Como mencionamos la semana pasada, este sexto capítulo del libro
de Hechos es el más corto, por este motivo hoy daremos por terminada su
exposición, aunque los acontecimientos están directamente ligados al siguiente
capítulo, que en las próximas semanas examinaremos poco a poco y a detalle.
La narración de Lucas comienza cuando los cristianos judíos de
habla griega en Jerusalén hacen oír sus quejas contra los creyentes de habla
aramea porque en la distribución diaria de alimentos sus viudas están siendo
mal atendidas. Los apóstoles llaman a los creyentes a una reunión
congregacional y sugieren una distribución del trabajo: siete varones que sean
llenos del Espíritu y sabiduría se harán cargo de las necesidades físicas de
los pobres, dedicándose a la oración y a la predicación, satisfaciendo así las
necesidades espirituales del pueblo. Son seleccionados y como resultado de
ello, la iglesia continuó creciendo; aun varios sacerdotes se unen a la
iglesia.
Lo siguiente que nos narra es el breve por muy importante
ministerio de Esteban, uno de los siete varones elegidos para la tarea del
diaconado. Aunque corto, el ministerio de Esteban es un preludio del ministerio
de Pablo, quien en un sentido asume el trabajo que queda interrumpido por la
muerte de Esteban. Este encuentra gran oposición en una sinagoga local de
judíos de habla griega. Después de su conversión y regreso a Jerusalén, Pablo
también tuvo debates con los judíos de habla griega quienes trataron de
matarle.
6:8. Y Esteban, lleno de gracia y
de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.
No sabemos prácticamente nada de la vida de Esteban, excepto que
era un judío helenista que había llegado a abrazar la fe cristiana. Lucas lo
describe como un hombre de fe y lleno del Espíritu Santo. Esteban fue conocido por
su sabiduría, y por su discurso ante el Sanedrín aparece como una persona
educada. Presumiblemente asistió a alguna escuela teológica judía en Jerusalén
o Alejandría, como dijimos ya, su nombre significa corona.
Esteban es un hombre lleno de gracia caris (χάρις, G5485)
y de poder dunamis (δύναμις, G1411). Con las palabras gracia y
poder, Lucas relaciona la obra de misericordia, de sanidad, enseñanza y
predicación de Esteban con la de los apóstoles, es decir a propósito Lucas
escribe estás palabras para ligar el ministerio de Esteban con el de los apóstoles,
no era un auto enviado o auto ungido, estaba sujeto y dependía de la
autoridad de la iglesia por medio de los apóstoles.
Poco antes Lucas escribe que los apóstoles continuaron proclamando
la resurrección de Jesús “con gran poder” y que experimentaron “abundante
gracia” (4:33). Dios, entonces, bendice la obra de Esteban en la misma
forma en que bendijo el trabajo de los apóstoles. Lucas rara vez califica los
milagros y maravillas hechas por los apóstoles.
Pero en el caso de Esteban, afirma que las maravillas y señales
son grandes. En el griego, el tiempo indica que Esteban continuó haciéndolas.
No está claro si él ya había realizado milagros antes de ser ordenado por los apóstoles,
pero es probable que así haya sido.
Deducimos, por lo tanto, que “las grandes maravillas y señales” describen,
precisamente, el ministerio de sanidad de Esteban. Especialmente por estos milagros
él fue una bendición para el pueblo. Y pese a ello, dentro de poco sus
compatriotas le mataron.
6:9. Entonces se levantaron unos de
la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de
Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. 10. Pero no podían resistir a la
sabiduría y al Espíritu con que hablaba.
La oposición al ministerio de Esteban viene, no por los milagros
que hacía, sino por su predicación que sabemos era exasperante para los
saduceos porque no creían en la resurrección, y aunque Lucas no dice nada
acerca de su trabajo de diácono, pero sí hace hincapié en su ministerio de
sanidad y en su debate con los judíos de habla griega. Todo parece indicar que
este talentoso y amable varón de Dios servía en otras capacidades además de
atender a las mesas. Él iba a la
sinagoga local de sus compatriotas. Son varios los puntos a tratar en este par
de versículos:
a. La Sinagoga. La oposición que Esteban enfrentó
vino de los miembros de la llamada Sinagoga de los libertos. El término
libertos se refiere a un grupo de judíos prisioneros de guerra de los romanos quienes
bajo el liderazgo del general Pompeyo fueron capturados en el año 63 a.C. En
los años siguientes estos prisioneros fueron dejados en libertad y
establecieron una colonia junto al río Tiber en Roma. Más tarde, sus
descendientes fueron expulsados de Roma y se piensa que muchos de ellos hayan
encontrado refugio en Jerusalén, donde levantaron una sinagoga. Los estudiosos
están divididos sobre la veracidad de una inscripción en idioma griego,
haciendo referencia a esta sinagoga, desenterrada en 1913–14 en Jerusalén.
Además, difieren en cuanto a la interpretación de la frase
Sinagoga de los libertos. ¿Está queriendo decir Lucas que los libertos tenían
una sinagoga tal como los otros grupos de Cirene, Alejandría, Cilicia, y Asia tenían?
Si así hubiese sido, entonces habría cinco sinagogas diferentes cuyos miembros
debatían con Esteban.
A la inversa, el texto griego indica una división entre los judíos
de Cirene y de Alejandría y de Cilicia y Asia. Esto significaría que había dos
sinagogas: los libertos, los cirenios, y los alejandrinos en un grupo y los
cilicianos y los asiáticos en el otro. Esta
última interpretación es interesante porque la respalda el texto griego.
También, las diferencias geográficas, culturales y aun
lingüísticas entre los judíos del Norte de África que son los de Cirene y
Alejandría, y los de Asia Menor que son los de Cilicia y Asia eran lo
suficientemente grandes como para no permitirles reunirse en un solo lugar, por
lo tanto, Lucas nos está diciendo que al menos había 2 sinagogas donde si no es
que hasta cinco de ellas cuyos miembros, debatieron acaloradamente contra
Esteban. Lo que si sabemos con exactitud es que eran cuatro grupos
culturales en su contra: los de Cirene, los de Alejandría, los de Cilicia y
los de Asia.
·
Cirene era la
capital de la provincia de Cirenaica (moderna Libia) en el Norte de África.
Puerto ubicado en un área rica en la producción de grano y ganado, Cirene
servía como cruce de caminos para el tráfico por mar y tierra y llegó a ser famoso
como un centro de comercio.
Se desarrolló como una colonia
griega con una importante población judía. Del Nuevo Testamento aprendemos que
muchos de estos judíos llegaron a ser residentes de Jerusalén. Hechos 2:10. Mt.
27:32. Mr. 15:21. Lc. 23:26.
·
Alejandría
era la capital del antiguo Egipto y después de Roma fue el centro
administrativo más importante del mundo Mediterráneo. Era famosa por su cultura
y sus atracciones literarias centradas en un museo, biblioteca y escuelas. A
través de los siglos, miles de judíos se habían establecido aquí, asumiendo
muchos de ellos posiciones de liderazgo tanto en el ejército como en el
gobierno civil.
Los judíos alejandrinos hablaban
griego, por lo que eventualmente necesitaban una traducción del Antiguo
Testamento a ese idioma que fue la Septuaginta.
·
Tanto
Cilicia como Asia eran provincias romanas en Asia Menor (moderna Turquía),
donde se hablaba griego. Cilicia estaba ubicada a lo largo de las costas del
Mediterráneo, en la parte sudeste de Asia Menor.
Entre sus ciudades estaba Tarso,
lugar de nacimiento de Pablo. Aquí vivía un considerable número de judíos,
algunos de los cuales llegaron a ser miembros de las iglesias cristianas
(15:41). La provincia de Asia, en la costa occidental de Asia Menor, tenía a Éfeso
como su ciudad principal. El área tenía numerosos asentamientos judíos y en
muchos de ellos habían sido establecidas iglesias (p.ej., las siete iglesias de
Asia mencionadas en Ap. 1:11).
b. El Debate. “Disputaron con Esteban”.
Aun cuando Lucas presenta a Esteban algo así como un precursor de Pablo, no
ofrece ninguna indicación de que Pablo mismo haya estado presente entre los
judíos de habla griega de Cilicia que discutían con él. Es posible que
asistiera a los cultos en la Sinagoga de los libertos; pero sí estaba presente
cuando los judíos le tiran piedras y matan a Esteban (7:58).
La enseñanza de Esteban provocó una viva oposición, y
probablemente se concertó un debate formal, la palabra disputaron del griego suzeteo
(συζητέω, G4802) más que sugerir pelea, sugiere controversia,
investigar conjuntamente o debate.
Estos judíos, venidos de varios lugares de la dispersión, no
pudieron refutarle, aunque no se menciona el tema exacto del debate, sin duda ellos
no estaban discutiendo acerca de los milagros de sanidad o del respaldo que les
daba la gente del lugar. Como ellos en sentido figurado eran los guardianes de
las murallas de Sion y eran muy vigilantes y defensores de la ley de Moisés, el
templo, y las observancias religiosas; por lo tanto, el debate se centraba en
asuntos doctrinales y de adoración, más específicamente en el Mesianismo de
Jesús y como esto cambia por completo el culto de adoración judío, pues ya no
eran necesario los sacrificios, estos solo eran una representación de lo que un
día iba a suceder en la cruz, y la cruz ya había pasado, así que las
representaciones debían de cesar.
Podemos concluir que este fue el tema central del debate, por las
acusaciones que levantaron en su contra y por la forma en que Esteban mismo
presentó su defensa.
Lucas dice que Esteban hablaba con sabiduría y con el Espíritu.
Esto es suficiente por ahora, porque en el capítulo 7 Lucas recuenta el contenido
del sermón de Esteban. Aquí Lucas repite el requisito apostólico establecido
para los siete varones elegidos para atender a los oficios administrativos: “que
sean llenos del Espíritu y de sabiduría” (v. 3), vaya, es como si
Lucas mismo relatara esta parte para corroborar que en efecto, los requisitos
que eran necesario para llevar a cabo el oficio de diacono estaban muy
presentes en Esteban.
Así como sucedió con Pedro frente al Sanedrín ya en un par de
ocasiones, ahora en Esteban también tuvo cumplimiento la promesa de Jesús de
dar a sus seguidores palabras de sabiduría de tal modo que ninguno de sus
enemigos podría refutarle. Lc. 21:15. Mt. 10:20.
Es importante recalcar que el término sabiduría aparece sólo
cuatro veces en el libro de Hechos, dos en conexión con Esteban (vv. 3, 10)
y dos en su discurso ante el Sanedrín (7:10, 22). Con el Espíritu de
Dios y la sabiduría de lo alto, Esteban fue capaz de debatir con sus enemigos
en las sinagogas judías. Y lleno con el Espíritu pudo refutar los argumentos
que habían levantado en contra suya y su interpretación de las Escrituras.
Si estos judíos de habla griega se hubieran dado cuenta que estaban
oponiéndose al Espíritu Santo mismo, habrían sabido que estaban librando una
batalla que de ninguna manera podrían ganar, no por nada Pablo les dice a los
cristianos en Roma: si DIOS es por nosotros ¿Quién contra nosotros? Romanos
8:31.
6:11. Entonces sobornaron a unos
para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y
contra Dios.
¿Quiénes son estos insidiosos que instigan a algunos hombres para
que den un falso testimonio? Los opositores de Esteban son helenistas que han
venido de la dispersión; quizás tratan de superar lo que ellos perciben como el
estigma de la cultura griega y, por extensión, el liberalismo. En Jerusalén,
quieren probar su lealtad a la ley y las costumbres judías. Por eso, consideran
sospechoso a cualquiera que pareciera desviar de las reglas y regulaciones
estrictas. No está claro por qué razón estos fanáticos buscaron personas que
testificaran falsamente en lugar de usar sus propias alegaciones contra las
palabras de Esteban.
Esteban es un verdadero discípulo de Jesús. Al confrontar las
acusaciones falsas, no está por sobre su Maestro, quien también tuvo que
escuchar cargos que trajeron contra él falsos acusadores (véase Mt. 26:59–66 y
pasajes paralelos).
El cargo contra Esteban es doble: “Le hemos oído decir palabras
blasfemas en contra de Moisés y en contra de Dios”. Este es un asunto
serio, porque la pena para quien blasfeme el nombre de Dios es la muerte por apedreamiento.
Lv. 24:16.
La palabra Moisés se refiere a los cinco libros de Moisés; es
decir, la Ley. Las acusaciones de deslealtad a la ley y blasfemia contra el
nombre de Dios surten efecto en cuanto a provocar al pueblo de Jerusalén. A
pesar de todas las sanidades efectuadas por Esteban, las gentes son lo
suficientemente caprichosas como para creer las falsas acusaciones y volverse
en su contra.
6:12. Y soliviantaron al pueblo, a
los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al
concilio.
Lucas nos dice que soliviantaron del griego sunkineo
(συγκινέω, G4787) que significa que agitaron o alborotaron al pueblo. Los
instigadores tienen éxito en lograr el respaldo del pueblo, de los ancianos de
Israel, y de los escribas.
Suponemos que Esteban enseñó que los creyentes pueden adorar a
Dios en cualquiera parte porque Dios no habita en casas hechas por hombres (7:48–49).
Para estos judíos fanáticos, esta declaración es equivalente a una blasfemia.
Con la multitud enardecida, las autoridades civiles los ancianos y los maestros
de la ley, los escribas, ven la oportunidad para arrastrarlo ante un tribunal.
Sin duda, varios de estos ancianos son miembros del Sanedrín.
El pueblo ya no está en favor de Esteban; por eso los miembros del
Sanedrín no tienen miedo de un levantamiento. Así, Esteban es detenido, quizás
por el jefe de la guardia y sus oficiales, y es llevado ante el Sanedrín. Es la
tercera vez que la corte suprema de Israel trae a juicio a los seguidores de
Jesús; primero a Pedro y Juan, luego a los Doce, y ahora a Esteban.
Nuevamente Esteban pasa una situación similar al Maestro, primero
enfrento acusaciones falsas, ahora tiene que aguantar al pueblo voluble y
fácilmente manipulable, como el Señor Jesús que momentos antes el pueblo gritaba
hosanna y después clamaban crucifícale, su sangre sea sobre nosotros y nuestros
hijos, no cabe dida que Esteban es un verdadero discípulo, pues va por el mismo
camino que el Maestro.
Por ello es que años después el apóstol pedro escribió en su primera
carta que no nos sorprendiéramos cuando el fuego de prueba llega a nuestras
vidas como si algo extraño pasara, pues los verdaderos discípulos estamos
llamados a ser como nuestro Maestro el Señor Jesucristo, y la mejor forma de
forjar nuestro carácter en semejanza al suyo es pasando por las mismas
situaciones que él mismo paso:
·
Traición.
·
Angustia.
·
Abandono de
los supuestos amigos.
·
Falsas acusaciones.
·
Lidiar con
malagradecidos.
·
Aguantar la
inconstancia de la gente.
·
Etc.
¿Por qué debe de ser así? Porque solo de esa forma aprenderemos a
amar como él ama: incondicionalmente, no hay otra manera, no hay atajos,
no hay forma de librar este camino, por ello es que el camino del discípulo,
del verdadero discípulo de Cristo, no cualquiera lo recorre, es solo para
aquellos que se niegan a sí mismo, y toman su cruz cada día.
6:13. Y pusieron testigos falsos
que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar
santo y contra la ley; 14. pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret
destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés.
Debemos entender que el Sanedrín necesita algún tiempo para
convocar a un juicio contra Esteban. Además, los propios helenistas necesitan tiempo
para preparar a los testigos falsos y presentar sus acusaciones que toquen el
corazón religioso de Israel: el lugar santo y la ley.
Según la ley de Moisés, cualquiera acusación contra un individuo
debe ser sostenida por el testimonio combinado de dos o tres testigos. Dt.
17:6–7. Por eso, en el juicio contra Jesús, los testigos falsos no pudieron
ponerse de acuerdo por lo que eran despedidos hasta que dos de ellos se
presentaron diciendo que Jesús había dicho que él destruiría el templo y lo
reconstruiría en tres días. Mt. 26:60–61; 27:40.
Los testigos en el juicio contra Esteban se presentan con una
acusación inventada de que Esteban nunca deja de hablar en contra de la ley de
Moisés y en contra del templo y todo lo que comprendía. La frase, “este
hombre no cesa de hablar” es, obviamente, una exageración, porque Esteban
proclama las Buenas Nuevas y las acompaña con grandes milagros. Los testigos,
sin embargo, lo presentan como un revolucionario más añadido a la lista que
está perturbando la religión judía.
El enfático “este lugar” se refiere al templo y su servicio
y no a toda la ciudad de Jerusalén. El lugar de reunión del Sanedrín era en una
de las alas del templo. Y el cargo de que Esteban hablaba en contra de la Ley o
el Antiguo Testamento tiene todos los aspectos de una exageración. Si
recordamos bien, Jesús mismo enseñó que él no vino a abolir la Ley y los
Profetas, sino a cumplirlos. Mt. 5:17.
Contra Esteban los testigos usaron la misma acusación que Jesús
oyó durante su juicio y en su crucifixión. Dicen haberle oído decir que este
Jesús de Nazaret destruiría el templo y cambiaría las costumbres judías que se
originaban con Moisés. Primero, los testigos usan el pronombre ese antes
del nombre Jesús de Nazaret para expresar su desprecio por Jesús. Luego, echan
a correr el rumor referente a las palabras de Jesús. Si ellos se hubieran
referido al desafío que Jesús hizo a sus oponentes de que destruyeran el
templo, obviamente no le habían comprendido. Jesús hablaba de su cuerpo y
agregó que resucitaría de la tumba en tres días. Juan 2:19. Sin embargo,
los acusadores de Esteban distorsionaron las palabras de Jesús y su significado,
en eso si eran expertos.
La siguiente acusación es que Jesús habló en contra de las
costumbres que Moisés había transmitido. Los testigos hablan generalidades,
pero no dan detalles. Aparentemente, una simple referencia a cambiar las costumbres
judías es suficiente evidencia para etiquetar a cualquiera de violador de la
ley.
Jesús se opuso a las tradiciones que anulaban las claras
enseñanzas de las Escrituras Mt. 15:6, pero siempre enseñó el
cumplimiento de la Palabra de Dios. A la mujer samaritana Jesús reveló que en
la era mesiánica los verdaderos adoradores no tendrían que ir al templo
samaritano en el Monte Gerizín o al templo en Jerusalén. Los verdaderos
adoradores adoran al Padre en cualquier lugar, en espíritu y en verdad Jn. 4:21–24.
Creemos que Esteban también proclamó estas buenas nuevas al pueblo
de Jerusalén para que fuera liberado de molestosas costumbres y tradiciones,
Esteban sostenía que el evangelio significaba el fin del culto con sacrificios
y de toda la ley ceremonial.
6:15. Entonces todos los que
estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como
el rostro de un ángel.
El estar parado en el semicírculo, de cara a los miembros del
Sanedrín, sentados en filas a una altura mayor intimidaría a cualquiera. Pero
no fue así con Pedro, quien las dos veces que tuvo que enfrentarse al Sanedrín
fue lleno del Espíritu Santo, habló con toda valentía en su propia defensa, y
de hecho se adueñó de la situación (4:8–12; 5:29–32). Ahora le toca el
turno a Esteban. Todos los que están frente a él lo miran con ojos atentos. Un
resplandor divino parece envolverle.
Lucas escribe que el rostro de Esteban “era como el rostro de
un ángel”. Deducimos que Lucas recibió detalles de este juicio de parte de
un testigo ocular, muy probablemente del mismísimo apóstol Pablo, quien en su
discurso a la muchedumbre en Jerusalén admitió libremente haber tomado parte en
la muerte de Esteban (22:20). Pablo, entonces, era uno de aquellos que
vieron la transformación facial de Esteban. Pero a pesar de ese resplandor milagroso
que lo envolvía, los miembros del Sanedrín no quisieron escuchar su llamado a
que atendieran al evangelio de Cristo.
El sanedrín quería condenar a Jesús y ellos mismo ejecutar su sentencia,
pero como no procedió la acusación fue que amenazaba la seguridad o la santidad
del templo, porque la profanación del templo que era una ofensa que la
administración romana reservaba expresamente a la jurisdicción de las
autoridades judías no lo lograron. Si se lo hubiera encontrado culpable de ese
cargo, podrían haberlo condenado a su antojo, sin referirlo al prefecto Poncio
Pilato. El intento contra Jesús falló, pero estaban dadas todas las condiciones
para que el proceso de Esteban sobre dichas bases fuese exitoso.
Pero mientras sus acusadores presentaban sus cargos contra
Esteban, su rostro brillaba ante el Sanedrín como quien estaba conscientemente
ante la presencia de Dios. Lucas no dice explícitamente a esta altura que
Esteban estaba lleno del Espíritu Santo cuando enfrentaba a sus jueces, pero no
tiene necesidad de hacerlo aquí, ya que toda la narración lo sugiere, su brillo
no era luz propia, era el reflejo de la luz de Cristo en interior, tal como le
sucedió a Moisés cuando bajó del monte: Éxodo 34:29.
Cuando una persona tiene comunión intima con DIOS, siempre se va a
notar, el reflejo de la luz de Cristo será evidente, sin importar que sea en la
peor de las situaciones, tal como le sucedió a Esteban, que a pesar de estar en
una situación precaria al extremo, siempre reflejó el carácter del Señor
Jesucristo, tal vez no todos nos van a mirar con cara de ángel como a Esteban
le sucedió, pero que si todos vean el carácter de Cristo en nosotros, aun en
medio de las peores situaciones de la vida.
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