La
clase pasada nos dedicamos a quitar los estorbos que se presentan al predicar
el evangelio, específicamente con respecto a la vida después de la muerte,
aclaramos que hay solo tres opciones, la reencarnación, la aniquilación total
del alma, y la resurrección, no pocos
creen en las dos primeras opciones y por ello se dan el lujo de despreciar el
mensaje del evangelio, sin embargo, con base en evidencia no solo bíblica sino
de sentido común, demostramos que ni la reencarnación ni la aniquilación son
verdaderas opciones, solo queda disponible la alternativa bíblica,
resurrección, pero, como dijimos, hay dos tipos de resurrección, a vida eterna
para los que estamos en Cristo y a condenación perpetua para los que mueren en
pecado.
De aquí se desprende la base para nuestra
clase del día de hoy, pues hay muchas personas que no creen que haya base moral
para enfrentar un juicio final, es decir, se preguntan porque serán juzgados si
no fueron malos o se preguntan ¿Buenos o malos según quién?
Esta moral subjetiva es la que ha permitido
que nuestra sociedad este inundada de ideas tales como aborto, ideología de
género, drogas con fines lúdicos, exhibicionismo, pornografía, pedofilia, y más
cosas parecidas, pero lo realmente alarmante es que hay algunos, no pocos de
hecho, que se consideran cristianos pero que no creen que haya algo de malo en
estas actividades, algunos las justifican diciendo que con que no las
cometamos nosotros o con que no afecten a nadie, entonces todo está bien.
Y cuando exhortamos a las personas a que sus
acciones son injustificables y malas a los ojos de DIOS, de inmediato lanzan el
ataque de que no podemos guiarnos bajo el código moral de un libro viejo,
escrito por un montón de judíos hace cientos de años, que está pasado de moda,
que en una época sirvió para bien, pero que ahora son otros tiempos y que la
biblia, sobre todo su moral, ya no hace falta en esta vida.
El creyente debe prepararse para defender el
fundamento de sus principios éticos a la luz de esa mentalidad. ¿Porque creer
que la moral es absoluta? ¿Qué razón tenemos los cristianos para no ser de mente
abierta a cualquier comportamiento? ¿Cómo explicar estas cosas a los
incrédulos? No tenemos que defender cada mandamiento de Dios, ni tampoco disponemos
del espacio para tratar cada cuestión en detalles. Sencillamente, debemos
demostrar lo racional que es creer en valores morales absolutos. Podemos
hacerlo comprobando que los valores son absolutos y que tienen una base
absoluta.
I.
ARGUMENTOS
RELATIVISTAS.
El relativismo no es nada nuevo, pues
Heráclito, filósofo de la antigüedad griega, ya había planteado que: «Nunca se
baña uno dos veces en el mismo río, porque el agua siempre es nueva». De esa manera
señalaba el cambio constante que impregna todo nuestro existir.
Algunos filósofos plantearon que, en
realidad, la ética solo consta de principios generales que sirven para el
propósito de estructurar (informar, en el sentido de dar forma o moldear) la sociedad.
La única manera de juzgar lo bueno y lo malo es considerando los resultados. Lo
que «sirve» o «satisface» es lo bueno. Los valores, entonces, no son hechos por
Dios ni por la sociedad, sino por el individuo que debe decidir qué es lo bueno
para él en una situación dada. Lo primero que tenemos que argumentar ante este
tipo de pensamientos es que:
No podemos negar los valores morales absolutos.
Negar los absolutos implica una incoherencia
fundamental: uno debe considerar que hay absolutos en el proceso mismo de la
negación; por más razonables que parezcan esas propuestas. Para negar absolutos
uno debe formular una negación absoluta. Es como decir: «Nunca digas nunca»;
pues uno lo acaba de decir. O: «Siempre es malo decir siempre»; pues uno tiene
que pronunciarlo para decirlo. ¿Cómo puede uno tener la certeza absoluta de
que no hay absolutos?
Además, si el relativismo fuese cierto,
entonces, debe haber algo respecto a lo cual todas las cosas son relativas,
pero que no sea relativo en sí mismo. En otras palabras, algo tiene que ser
absoluto antes que podamos ver que todo lo demás es relativo a eso. Nada puede
ser relativo en Sí mismo, y si todo lo demás es relativo, entonces tales
relaciones no son reales. Tiene que haber algo inmutable con lo cual podamos
medir el cambio en todo lo demás. Hasta Einstein lo admitió, y planteó un espíritu
absoluto al cual todo lo demás estaría relacionado.
El contra argumento de la mayoría de los incrédulos
es que lo moralmente bueno es lo que tiene aprobación social o personal, o que
cumple con un propósito.
1.
Lo
Bueno es lo que despierta aprobación social.
En esta perspectiva surge una dificultad: Si
la aprobación social define lo bueno, nosotros debemos preguntar a donde nos
lleva esto. Cuando vemos la historia de la cultura humana descubrimos muchas
culturas involucradas en prácticas moralmente censurables. Si lo bueno es
determinado por la sociedad, entonces no podemos condenar prácticas tales como
el genocidio, el canibalismo, los sacrificios humanos, el infanticidio, la
pederastia, la inmolación de la viudez o suicidios comunitarios, por nombrar
algunos pocos problemas.
Pero aún incrédulos que niegan los
estándares de moral absoluta, critican estas y otras sociedades por su conducta
moral. Ellos hablan de sociedades que son humanas o inhumanas, que son bélicas
o pacíficas, que son puritanas o tolerantes sexualmente. Mientras que censuran
los estándares de moral absoluta del cristianismo, los incrédulos no obstante
hacen evaluaciones morales de las sociedades. Estas evaluaciones, sin embargo,
no tienen sentido si lo bueno es cualquier cosa que evoca la aprobación social
y si no existe un estándar moral definitivo.
Que todo mundo apruebe una conducta moralmente
perversa no la convierte en algo bueno.
Pero hay quienes afirman que lo bueno es
intuido, entonces surge otro problema: No puedes discutir acerca de lo bueno, tú
simplemente intuyes lo que es bueno. Una vez más, no puedes tener una discusión
racional acerca de lo correcto y lo incorrecto, porque no tienes forma de
resolver las diferencias de opinión. Esto reduce la moralidad a una preferencia
subjetiva que no une a nadie, ni siquiera el subjetivista que puede cambiar su
punto de vista en cualquier momento.
De hecho, tú no tienes una forma predecible
de decir que la intuición de una persona acerca de lo bueno es buena en sí.
Terminas teniendo que intuir que tu intuición es correcta, después intuir que
tu intuición acerca de tu intuición es correcta. Y continuar así en una regresión
infinita que es el resultado de no tener un estándar absoluto y auto
verificable. Así es que, en este enfoque de la ética no puedes criticar a ninguna
sociedad
2.
Lo
Bueno es lo que evoca aprobación personal.
El enfoque de aprobación personal a la moralidad
termina en una teoría sentimental de la ética: El bien y el mal son sólo
expresiones de nuestras respuestas emocionales. El bien y el mal realmente no
describen nada. Esta escuela de pensamiento ético afirma que los juicios
morales no pueden ser considerados ni falsos ni verdaderos. Esto es debido a
que sus expresiones son una preferencia subjetiva individual o de una sociedad.
De este tipo de moral subjetiva es que
surgen los falaces argumentos:
·
No
te gusta el aborto: no abortes.
·
No
te gusta el matrimonio homosexual, no te cases con un homosexual.
·
No
te gustan las drogas, no te drogues.
·
Pero
deja los que si les gusta hacerlo en paz.
Fácilmente se destruye su argumento
relativista:
·
No
te gusta la esclavitud, no tengas esclavos.
·
No
te gusta asesinar, no asesines.
·
No
te gusta la pedofilia, no violes niños.
·
Pero
déjame en paz cuando yo lo hago.
Por consiguiente, en este enfoque no tenemos
una calidad objetiva o pública, sino sólo expresiones subjetivas y emocionales.
En tal enfoque, la ética se vuelve imposible y subjetiva. Así es que: Lo
Bueno es lo que evoca una aprobación personal carece de sentido.
3.
Lo
bueno es lo que cumple cierto propósito.
Algunos especialistas en ética argumentan
que lo bueno es teleológico, es decir, que busca un cierto propósito (thelos =
“fin” o “propósito”) el cuál define la bondad. En pocas palabras, si tus
decisiones tienen consecuencias correctas, o aportan algún beneficio humano
como placer, satisfacción, supervivencia o simplemente bienestar, entonces esas
decisiones u acciones son moralmente correctas.
Si lo bueno es lo que cumple propósitos
escogidos, esto lleva a ciertas consecuencias;
El utilitarismo, nos
convertiríamos en personas que utilizamos no que amamos, pues mientras tengamos
un propósito como el ser felices, los demás no importan, solo se vuelven
instrumentos a nuestra disposición y nosotros a la de los demás.
El hedonismo, nos
convertiríamos en personas que por encima de todo buscaríamos ser felices, sin
importar que pasemos encima de los sentimientos o hasta las vidas de los demás.
Maquiavélicos, donde el fin
(propósito) justifica los medios, así que no importa que lo que hagas les cause
daño a otros, mientras que tu propósito sea más elevado.
II.
ARGUMENTOS
ABSOLUTISTAS.
Un pasaje de la Escritura importante donde
Pablo señala el estándar absoluto de la moralidad y su aplicación en el nuevo
pacto es 1ª Timoteo 1:8–11. Aquí él habla de la ley de Dios en el AT. Debemos
notar varias verdades importantes contenidas en esta declaración.
1.
Primero,
que la ley de Dios es buena.
Él establece también esto en Romanos 7:12.
La
razón por la que la ley es buena es porque está arraigada en el carácter mismo
de Dios.
Es
decir, al mirar la ley de DIOS lo que vemos es en sí el carácter mismo de DIOS,
vemos como es él moralmente hablando:
·
Dios
es bueno.
Marcos 10:18; Salmos 143:10. La Ley es buena (Deuteronomio 12:28; Salmos
119:68; Romanos 7:12, 16; 1 Timoteo 1:8).
·
Dios
es recto.
Deuteronomio 32:4; Esdras 9:15; Salmos 116:5. La Ley es recta. Deuteronomio
4:8; Salmos 19:7; Romanos 2:26; 8:4.
·
Dios
es justo.
Deuteronomio 32:4; Salmos 25:8, 10; Isaías 45:21. La Ley es justa. Proverbios
28:4–5; Zacarías 7:9–12; Romanos 7:12.
·
Dios
es santo.
Isaías 6:3; Apocalipsis 15:4. La Ley es santa. Núm. 15:40; Romanos 7:12.
·
Dios
es perfecto.
2ª Samuel 22:31; Salmos 18:30; Mateo 5:48. La Ley es perfecta. Salmos
1:25; Santiago 1:25.
Por consiguiente, la ley de Dios refleja el
carácter de Dios que es lo que define lo bueno. Lo bueno no es algo fuera de
Dios con lo que Dios mismo debe medirse. Ni es lo que es por la determinación
soberana de Dios, porque entonces Él podría cambiar algunas nociones de bueno.
Más bien, lo bueno es lo que refleja Su propio carácter interno y, por lo
tanto, es lo que nos es revelado objetivamente en Su Palabra, particularmente
en Su santa ley.
2.
En
segundo lugar, no se puede abusar de la ley de Dios. La ley es buena, si se
usa legítimamente.
Los
estándares de moral absoluta pueden ser violados por medio de una aplicación
pecaminosa.
El
ejemplo clásico del abuso de la ley de Dios lo encontramos en el NT registrado
de los fariseos, quienes buscaban usar la ley de Dios para sobajar a otros y
enaltecerse ellos. Mateo 6:5; 23:2–4; Lucas 18:10–11.
3.
En
tercer lugar, la ley de Dios no es opresiva. La imputación moderna, de
que los cristianos que siguen la ley de Dios son puritanos, solo muestra
el odio del incrédulo a la ley de Dios, al grado de que usa un término que es
una de manera despectiva.
La
ley no es una restricción sobre aquellos que actúan rectamente, sino sólo sobre
aquellos que hacen obras malas.
1ª
Timoteo 1:9.
Los
principios absolutos de la ley moral están diseñados para frenar los deseos
malos del corazón del pecador. La ley de Dios condena el bien para la
sociedad de aquellas culturas que practican el genocidio, canibalismo, sacrificio
humano, infanticidio, pederastia, inmolación de viudez o suicidios comunitarios,
y los males más mundanos de nuestra propia cultura.
4.
En
cuarto lugar, la ley de Dios está destinada a todo el mundo. Esto es verdad
aún y cuando haya quienes no lo quieran aceptar. Nosotros sabemos que Pablo
está hablando de la ley de Dios como fue expresada específicamente en la ley de
Moisés, porque el siempre elogia la ley de Moisés y aplica para los no
creyentes Romanos 3:19, como para los creyentes Romanos 3:31.
Pablo declara terminantemente que el
promover la ley de Dios es una característica de la sana doctrina. 1ª Timoteo
1:10–11.
III.
CONCLUSIONES.
Como cristianos tenemos un Dios santo,
inmutable y absoluto quien ha revelado su ley santa, inmutable y
absoluta para proveer un fundamento santo, inmutable y absoluto para
nuestra perspectiva ética y nuestra conducta moral. El no cristiano puede no
respetar estándares morales porque no tiene fundamentos para ellos. No puede si
quiera declarar incorrecto atrocidades tales como el genocidio, canibalismo,
sacrificio humano, infanticidio, pederastia, inmolación de la viudez o
suicidios comunitarios si no tiene un absoluto moral sobre el cual hacerlo.
Podemos concluir diciéndole a los incrédulos que:
Hay una ley moral con base en la cual se juzgará a
todos aquellos que no están en Cristo, te urgen buenas noticias.
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