El siguiente tema
que la CFB 1689 trata en cuanto a la salvación es la
santificación, debemos de entender que tanto la justificación como la
adopción y la santificación son eventos co-instantáneos, es decir ocurren instantáneamente
y de forma paralela en el creyente al nacer de nuevo, por motivos pedagógicos
es que los estudiamos por separado y en ese orden, sin embargo, de forma
práctica y real suceden al mismo tiempo.
Como ya lo entendimos previamente, el pecado tiene un
efecto triple sobre los seres humanos:
1.
En nuestro espíritu, llevándonos a vivir en condena. La Condena por el pecado.
2.
En nuestra alma, llevándonos a vivir en esclavitud. El poder del pecado.
3.
En nuestro cuerpo llevándonos a la muerte física. La presencia del pecado.
Del primer efecto ya nos ocupamos cuando hablamos de
la justificación, pues la condena que debíamos de pagar por el pecado fue
pagada por Cristo, legalmente somos justos la condena espiritual fue removida, el
segundo efecto, sobre nuestras almas, el poder del pecado sobre nosotros, que
nos tiene en esclavitud a él, para este efecto es la santificación.
El poder del pecado queda contrarrestado mediante el Poder y la Gracia del Espíritu Santo. Romanos 6.6. la palabra griega katargeo
(καταργέω, G2673) que se tradujo como destruir, también significa
contrarrestar, hacer nulo, invalidar, deshacer, desligar y destruir.
La santificación es el proceso
en el tiempo de reflejar el carácter de Cristo que está en su interior desde
que fue regenerado.
A. Descripción de la
Santificación. Aquellos
que están unidos a Cristo, son llamados eficazmente y regenerados, teniendo un
nuevo corazón y un nuevo espíritu, creados en ellos en virtud de la muerte y la
resurrección de Cristo,1 son aún más santificados de un modo
real y personal,2 mediante la misma virtud,3
por su Palabra y Espíritu que moran en ellos;4 el dominio del
cuerpo entero del pecado es destruido, y las diversas concupiscencias del mismo
se van debilitando y mortificando más y más5, y se van
vivificando y fortaleciendo más y más en todas las virtudes salvadoras, para la
práctica de toda verdadera santidad,6 sin la cual nadie verá
al Señor.7
1. Es generada por
nuestra unión con Cristo. 1 Jn. 2:29; 3:9,10; Ro. 1:7; 2 Co. 1:1; Ef. 1:1;
Fil. 1:1; Col. 3:12; Hch. 20:32; 26:18; Ro. 15:16; 1 Co. 1:2; 6:11;
Ro. 6:1-11.
Si en realidad hemos nacido de
nuevo, estamos llamados a reflejar a Cristo en nuestra forma de vida, si no
tenemos ese deseo, tal vez no somos regenerados.
2.
La
santidad es personal y completa. 1 Ts. 5:23; Ro. 6:19,22.
La santidad es a nivel ontológico es decir
que todo nuestro ser, cuerpo, alma y espíritu han de reflejar a Cristo, y es
personal, es decir que no podemos pretender adjudicarnos la santidad de alguien
más a nosotros.
3.
Cristo la origina de esa forma: personal y
completa. 1
Co. 6:11; Hch. 20:32; Fil. 3:10; Ro. 6:5,6.
4.
Sus
medios: La Palabra y el Espíritu. Jn. 17:17; Ef. 5:26; 3:16-19; Ro. 8:13-14.
EL Espíritu Santo y la Palabra SIEMPRE van de la mano,
los vemos operando juntos en la regeneración y por supuesto que en la
santificación no es la excepción, El Espíritu Santo vivifica en el creyente la Palabra que Él mismo inspiró, el Poder
de la Palabra radica en el Espíritu santo, no es algo místico, o mágico, no es
algo separado de Él.
No hay santificación si no hay renovación de la mente,
y esto solo es posible cuando el Espíritu Santo lleva la Escritura hasta lo más
intimo de nuestro ser.
5. Su faceta negativa:
el pecado es debilitado. Ro. 6:14; Gá. 5:24; Ro. 8:13; Col. 1:11; Ef. 3:16-19;
2 Co. 7:1.
Se dice que es la faceta negativa porque implica la
liberación del poder del mal con la virtud del Espíritu Santo, es dejar cada
vez más aquello que afecta nuestra comunión de forma negativa con DIOS.
De la misma forma en que un hijo puede estar en una
buena o mala relación con su padre, sin que esto afecte su posición o estado de
hijo, así también los creyentes, por el hecho de que estamos justificados con
la justicia de Cristo una vez y para siempre y por lo tanto somos hijos de
DIOS, las acciones pecaminosas de la carne no pueden afectar de ningún modo
nuestra nueva posición de justos ni de hijos, pero si puede enfriar o apagar
nuestra comunión íntima con el Señor. 1ª
Tesalonicenses 5:19.
La Causa Por La Cual Muchos
Creyentes Llevan Vidas De Derrota Y Decaen Espiritualmente, Viviendo Sin Dar
Fruto Es Porque Su Relación Con DIOS Por Medio De Jesucristo Se Ha Enfriado A
Causa De Los Pecados De La Carne.
6.
Su
faceta positiva: la gracia es fortalecida y da a luz buenas obras. Efesios 2:10.
Ro. 6:13; Ef. 4:22-25; Gá. 5:17. Stg 2:20-22. 2ª Pe 1:5-10.
De la misma manera que en nuestra vida anterior, antes
de ser regenerados por el poder del Espíritu Santo, expresábamos lo que era
natural en nosotros: malas obras, ahora
que hemos nacido de nuevo, en el proceso de reflejar la santificación somos
conocidos por practicar buenas obras, pues
como dijo el Señor Jesucristo, todo árbol se conoce pro su fruto, el mal árbol
da malos frutos, el buen árbol, frutos buenos o buenas obras.
Cuando hablamos de buenas obras, no nos referimos a
obras perfectas o inmaculadas, pues ni siquiera los nacidos de nuevo podemos
acercarnos a cumplir con todos los requisitos que demanda la ley de DIOS, se
les conoce como buenas obras porque DIOS que es bueno, en la Persona de su Hijo
Jesucristo es quien las motiva o las inspira en nosotros realizarlas.
Únicamente Los Que Hemos Nacido De Nuevo Podemos
Realizar Buenas Obras A Los Ojos De DIOS.
Pero el hecho de que nuestras buenas obras no sean
perfectas, no significa que a DIOS no le agraden o no las apruebe, si lo hace
es por son En Cristo y por Cristo, por
eso es que solo los regenerados podemos realizar dichas buenas obras.
Las buenas obras son
necesarias, pero como manifestación de
una vida regenerada, no porque sin ellas no podamos recibir la salvación, ni
tampoco porque por medio de ellas conservemos la salvación, sino porque somos
miembros de Cristo como tales en unión con él, lo menos que podemos hacer es
llevar fruto. Juan 15:5.
Las Buenas Obras No Son Necesarias Para La Salvación.
Sin Embargo, Dios Exige Que Éstas Se Manifiesten En La Vida De Los Creyentes.
Romanos 7:4.
7.
Su
necesidad. He.
12:14.
Sin santidad nadie verá al Señor,
porque solo los nacidos de nuevo somos santificados.
B. La lucha
contra la carne. Esta santificación se efectúa en el hombre en su
totalidad, aunque es incompleta en esta vida; todavía quedan algunos remanentes
de corrupción en cada parte,1 de donde surge una continua e
irreconciliable guerra:2 la carne lucha contra el Espíritu, y
el Espíritu contra la carne.3
1.
Las
raíces de esta lucha. 1
Ts. 5:23;
1 Jn. 1:8,10; Ro. 7:18,23; Fil. 3:12. Juan 13.10. Romanos 6.12.
A pesar de ser regenerados,
la carne sigue presente, DIOS
Espíritu Santo cambió por completo nuestro ser interior, nuestro espíritu es
uno con Él, ahora somos nuevas criaturas espiritualmente hablando, sin embargo,
nunca debemos olvidar que la carne sigue presente.
La carne es la que recuerda vívidamente los hábitos
pecaminosos y hace que regresemos a la tendencia de practicar dichos hábitos.
EL Pecado Ya No Reina Sobre Nosotros, Pero Aun Habita
En Nosotros, En Nuestra Carne.
2.
La
naturaleza de esta lucha. 1
Co. 9:24-27; 1 Ti. 1:18; 6:12; 2 Ti. 4:7.
Los restos del pecado en
nosotros estarán siempre activos mientras que vivamos, y están luchando
continuamente para producir actos pecaminosos.
Cuando
el pecado nos deje en paz, entonces nosotros lo podemos dejar en paz. No
obstante, esto no ocurrirá nunca en esta vida. El pecado es engañoso y sabe
cómo aparentar que está muerto, cuando en realidad todavía está vivo. Cada día sin excepción, el creyente se
encuentra en este conflicto con el pecado. El pecado:
·
Siempre
está activo.
·
Siempre
está planeando.
·
Siempre
está seduciendo.
·
Siempre
está tentando.
Diariamente,
el pecado nos está derrotando o nosotros le derrotamos a él. Esto continuará
así hasta el día de nuestra muerte. No hay ninguna manera de deshacernos
permanentemente de los ataques del pecado, no importa cuántos años llevemos en
el evangelio, no hay oraciones que lo echen fuera, no hay ayunos que lo acaben
para siempre, no hay enseñanzas que lo maten de raíz, no hay otra opción,
excepto una guerra continua contra él.
Si el pecado no es frenado, si
no es continuamente mortificado, entonces producirá pecados dominantes y
escandalosos que dañarán nuestra vida espiritual.
3.
Los
combatientes de esta lucha: la carne y el espíritu. Gá. 5:17; 1 P. 2:11.
La lucha es entre la carne y
el espíritu, pero debemos entender claramente que los creyentes justificados NO
tenemos 2 naturalezas contrarias. Esto
es muy importante comprenderlo a fondo, DIOS no pone vino nuevo en odres
viejos, no unió luz con tinieblas, no pone paño nuevo en vestido viejo, y no ha
puesto dos naturalezas en nosotros, la vieja naturaleza, de pecado o el pecado
original ya fue removida de nosotros.
La Presencia Del Pecado Es El Cuerpo, No Reina En
Nuestra Alma Y Definitivamente Ya No Está Presente En Nuestro espíritu.
C. El progreso
de la gracia. En dicha guerra, aunque la corrupción que aún queda
prevalezca mucho por algún tiempo,1 la parte regenerada
triunfa a través de la continua provisión de fuerzas por parte del Espíritu
santificador de Cristo;2 y así los santos crecen en la
gracia, perfeccionando la santidad en el temor de Dios, prosiguiendo una vida
celestial, en obediencia evangélica a todos los mandatos que Cristo, como Cabeza
y Rey, les ha prescrito en su Palabra.3
1.
La
dificultad de este progreso. Ro.
7:23.
No dejaremos de tener el conflicto
entre la carne y el espíritu aquí en el tiempo, solo hasta la glorificación.
2.
La
certeza de este progreso. Ro.
6:14; 1 Jn. 5:4-5; Ef. 4:15,16. Col 2:6-7.
La victoria en el conflicto de la carne y el espíritu
es la Fe en Cristo.
Tenemos la creencia de que la vida cristiana comienza
por la fe en Cristo pero que después continua por nuestros propios esfuerzos,
cuando la victoria sobre la carne que es andar
en el Espíritu se logra solamente por Fe.
3.
La
calidad de este progreso. 2
P. 3:18; 2 Co. 7:1; 3:18; 1ª Cor 15:10. Ro 8:29. Fil 2:13
Hay muchos grupos cristianos que piensan que la
santificación es una obra del creyente, que ahora que tenemos al Espíritu Santo
en nosotros por medio de la regeneración, entonces podemos obtener de Él nuevos
recursos o nuevas fuerzas para vivir mejor moralmente, esta no representa la
idea bíblica de la santificación.
En la santificación el Espíritu Santo nos va moldeando
no a una mejor vida moralmente, esa es una meta pobre para alguien que ha
nacido de nuevo, sino que nos moldea a la imagen misma de nuestro Señor
Jesucristo.
Y aunque es cierto que en esta obra el crédito es 100%
del Señor, también es cierto que se nos llama a ser cooperativos, coparticipes.
La Cooperación Del Creyente No Es Con Su Esfuerzo, Es
Con Su Docilidad Al Espíritu Santo.
Nunca debemos olvidar que el agente principal en el
proceso de reflejar a Cristo llamado santificación
es El Espíritu Santo, no dejaremos de insistir en esta verdad,
principalmente porque en esta época el activismo religioso, se ha planteado que
el ser humano es quien hace las cosas y que el Espíritu Santo es solo un
ayudador, cuando en realidad es todo lo contrario, es El Espíritu santo quien
hace todo y nosotros solo estamos a su disposición. Es cierto que los hombres
cooperamos en la santificación, pero aun esa cooperación es obra del Espíritu Santo.
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