En este día comenzaremos a escudriñar el sexto capítulo del libro
de Hechos, este es el más corto de todos los capítulos, en él encontramos
valiosos ejemplos de la vida en comunidad de la iglesia primitiva. Lucas
introduce una nueva fase en el desarrollo de la iglesia. Su incesante
crecimiento crea problemas administrativos que afectan la unidad.
Los doce apóstoles están dedicados a la enseñanza de la doctrina
cristiana y a la evangelización en los barrios de Jerusalén. Además, tienen la
responsabilidad de distribuir la ayuda que ha sido puesta en sus manos para
aliviar las necesidades de los pobres. Pero se presenta un nuevo problema ahora
entre los creyentes de habla griega, cuyas viudas están siendo postergadas en
la distribución diaria de alimentos.
6:1. En aquellos días, como
creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra
los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran
desatendidas en la distribución diaria.
a. “En aquellos días”. No es posible determinar el año
exacto o la ocasión a que Lucas se refiere. Evidentemente está escribiendo
acerca del tiempo que siguió al juicio contra los apóstoles y su esfuerzo concertado
para predicar y enseñar el evangelio por toda Jerusalén, sin embargo, no
sabemos exactamente cuento tiempo después, como dijimos antes, esa es la
formula general de llevar los acontecimientos por parte de Lucas, solo echa
vistazos divinamente dirigidos.
b. “como crecía el número de los
discípulos” El
resultado de este trabajo tan intenso es que la membresía de la iglesia creció
a pasos agigantados. No es posible establecer el número de cristianos que pertenecían
a la iglesia de Jerusalén, la última cifra que manejó Lucas fe de 5000 hombres,
ya después solo dice que la iglesia ha crecido, y ahora lo repite haciendo énfasis
en que fue tanto ese crecimiento que desató algunos inconvenientes
organizacionales. No podemos dar un número exacto, solo se especula que son ya
más el doble de la última cifra, es decir que ya había más de 10 mil cristianos
en Jerusalén en tan solo unos meses.
Es de resaltar que Lucas identifica a los creyentes como
discípulos, no eran solo seguidores ocasionales, visitantes o simpatizantes,
estaban siendo enseñados y corregidos por los apóstoles, el ciclo se repitió,
primero ellos fueron enseñados y corregidos por el señor Jesús, ahora ellos son
los maestros, y de esa generación de discípulos saldrán los siguientes maestros
y así sucesivamente hasta nuestros días.
Que Lucas haga esta aclaración concisa de que la iglesia crece no
solo en seguidores superficiales, sino en discípulos verdaderos como resultados
de la evangelización y enseñanza de los apóstoles, nos deja claro que la tarea
de la iglesia de discipular es vital para que sea verdaderamente una iglesia
bíblica, enseñar y en su debido momento y forma corregir, es una función
primordial de toda iglesia sana.
c. “Hubo murmuración de los griegos
contra los hebreos”. Otras
traducciones más dinámicas dicen hubo murmuración de los judíos de habla
griega contra los de habla hebrea. Si bien es cierto que el evangelio se ha
extendido por todo el mundo, hasta ese momento todos los discípulos son de
nacionalidad Israelita, los gentiles serán alcanzados por primera vez cuando
Pedro visita a cornelio en el capítulo 10.
Por el relato de Pentecostés sabemos que judíos devotos habían
venido de la dispersión para establecerse en Jerusalén. Muchos de ellos eran
gente ya anciana que deseaban pasar los últimos días de sus vidas en la ciudad
santa. Por el hecho de haber vivido en otros sitios su lengua materna era el
griego, no el arameo o el hebreo (que era el idioma que hablaban los judíos de
Jerusalén). No pocos aceptaron el evangelio de Jesucristo y llegaron a ser
parte de la iglesia. Sin embargo, antes de llegar a ser cristianos, cada grupo
tenía su propia sinagoga y cuando llegaron a ser discípulos, tanto los de lengua
griega como los de lengua aramea continuaron teniendo sus propias asambleas.
Además, cada grupo usaba su propia Biblia; los judíos de habla
griega estaban acostumbrados a la Septuaginta (una traducción griega de las
Escrituras hebreas) en tanto que los judíos que hablaban hebraico leían el
Antiguo Testamento en el hebreo original. Aquí tenemos, entonces, el origen de
una división que partió con las diferencias lingüísticas y culturales. El
término traducido “judíos de habla griega” aparece en el texto griego como
“helenistas”.
Vemos que, desde los inicios de la iglesia, está se ha conformado
por personas muy diversas y diferentes entre sí, ya lo dijimos, desde los
apóstoles mismos, pescadores, recaudadores de impuestos, revolucionarios, etc.
y ahora aun con ser de la misma nacionalidad, pero de una cultura y habla
totalmente diferente, de hecho, los helenistas eran muchas veces mal
vistos por los más conservadores de entre los judíos, pues según ellos se
habían contaminado con usos y costumbres paganos como el idioma, o el hecho
mismo de leer La Toráh en griego y no en el hebreo original.
d. “de que las viudas de aquéllos
eran desatendidas en la distribución diaria” Los cristianos de Jerusalén que
hablaban arameo eran la mayoría y creyentes que hablaban griego formaban la
minoría. Aunque la armonía y la unidad eran las características de la iglesia
cristiana, las diferencias lingüísticas y culturales causaban una separación
inevitable.
El desacuerdo, que se hizo agudo, giraba en torno a un asunto
práctico, no un asunto de importancia teológica, esto es muy importante
resaltarlo, no es que algunos estuviesen predicando otro Cristo, o enseñando
otra doctrina, era en la praxis donde había fallas, aun a pesar de que el Señor
les había dado recientemente una lección muy poderosa de la medida del amor que
le tiene a Su Iglesia cuando diciplinó a Ananías y su esposa Safira, de todos
modos la carne no tardó en salir a flote nuevamente y empezar a hacer estragos
en la armoniosa comunidad. Esta es una prueba más de que no hay iglesias
perfectas, hay iglesias sanas.
Una iglesia sana, como la primera Iglesia en Jerusalén, no es
aquella donde nunca hay inconvenientes, si no una donde a pesar de los
inconvenientes, los roces, los percances que pudieran ocurrir, se sigue
adelante juntos, con la mirada puesta en Cristo, perdonando las ofensas. 1ª
Pedro 4:8.
¿Qué ocurrió exactamente? La iglesia como sabemos, contaba con pilares
que la sostenían económicamente, al grado de vender sus propiedades para que
los necesitados fuesen atendidos, obviamente uno de los grupos más vulnerables
de entre los necesitados eran las viudas, es por este motivo que con el fondo común
que habían recolectado, se daban a la tarea de distribuir diariamente recursos
para su sobrevivencia.
Como dijimos había dos grandes grupos, los helénicos y los de
habla aramea, y las viudas de habla griega eran desatendidas en comparación con
las de habla aramea, esto nos da a saber que el descontento se dio porque los
apóstoles encomendaron la distribución de los recursos a judíos de habla
aramea, de no ser así ¿Por qué tendría que haber descontento de parte de los
helénicos? La decisión de poner a los de habla aramea a repartir los recursos
era la más natural, eran mayoría, y por lo tanto eran los que más habían
contribuido al fondo monetario común.
Una muestra más de que no todas las decisiones que los lideres en
la iglesia tomamos son perfectas o idóneas, por más bienintencionados que
seamos, estamos al igual que todos, propensos a fallar, lo mismo le ocurrió al
apóstol Pablo con Demas, al principio lo consideraba un colaborador suyo y muy
fiel Colosenses 4:14. Filemón 24. Sin embargo, tiempo después se dio Demas
se convirtió en un apostata. 2ª Timoteo 4:10.
Las viudas del grupo minoritario se sintieron especialmente
dejadas de lado y abandonadas. “Eran desatendidas en la distribución diaria
de alimentos”. La forma en que está escrito el texto establece sólo el
hecho de que las viudas de los judíos de habla griega eran desatendidas; no
implica que los apóstoles hayan sido culpables de tal descuido a propósito.
El Nuevo Testamento, por no mencionar el Antiguo, tiene bastante
que decir acerca de la posición y suerte de las viudas en Israel. En la
Palestina del primer siglo, muchas de ellas tuvieron que soportar pobreza, no
obstante que las autoridades judías habían hecho provisión para su
sostenimiento. En la iglesia, el principio prevalecía que entre los creyentes
no debía haber ninguna persona en necesidad. Tiempo después Santiago en su
epístola, pone el cuidado por los huérfanos y las viudas dentro de lo que es
una religión pura y sin mancha. Stg. 1:27.
Pablo también dicta normas y regulaciones al respecto: para las
viudas que en realidad necesitan atención diaria; para las que no tienen hijos
ni nietos que puedan sostenerlas; para las que tienen sesenta años o más; para las
jóvenes que aún deben volverse a casar; y para las mujeres cristianas que deben
ayudarlas. 1ª Ti. 5:3–16.
El cristianismo y la asistencia social van de la mano, pero no vía
el Estado como muchos creen, la labor es personal, el llamado a ocuparse de los
necesitados es a la Iglesia no al gobierno o a las autoridades civiles, pues
ellos no pueden reflejar el amor de Cristo en esta gran labor, si son personas
contratadas solo harán su trabajo, pero no demostrarán al DIOS vivo por medio
de su ayuda, por ejemplo, cuando los romanos dictaron una medida de desalojo
por las plagas que desolaron sus ciudades, los cristianos fueron los últimos en
abandonar la ciudad cuidando a los enfermos y aun exponiéndose a sí mismos por
amor. No solo fueron creyentes, sino que también fueron creíbles dando ejemplo
vivo de la Palabra, negando así sus propias vidas y cargando su cruz.
Los apóstoles también se dieron a la tarea de encontrar una
solución al problema del cuidado de los necesitados:
6:2. Entonces
los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo
que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. 3. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones
de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes
encarguemos de este trabajo. 4. Y nosotros persistiremos en la oración y en
el ministerio de la palabra.
a. “Entonces los doce convocaron a
la multitud de los discípulos, y dijeron”. Esta es la única vez en Hechos que
Lucas usa el término descriptivo los Doce para referirse a los apóstoles. Hasta
ahora los Doce han tenido la responsabilidad tanto de atender a las necesidades
espirituales como a las físicas de los creyentes. Pero ha llegado el momento de
pedir ayuda de manera oficial. Llaman entonces a toda la comunidad cristiana, la
multitud de los discípulos, para hacer una importante decisión. Es muy
probable que no todos literalmente hayan estado presentes, porque de ser así,
el procedimiento se habría complicado demasiado. Los Doce están a cargo de la
reunión y presentan a los creyentes el punto que les preocupa:
b. “No es justo que nosotros dejemos
de enseñar la palabra de Dios para servir a las mesas”. Su tarea prioritaria era enseñar y
predicar el evangelio de salvación. Debido a su posición de líderes, los
apóstoles han asumido también la tarea de atender a los necesitados. Pero este
trabajo secundario no debe detener la predicación de la palabra de Dios. Deben dedicarse
a la oración y al ministerio de la palabra.
Debido a sus muchas responsabilidades, los apóstoles no podían
atender a las necesidades económicas de todas las viudas. La evidencia es clara
en señalar que estaban demasiado ocupados. Esto nos hace recordar la situación
de Moisés cuando juzgaba al pueblo de Israel. Su suegro, Jetro, le aconsejó que
se proveyera de hombres capaces para que sirvieran como jueces para el pueblo. Éxodo
18:17–26. Esto alivió la carga de Moisés.
Los Doce entonces, con la ayuda de la comunidad de creyentes, dan
con la solución: elegir a algunos hombres para que ayuden en el servicio de las
mesas. El sentido de la palabra mesas se relaciona con la frase distribución
diaria, la cual se refiere tanto a compartir alimento como asignar sumas de
dinero para la compra de los alimentos. En la iglesia sin duda que hay hombres
calificados para realizar esta tarea. Por eso los apóstoles proponen que se
elija a siete, no por popularidad o carisma, sino aquellos que reúnan algunos
requisitos muy específicos.
c. “Buscad, pues, hermanos, de
entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y
de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo”. Hay varios puntos clave que
tratar:
·
Primero, el
número siete representa el número de plenitud. Los apóstoles sugieren el número
de varones, la iglesia selecciona a siete y los apóstoles los ordenan al
ministerio de forma oficial.
·
Segundo, en
este pasaje, Lucas se abstiene de usar el término diácono, aunque dice que los
apóstoles ordenaron a siete varones para el oficio especial de ministrar a los
pobres, es por este motivo que desde siempre se les ha considerado como los
primeros diacones oficiales de la iglesia.
·
Tercero,
los elegidos debían reunir tres requisitos: tenían que tener una buena
reputación y debían estar llenos del Espíritu Santo y llenos de sabiduría
(aunque estos dos últimos van de la mano). Por supuesto, para la tarea de
distribuir alimentos y dinero la persona que lo haga debe tener una reputación
que esté por encima de cualquier reproche y una recomendación que sus pares o
superiores pudieran hacer de él con todo gusto.
Tiempo después el apóstol Pablo
ahonda en la lista de requisitos indispensables todos para ejercer el
diaconado: 1ª Timoteo 3:8–13. Estas listas no se contraponen, se
complementan.
·
Por último,
para el Espíritu Santo no hay separación alguna entre los líderes de la iglesia;
él se da por igual a los apóstoles como a los siete varones elegidos. En
realidad, Esteban y Felipe no sólo distribuyen el alimento y manejan las
finanzas, sino que también predican la Palabra y realizan milagros, lo veremos
un poco más adelante.
d. “Pero nosotros persistiremos en
la oración y en el ministerio de la palabra”. La tarea que los apóstoles deben
hacer es, primero, ser constantes en la oración. Esta es exactamente la forma
en que Lucas proyecta a los apóstoles y a la iglesia. Y lo segundo es enseñar y
predicar el evangelio de Cristo.
Cien años atrás, los pastores acostumbraban poner las iniciales
V.D.M. después de su nombre. No se trataba de la abreviación de un grado
académico sino una descripción de su trabajo. Las iniciales corresponden a las
palabras latinas Verbi Domini Minister, es decir, ministro de la Palabra
del Señor.
Estrictamente hablando, un pastor no es un ministro de la iglesia
aun cuando él sea ordenado por ese cuerpo. No es un ministro de una
congregación local, aun y cuando ahí es donde desarrolla su trabajo. Un pastor
es, antes que nada, un ministro del evangelio de Cristo, porque Jesús lo envía
a enseñar y a predicar las Buenas Nuevas. Mt. 28:19–20. El pastor,
entonces, es un siervo de la Palabra de Dios.
En otras palabras, el corazón del pastor debe de estar en la
predicación de la palabra de DIOS sin adulterarla ni violentarla, la mayor
preocupación del pastor debe de ser predicar fielmente el evangelio, no las
almas, pareciera contradictorio o hasta anti bíblico, sin embargo, si
predicamos fiel y lealmente el evangelio, las almas serán bien guardadas por la
Palabra de DIOS. La preparación, la predicación y la oración, son los pilares
del ministerio pastoral.
6:5. Agradó la propuesta a toda la
multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a
Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de
Antioquía;
Los apóstoles proponen y la iglesia aprueba la sugerencia. La
palabra agradó del griego aresko (ἀρέσκω, G700) denota
una armonía fundamental entre los apóstoles y la comunidad cristiana. Las
quejas y las irritaciones respecto de la mala administración han quedado
superadas. Como resultado de ello, la iglesia se pone a la tarea de buscar a
los siete hombres más capacitados.
De alguna manera se hace una selección, basada en los requisitos
establecidos por los apóstoles: buen testimonio, llenos del Espíritu Santo,
llenos de sabiduría, no nos confundamos pensando que fueron elegidos por
mayoría o democráticamente, no fue así y nunca será así en una congregación
local sana, el proceso es por medio de los requisitos que la Escritura demanda
y ponerlos a prueba, tanto en el desarrollo de sus funciones como en el
testimonio que presenten frente a la congregación.
¿Quiénes son ellos? Todos los nombres son de origen griego. Aunque
algunos judíos nativos tenían nombres griegos, como es el caso de los apóstoles
Felipe y Andrés, los estudiosos se inclinan por la explicación de que los siete
eran judíos helenistas cuya lengua nativa era el griego, los que cumplieron con
los requisitos son:
1.
Esteban.
2.
Felipe.
3.
Prócoro.
4.
Nicanor.
5.
Timón.
6.
Parmenas.
7.
Nicolas.
El primero es Esteban, cuyo nombre significa “corona”. En
un sentido, él recibió la corona de justicia cuando muere como un mártir de la
fe. Esteban reúne los requisitos estipulados por los apóstoles, porque Lucas
dice de él que es un hombre “lleno de fe y del Espíritu Santo”. Es conocido por
su fe, como lo demuestra en su enseñanza y predicación.
El siguiente es Felipe, más tarde conocido como el evangelista y
del cual nos habla el libro de hechos más adelante. Luego siguen los nombres de
Prócoro, Nicanor, Timón, y Parmenas, acerca de los cuales nada sabemos ni por
la Escritura ni por registros extra bíblicos fiables.
El último es Nicolás, nativo de Antioquía y un gentil convertido primero
al judaísmo y ahora al cristianismo. Es posible que Lucas tenga un interés
especial en él, porque, de acuerdo a la tradición, él mismo nació y se crio
como un gentil en Antioquía llegando posteriormente a abrazar la fe cristiana.
A menudo, Nicolás ha sido identificado como el padre de los nicolaítas, que son
mencionados en Apocalipsis 2:6 y 15. Los nicolaítas sin duda que derivan
su nombre de algún Nicolás, si de éste o de otro su identidad es incierta.
El hecho de que todos los candidatos sean helenistas indudablemente
apaciguó al sector de habla griega de la iglesia de Jerusalén. El grupo es
presentado a los apóstoles, quienes dan su visto bueno a la selección hecha por
la iglesia. Luego oran por ellos y piden la aprobación y bendición divinas
sobre el trabajo que les espera como administradores.
6:6 a los cuales presentaron ante
los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.
Después de orar, los apóstoles los ordenan a los siete mediante la
imposición de manos. Así, adoptan la práctica que Moisés inauguró al ordenar a
los levitas para servicios especiales y al comisionar a Josué como su sucesor. Nm.
8:10; 27:23. En los tiempos del Nuevo Testamento, no sólo los apóstoles
adhieren al rito de imponer las manos al comisionar a personas calificadas,
sino que también la iglesia en Antioquía escucha obediente al Espíritu Santo e
impone las manos a Bernabé y a Pablo. Hechos 13:2–3. 1ª Ti. 5:22.
6:7. Y crecía la palabra del Señor,
y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también
muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Literalmente, el texto griego dice, “la palabra de Dios continuaba
creciendo”. Esto no significa, por supuesto, que las Escrituras del Nuevo
Testamento crecieran con la adición de nuevos libros, sino que el evangelio
mismo llegaba a ser parte de la vida espiritual del pueblo. En otras palabras,
el efecto de la palabra proclamada era crecientemente obvio en las vidas de los
habitantes de Jerusalén.
A esta altura Lucas interrumpe su narración con un breve informe
sobre los progresos. Seis informes semejantes aparecen a intervalos a lo largo
de Hechos, los que sirven para dividir el relato. Pero aquí, inmediatamente
antes del relato de las actividades de Esteban, tiene una importancia especial
el énfasis de Lucas sobre el crecimiento de la iglesia en cuanto a cantidad y popularidad.
En particular, el hecho de que tantos sacerdotes estuvieran uniéndose a la
comunidad significaba que los lazos que ligaban a muchos de los creyentes con
el templo se fortalecerían. No se sugiere que estos sacerdotes hayan abandonado
su cargo sacerdotal; la lógica de un paso así no sería apreciada en general en
esa etapa. Los sacerdotes ordinarios estaban, socialmente y de otras maneras,
muy lejos de las ricas familias sumo sacerdotales de las cuales surgía la principal
oposición al evangelio.
Muchos de los sacerdotes ordinarios eran, sin duda, hombres santos
y humildes de corazón, como Zacarías, padre de Juan el Bautista, hombres que se
persuadirían fácilmente de la verdad del evangelio. Pero no era bueno que el
nuevo movimiento se viera demasiado estrechamente ligado al viejo orden, y existe
una “tremenda tensión” en la yuxtaposición de la referencia a estos sacerdotes
y el relato de la insistencia de Esteban en que ya se había reemplazado el
orden del templo.
El historiador judío Josefo cuenta que en sus días había cuatro
tribus sacerdotales y que cada una tenía un número aproximado a los cinco mil
miembros. “Estos oficiaban por turno por un período fijo de días.” En un día cualquiera,
por lo tanto, había unos cinco mil sacerdotes en Jerusalén. Obviamente, un gran
número de ellos, persuadidos por la predicación del evangelio, se unieron a la
iglesia.
Conclusiones.
La enseñanza que este pasaje nos deja es doble, por un lado nos
demuestra que los cristianos estamos llamados a exteriorizar nuestra fe por
medio de acciones concretas de ayuda social, no podemos ser una iglesia de
cuatro paredes solamente, es imperativo que nuestro testimonio por Cristo sea
notorio, pero en especial de forma colectiva, como iglesia, no basta con darle
una moneda al pordiosero en la calle, lo cual no es malo y no te desaliento
a que lo dejes de hacer.
Pero, hay que ir más allá, ser un organismo vivo que transmite esa
vida a los demás, si hay que llevar el evangelio, pero si va acompañado de
asistencia en algún sentido, mucho mejor, es algo que ha caracterizado al
cristianismo durante siglos, los primeros hospitales en Roma se conocían como Xenodoquios:
una especia de hospitales primitivos para la comunidad cristiana, que
prontamente expanden su prestación a los necesitados, eran administrados por diaconisas
y estas eran ayudadas por las viudas y vírgenes cristianas.
Si nuestra iglesia local aun no tiene los medios o la manera de
realizar este llamado del evangelio, busquemos alguna iglesia u organismo de
corte cristiano que sí los tenga y unámonos, ya sea aportando económicamente o
como voluntarios.
La segunda enseñanza es la restauración de la armonía en la
iglesia local, pues el problema no debió ser pequeño porque la iglesia no era
pequeña y si a eso le sumamos que hasta el momento no había precedente de
altercados entre los miembros, esto debió ser algo significativo. Algo que
debemos tener siempre bien claro en nuestros corazones es que a las iglesias
asiste todo tipo de gente, y no podemos ni debemos mostrarnos en favoritismo
con absolutamente nadie: Santiago 2:1-4.
Algunas veces esa variedad de personas causa conflictos,
problemas, diferencias o más pues como seres humanos imperfectos no estamos
exentos a ello, muchos se desilusionan cuando esto pasa, creen que en la
congregación todo debería ser santo, reverente y perfecto, pero la realidad es
que no hay iglesia perfecta en cambio sí hay iglesias SANAS, y la Biblia nos
advierte de esto en Mateo 13:24-30 y
Mateo 25:31-33.
Nosotros como hijos de DIOS, tenemos la responsabilidad de
soportar en amor a este y a todo tipo de personas, la iglesia lejos de lo que
se cree no es un museo de santos sino un hospital de pecadores, muchos de los
cuales aún estamos en rehabilitación de nuestros viejos y malos hábitos. Colosenses 3.13.
Es en la congregación donde mejor maduramos al poner nuestra
mirada en Cristo por sobre todas las cosas. Hebreos 12:2. Es por esto que la mejor manera de ver la iglesia es
como nuestra familia, y de hecho así es, todos los que somos hijos e hijas de
DIOS pasamos a ser parte de la gran familia de la fe. Recuerda que separarse de la iglesia al sentirse decepcionados o
desilusionados con alguien en ella es señal de inmadurez.
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