lunes, 2 de marzo de 2015

Edificados Sobre La Sana Doctrina 4: Sirve Para Amar. 2ª Juan.

La doctrina y más en específico la sana doctrina no solo es una serie de enseñanzas e información y conocimientos teológicos vacíos que sirvan para llenar nuestras mentes de ideas, por el contrario, como lo hemos visto en las últimas semanas en las predicaciones de esta serie, la sana doctrina es de suma importancia para la iglesia de Cristo y más aún en estos tiempos tan peligrosos que estamos viviendo, llenos de falacias doctrinales y apostasía por todos lados.

En primer lugar la doctrina saludable nos ayuda a leer y entender correctamente la biblia,  también nos exige y al mismo tiempo nos toma de la mano y nos lleva a vivir en santidad, sin la cual nadie vera al Señor.

Pero no solo pasa eso, la sana doctrina  es muy necesaria para aprender a amar... 
a todos.

Otro hecho muy lamentable no muchas iglesias mega ungidas es la falta del amor genuino de parte de DIOS, no es lo mismo estar unidos por un beneficio en común (como levantar una iglesia) que en verdad amarse unos a otros, al igual que la santidad, es una característica que se ha perdido en muchas iglesias, en el mundo la gente está harta y huye de los chismes, los pleitos,  la falta de cordialidad, el egoísmo y todas las manifestaciones posibles de la falta de amor, y al llegar a las iglesias supuestamente cristianas, SE ENCUENTRAN CON LO MISMO, no se ve nuevamente la diferencia entre el mundo y la iglesia.

La Falta De Sana Doctrina En Las Iglesias Está Generando La Falta Del Amor Genuino Que Como Cristianos Debemos De Tener.

Muchos cristianos ven el amor como algo ocasional, que si DIOS me toca podre amar a mis enemigos, pero si no me toca con su amor no pasará nada, hacemos del amor algo poco cotidiano en nuestras vidas, cuando en realidad nuestro amor debe de ser una respuesta la amor que DIOS nos tiene como lo dice: 1ª Juan 4:19.

Hay quienes piensan que la doctrina es algo secundario, que estorba al mover espiritual, que interrumpe el río de DIOS, que debemos preocuparnos más por otras cosas, sin embargo la escritura dice todo lo contrario, leamos nuevamente 2ª Juan. Para darnos cuenta todo lo que dice ligando acerca del amor y la verdad.

El motivo por el cual Juan ama a sus compañeros y por el cual los cristianos de la iglesia primitiva resaltaron en su amor común fue POR LA VERDAD QUE ESTÁ EN ELLOS Y PERMANECERA SIEMPRE EN ELLOS. (VS.2).

La verdad es la base del amor de los unos por los otros en Cristo, ¿Por qué Juan habla acerca de andar en amor y, al instante siguiente, habla de la falsa enseñanza? ¿Acaso está mezclando dos asuntos totalmente desconectados? ¡En absoluto! Juan quiere que estos cristianos estén unidos en un amor que emana de la verdad. Por tanto, no deben permitir que entre la falsa enseñanza en su congregación y corte despiadadamente las raíces de su amor.

La falta de amor en la iglesia de Cristo es por la entrada encubierta de herejías destructoras, que carcomen la fuente del amor cristiano: LA VERDAD.

La segunda epístola de Juan nos enseña que la sana doctrina en la iglesia es la base de nuestro amor los unos por los otros. Es el cimiento de nuestro amor. Nos lleva al amor. Es la razón para nuestro vínculo especial como cristianos. Dicho de otra manera, el amor es la meta de la sana doctrina. Si no nos amamos los unos a los otros, entonces no hemos sido correctamente cautivados por la verdad, es por eso que La sana doctrina sirve para el amor.

Pero hay más, la sana doctrina no solo es la fuente de nuestro amor a los demás hermanos, de hecho  es la fuente de todo nuestro amor, a los enemigos, a los amigos, a la familia, a nuestros conyugues, a los inconversos, etc.

1. La CORRECTA doctrina de Dios nos lleva a amar a Dios. Cuanto mejor lo conozcamos, más le amaremos. Conocer mejor a Dios significa adentrarse más y más en las inmensas  profundidades de su amor, y esas profundidades producen nuestro amor como respuesta Efesios 3:17-19.

2. La  SANA doctrina del hombre nos guía a amar a nuestro prójimo. Puesto que cada ser humano está hecho a imagen de Dios, cada ser humano es digno de nuestro amor Santiago. 3:9. La doctrina del hombre nos enseña a amar a otros (a todos los otros).

3. La doctrina BIBLICA de la Gracia nos enseña a amar a nuestros enemigos. Jesús señala que Dios hace salir el sol “sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” Mateo. 5:43-48. ¿Qué lección aprendemos aquí? Que nosotros también debemos amar a nuestros enemigos vv. 44-45.

4. La CORRECTA doctrina del amor de Dios capacita a toda la familia de Dios a amar a sus hermanos. Juan escribe: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros”  Juan. 4:10- 11Juan. 13:34-35. También Pablo nos dice a todos nosotros que andemos “en amor” mutuo Efesios 5:2.

5. La SANA doctrina de la salvación  enseña a los maridos a amar a sus esposas. Pablo escribe: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra” Efesios. 5.25-26. El amor de Cristo mostrado en el evangelio provee el ejemplo —y la razón— del amor de un marido por su mujer.

La sana doctrina también proporciona el patrón para nuestro amor. Tenemos que amar como Cristo nos ha amado. 
1ª Juan 3:16-18.

¿Amas a otros cristianos solo por lo que puedas obtener de ellos, o porque tanto tú como ellos sois amados por Dios? ¿Amas a tus hermanos creyentes incluso cuando te dan multitud de razones para no amarlos?

Nuestras iglesias deberían caracterizarse por un amor mutuo que se extiende a todos aquellos que invocan el nombre del Señor Jesucristo; y el amor —no lo olvides— se alimenta con la sana doctrina. Si la amargura, los chismes y la calumnia están destruyendo tu iglesia, la sana doctrina es una de las herramientas más necesarias

Si las rivalidades y las divisiones están apagando el amor de la iglesia, ésta necesita volver a respirar el aire limpio de la sana doctrina. Para amar a los que son difíciles y reconciliar a los enemigos, debemos recordar que Dios ha hecho en Cristo exactamente las mismas cosas por nosotros.

Si hay personas difíciles de amar en nuestras iglesias, bueno, también nosotros lo somos. Y eso no detuvo a nuestro Salvador para amarnos hasta el punto de llegar a la cruz. Cuanto más profundamente seamos moldeados por esa verdad, más serán conformadas nuestras vidas y nuestras iglesias a la imagen de su amor.














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