lunes, 25 de noviembre de 2019

Hechos Historia Salutis 07: El Cumplimiento De La Profecía De Joel. Hechos 2:14-21.



El día en que se cumplió la promesa hecha por Jesús de que el Espíritu Santo bautizaría a los discípulos ha llegado, es la fiesta de Pentecostés, Jerusalén al igual que en la fiesta de la pascua y en la de los Tabernáculos rebosa de peregrinos, en esta ocasión lo que encuentran estos peregrinos es a un grupo pequeño de galileos pescadores incultos que sin explicación alguna de repente comienzan a hablar en idiomas que nunca estudiaron.

Sin embargo, no fue la única predicción del Señor Jesús que se cumplió ese día, también lo que en varias ocasiones él Señor les advirtió con respecto a la reacción del mundo ante los discípulos se consumó: burlas, odio, persecuciones, afrentas, etc. Ese mismo día comenzaron, lo primero fueron las burlas, pues a pesar de presenciar tan maravilloso milagro, lejos de creer, algunos comenzaron a decir que en realidad estaban borrachos.

Los discípulos somos odiados por el mundo porque ya no pertenecemos más a él, ahora somos pertenencia de Alguien a quien el mundo odia: Cristo, no odian su amor, no odian su gracia o sus bendiciones, odian su mensaje de arrepentimiento para perdón de pecados, el cual es el evangelio, pero siempre lo he dicho, no estamos eligiendo el menú en un restaurante, no podemos querer las bendiciones de Cristo, pero hacer a un lado su mensaje.

Después de enumerar las naciones del mundo y de describir la reacción de la multitud al milagro de Pentecostés, Lucas ahora centra su atención en el sermón que Pedro predica aquella mañana. El sermón mismo es un modelo para otros sermones y discursos registrados en Hechos. Pedro comienza explicando el acontecimiento mismo y citando la profecía de Joel. Luego predica el evangelio de Cristo mediante la referencia al sufrimiento, muerte, resurrección y exaltación de Jesús. Por último, exhorta a la multitud a arrepentirse para ser bautizados.

Algunos estudiosos son de la opinión que el sermón de Pedro es más un discurso teológico escrito por Lucas que un relato histórico del discurso del apóstol. Sabemos que Lucas mismo no estaba en Jerusalén el día de Pentecostés, pero que recibió la información de testigos oculares y ministros de la palabra. Es probable que Pedro haya servido de informante de Lucas dándole el modelo y la fraseología del sermón.

14. Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.

a. Pedro: El líder. Inmediatamente después de la ascensión de Jesús, Pedro asume el liderazgo en el grupo de los 120 creyentes. En el día de Pentecostés, cuando toda la gente estaba perpleja por el milagro de hablar en otros idiomas, se proyecta Pedro ante la multitud como el líder de los doce apóstoles.

Al principio, 3 años y medio antes, las multitudes venían a escuchar a Jesús. Ahora vienen a los apóstoles y Pedro se da cuenta que la tarea de ejercer el liderazgo pertenece a él. Respaldado por sus compañeros apóstoles y lleno con el Espíritu Santo, se para frente a miles de judíos cerca del área del templo. 

Con plena confianza y energía se dirige a ellos. La presión de lo incierto de esta situación empuja a los apóstoles a dar un paso adelante y explicar el significado de lo que está sucediendo en Pentecostés. Así, el inculto y ordinario pescador llamado Simón Pedro encuentra un lugar desde el cual alcanzar a la muchedumbre con la potencia de su voz.

Entonces Pedro se puso en pie con los once. El verbo se puso en pie jistemi (ἵστημι, G2476) no significa que él se haya levantado de estar sentado, sino que quiere decir que se levantó en alto o que enfrentó a la multitud. La presencia de los otros apóstoles cerca de él muestra a las gentes que Pedro habla en nombre de todos ellos. Pedro pronuncia su sermón en un solo idioma. Suponemos que habló en su nativo arameo, lengua que la gran mayoría de las gentes allí reunidas entendían. Esto se deduce al leer el v. 37, donde se dice que, a la conclusión del sermón, la gente reaccionó compungida.

b. La audiencia. Compatriotas judíos, y todos los que viven en Jerusalén. A medida que va desarrollando su sermón, Pedro se va sintiendo más cómodo con su audiencia. Comienza con el vocativo tan común: “Compatriotas judíos” (v. 14); luego apela a su orgullo religioso y les dice: “Varones israelitas” (v. 22); y finalmente les trata de “Varones y hermanos” (v. 29).

Pero también se dirige a todos los que han venido de otros lugares y residen ahora en Jerusalén. Les pide mucha atención porque va a explicar todo lo que ellos han visto y oído.

c. La reacción. Pedro contradice a los incrédulos con un comentario que apela al sentido común. Señalando a los apóstoles, dice: Estos hombres no están borrachos como suponen. ¡Son solamente las nueve de la mañana! La traducción literal dice: Es apenas la hora tercera del día, algunos eruditos propones que eran hasta más temprano, casi las 8 de la mañana.

Antiguamente se dividía el tiempo entre el amanecer y el anochecer en doce períodos. Esto significa que tales períodos eran más cortos en invierno y más largos en verano. Por lo tanto, si Pentecostés era celebrado la última semana de mayo, la hora tercera no eran las nueve sino sólo las ocho de la mañana. Y a esta hora del día, 120 personas no iban a estar borrachas. Especialmente si era sábado y día de fiesta, el judío no se servía su primera comida sino cercano al mediodía.

16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
17. Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
18. Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

Pedro comienza su sermón citando pasajes del AT. Pone en práctica lo que Jesús les había enseñado, de que primero citaran las Escrituras y luego mostraran su cumplimiento y aplicación. Pedro cita al profeta Joel, quien predijo el derramamiento del Espíritu Santo, y les explica que la profecía ha sido cumplida. Joel 2:28-32.


En pocas palabras Pedro indica que esos postreros días, han llegado. La palabra postreros del griego escatos (ἔσχατος, G2078) no solo significa últimos, también se puede traducir lejanos, así pues, el profeta Joel no se refería a los días del juicio final, sino a lejanos días para él, y así fue, pasaron casi 500 años para que se cumpliera su profecía.

Pedro, como está lleno del Espíritu Santo, ahora entiende que el pasaje que leyó tantas veces, cobra vida delante de él en ese instante, ahora entiende que Joel quien también fue inspirado por el Espíritu Santo, hablaba acerca de ese día único e irrepetible y de inmediato se los hace saber a los presentes, quienes conocían a la perfección también el pasaje, pues como vimos, eran varones piadosos.

Esta fecha inaugura la era mesiánica en la cual Dios derrama su Espíritu sobre su pueblo. La frase sobre toda carne ha de entenderse que no habrá acepción de personas, es decir, hombres, mujeres, jóvenes, adultos, de toda raza, idioma o región, pues el literalismo bíblico haría caer en la tonta y herética interpretación de que aún los animales pueden ser partícipes, y he aquí otro ejemplo de que tener una buena hermenéutica es de bendición.

En la profecía de Joel, la expresión todo ser humano incluye tanto a hombres como a mujeres. De igual manera, en Hechos Lucas no hace distinción entre hombres y mujeres. Ambos sufren la persecución (8:3); ambos se unen a la iglesia (17:4, 12); y ambos enseñan (18:26).

La frase: Sus hijos y sus hijas profetizarán. ¿Cuál es el significado del verbo profetizar? En el ambiente del AT significa predecir el futuro. En el acontecimiento de Pentecostés, de ninguna manera se está prediciendo el futuro. Otra interpretación es que profetizar equivale a predicar, profetizar del griego profeteuo (προφητεύω, G4395) también significa proclamar el consejo divino, así que, en ese sentido, cada vez que escuchamos la Palabra de DIOS ser expuesta fielmente, estamos escuchando el consejo divino o estamos escuchando profecía.

Cuando dice: Sus jóvenes verán visiones, y sus ancianos soñarán sueños. Dios se revela a sí mismo mediante profecía, en visiones, y en sueños, tal como la Escritura repetidamente da fe de ello. En otras palabras, es una referencia a que, con el derramamiento del Espíritu Santo, todos los creyentes sin distinción de sexo, edad, situación social, reciben la sabiduría y habilidad de conocer a Dios, de tal modo que ya no será necesario que cada uno enseñe a su prójimo acerca del Señor, cumpliendo de paso otra profecía en Jeremías 31:34.


Y aun sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu. La referencia a siervos o esclavos significa que Dios concede su Espíritu a todas las clases sociales. Dios se refiere a ellos como propios cuando dice mis esclavos.

Muchos de estos esclavos no eran judíos sino gentiles. Esclavos gentiles, tanto hombres como mujeres, reciben el Espíritu Santo y conocen al Señor. Esto es evidente especialmente en las epístolas del NT Ef. 6:5–9; Col. 3:22–4:1; 1 Ti. 6:1–2; Tit. 2:9– 10; 1 P. 2:18–21. Dios derrama de su Espíritu sobre los siervos, de modo que ellos también pueden compartir de los dones del Espíritu.

19. Y daré prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;
20. El sol se convertirá en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto;
21. Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

a. “Y mostraré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra”. Aunque Lucas dice que Pedro cita la profecía de Joel, no presenta su aplicación. No dice que esta profecía se cumplió al momento de la muerte de Jesús cuando las tinieblas cubrieron la tierra durante tres horas. Mateo 27:45.

En ese lapso el sol no fue visible y las señales de la naturaleza fueron un elocuente testimonio de la muerte de Cristo. Además, Lucas no dice que en Pentecostés Dios cumplió la profecía de Joel respecto a las señales y prodigios. Relata que el derramamiento del Espíritu Santo ocurrió en Jerusalén (2:1–4), en Samaria (8:17), en Cesárea (10:44) y en Éfeso (19:6). Pero en ninguna de estas ocasiones vieron las gentes las señales de la naturaleza como las predijo Joel.

Pedro citando al profeta Joel predice que todas estas cosas tendrán lugar antes que venga el grande y glorioso día del Señor. No se está refiriendo al regreso del Señor, a parte de lo que vimos en el capítulo primero, cuando los ángeles anuncian que, así como se fue, así regresará, Lucas no vuelve a tocar el tema del del regreso de Cristo

El énfasis en estos pasajes paralelos, Joel y hechos 2, no es el regreso glorioso de nuestro Señor Jesucristo, de aquí no podemos echar mano para sustentar ninguna doctrina al respecto, el énfasis es la muerte, resurrección, y exaltación del Señor Jesús, pero no su regreso.

Por el otro lado, en los escritos de Pedro hacia el final de su vida, éste claramente delinea el regreso de Cristo como una de las doctrinas cardinales de la iglesia: 1ª Pedro 5:4; 2ª Pedro 3:4, 10–13. Muy apropiadamente, Pedro se refiere al regreso de Cristo como al día del Señor; esto es, el día del juicio. Para el incrédulo, este día significa castigo eterno, pero para el cristiano, significa salvación en la presencia del Señor.

b. “Todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo”. Pedro usa el último versículo de su cita de la profecía de Joel como una introducción a su explicación del evangelio de Cristo (vv. 22–36). Pablo usa el mismo texto cuando habla de la salvación. Romanos 10:13.

La forma de este versículo de Joel en particular indica que Pedro ya no está hablando a la multitud como un todo. Más bien confronta al individuo que le escucha con el evangelio de Cristo y le dice que debe invocar el nombre del Señor, por ello ha dejado de hablar en plural para hacer un llamado personal en singular.

A estas alturas del sermón, los oyentes entienden el término Señor como equivalente a Dios; pero en la conclusión de su sermón, Pedro claramente deja establecido que Dios ha hecho a Jesús Señor y Cristo (v. 36). 

Invocar el nombre del Señor era una frase hebrea comúnmente relacionada con los que adoraban a Dios. Génesis 4:26. Lucas usa la palabra epikaleo (ἀπικαλέω, G1941) que significa invocar, llamar y reconocer. Cuando el ser humano reconoce el Nombre del Señor, él está invocando a Cristo.

Dios abre el camino de salvación a todos, tanto judíos como gentiles. Su promesa está dirigida al individuo y exige de éste una respuesta igualmente individual. Estos creyentes, como miembros del cuerpo de Cristo, constituyen la iglesia cristiana.

Aplicación.

Son tres los grandes actos de DIOS:

1.    La creación.
2.    La Encarnación (incluye hasta la resurrección).
3.    El derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés.

En los tres estuvo presente La Santísima Trinidad, pero una de las personas de esa Trinidad resalta en cada acto, el Padre en la creación, el Hijo en la Encarnación y obviamente el Espíritu Santo en el día de Pentecostés. Los discípulos de Jesús sabían por la lectura de los profetas que Dios habría de derramar su Espíritu sobre el Mesías y sobre la casa de Israel.

Dios dio el Espíritu Santo para que estuviera con la iglesia de Jesucristo para siempre. Cuando Jesús reunió a sus doce discípulos empezó a formar su iglesia (Mt. 16:18) a diferencia del judaísmo. En tanto que Jesús aún no había sido glorificado, el Espíritu Santo no vendría, porque Jesús mismo era la divina presencia en medio de ellos (Jn. 7:39). Pero cuando Jesús fue glorificado, él sopló sobre ellos el Espíritu Santo como un anticipo de lo que habría de ocurrir en Pentecostés. En el lapso entre la ascensión de Jesús y Pentecostés, ellos experimentaron la presencia del Espíritu Santo. Con el derramamiento en Pentecostés, la iglesia asumió su propia identidad separada del judaísmo.

En armonía con la orden que Jesús dio a los apóstoles de comenzar en Jerusalén, Pedro proclamó el evangelio de Cristo primero en la santa ciudad. Más tarde predicó las Buenas Nuevas en Samaria y Cesárea, y en estos lugares también fue derramado el Espíritu Santo. El resultado ha sido que, desde este comienzo, la iglesia de Cristo es una iglesia universal.

Así como la revelación acerca de Jesucristo es más clara después de la encarnación, la revelación acerca del Espíritu Santo es más clara después de Pentecostés. Tenemos, por lo tanto, mucha más luz acerca del Espíritu que los creyentes del AT y somos, por consiguiente, más responsables que ellos de darnos a la terea de conocerlo íntimamente.

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