domingo, 15 de marzo de 2020

Hechos Historia Salutis 22: Problemas En La Primera Iglesia. Hechos 6:1-7.



En este día comenzaremos a escudriñar el sexto capítulo del libro de Hechos, este es el más corto de todos los capítulos, en él encontramos valiosos ejemplos de la vida en comunidad de la iglesia primitiva. Lucas introduce una nueva fase en el desarrollo de la iglesia. Su incesante crecimiento crea problemas administrativos que afectan la unidad.

Los doce apóstoles están dedicados a la enseñanza de la doctrina cristiana y a la evangelización en los barrios de Jerusalén. Además, tienen la responsabilidad de distribuir la ayuda que ha sido puesta en sus manos para aliviar las necesidades de los pobres. Pero se presenta un nuevo problema ahora entre los creyentes de habla griega, cuyas viudas están siendo postergadas en la distribución diaria de alimentos.

6:1. En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.

a. “En aquellos días”. No es posible determinar el año exacto o la ocasión a que Lucas se refiere. Evidentemente está escribiendo acerca del tiempo que siguió al juicio contra los apóstoles y su esfuerzo concertado para predicar y enseñar el evangelio por toda Jerusalén, sin embargo, no sabemos exactamente cuento tiempo después, como dijimos antes, esa es la formula general de llevar los acontecimientos por parte de Lucas, solo echa vistazos divinamente dirigidos.

b. “como crecía el número de los discípulos” El resultado de este trabajo tan intenso es que la membresía de la iglesia creció a pasos agigantados. No es posible establecer el número de cristianos que pertenecían a la iglesia de Jerusalén, la última cifra que manejó Lucas fe de 5000 hombres, ya después solo dice que la iglesia ha crecido, y ahora lo repite haciendo énfasis en que fue tanto ese crecimiento que desató algunos inconvenientes organizacionales. No podemos dar un número exacto, solo se especula que son ya más el doble de la última cifra, es decir que ya había más de 10 mil cristianos en Jerusalén en tan solo unos meses.

Es de resaltar que Lucas identifica a los creyentes como discípulos, no eran solo seguidores ocasionales, visitantes o simpatizantes, estaban siendo enseñados y corregidos por los apóstoles, el ciclo se repitió, primero ellos fueron enseñados y corregidos por el señor Jesús, ahora ellos son los maestros, y de esa generación de discípulos saldrán los siguientes maestros y así sucesivamente hasta nuestros días.

Que Lucas haga esta aclaración concisa de que la iglesia crece no solo en seguidores superficiales, sino en discípulos verdaderos como resultados de la evangelización y enseñanza de los apóstoles, nos deja claro que la tarea de la iglesia de discipular es vital para que sea verdaderamente una iglesia bíblica, enseñar y en su debido momento y forma corregir, es una función primordial de toda iglesia sana.


c. “Hubo murmuración de los griegos contra los hebreos”. Otras traducciones más dinámicas dicen hubo murmuración de los judíos de habla griega contra los de habla hebrea. Si bien es cierto que el evangelio se ha extendido por todo el mundo, hasta ese momento todos los discípulos son de nacionalidad Israelita, los gentiles serán alcanzados por primera vez cuando Pedro visita a cornelio en el capítulo 10.

Por el relato de Pentecostés sabemos que judíos devotos habían venido de la dispersión para establecerse en Jerusalén. Muchos de ellos eran gente ya anciana que deseaban pasar los últimos días de sus vidas en la ciudad santa. Por el hecho de haber vivido en otros sitios su lengua materna era el griego, no el arameo o el hebreo (que era el idioma que hablaban los judíos de Jerusalén). No pocos aceptaron el evangelio de Jesucristo y llegaron a ser parte de la iglesia. Sin embargo, antes de llegar a ser cristianos, cada grupo tenía su propia sinagoga y cuando llegaron a ser discípulos, tanto los de lengua griega como los de lengua aramea continuaron teniendo sus propias asambleas.

Además, cada grupo usaba su propia Biblia; los judíos de habla griega estaban acostumbrados a la Septuaginta (una traducción griega de las Escrituras hebreas) en tanto que los judíos que hablaban hebraico leían el Antiguo Testamento en el hebreo original. Aquí tenemos, entonces, el origen de una división que partió con las diferencias lingüísticas y culturales. El término traducido “judíos de habla griega” aparece en el texto griego como “helenistas”.

Vemos que, desde los inicios de la iglesia, está se ha conformado por personas muy diversas y diferentes entre sí, ya lo dijimos, desde los apóstoles mismos, pescadores, recaudadores de impuestos, revolucionarios, etc. y ahora aun con ser de la misma nacionalidad, pero de una cultura y habla totalmente diferente, de hecho, los helenistas eran muchas veces mal vistos por los más conservadores de entre los judíos, pues según ellos se habían contaminado con usos y costumbres paganos como el idioma, o el hecho mismo de leer La Toráh en griego y no en el hebreo original.

d. “de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria” Los cristianos de Jerusalén que hablaban arameo eran la mayoría y creyentes que hablaban griego formaban la minoría. Aunque la armonía y la unidad eran las características de la iglesia cristiana, las diferencias lingüísticas y culturales causaban una separación inevitable.

El desacuerdo, que se hizo agudo, giraba en torno a un asunto práctico, no un asunto de importancia teológica, esto es muy importante resaltarlo, no es que algunos estuviesen predicando otro Cristo, o enseñando otra doctrina, era en la praxis donde había fallas, aun a pesar de que el Señor les había dado recientemente una lección muy poderosa de la medida del amor que le tiene a Su Iglesia cuando diciplinó a Ananías y su esposa Safira, de todos modos la carne no tardó en salir a flote nuevamente y empezar a hacer estragos en la armoniosa comunidad. Esta es una prueba más de que no hay iglesias perfectas, hay iglesias sanas.

Una iglesia sana, como la primera Iglesia en Jerusalén, no es aquella donde nunca hay inconvenientes, si no una donde a pesar de los inconvenientes, los roces, los percances que pudieran ocurrir, se sigue adelante juntos, con la mirada puesta en Cristo, perdonando las ofensas. 1ª Pedro 4:8.

¿Qué ocurrió exactamente? La iglesia como sabemos, contaba con pilares que la sostenían económicamente, al grado de vender sus propiedades para que los necesitados fuesen atendidos, obviamente uno de los grupos más vulnerables de entre los necesitados eran las viudas, es por este motivo que con el fondo común que habían recolectado, se daban a la tarea de distribuir diariamente recursos para su sobrevivencia.

Como dijimos había dos grandes grupos, los helénicos y los de habla aramea, y las viudas de habla griega eran desatendidas en comparación con las de habla aramea, esto nos da a saber que el descontento se dio porque los apóstoles encomendaron la distribución de los recursos a judíos de habla aramea, de no ser así ¿Por qué tendría que haber descontento de parte de los helénicos? La decisión de poner a los de habla aramea a repartir los recursos era la más natural, eran mayoría, y por lo tanto eran los que más habían contribuido al fondo monetario común.

Una muestra más de que no todas las decisiones que los lideres en la iglesia tomamos son perfectas o idóneas, por más bienintencionados que seamos, estamos al igual que todos, propensos a fallar, lo mismo le ocurrió al apóstol Pablo con Demas, al principio lo consideraba un colaborador suyo y muy fiel Colosenses 4:14. Filemón 24. Sin embargo, tiempo después se dio Demas se convirtió en un apostata. 2ª Timoteo 4:10.

Las viudas del grupo minoritario se sintieron especialmente dejadas de lado y abandonadas. “Eran desatendidas en la distribución diaria de alimentos”. La forma en que está escrito el texto establece sólo el hecho de que las viudas de los judíos de habla griega eran desatendidas; no implica que los apóstoles hayan sido culpables de tal descuido a propósito.

El Nuevo Testamento, por no mencionar el Antiguo, tiene bastante que decir acerca de la posición y suerte de las viudas en Israel. En la Palestina del primer siglo, muchas de ellas tuvieron que soportar pobreza, no obstante que las autoridades judías habían hecho provisión para su sostenimiento. En la iglesia, el principio prevalecía que entre los creyentes no debía haber ninguna persona en necesidad. Tiempo después Santiago en su epístola, pone el cuidado por los huérfanos y las viudas dentro de lo que es una religión pura y sin mancha. Stg. 1:27.

Pablo también dicta normas y regulaciones al respecto: para las viudas que en realidad necesitan atención diaria; para las que no tienen hijos ni nietos que puedan sostenerlas; para las que tienen sesenta años o más; para las jóvenes que aún deben volverse a casar; y para las mujeres cristianas que deben ayudarlas. 1ª Ti. 5:3–16.

El cristianismo y la asistencia social van de la mano, pero no vía el Estado como muchos creen, la labor es personal, el llamado a ocuparse de los necesitados es a la Iglesia no al gobierno o a las autoridades civiles, pues ellos no pueden reflejar el amor de Cristo en esta gran labor, si son personas contratadas solo harán su trabajo, pero no demostrarán al DIOS vivo por medio de su ayuda, por ejemplo, cuando los romanos dictaron una medida de desalojo por las plagas que desolaron sus ciudades, los cristianos fueron los últimos en abandonar la ciudad cuidando a los enfermos y aun exponiéndose a sí mismos por amor. No solo fueron creyentes, sino que también fueron creíbles dando ejemplo vivo de la Palabra, negando así sus propias vidas y cargando su cruz.

Los apóstoles también se dieron a la tarea de encontrar una solución al problema del cuidado de los necesitados:

6:2. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. 3. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.

a. “Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron”. Esta es la única vez en Hechos que Lucas usa el término descriptivo los Doce para referirse a los apóstoles. Hasta ahora los Doce han tenido la responsabilidad tanto de atender a las necesidades espirituales como a las físicas de los creyentes. Pero ha llegado el momento de pedir ayuda de manera oficial. Llaman entonces a toda la comunidad cristiana, la multitud de los discípulos, para hacer una importante decisión. Es muy probable que no todos literalmente hayan estado presentes, porque de ser así, el procedimiento se habría complicado demasiado. Los Doce están a cargo de la reunión y presentan a los creyentes el punto que les preocupa:

b. “No es justo que nosotros dejemos de enseñar la palabra de Dios para servir a las mesas”. Su tarea prioritaria era enseñar y predicar el evangelio de salvación. Debido a su posición de líderes, los apóstoles han asumido también la tarea de atender a los necesitados. Pero este trabajo secundario no debe detener la predicación de la palabra de Dios. Deben dedicarse a la oración y al ministerio de la palabra.

Debido a sus muchas responsabilidades, los apóstoles no podían atender a las necesidades económicas de todas las viudas. La evidencia es clara en señalar que estaban demasiado ocupados. Esto nos hace recordar la situación de Moisés cuando juzgaba al pueblo de Israel. Su suegro, Jetro, le aconsejó que se proveyera de hombres capaces para que sirvieran como jueces para el pueblo. Éxodo 18:17–26. Esto alivió la carga de Moisés.

Los Doce entonces, con la ayuda de la comunidad de creyentes, dan con la solución: elegir a algunos hombres para que ayuden en el servicio de las mesas. El sentido de la palabra mesas se relaciona con la frase distribución diaria, la cual se refiere tanto a compartir alimento como asignar sumas de dinero para la compra de los alimentos. En la iglesia sin duda que hay hombres calificados para realizar esta tarea. Por eso los apóstoles proponen que se elija a siete, no por popularidad o carisma, sino aquellos que reúnan algunos requisitos muy específicos.

c. “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo”. Hay varios puntos clave que tratar:

·         Primero, el número siete representa el número de plenitud. Los apóstoles sugieren el número de varones, la iglesia selecciona a siete y los apóstoles los ordenan al ministerio de forma oficial.


·         Segundo, en este pasaje, Lucas se abstiene de usar el término diácono, aunque dice que los apóstoles ordenaron a siete varones para el oficio especial de ministrar a los pobres, es por este motivo que desde siempre se les ha considerado como los primeros diacones oficiales de la iglesia.

·         Tercero, los elegidos debían reunir tres requisitos: tenían que tener una buena reputación y debían estar llenos del Espíritu Santo y llenos de sabiduría (aunque estos dos últimos van de la mano). Por supuesto, para la tarea de distribuir alimentos y dinero la persona que lo haga debe tener una reputación que esté por encima de cualquier reproche y una recomendación que sus pares o superiores pudieran hacer de él con todo gusto.

Tiempo después el apóstol Pablo ahonda en la lista de requisitos indispensables todos para ejercer el diaconado: 1ª Timoteo 3:8–13. Estas listas no se contraponen, se complementan.

·         Por último, para el Espíritu Santo no hay separación alguna entre los líderes de la iglesia; él se da por igual a los apóstoles como a los siete varones elegidos. En realidad, Esteban y Felipe no sólo distribuyen el alimento y manejan las finanzas, sino que también predican la Palabra y realizan milagros, lo veremos un poco más adelante.

d. “Pero nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra”. La tarea que los apóstoles deben hacer es, primero, ser constantes en la oración. Esta es exactamente la forma en que Lucas proyecta a los apóstoles y a la iglesia. Y lo segundo es enseñar y predicar el evangelio de Cristo.

Cien años atrás, los pastores acostumbraban poner las iniciales V.D.M. después de su nombre. No se trataba de la abreviación de un grado académico sino una descripción de su trabajo. Las iniciales corresponden a las palabras latinas Verbi Domini Minister, es decir, ministro de la Palabra del Señor.

Estrictamente hablando, un pastor no es un ministro de la iglesia aun cuando él sea ordenado por ese cuerpo. No es un ministro de una congregación local, aun y cuando ahí es donde desarrolla su trabajo. Un pastor es, antes que nada, un ministro del evangelio de Cristo, porque Jesús lo envía a enseñar y a predicar las Buenas Nuevas. Mt. 28:19–20. El pastor, entonces, es un siervo de la Palabra de Dios.

En otras palabras, el corazón del pastor debe de estar en la predicación de la palabra de DIOS sin adulterarla ni violentarla, la mayor preocupación del pastor debe de ser predicar fielmente el evangelio, no las almas, pareciera contradictorio o hasta anti bíblico, sin embargo, si predicamos fiel y lealmente el evangelio, las almas serán bien guardadas por la Palabra de DIOS. La preparación, la predicación y la oración, son los pilares del ministerio pastoral.

6:5. Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía;


Los apóstoles proponen y la iglesia aprueba la sugerencia. La palabra agradó del griego aresko (ἀρέσκω, G700) denota una armonía fundamental entre los apóstoles y la comunidad cristiana. Las quejas y las irritaciones respecto de la mala administración han quedado superadas. Como resultado de ello, la iglesia se pone a la tarea de buscar a los siete hombres más capacitados.

De alguna manera se hace una selección, basada en los requisitos establecidos por los apóstoles: buen testimonio, llenos del Espíritu Santo, llenos de sabiduría, no nos confundamos pensando que fueron elegidos por mayoría o democráticamente, no fue así y nunca será así en una congregación local sana, el proceso es por medio de los requisitos que la Escritura demanda y ponerlos a prueba, tanto en el desarrollo de sus funciones como en el testimonio que presenten frente a la congregación.

¿Quiénes son ellos? Todos los nombres son de origen griego. Aunque algunos judíos nativos tenían nombres griegos, como es el caso de los apóstoles Felipe y Andrés, los estudiosos se inclinan por la explicación de que los siete eran judíos helenistas cuya lengua nativa era el griego, los que cumplieron con los requisitos son:

1.    Esteban.
2.    Felipe.
3.    Prócoro.
4.    Nicanor.
5.    Timón.
6.    Parmenas.
7.    Nicolas.

El primero es Esteban, cuyo nombre significa “corona”. En un sentido, él recibió la corona de justicia cuando muere como un mártir de la fe. Esteban reúne los requisitos estipulados por los apóstoles, porque Lucas dice de él que es un hombre “lleno de fe y del Espíritu Santo”. Es conocido por su fe, como lo demuestra en su enseñanza y predicación. 

El siguiente es Felipe, más tarde conocido como el evangelista y del cual nos habla el libro de hechos más adelante. Luego siguen los nombres de Prócoro, Nicanor, Timón, y Parmenas, acerca de los cuales nada sabemos ni por la Escritura ni por registros extra bíblicos fiables.

El último es Nicolás, nativo de Antioquía y un gentil convertido primero al judaísmo y ahora al cristianismo. Es posible que Lucas tenga un interés especial en él, porque, de acuerdo a la tradición, él mismo nació y se crio como un gentil en Antioquía llegando posteriormente a abrazar la fe cristiana. A menudo, Nicolás ha sido identificado como el padre de los nicolaítas, que son mencionados en Apocalipsis 2:6 y 15. Los nicolaítas sin duda que derivan su nombre de algún Nicolás, si de éste o de otro su identidad es incierta.

El hecho de que todos los candidatos sean helenistas indudablemente apaciguó al sector de habla griega de la iglesia de Jerusalén. El grupo es presentado a los apóstoles, quienes dan su visto bueno a la selección hecha por la iglesia. Luego oran por ellos y piden la aprobación y bendición divinas sobre el trabajo que les espera como administradores.


6:6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.

Después de orar, los apóstoles los ordenan a los siete mediante la imposición de manos. Así, adoptan la práctica que Moisés inauguró al ordenar a los levitas para servicios especiales y al comisionar a Josué como su sucesor. Nm. 8:10; 27:23. En los tiempos del Nuevo Testamento, no sólo los apóstoles adhieren al rito de imponer las manos al comisionar a personas calificadas, sino que también la iglesia en Antioquía escucha obediente al Espíritu Santo e impone las manos a Bernabé y a Pablo. Hechos 13:2–3. 1ª Ti. 5:22.

6:7. Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.

Literalmente, el texto griego dice, “la palabra de Dios continuaba creciendo”. Esto no significa, por supuesto, que las Escrituras del Nuevo Testamento crecieran con la adición de nuevos libros, sino que el evangelio mismo llegaba a ser parte de la vida espiritual del pueblo. En otras palabras, el efecto de la palabra proclamada era crecientemente obvio en las vidas de los habitantes de Jerusalén.

A esta altura Lucas interrumpe su narración con un breve informe sobre los progresos. Seis informes semejantes aparecen a intervalos a lo largo de Hechos, los que sirven para dividir el relato. Pero aquí, inmediatamente antes del relato de las actividades de Esteban, tiene una importancia especial el énfasis de Lucas sobre el crecimiento de la iglesia en cuanto a cantidad y popularidad. En particular, el hecho de que tantos sacerdotes estuvieran uniéndose a la comunidad significaba que los lazos que ligaban a muchos de los creyentes con el templo se fortalecerían. No se sugiere que estos sacerdotes hayan abandonado su cargo sacerdotal; la lógica de un paso así no sería apreciada en general en esa etapa. Los sacerdotes ordinarios estaban, socialmente y de otras maneras, muy lejos de las ricas familias sumo sacerdotales de las cuales surgía la principal oposición al evangelio.

Muchos de los sacerdotes ordinarios eran, sin duda, hombres santos y humildes de corazón, como Zacarías, padre de Juan el Bautista, hombres que se persuadirían fácilmente de la verdad del evangelio. Pero no era bueno que el nuevo movimiento se viera demasiado estrechamente ligado al viejo orden, y existe una “tremenda tensión” en la yuxtaposición de la referencia a estos sacerdotes y el relato de la insistencia de Esteban en que ya se había reemplazado el orden del templo.

El historiador judío Josefo cuenta que en sus días había cuatro tribus sacerdotales y que cada una tenía un número aproximado a los cinco mil miembros. “Estos oficiaban por turno por un período fijo de días.” En un día cualquiera, por lo tanto, había unos cinco mil sacerdotes en Jerusalén. Obviamente, un gran número de ellos, persuadidos por la predicación del evangelio, se unieron a la iglesia.

Conclusiones.

La enseñanza que este pasaje nos deja es doble, por un lado nos demuestra que los cristianos estamos llamados a exteriorizar nuestra fe por medio de acciones concretas de ayuda social, no podemos ser una iglesia de cuatro paredes solamente, es imperativo que nuestro testimonio por Cristo sea notorio, pero en especial de forma colectiva, como iglesia, no basta con darle una moneda al pordiosero en la calle, lo cual no es malo y no te desaliento a que lo dejes de hacer.

Pero, hay que ir más allá, ser un organismo vivo que transmite esa vida a los demás, si hay que llevar el evangelio, pero si va acompañado de asistencia en algún sentido, mucho mejor, es algo que ha caracterizado al cristianismo durante siglos, los primeros hospitales en Roma se conocían como Xenodoquios: una especia de hospitales primitivos para la comunidad cristiana, que prontamente expanden su prestación a los necesitados, eran administrados por diaconisas y estas eran ayudadas por las viudas y vírgenes cristianas.

Si nuestra iglesia local aun no tiene los medios o la manera de realizar este llamado del evangelio, busquemos alguna iglesia u organismo de corte cristiano que sí los tenga y unámonos, ya sea aportando económicamente o como voluntarios.

La segunda enseñanza es la restauración de la armonía en la iglesia local, pues el problema no debió ser pequeño porque la iglesia no era pequeña y si a eso le sumamos que hasta el momento no había precedente de altercados entre los miembros, esto debió ser algo significativo. Algo que debemos tener siempre bien claro en nuestros corazones es que a las iglesias asiste todo tipo de gente, y no podemos ni debemos mostrarnos en favoritismo con absolutamente nadie: Santiago 2:1-4.

Algunas veces esa variedad de personas causa conflictos, problemas, diferencias o más pues como seres humanos imperfectos no estamos exentos a ello, muchos se desilusionan cuando esto pasa, creen que en la congregación todo debería ser santo, reverente y perfecto, pero la realidad es que no hay iglesia perfecta en cambio sí hay iglesias SANAS, y la Biblia nos advierte de esto en Mateo 13:24-30 y Mateo 25:31-33.

Nosotros como hijos de DIOS, tenemos la responsabilidad de soportar en amor a este y a todo tipo de personas, la iglesia lejos de lo que se cree no es un museo de santos sino un hospital de pecadores, muchos de los cuales aún estamos en rehabilitación de nuestros viejos y malos hábitos. Colosenses 3.13.

Es en la congregación donde mejor maduramos al poner nuestra mirada en Cristo por sobre todas las cosas. Hebreos 12:2. Es por esto que la mejor manera de ver la iglesia es como nuestra familia, y de hecho así es, todos los que somos hijos e hijas de DIOS pasamos a ser parte de la gran familia de la fe. Recuerda que separarse de la iglesia al sentirse decepcionados o desilusionados con alguien en ella es señal de inmadurez.

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