lunes, 5 de enero de 2015

La obra del Espíritu 3: Oponerse a lo mundano. 1ª Juan 4:4.

El panorama de la iglesia cristiana contemporánea está plagado de muchísimas experiencias místico-religiosas, las cuales son prácticamente interminables como para enumerarlas todas y por si fuera poco cada día salen a la luz más y más nuevas revelaciones o experiencias que se está volviendo un caos el poder discernir entre lo santo y lo profano.

Pero damos gracias a DIOS por su palabra, pues por medio de ella podemos y estamos estableciendo las bases para PROBAR LOS espíritus como dice el apóstol Juan en su primera carta universal.

La primera prueba es la que entendimos en la predicación pasada de esta serie y es algo muy sencillo pero al mismo tiempo una prueba muy poderosa: ¿Exalta a Cristo?

Basados en 1ª Juan 4:1-8  tal como lo hizo Jonathan Edwards hace más de 300 años en el gran despertar en los Estado Unidos podemos encontrar otras cuatro pruebas para autentificar la obra del Espíritu Santo, pues le están achacando obras que no son suyas, pues van desde lo carnal hasta lo demoníaco.

Lamentablemente lo que muchos cristianos creen hoy en día es que si el Espíritu Santo está realizando una obra en algún ministerio en particular lo que va a dar fe de que es genuino es la prosperidad material, el emocionalismo, los supuestos milagros, o la auto-satisfacción que produce ese mover, sin embargo  lo que realmente avala que una obra sea iniciada por inspiración del Espíritu Santo es vivir en santidad, la madurez espiritual, y ser cada día más parecidos en el carácter a Jesucristo.

Una verdadera obra del Espíritu convence los corazones de pecado y combate los deseos mundanos: Romanos 8:5-11.

Las personas que viven en la carne persiguen los placeres de este mundo  y lamentablemente hay muchos cristianos que viven amoldados por completo al mundo, a pesar de que se dicen ser llenos del espíritu: 1ª Juan 2:16-17. Gálatas 5:19-21.

Por el contrario los que viven conforme al Espíritu Santo ponen sus mentes y corazones en las cosas de arriba, justo donde está Cristo: Colosenses 3:1-2.

Cuando de verdad es el Espíritu Santo el que está obrando en una persona o ministerio lo que pasa es que las pasiones pecaminosas, el andar en la carne no causa aflicción severa, ya no pecas a gusto por así decirlo,  pero hay quienes se creen libres de la religiosidad cuando en realidad andan en libertinaje.

El ministerio del Espíritu Santo es totalmente opuesto a los deseos mundanos de la carne: Gálatas 5:16-17.

El apóstol Juan, en el contexto de las pruebas de los espíritus, se hizo eco de esas mismas verdades bíblicas. Al hablar de los falsos profetas, Juan escribió: «Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye» (1 Juan 4.4–5).

Tal vez  algunos podrán decirme, pero pastor nunca he escuchado que desde el púlpito digan que vivamos como el mundo, a lo que les respondo, así es, sin embargo tampoco oyes que desde el pulpito ataquen la vana manera de vivir, que promuevan la santidad o que condene el pecado, pues quienes predicamos así sabemos que a muchos no les agrada ser confrontados por la verdad, y es más sencillo estar en una iglesia en la que me dicen que DIOS me ama a pesar de que viva en pecado desvergonzado a que me digan ARREPIENTETE o perecerás.

Los falsos movimientos  de hoy en día ocupan el precioso tiempo de sus conferencias  -porque ya no son predicaciones-  en hablar de dones, de prosperidad, de unción, de peso de gloria, de superación personal, etc. Pero no te hablan de arrepentimiento, de pecado o de santidad, consideran esos temas como anticuados, pasados de moda y algunos hasta le llaman ofensivos.

Las iglesias usan hoy en día métodos mundanos para atraer a la gente, ignorando que tendrán que usar métodos aún más mundanos para mantener a la gente en ellas, bajan a Egipto por modas, métodos, novedades  y  técnicas para ser funcionales cuando DIOS YA NOS SACO DE EGIPTO DESDE HACE MUCHO TIEMPO.

Cuando en realidad una verdadera obra del Espíritu Santo no tienta a las personas con búsquedas vacías o deseos de la carne, sino que promueve la santidad personal y la entereza frente a los deseos mundanos.

Sin embargo tristemente muchos  en  iglesia de hoy en día  apelan sin descanso a los valores francamente mundanos. La atracción principal es el cumplimiento de los deseos carnales. Desde los Tele-evangelistas hasta los sanadores por fe, pasando por los predicadores de la prosperidad, las celebridades cristinas presentan descaradamente los deseos de este mundo como si fueran el verdadero fin de toda religión.

Sus reclamos estridentes y sus llamativos estilos de vida están en claro contraste con la norma bíblica para los líderes de la iglesia: 1ª Timoteo 3.1–7 y Tito 1.5–9.


Si comparamos las enseñanzas de Cristo con las de la iglesia de hoy veremos grandes contrastes, hoy se dice que viene el mejor tiempo de nuestras vidas, que año de prosperidad, de éxito, de sobreabundancia, etc. En pocas palabras hacen que nos obsesionemos con el dinero, la fortuna y la fama, cuando   Cristo dijo que no tenía ni donde recostar su cabeza: Lucas 9:57-58.

Los grandes líderes de la iglesia de hoy en día se apartan cada vez más de las enseñanzas bíblicas, en lugar de hablar de arrepentimiento ellos mismos caen una y otra vez en graves pecados de todo tipo, y no es que estemos juzgando, pero parece que para ser grandes hombres y mujeres de DIOS, llenos de poder y milagros, saturados de unción y dones, apóstoles, profetas y  maestros a las naciones, deberían por lo menos con tanta unción e n ellos vivir en santidad.

Los mensajes de los conferencistas modernos son de prosperidad y de poner las esperanzas en los placeres pasajeros de este mundo, este tipo de mensaje glorifica el estilo de vida mundano y no a Cristo,  frases como: si tu estas bien con DIOS Él te va a dar casa, auto, dinero, salud,  eso aleja los corazones de DIOS pues le aman por lo que les da no por quien Él es.

Una verdadera obra del Espíritu produce santidad en la vida de las personas. Hebreos 12.14.

El Espíritu Santo está involucrado de forma activa en la santificación de su pueblo, dándole el poder para luchar contra la carne, mientras crece en la semejanza a Cristo. Los deseos carnales sin límites, por el contrario, son característicos de los falsos maestros: 2ª Pedro 2: 1-22.




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