En
nuestra presentación y defensa del evangelio, no solo encontraremos a personas
que no creen en DIOS, o que creen en otros dioses u otras teorías incompatibles
con el cristianismo bíblico como la evolución teísta, también ocasionalmente
podemos encontrarnos con personas que, si creen en asuntos espirituales, pero
que tampoco son compatibles con la Escritura, tal es el caso de aquellos que
creen en la reencarnación y el Aniquilacionismo.
En la clase del día de hoy estudiaremos como
poder darles una respuesta sensata y sobre todo bíblica, para quitar ese
estorbo en la presentación del evangelio.
I.
La
reencarnación.
¿QUÉ ES LA REENCARNACIÓN?
La palabra se explica por sí misma, así como
encarnación básicamente significa en la carne. Solemos hablar de la
encarnación de Cristo cuando nos referimos a que Él vino «en carne». Pues bien,
reencarnación significa simplemente que eso sucede una y otra vez: Continuar volviendo
a la carne, en cuerpos diferentes, aunque conservando el mismo espíritu. Reencarnación
es la creencia de que el alma pasa a otro cuerpo después de la muerte.
¿Y POR QUÉ EL ALMA
NECESITARÍA REENCARNARSE?
Según esta creencia porque en una nueva
existencia debe pagar los pecados cometidos en la presente vida, o recoger el
premio de haber tenido una conducta honesta. El alma está, dicen, en continua
evolución. Y las sucesivas reencarnaciones le permite progresar hasta alcanzar
la perfección. Entonces se convierte en un espíritu puro, ya no necesita más
reencarnaciones, y se sumerge para siempre en el infinito de la eternidad.
Hoy en día son muchas las personas que, aun
siendo católicas o hasta cristianas, creen que la reencarnación es
posible, muchas personas famosas creen en ella y las películas y programas de
televisión la promueven abiertamente, esto ha causado que cada vez más crédulos
caigan en esta artimaña del error.
¿DÓNDE SE ORIGINA ESTA
CREENCIA?
La primera vez que aparece la idea de la
reencarnación es en la India, en el siglo VII a.C. La fuente
original de la doctrina se encuentra en los «vedas», que son como las
«escrituras» hindúes. Aquellos hombres
primitivos, muy ligados aún a la mentalidad agrícola, veían que todas las cosas
en la naturaleza, luego de cumplir su ciclo, retornaban. Así, el sol salía par
la mañana, se ponía en la tarde, y luego volvía a salir. La luna llena
decrecía, pero regresaba siempre a su plena redondez. Las estrellas repetían
las mismas fases y etapas cada año. Las estaciones del verano y el invierno se
iban y volvían puntualmente. Los campos, las flores, las inundaciones, todo
tenía un movimiento circular, de eterno retorno. La vida entera parecía hecha
de ciclos que se repetían eternamente.
Esta verificación llevó a pensar que también
el hombre, al morir, debía otra vez regresar a la tierra. Pero como veían que
el cuerpo del difundo se descomponía, imaginaron que era el alma la que volvía
a tomar un nuevo cuerpo para seguir viviendo.
Con el tiempo, aprovecharon esta creencia
para aclarar también ciertas cuestiones vitales, como las desigualdades
humanas, que de otro modo les resultaban inexplicables para la incipiente y
precaria mentalidad de aquella época. Cuando apareció el budismo en la India,
en el siglo V a.C., adoptó la creencia en la reencarnación. Y por él se
extendió en la China, Japón, el Tíbet, y más tarde en Grecia y Roma. Y así,
penetró también en otras religiones, que la asumieron entre los elementos
básicos de su fe.
Pitágoras, Platón y Plotino creyeron que el
espíritu o alma era eterno e indestructible. Platón enseñó con claridad que el
alma inmortal encarna en un cuerpo solamente como castigo por algún pecado, por
el que debe sufrir diez veces más; de ahí que el alma sea forzada a dejar el
reino ideal e ingresar al mundo material. Platón habló de dos puertas en el cielo:
una para las almas que entran, y otra para las que salen. Antes de embarcarse
en una nueva vida, el alma es obligada a atravesar el Río del olvido.
Platón también enseñaba que los hombres pueden reencarnar como animales.
Varios son los teólogos cristianos que han
intentado armonizar la reencarnación con el cristianismo, entre ellos, Geddes
MacGregor y John Hick. Según ellos, lo más importante durante el tiempo de la
existencia humana es la decisión efectuada en cuanto a aceptar o rechazar a
Cristo. El modelo más sencillo establece que aquellos que aceptan a Cristo van
a estar con Dios, mientras que los que rechazan a Cristo son reencarnados hasta
que lo reconozcan. De esa manera todo serán salvados en su oportunidad.
¿POR QUÉ CREE LA GENTE EN
LA REENCARNACIÓN?
a)
Por
la conciencia de la inmortalidad del alma. Platón consideraba que la
parte inmaterial del hombre era increada e indestructible.
Por ello es probable que el alma aparezca en
el mundo en cuerpos distintos y en diferentes épocas. Eso es parte de su proceso
de perfeccionamiento. De la misma forma, las filosofías panteístas presuponen
que todo es eterno y divino, de modo que el alma es igualmente incorruptible
b)
Evidencia
psicológica de vidas anteriores. Hambre de creer. Basada en
estudios nada científicos como la hipnosis. Y con resultados no solo dudosos,
muchos psicólogos creen que solo es catarsis, no creen que sea necesariamente
cierto.
c)
Es
un sistema justo. Hambre de justicia. La idea de tener más de
una oportunidad en la vida parece ser la solución más equitativa para
satisfacer la justica de la ley del karma.
¿QUÉ ES LO MALO DE LA
REENCARNACIÓN?
En primer lugar, porque es contraria a la
Biblia:
·
Hebreos
9:27.
·
Job
10:20-21.
·
2ª
Samuel 12:22-23.
·
2ª
Samuel 14:14.
·
Lucas
16:25-31.
·
Lucas
23:43.
Pero hay personas que no creen que la Biblia
es la Palabra de DIOS, por lo tanto, creen que no tiene autoridad absoluta, así
que también presentamos argumentos lógicos en contra de la creencia en la
reencarnación.
Tengamos en mente que al menos tienen
conciencia espiritual de la inmortalidad del alma, y a diferencia de muchos
otros, al menos creen que hay algo después de la muerte, también tengamos en
cuenta que basan su creencia en una especia de amor sentimentalista mal
informado, tratan de defender ese amor, la misericordia y la justicia de Dios
frente al problema del mal, además, sostienen la dignidad del hombre al
reconocer que es una criatura moral con la capacidad de elegir libremente sus
acciones.
Lo que debemos decirles es que:
La reencarnación
no soluciona el problema del mal ni provee consuelo alguno en las aflicciones.
La reencarnación, más que resolver el
problema del sufrimiento injusto, sencillamente afirma que es justo. Nadie es
en verdad inocente debido al karma de sus vidas anteriores, lo que causa el sufrimiento
en esta existencia actual. Los reencarnacionistas se quejan de que cuando un
cristiano tiene que darle una razón a una madre sufrida en cuanto a por qué su
hijo de cuatro meses está agonizando, solo puede responderle: Solo DIOS lo
sabe. En cambio, la ley del karma puede contestarle: Tu dulce e inocente
angelito se está muriendo porque en una vida anterior fue malvado. ¿Hará
eso que uno se sienta mejor?
Esa no es la solución al problema, es una evasión
del mismo. No trata con la dificultad, la descarta. ¿Es realmente justo que
Dios castigue a los niños por los pecados de los adultos, sobre todo si no
recuerdan esos pecados? Parece moralmente repugnante y terriblemente injusto
juzgar a alguien que ni siquiera sabe cuál fue su crimen. Además, al asignar la
culpa a una vida anterior, uno empieza una regresión infinita de explicaciones que
nunca en realidad explicarán algo. Si el sufrimiento de cada vida dependiera de
los pecados de una existencia pasada, entonces ¿cómo empezó todo? Si hubo una
vida primera, ¿de dónde vino la deuda kármica para explicar el sufrimiento en
esa vida?
El Karma no es lo mismo que Ley.
Uno se lleva la impresión de que el karma es
lo mismo que la Ley del AT: un código moral rígido y universal, como alegan
algunos. Sin embargo, el karma no es una prescripción moral sino un sistema de
retribución, pues carece de contenido que indique qué hacer. El karma impone
sin ser una ley moral; es un sistema penal carente de legislación; es una moral
impersonal que norma las relaciones de los actos y sus consecuencias.
La reencarnación provoca una reacción inhumana al
sufrimiento de nuestros semejantes.
¿Ha visto alguna vez fotografías de la
India? ¿Sabe cómo es la vida allá? Miles de pobres, inválidos, mutilados,
vagabundos y desnutridos tapizan las calles sin que nadie parezca siquiera
percatarse de que están allí. ¿Por qué ocurre eso? Por la ley del karma. Conforme al hinduismo clásico, si alguien
ayudara a esas personas aliviando sus sufrimientos, estaría actuando contra el
karma. La gente sufre para eliminar su deuda kármica y si uno los ayuda,
tendrían que volver a reencarnar y sufrir aún más para cancelar esa deuda.
Además, es una crueldad hacer algo para no
dejarlos sufrir, lo cual aumentaría los propios problemas kármicos de uno.
Ayudar a la gente en una sociedad que cree en la reencarnación es algo
sencillamente fuera de toda lógica.
La reencarnación no garantiza el progreso espiritual
A veces los reencarnacionistas usan la
evolución como prueba de que siempre estamos convirtiéndonos en formas de vida
mejores, superiores y espiritualmente más orientadas. El problema es que no hay
evidencia alguna que señale que tal evolución ocurra en los ámbitos biológicos
o espirituales. No importa cuántos cuerpos tomen, todos puede fallar al pagar
su deuda kármica, y hasta pueden aumentarla. ¿Cómo asegurarnos de que alguna
vez saldremos adelante? Si ahora echamos a perder todo, ¿qué nos hace pensar
que lo haremos mejor la próxima vez?
En lo tocante a las versiones cristianizadas
de la reencarnación que aducen dar al hombre una segunda oportunidad para aceptar
a Cristo, no tiene sentido alegar que se necesita más de una vida para efectuar
una decisión que se toma una sola vez en la vida. Si no basta con una sola
vida, entonces no hay garantías de que vaya a ser suficiente con muchas
reencarnaciones durante cualquier cantidad de tiempo.
II.
Aniquilacionismo.
Otra creencia cada vez más arraigada en el
pensamiento occidental acerca de lo que sucede después de la muerte es el
Aniquilacionismo, la creencia de que al morir nuestra alma será completamente
destruida, aniquilada por DIOS para ser más precisos.
Esto sucede por creer que la doctrina del
castigo eterno es incompatible con un DIOS amoroso, no saben que los atributos
de DIOS son totales, Él no es 90% amor y 10% ira santa, él es al mismo tiempo
100% amor, 100% justo, 100% Santo, 100% ira, etc.
Así que, para tratar de hacer buenas
relaciones públicas, presentan esta creencia falsa, de que DIOS no va a
castigar a nadie, Él simplemente aniquilará a todos los que mueran en pecado.
El problema es que esta creencia no tiene más sustento bíblico que la
reencarnación, además de que ni siquiera hace bien su trabajo de revindicar a
DIOS, pues para muchos el dejar de existir no se diferencia en nada con el
castigo eterno.
El ateo Friedrich Nietzsche dijo que
elegiría mejor el sufrimiento consciente eterno antes que no existir. Aun una
mala existencia es mejor que la no existencia. ¿No sería igualmente cruel, si
no es más aun, un Dios que simplemente saca del existir con un soplido a la gente…?
III.
Resurrección.
¿Qué opción nos muestra la Escritura? ¿Qué
enseña ella acerca de la vida después de la muerte? Si la reencarnación y el
Aniquilacionismo fallan en sus pretensiones de dar consuelo y explicación al
sufrimiento. La biblia habla de la resurrección final.
Ya dijimos que la reencarnación es la
creencia de que el alma pasa a otro cuerpo después de la muerte. En cambio,
La resurrección afirma que el mismo cuerpo físico es
hecho incorruptible tras la muerte.
Más que hablar de una serie de cuerpos que
mueren, la resurrección le otorga vida eterna al mismo cuerpo que murió. La resurrección
ve al hombre como una unidad: cuerpo, alma y espíritu, más que como un
alma y un espíritu dentro de un cuerpo.
LA NATURALEZA DEL ESTADO
FINAL.
A pesar de que muchos cristianos se
sorprenden, la biblia dice que tendremos un cuerpo físico al resucitar, así es
que no, no seremos almas con arpas cantando al Señor en el cielo.
·
Jesús
resucitó en un cuerpo físico. Lucas 24.39.
·
Pablo
lo confirma. 1ª Corintios 15:42-44. Filipenses 3:21.
·
Pedro
suscribe. 1ª Pedro 1:4.
¿CUÁNDO SUCEDERÁ LA
RESURRECCIÓN?
La Biblia habla de dos resurrecciones: una
para la vida y la otra para el juicio final. Daniel 12.2. Juan 5.29. Apocalipsis
20:4-6.
Puede que nos desagrade la idea del
infierno, pero la Biblia no deja otra salida al respecto. Las Escrituras
enseñan con claridad que los creyentes seremos resucitados para vivir con Dios no
por nuestras buenas obras, sino con base en la en Jesucristo. Los incrédulos
serán también resucitados y juzgados según sus obras, como muchos de ellos
quieren serlo: Apocalipsis 20.11-15. Sin embargo, nadie que no crea en
Cristo escapa al castigo del lago de fuego, conforme a los registros de sus
obras. Todos vamos a resucitar, pero la única cuestión es dónde va a pasar la
eternidad después de hacerlo: ¿con Dios, disfrutando su bondad y su amor, o en el
infierno, separado de Él por siempre?
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