Tienen razón todos estos
grupos al negar su deidad? O ¿Hay evidencias contundentes para sostener esta doctrina
primordial del cristianismo?
Las respuestas a estas preguntas son de suma
Importancia, ya que, si Jesucristo es DIOS, entonces el cristianismo es único y
autoritativo. Por el contrario, si no lo es, el cristianismo es simplemente una
religión más, en nada diferente de las otras creencias mundiales.
Si Jesús no es verdaderamente DIOS, el cristianismo estaría
fundado sobre una gigantesca mentira.
Lo primero que haremos es probar que
Jesucristo es una persona que realmente existió en la historia, por principio
de cuentas, el solo hecho de que la forma moderna de fechar se parte en antes y
después de su nacimiento, debería ser suficiente para demostrarlo, sin embargo,
para los mas férreos detractores, tenemos más pruebas contundentes.
I.
Jesucristo, el hombre de la
historia.
A.
Historicidad.
Hoy en día no solamente historiadores, hasta
algunos economistas se han dado a la tarea de propagar una teoría Cristomítica
de la persona de Jesús. Lo hacen con mucho convencimiento, pero están
sinceramente equivocados, pues históricamente no tienen bases suficientes para
sustentar sus ridículas tesis. La historicidad de Jesucristo es tan axiomática
como la historicidad de Julio Cesar para cualquier historiador que no esté
sesgado por el prejucio. Ningún erudito serio
se ha atrevido a postular la no historicidad de Jesucristo.
B.
Fuentes
cristianas de la historicidad de Jesús.
a.
Los
27 libros del N.T.
b.
Los
escritos de los Padres de la iglesia.
C.
Fuentes
no bíblicas de la historicidad de Cristo.
a.
Cornelio
Tácito. Historiador
romano y emperador de Bretaña del 80-84 dC.
b.
Luciano
de Samósata. Escritor
satírico sirio.
c.
Flavio
Josefo. Historiador
y fariseo judío.
d.
Suetonio.
Historiador
romano en la corte del emperador Adriano.
e.
Plinio
segundo o el menor. Gobernador
de bitinia, en Asia en el 112 dC.
f.
Tertuliano.
Jurista
y teólogo de Cartago.
g.
Talo.
Historiador
samaritano.
h.
Carta
de Mara Bar-Serapio.
i.
Justino
Mártir. Filosofo
y apologista del año 150 dC.
j.
Los
Talmudes Judíos. Aunque
lo desprestigian llamándole Jesús Ben pantera o Jesús el hijo de la violada.
k.
La
enciclopedia británica.
Que utiliza cerca de 20,000 palabras para describir a la persona de Jesús. (Más
que a Aristóteles, Julio Cesar, Napoleón, Mahoma, Buda, cicerón, Confucio,
Alejandro Magno).
Estas son más evidencias que las que las que
la mayoría de los personajes de la historia antigua poseen, si ponemos en duda
la existencia histórica de Jesús, entonces, también podemos dudar que haya
existido Julio Cesar, Platón, Alejandro Magno, etc.
II.
Jesucristo el hijo de DIOS.
Obviamente lo que Cristo
existió históricamente, es tan importante como lo que Cristo hizo, así que
tenemos que responder a las preguntas ¿Quién es Cristo? ¿Qué tipo de persona
es?
Ningún otro líder
religioso reconocido, ni Moisés, Pablo, Buda, Mahoma, Confucio, etc. han proclamado
ser DIOS, con la excepción de Jesucristo. Y no solo eso, sino que ha convencido
a la gran mayoría de los seres humanos de tal afirmación. ¿Cómo lo logró?
·
Sus
enseñanzas.
·
Su
vida sin pecado.
·
Sus
prodigios y milagros.
·
Su
resurrección.
A.
Sus
aseveraciones directas de divinidad.
a.
Durante
su juicio. Marcos 14:61-64.
Aunque el sanedrín buscaba algo con lo cual
condenar a Jesús desde antes de su declaración, una vez que el Señor afirma ser
igual a DIOS, su juicio toma el rumbo de la blasfemia. Tal vez esto no confirma
su deidad, pero si nos confirma que Jesús se tomó muy en serio su identidad, si
hubiese sido un loco o un impostor, al saber que sería muerto por la
declaración hecha, de inmediato se habría retractado.
De esta manera sabemos que Jesús fue
crucificado por ser lo que en verdad era:
·
El
Hijo del Bendito.
·
El
que se sentaría a la diestra del padre.
·
El
Hijo del Hombre que regresaría en las nubes del cielo.
b.
De
sus propios labios.
i. Juan 5:17-18.
ii. Juan 5:23-24.
iii. Juan 8:58.
iv. Juan 10:33.
c.
Aceptó
adoración en calidad de DIOS.
i. Mateo 8.2.
ii. Mateo 14:33.
iii. Juan 9:35-39.
iv. Juan 20:27-29.
d.
Confirmación
por otros.
i. Juan el bautista.
Lucas 3:22.
ii. Pablo. Filipenses
2:9-11. Tito 2:13.
iii. Pedro. Mateo
16:15-16. Hechos 2.36.
iv. Tomás. Juan
20:28.
v. El escritor de
Hebreos. Hebreos 1:8.
vi. Esteban. Hechos
7:59.
Estas tres formas de confirmar su deidad
toman relevancia si tomamos en cuenta el contexto altamente religioso y sobre
todo monoteísta de la religión judía, que como ya lo entendimos por este
motivo fue que condenaron a muerte al Señor, así que no era una afirmación que
nadie de los que mencionamos se atrevería a realizar sin tener la total certeza
de que es verdadera.
B.
Aseveraciones
indirectas de su deidad.
a.
Perdón
de pecados. Marcos 2:5-7. Lucas 7:48. Según la ley judía está
acción le corresponde única y exclusivamente a DIOS.
b.
Inmutable.
Hebreos 13:8.
c.
Omnisciente.
Juan 21:17.
d.
Omnipotente.
Juan 11 en la resurrección de Lázaro.
e.
Omnipresente.
Mateo 28:20.
f.
Eterno.
Juan 8:58.
Todos estos son atributos incomunicables de
DIOS, si Cristo los tiene, Cristo es DIOS.
C.
Cumplimiento
de las profecías mesiánicas.
Tenemos toda una clase al respecto en
nuestro estudio de bibliología, en la cual no solo vemos que las muchas
profecías mesiánicas se cumplieron en la persona única de Jesucristo, sino que
vemos también la asombrosa probabilidad matemática de que sucedieran al menos 8
de esas profecías que estaban totalmente fuera de su alcance.
D.
Sus
milagros.
E.
Su
resurrección.
Estos últimos dos los veremos en las próximas clases.
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