Esteban, lleno del Espíritu Santo comienza un ministerio de
sanidades y milagros a la par de la predicación del evangelio, esto de
inmediato levantó enemistad con ciertos grupos de judíos helénicos, en cuya sinagoga
debatieron acaloradamente con el diacono, pero sin poder hacerle frente pues,
aunque no lo sabían, estaban peleando directamente contra DIOS quien lo
respaldaba ampliamente.
Así que lo que hacen es voltear
la simpatía del pueblo en su contra, al levantar falsos testigos que
aseguraban que Esteban había hablado en contra del templo y de la ley de
Moisés, Lucas nos dice que repentinamente en medio de las acusaciones frente al
sanedrín Esteban tiene un brillo angelical en su rostro, en este séptimo
capítulo del libro de Hechos, encontramos la defensa de Esteban, un discurso
memorable que hace gala del gran conocimiento y dominio del Antiguo Testamento que
tenía Esteban.
Esteban responde a sus adversarios recitándoles la historia de
Israel. Comienza con el patriarca Abraham, sigue con José y los comienzos de la
nación israelita en Egipto y señala la preparación, misión y enseñanzas de
Moisés. Dice que la historia de Israel está marcada por la desobediencia.
Menciona la construcción del tabernáculo y del templo y cita de la profecía de
Isaías para mostrar que Dios no puede ser confinado a un templo (Is. 66:1–2).
Concluye su discurso llamando la atención a la resistencia de Israel a Dios y a
su Palabra, lo vamos a ir escudriñando poco a poco, parte por parte, hasta
llegar al clímax del juicio.
Algunos se han preguntado acaso ¿Este discurso es una respuesta
adecuada a los cargos levantados en su contra? Desde el punto de vista de Esteban
la respuesta es rotundamente afirmativa, porque como judío, Esteban apela a la
herencia histórica de las Escrituras que él con sus compatriotas tienen en
común. Por consiguiente, y al mencionar a Abraham, el padre de los creyentes,
está declarando su unidad básica con sus hermanos judíos, por así decirlo
Esteban llama a su primer testigo de descargo: Abraham el padre de la fe, pero
vamos por partes:
7:1. El sumo sacerdote dijo
entonces: ¿Es esto así?
Es probable que el sumo sacerdote fuese todavía Caifás, como en el
juicio de Jesús; sabemos que él permaneció en su cargo hasta el 36 d.C. Como
presidente del Sanedrín era el juez supremo de Israel. En los procedimientos de
la corte judía era preciso que la persona acusada supiera cuáles eran los cargos
en su contra, y que tuviera la oportunidad de responder a ellos.
A este discurso se lo conoce comúnmente como la defensa, o
apología, de Esteban, pero obviamente no es un discurso para la defensa en el
sentido estricto de la palabra. Un discurso como éste no estaba calculado, de
ninguna manera, para obtener la absolución ante el Sanedrín. Es más bien una
defensa del cristianismo puro como el modo señalado por Dios para la adoración;
Esteban se muestra aquí como el precursor de los apologistas cristianos,
especialmente de aquellos que defendían al cristianismo frente al judaísmo.
Los cargos contra Esteban que los testigos alegaron para la
acusación pueden haber sido armados tendenciosamente; Esteban expone aquí en
forma bastante detallada los argumentos de los cuales aquellos cargos eran
tergiversaciones. Después que los helenistas han presentado sus acusaciones y
los testigos falsos sus engañosos cargos, el sumo sacerdote pide a Esteban que
diga al auditorio la verdad.
2. Y él dijo: Varones hermanos y
padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en
Mesopotamia, antes que morase en Harán.
Esteban se dirige a ellos como: “Varones, hermanos y padres”. No
sabemos quién pudo recordar exactamente las palabras de Esteban. Indudablemente
Lucas recibió esta versión por la vía de la tradición oral o escrita y con bastante
fidelidad nos transmite lo medular. Esteban no sólo considera a los miembros
del Sanedrín sus hermanos espirituales, sino que además muestra profundo
respeto por su edad y su investidura. Les llama “padres” no porque desee
adularles, sino porque quiere mostrar su respeto por la autoridad. No quiere
que se distraigan, por lo que les pide que escuchen atentamente cuanto tiene
que decir.
Esteban tenía preparada su respuesta, no era un improvisado ni
mucho menos, no solo se nota en su conocimiento del AT si no también la forma
en que se desenvuelve. Él adopta la forma de una retrospectiva histórica, que
era una forma literaria muy conocida en la tradición judía. La afirmación de
fe, en el Antiguo Testamento, a menudo se asocia con una recitación de la
intervención divina en la vida de Israel. ‘Dios actuando en la historia’ era la
base subyacente en el optimismo rabínico. Por lo tanto, el discurso de Esteban
en Hechos 7 tiene la forma adecuada. Es en la segunda parte donde
difiere de los modelos hebreos.
La primera acusación contra Esteban es que ha blasfemado contra
Moisés y contra Dios (6:11). Esteban enfrenta directamente esta
acusación cuando comienza a recitar la historia de Israel, diciendo: “El
Dios de la gloria …Esta afirmación introductoria corresponde al relato de
Moisés según el cual Dios habitó entre los israelitas en el Tabernáculo de
reunión y donde su gloria llenó el lugar (Ex. 25:8; 40:34–35). Satisface
plenamente las expectativas judías al mostrar una profunda reverencia hacia
Dios, su gloria divina, el tabernáculo, y Moisés.
Comenzando con la era patriarcal, entonces, recuerda a sus oyentes
que, en Mesopotamia, lejos de la tierra prometida, Dios se reveló a Abraham,
primeramente. Gn. 11:31.
Abraham, con su esposa Sara, sus padres y hermanos, vivían en Ur.
En aquellos días, Ur era una ciudad próspera ubicada en las orillas del río Éufrates
(hoy día, el sur de Irak). Dios llamó a Abraham en Ur. Gn. 15:7; Neh. 9:7.
Aquí sus antepasados, incluyendo a su padre, Taré, adoraban a sus propios
dioses. Josué 24:2. Abraham, su esposa, su padre, y su sobrino Lot
salieron para Canaán, pero se establecieron en Harán, que era una ciudad prominente
en la parte norte de Mesopotamia.
7:3 y le dijo: Sal de tu tierra y
de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré. 4. Entonces salió de la
tierra de los caldeos y habitó en Harán; y de allí, muerto su padre, Dios le
trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.
Dios llamó a Abraham dos veces, Esteban sigue esta interpretación muy
aceptada en su día, de que Dios instruyó a Abraham para que dejara Caldea y
fuera a Canaán. Gn. 12:1. El punto que él quiere destacar es que Dios
llamó a Abraham a la tierra en la cual los compatriotas judíos de Esteban viven
ahora. De memoria, Esteban cita casi palabra por palabra de la traducción
griega del Antiguo Testamento (Gn. 12:1). Dice, “Y Dios le dijo: Sal
de tu tierra y de tu parentela, y ve a la tierra que yo te mostraré”.
Abraham, en obediencia, salió de “la tierra de los caldeos” este término
que es un claro sinónimo aquí de “Mesopotamia” y se estableció en Harán, en el
alto valle del Éufrates, en la intersección de importantes rutas comerciales de
caravanas, conocida como ciudad floreciente a comienzos del segundo milenio a.C.
Allí se quedó hasta que murió su padre; luego, bajo la dirección divina,
continuó su migración y llegó a Canaán. Pero aun entonces, Abraham no recibió
ninguna parte de la tierra en posesión segura: por el resto de su vida vivió
allí como habitante extranjero, lo vemos en el siguiente versículo:
7:5. Y no le dio herencia en ella,
ni aun para asentar un pie; pero le prometió que se la daría en posesión, y a
su descendencia después de él, cuando él aún no tenía hijo.
Repetidamente Dios promete a Abraham que le daría la tierra de
Canaán a él y a sus descendientes en una posesión perpetua. Abraham era un
nómada que movía su ganado de lugar en lugar en Canaán en busca de pastos, pero
no era dueño de la tierra. Cuando Sara murió, él compró una cueva en Macpela (Gn.
23:17–18). Él no podría decir que Dios le había dado esta cueva, porque
Abraham pagó por ella una suma determinada de dinero. La promesa que él recibió
de parte de Dios fue que la tierra de Canaán sería para su numerosa descendencia.
Génesis 48:4. y me dijo: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré,
y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia
después de ti por heredad perpetua.
Pero tanto su hijo Isaac como su nieto Jacob, vivieron en tiendas
de campaña no en casa como tal, no eran dueños de la tierra que ocupaban. Estos
tres patriarcas fueron herederos de la Tierra Prometida, pero todo lo que
poseyeron fue la promesa de Dios. Hebreos 11:9 Por la fe habitó como
extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con
Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa.
Esteban dice que Abraham no fue dueño ni siquiera de un pedazo de
tierra para asentar un pie. Aunque tenía la promesa que Dios le daría Canaán a
su descendencia, para Abraham era una gran prueba de fe, puesto que, a esas
alturas de su vida ni siquiera tenía un solo hijo.
Antes de hacer un pacto con él, y aun antes de que Abraham se
circuncidara, cuando los cananeos vivían en la tierra, Dios le hizo una promesa.
Gn. 12:6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem,
hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.
Con todo rigor, Dios probó su fe. Y a su tiempo, cuando salieron
de Egipto, Dios dio la tierra a los israelitas, para Abraham fue una tierra
prometida, prometida a él y a su posteridad antes de que tuviera hijos. Abraham
no tuvo ningún objeto tangible en el cual confiar: creyó la mera palabra de
Dios y actuó de conformidad.
7:6. Y le dijo Dios así: Que su descendencia
sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían a servidumbre y los
maltratarían, por cuatrocientos años. 7. Mas yo juzgaré, dijo Dios, a la nación
de la cual serán siervos; y después de esto saldrán y me servirán en este
lugar.
Ahí, de pie ante el Sanedrín, Esteban recurre a la memoria para
referirse a las Escrituras. Una vez más trae a colación la historia de Abraham Gn.
15:13–14. La permanencia de Israel en Egipto no ocurrió por decisión de los
patriarcas; como Esteban afirma, Dios predijo que los israelitas serían
sometidos a esclavitud en Egipto por cuatrocientos años.
Aunque tenían la promesa de DIOS a su padre Abraham, aun así, por
cuatro siglos los israelitas tuvieron que vivir como extranjeros en tierra
extraña. Y por encima de eso, como esclavos. Esteban no menciona el nombre Egipto,
quizás por atención a los judíos helenistas que procedían de Alejandría. El
número de años que Israel pasó en Egipto fue 400, según la palabra de Dios a
Abraham Gn. 15:13. Moisés escribe que el tiempo total que estuvo Israel
allí fueron 430 años. Ex. 12:40–41; Ga. 3:17.
Obviamente, 400 es un número redondo, mientras que 430 es más
específico. No pasa nada, no hay contradicción simplemente Esteban no está interesado
en cifras precisas. De memoria cita el texto del Génesis con el propósito de
señalar que Dios castigaría a los opresores de su pueblo. Con esta mención: yo
los juzgaré Esteban hace recordar las diez plagas sobre Egipto y la
subsecuente liberación del pueblo de Dios. Lo que esteban quiere hacer es
recalcar que las palabras proféticas de Dios contenidas en Génesis están, cumplidas
en el relato registrado posteriormente en Éxodo.
La última parte del versículo 7 difiere de su fuente en el AT
Esteban dice, “Y después de esto saldrán y servirán [a Dios] en este lugar”.
Pero el texto del AT dice, “Y después de esto saldrán con gran riqueza”
(Gn. 15:14b). Cuando los israelitas dejaron Egipto, salieron con muchas
posesiones de las que despojaron a los egipcios Ex. 12:36. Y Jehová
dio gracia al pueblo delante de los egipcios, y les dieron cuanto pedían; así
despojaron a los egipcios. Pero
Esteban hace caso omiso de la cláusula que tiene que ver con los bienes
materiales, posiblemente para no desviar la atención a una situación secundaria
en ese momento.
En cambio, agrega una cláusula modificada de Éxodo 3:12
donde Dios informa a Moisés en el desierto del Sinaí que cuando él ha sacado al
pueblo fuera de Egipto, “ustedes [me] adorarán en este monte”. Pero
Esteban cambia las palabras en este monte por “en este lugar”, y así
señala al templo de Jerusalén en lugar de al monte Sinaí.
Esteban empieza a contestar los cargos de los testigos falsos de
que él está hablando contra el santo lugar y que Jesús destruiría “este lugar”
(6:13–14) Esteban demuestra que para él la adoración a Dios es sagrada,
porque la palabra griega para servirán es latreuo (λατρεύω, G3000) que
también se pude traducir como rendir culto, ministrar, habla de un deber religioso
externo que es realizado formalmente y que incluye a un compromiso interno.
Esteban, como dijimos, estaba presentando al padre de la fe de las
tres más grandes religiones monoteístas del mundo, la cristiana, judía e
islámica, como testigo suyo de que honraba profundamente la ley y las
estipulaciones de adoración dadas por DIOS.
Si meditamos profundamente, Abraham no solo fue probado en que no
se le dio ningún pedazo de tierra y que aun no tenía descendiente que la
recibirá, DIOS todavía probó más su fe al revelarle que sus descendientes
abandonarían la tierra que se les iba a dar, serian hechos esclavos en una
nación extranjera y que esto duraría varias generaciones durante cuatro siglos.
Pero que su exilio no sería permanente; a su tiempo Dios mismo los libraría de
sus opresores y los llevaría de vuelta para que lo adoraran en la tierra de
Canaán, no por nada es considerado el padre de la fe.
7:8. Y le dio el pacto de la
circuncisión; y así Abraham engendró a Isaac, y le circuncidó al octavo día; e Isaac
a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.
En este verso encontramos tres situaciones que hay que resaltar:
a. El pacto. Después de una breve acotación a
la presencia de Israel en Egipto, Esteban vuelve su alegato a Abraham y los
días previos al nacimiento de Isaac. En ese tiempo, Dios se apareció al padre
de los creyentes e hizo un pacto con él que fue sellado con la sangre de la
circuncisión. Gn. 17:9–14.
El propósito de Esteban al introducir precisamente aquí el
concepto de pacto es mostrar que se trata de algo anterior al templo y a la ley
y, pero que aun así es básico en la religión de Israel. De esta manera él se
autodefiende de la acusación de que ha blasfemado contra la ley y contra Dios,
implícitamente les esta demostrando que no todas las ordenanzas se encuentran
en la Ley de Moisés, que los mismos patriarcas recibieron también algunas, y
estas sirvieron de pacto eterno entre DIOS y los hijos de Abraham.
Dios confirma su pacto con Abraham nueve veces, en todas se
refiere a este punto como “mi pacto” Gn. 17:2–21. Dios lo inicia,
DIOS pone los términos y DIOS mismo lo mantiene a través de las generaciones
como un pacto eterno.
b. La circuncisión. La circuncisión es la señal
externa del pacto que Dios ha hecho con Abraham y sus descendientes. Dios exige
consagración total de aquellos que se circuncidan, incluyendo a Esteban y su auditorio
del Sanedrín. Así como Abraham circuncidó a su hijo Isaac al octavo día, los
judíos circuncidan a sus hijos varones a través de las generaciones en esos
mismos días de nacido.
Esteban desea que se den cuanta que este pacto, simbolizado en el
rito de la circuncisión, es la seguridad para Israel. No es el templo que, como
en los días del exilio puede dejar de existir, sino el pacto el que permanece
para siempre.
c. La obediencia. “Y así Abraham engendró a
Isaac”. Algunas traducciones han eliminado del texto la palabra así.
Pero esta palabra es importante porque señala a la relación del pacto que
Abraham tiene con Dios. Abraham debe circuncidar a su hijo con quien Dios
continúa el mismo pacto. Gn. 17:12, 21.
Abraham y sus descendientes: Isaac, Jacob y los doce patriarcas, están
obligados a guardar el pacto a través de vivir una vida intachable obediencia
ante Dios. Gn. 17:1. Era Abram de edad de noventa y nueve años,
cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante
de mí y sé perfecto.
Esto lo hace notar Esteban para recalcar el hecho de que Abraham y
su descendencia deben servir y adorar a Dios sin la ayuda de un tabernáculo o
un templo. El pacto, por lo tanto, reemplaza al templo y sus servicios.
Tanto Esteban como sus oyentes están en una relación de pacto con
Dios. Para ellos el pacto eterno que les llegó a través de Abraham y los
patriarcas es básico. El cargo de blasfemia contra Esteban no tiene sentido,
porque Esteban demuestra que él ha guardado el pacto a través de amar y servir
a Dios, ha guardado el pacto de DIOS.
Conclusiones.
Uno de los temas en la primera parte de su discurso es la
omnipresencia de Dios. Es decir, Dios se revela a sí mismo en diversos lugares
que están fuera de la Tierra Prometida. En Ur de los Caldeos le da a Abraham la
promesa de una numerosa descendencia; desde Ur y desde Harán lo envía a Canaán.
En Egipto Dios castiga a los opresores de Israel y dirige a la
descendencia de Jacob a la libertad. Dado que la presencia de Dios es
universal, él puede ser adorado dondequiera. Por lo tanto, el templo en
Jerusalén no es el único lugar donde el pueblo de Dios puede adorarlo.
Y el cristianismo no está limitado al templo de Jerusalén. Esteban
pronuncia su discurso en un tiempo en que los judíos de habla griega están
alcanzando gran influencia en la iglesia (6:1–7) y cuando los samaritanos están
por aceptar a la fe (8:4–25).
En resumen, Esteban habla en un momento en que el evangelio se
difunde en círculos cada vez más amplios.
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