El acto judicial de DIOS, basado en la obra de Cristo
al cual el pecador está unido por medio de la Fe, en el cual DIOS declara que
el pecador ya no es más merecedor del castigo que la ley exige, por el
contrario, ahora el pecador es restaurado a una relación de amistad con DIOS.
Podemos resumirla en la corta, pero maravillosa frase:
El pecador es declarado legalmente justo
pues le ha sido imputada la justicia de Cristo, esto se tiene que entender a la luz del tema 10 la caída, el pecado y
su castigo, donde entendimos que los seres humanos, todos, estamos bajo la
maldición del pecado y por consecuencia somos enemigos de DIOS, su perfecta Ley
nos muestra nuestra culpabilidad delante de DIOS.
El concepto que tengamos de la justificación va a
depender mucho del concepto que tengamos a cerca del pecado, por ello es que la
mayoría de las iglesias en la actualidad ven este tipo de temas como
intrascendentes, pues el humanismo les hace minimizar la culpa que tenemos por
el solo hecho de nacer pecadores.
Recordemos que el pecado es infracción de la ley, es
rebelión en contra de lo que Dios ha dicho, es tratar de vivir como yo creo y
no como Dios dice, es desobedecer lo que Dios ordena en su Palabra, todo esto
nos lleva a un estado de rebelión y
enemistad contra DIOS.
El pecado, nos inclina de forma natural a cometer todo
tipo de males contra lo establecido por DIOS, desde los más aberrantes, hasta
los moralmente aceptables, pero siempre actuando en contra de la santidad de
DIOS, debido a esta inclinación natural a lo malo, es que nadie en lo absoluto
puede presentarse frente al DIOS infinitamente Santo.
Pero, es importante no olvidar que el pecado da a luz
actos pecaminosos, y esos actos pecaminosos son actos irreversibles, como dice un adagio filosófico: lo hecho no puede ser no hecho, o como
decimos en México: lo hecho, hecho está.
Por lo tanto, estos actos pecaminosos, imposibles de
deshacer, dejan la santidad y la justicia de DIOS solo con una alternativa:
exigir su castigo eterno, siempre la ira santa de DIOS sobre el pecador. Romanos 1:18.
Pero hay otra alternativa legal, es no tomar en cuenta
o pasar por alto al pecador, descargando su culpabilidad y cargando la
culpabilidad sobre de otra persona que se haya hecho solidaria con el pecador
ofreciéndose a sustituirlo, eso es exactamente lo que DIOS hizo con nosotros en
la justificación según la Biblia: Isaías
53:6. Romanos 3.24-25. 2ª Corintios 5:19-21.
La CFB 1689 dice lo siguiente en cuanto a la
justificación:
A. Naturaleza
de la justificación. A quienes Dios llama eficazmente, también justifica
gratuitamente,1 no infundiéndoles justicia y rectitud sino
perdonándoles sus pecados, y considerando y aceptando sus personas como justas;2
no por nada que hay en ellos o hecho por ellos, sino solamente por causa de
Cristo;3 no imputándoles la fe misma, ni la acción de creer,
ni ninguna otra obediencia evangélica como justicia; sino imputándoles la
obediencia activa de Cristo a toda la ley y su obediencia pasiva en su muerte
para la completa y única justicia de ellos por la fe, la cual tienen no de sí
mismos; es don de Dios.4
1.
Los
beneficiados: los elegidos. Ro.
3:24; 8:30.
2.
Su
esencia: perdón y aceptación. Ro.
4:5-8; Ef. 1:7.
3.
Su
base: la obra de Cristo. 1
Co. 1:30-31; Ro. 5:17-19.
4.
Su
método: la imputación. Fil.
3:9; Ef. 2:7-8; 2 Co. 5:19-21; Tit. 3:5-7; Ro. 3:22-28; Jer. 23:6; Hch.
13:38,39.
B. El medio
instrumental de la justificación: la fe. La fe que así recibe a Cristo y
confía en él y en su justicia es el único instrumento de la justificación;1
sin embargo, no está sola en la persona justificada, sino que siempre va
acompañada por todas las demás virtudes salvadoras, y no es una fe muerta, sino
que obra por el amor.2
1.
La
singularidad de la fe o sólo por medio de la fe. Ro. 1:17; 3:27-31; Fil.
3:9; Gá. 3:5.
Solo
es necesaria la fe para ser salvos y nada más.
2.
La
naturaleza de la fe: viva y santificadora. Gá. 5:6; Stg. 2:17,22,26.
C. El propósito
regulador de la justificación. Cristo, por su obediencia y muerte, saldó
totalmente la deuda de todos aquellos que son justificados; y por el sacrificio
de sí mismo en la sangre de su cruz, sufriendo en el lugar de ellos el castigo
que merecían, satisfizo adecuada, real y completamente a la justicia de Dios en
favor de ellos;1 sin embargo, por cuanto Cristo fue dado por
el Padre para ellos,2 y su obediencia y satisfacción fueron aceptadas
en lugar de las de ellos,3 y ambas gratuitamente y no por
nada en ellos, su justificación es solamente de pura gracia,4
a fin de que tanto la precisa justicia como la rica gracia de Dios fueran
glorificadas en la justificación de los pecadores.5
1.
La
sustitución penal de Cristo. Ro.
5:8-10,19; 1 Ti. 2:5,6; He. 10:10,14; Is. 53:4-6,10-12.
2.
A
favor de los elegidos.
Ro. 8:32.
3.
Su
obediencia nos favorece. Mt.
3:17, 2 Co. 5:21; Ef. 5:2.
4.
Lo
hizo solamente por gracia. Ro.
3:24; Ef. 1:7.
5.
Todo
para la Gloria de DIOS. Ro.
3:26; Ef. 2:7.
El propósito de la justificación
es glorificar a DIOS por medio de la vida y sacrificio perfecto de Cristo que
han sido atribuidos a sus elegidos por pura gracia.
D. La ocasión
especifica de la justificación. Desde la eternidad, Dios decretó justificar
a todos los escogidos;1 y en el cumplimiento del tiempo,
Cristo murió por los pecados de ellos, y resucitó para su justificación;2
sin embargo, no son justificados personalmente hasta que, a su debido tiempo,
Cristo les es realmente aplicado por el Espíritu Santo.3
1.
Fue
planeada desde la eternidad pasada. 1 P. 1:2,19-20; Ro. 8:30.
2.
Fue
ejecutada en el tiempo, en la redención en la cruz. Ro. 4:25; Gá. 4:4; 1 Ti.
2:6.
3.
Es
aplicada por el Espíritu Santo en el nuevo nacimiento. Col. 1:21,22;
Tit. 3:4-7; Gá. 2:16; Ef. 2:1-9.
E. La
equilibrada realidad de la justificación. Dios continúa perdonando los
pecados de aquellos que son justificados,1 y aunque ellos
nunca pueden caer del estado de justificación,2 sin embargo,
pueden, por sus pecados, caer en el desagrado paternal de Dios; y, en esa
condición, no suelen recibir la restauración de la luz de su rostro, hasta que
se humillen, confiesen sus pecados, pidan perdón y renueven su fe y
arrepentimiento.3
1.
Es
continua en el tiempo. Mt.
6:12; 1 Jn. 1:7–2:2; Jn. 13:3-11.
2.
Es
irrevocable. Lc.
22:32; Jn. 10:28; He. 10:14.
3.
La
disciplina divina sirve para guardar nuestra justificación. Sal. 32:5;
51:7-12; Mt. 26:75; Lc. 1:20.
G. La
inmutabilidad de la justificación. La justificación de los creyentes bajo
el Antiguo Testamento fue, en todos estos sentidos, una y la misma que la
justificación de los creyentes bajo el Nuevo Testamento.1
1.
Todos
los santos, del AT y del NT recibimos la misma justificación. Gá. 3:9; Ro.
4:22-24.
La justificación por medio de la fe,
es, fue y siempre será la forma divina de salvación.
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