El siguiente tema que trata la CFB 1689 en su apartado
acerca de la salvación es el tema del arrepentimiento para vida y salvación,
como lo indicamos la clase pasada, el arrepentimiento y la fe salvífica siempre
van de la mano, son dos caras de la misma moneda, es por este motivo que la
confesión lo estudia inmediatamente después del tema de la fe salvadora.
Ya entendimos que la fe que salva es originada por
DIOS en nuestros corazones, se va fortaleciendo conforme vamos madurando en
nuestro caminar con Cristo, está fe nunca deja de ser salvífica, siempre será
victoriosa en llevarnos a reflejar a Cristo y asegura nuestra permanencia en él
El arrepentimiento, es la manifestación externa de esa
fe salvadora, la fe es algo íntimo, interno en nuestros corazones, paro se ha
de manifestar de una forma muy específica: arrepentimiento.
El arrepentimiento es el cambio
voluntario, producido en el interior del pecador, por medio del cual reconoce
sus culpas y pecados, los aborrece y busca el perdón, la pureza moral y el
cambio de conducta.
La CFB 1689 nos habla del arrepentimiento por medio de
cinco párrafos que estudiaremos a continuación:
A. El beneficio del arrepentimiento. A aquellos
de los escogidos que se convierten cuando ya son adultos, habiendo vivido por
algún tiempo en el estado natural,1 y habiendo servido en el
mismo a diversas concupiscencias y placeres, Dios, al llamarlos eficazmente,
les da arrepentimiento para vida.2
1.
Es
para los convertidos. Tit.
3:2-5.
2.
Estos reciben el perdón por sus vidas
pasadas. 2
Cr. 33:10-20; Hch. 9:1-19; 16:29,30.
Pero no debemos confundirnos, hay una gran diferencia
entre el arrepentimiento y la regeneración:
·
En la regeneración solo DIOS efectúa la obra mientras
que el hombre permanece pasivo.
·
En el arrepentimiento DIOS cambia y mueve el corazón,
pero aquí el hombre toma parte activa y voluntaria, como toma parte el bebé que
respira por primera vez después de nacer. En otras palabras:
DIOS es el que regenera y el hombre es el que se
arrepiente, como ahora tiene esa capacidad gracias a la regeneración, no tiene
ningún mérito.
B. La necesidad del arrepentimiento. Si
bien no hay nadie que haga el bien y no peque,1 y los mejores
hombres, mediante el poder y el engaño de la corrupción que habita en ellos,
junto con el predominio de la tentación, pueden caer en grandes pecados y
provocaciones,2 Dios, en el pacto de gracia, ha dispuesto
misericordiosamente que los creyentes que pequen y caigan de esta manera sean
renovados mediante el arrepentimiento para salvación.3
1.
Todos
necesitamos este don. Sal.
130:3; 143:2; Pr.20:9; Ec. 7:20.
2.
También
los creyentes estamos propensos a pecar. 2 S. 11:1-27; Lc. 22:54-62.
3.
El
arrepentimiento nos restablece con DIOS. Jer. 32:40; Lc.
22:31,32; 1 Jn. 1:9.
C. La
naturaleza del arrepentimiento. Este arrepentimiento para salvación es una
gracia evangélica1 por la cual una persona a quien el
Espíritu hace consciente de las múltiples maldades de su pecado,2
mediante la fe en Cristo3 se humilla por él con una tristeza
que es según Dios, lo abomina y se aborrece a sí mismo, ora pidiendo el perdón
y las fuerzas que proceden de la gracia,4 con el propósito y
empeño, mediante la provisión del Espíritu, de andar delante de Dios para agradarle
en todo.5
1.
Es
un regalo ganado por Cristo. Hch.
5:31; 11:18; 2 Ti. 2:25.
2.
El
Espíritu Santo convence de pecado. Sal. 51:1-6; 130:1-3; Lc. 15:17-20;
Hch. 2:37,38.
El arrepentimiento por ser un cambio radical en el
interior del hombre, única y exclusivamente puede ser efectuado por obra e
iniciativa del Espíritu Santo, es el Él quien lo hace posible por medio de la
regeneración que produce el nuevo nacimiento, la conciencia humana puede estar convencida de pecado, pero no
puede producir arrepentimiento por
sí misma.
Por eso es que encontramos a muchas personas que saben
que están mal, que pecan, que están en
rebelión contra lo establecido por DIOS, pero aun así continúan haciéndolo,
pues no basta con saber que estamos mal, ese solo es el elemento mental, y no
basta con sentirse mal, ese solo es el elemento emocional, pero si el Espíritu
Santo no causa el elemento volitivo por medio de la regeneración, únicamente
tenemos remordimiento.
3.
Es
paralelo a la Fe para salvación. Sal. 130:4; Mt. 27:3-5; Mr. 1:15.
No se pueden separar jamás de lo contrario se pierde
la esencia del arrepentimiento bíblico, son un solo evento espiritual contenido
en la conversión y dados en la regeneración: salvarse del pecado por creer en
Jesucristo.
La fe que es para salvación, es
una fe arrepentida, y el arrepentimiento que es para vida es un arrepentimiento
que cree en Jesucristo.
Es necesario que sea de esta forma porque la fe es la
que nos convence de que nuestro arrepentimiento lleva consigo el perdón, la
esperanza de salvación y el amor de DIOS, el arrepentimiento nos convence de
que nuestra fe no es solo algo intelectual o emocional, sino también algo en
nuestra voluntad para abandonar los caminos del mundo y seguir El Camino. La
falta de uno de los dos, convierte al otro en una burla o en hipocresía.
4.
Proceder
del arrepentimiento en el corazón. Ez. 16:60-63; 36:31,32; Zc.
12:10; Hch. 20:21; 26:20; 2 Co. 7:10,11; 1 Ts. 1:9.
Cuando el Espíritu obra en el corazón para
producir arrepentimiento, este corazón se humilla por el reconocimiento del
pecado, con una tristeza que es según Dios, lo abomina y se aborrece a sí
mismo, ora pidiendo el perdón y las fuerzas que proceden de la gracia, para no
seguir cometiendo los mismos pecados, para poder cambiar su propósito de vida
con tal de agradar solamente a Cristo.
5.
Solo
los contritos pueden agradar a DIOS. Pr. 28:13; Ez. 36:25; 18:30,31; Sal.
119:59,104,128; Mt. 3:8; Lc. 3:8; Hch. 26:20; 1 Ts. 1:9.
D. La
continuidad del arrepentimiento. Puesto que el arrepentimiento ha de
continuar a lo largo de toda nuestra vida, debido al cuerpo de muerte y sus inclinaciones,1
es, por lo tanto, el deber de cada hombre arrepentirse específicamente de los
pecados concretos que conozca.2
1.
Aun
siendo creyentes genuinos llegamos a pecar. Ez. 16:60; Mt. 5:4; 1 Jn.
1:8-10.
2.
Es
necesario hacer del arrepentimiento nuestro estilo de vida. Lc. 19:8; 1 Ti.
1:13,15.
El arrepentimiento No es un acto pasajero o de una
ocasión.
Tanto el arrepentimiento como la fe, no son actos de
una decisión aislada tomada bajo cualquier circunstancia externa como el miedo,
euforia, interés, etc. Debe de ser una actitud que ha de perdurar hasta la
muerte.
Así como la fe no es un acto momentáneo, sino una
constante actitud de entrega y confianza en Jesucristo como Señor y Salvador,
así también el arrepentimiento es una constante contrición. No puede ser de
otra forma pues la carne aún recuerda el pecado vívidamente y necesita ser
confesado con pesar y alejarse de él. 1ª
Juan 1:8-10. Es junto a la cruz de Cristo donde el arrepentimiento tiene su
comienzo, y es junto a esa preciosa Cruz, donde debe continuar derramando su
corazón en confesión y contrición.
E. La provisión
del arrepentimiento: Cristo nos lo da por el pacto de Gracia. Tal es la
provisión que Dios ha hecho a través de Cristo en el pacto de gracia para la
preservación de los creyentes para salvación que, si bien no hay pecado tan
pequeño que no merezca la condenación, 1 no hay, sin embargo,
pecado tan grande que acarree condenación a aquellos que se arrepienten, lo
cual hace necesaria la predicación constante del arrepentimiento.2
1.
Todos
los pecados merecen condenación. Sal. 130:3; 143:2; Ro. 6:23.
2.
No
hay condenación si hay arrepentimiento. Is. 1:16-18; 55:7; Hch.
2:36-38.
El verdadero arrepentimiento se
manifiesta en una ruptura del pecado muy a fondo.
La vida de una persona arrepentida es alterada. El curso de su
conducta diaria es cambiado por completo. No solo es una nueva apariencia, es
una nueva criatura. 2ª Corintios 5.17.
Un nuevo Rey reina en su corazón. Habiendo despojado al viejo
hombre. Lo que Dios manda es lo que ahora desea practicar, y lo que Dios
prohíbe es lo que ahora desea evitar. Romanos
6.11-14. Se esfuerza en todas las formas de mantenerse alejado del pecado, de
luchar contra el pecado, de hacer guerra contra el pecado, para obtener la
victoria sobre el pecado. Hebreos 12:4.
Deja de hacer el mal y busca aprender a hacer el bien. Se desprende
bruscamente de sus malas costumbres y de las malas compañías. trabaja, aunque
sea paso a paso, en vivir una nueva vida.
El verdadero arrepentimiento se
manifiesta al producir en el corazón un profundo aborrecimiento hacia el
pecado.
La mente de una persona arrepentida se vuelve en una mente
habitualmente santa. Aborrecen lo que es malo, y se adhieren a lo que es bueno.
Se deleitan en la ley de Dios. Romanos
8:8-13. No significa que no pequemos nunca más, significa que cada vez que
pecamos hay un dolor profundo, un aborrecimiento arraigado contra el pecado. Romanos 7:10-25. Cuando una persona
está en esta condición entonces, es porque el Señor Jesucristo lo ha provisto
del verdadero arrepentimiento.
Conclusiones.
El verdadero arrepentimiento nunca llega solo en el corazón de la
persona. Siempre viene con un compañero, siempre viene acompañado de una fe
viva en nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Dondequiera que hay fe salvadora, hay
arrepentimiento para vida, dondequiera que hay arrepentimiento para salvación
siempre hay fe salvífica.
Las dos gracias nunca se encuentran separadas, una de la otra. Así
como no se puede tener el sol sin luz, o hielo sin frío, o fuego sin calor, o
agua y sin humedad, nunca encontraremos la verdadera fe sin verdadero
arrepentimiento, y nunca encontramos el verdadero arrepentimiento y sin una fe
viva. Las dos cosas siempre van lado a lado.
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