miércoles, 6 de junio de 2018

Pneumatología. Tema 5: El Espíritu Santo En La Vida De Jesús De Nazaret. Cita: Lucas 1:34-35.


En la última clase estudiamos la Obra del Espíritu Santo en el A.T. y vimos que es triple:

·         En la creación: explicita e implícitamente lo encontramos.
·         En la revelación e inspiración: hallamos menciones directas e indirectas.
·         En las personas: su interioridad, su extensión y su limitación.

Ya que el Espíritu Santo es la persona de la deidad que se encarga de aplicar la obra de redención programada por El Padre y ejecutada por El Hijo, forzosamente debe haber una participación también en la época más relevante de nuestra salvación.

Esa salvación tiene su base en la obra llevada a cabo por Jesús, por lo que el Espíritu Santo intervino decisivamente en todos las etapas de la vida terrenal del Señor, desde su Encarnación en el seno de María hasta su Resurrección de entre los muertos.

     I.        La obra del Espíritu Santo en la Encarnación del Señor.

Cuando el ángel Gabriel le anuncia a maría que será la portadora del cuerpo mortal del Salvador del mundo, ella de inmediato lanza la pregunta crucial ¿Cómo será esto? A lo cual Gabriel le responde: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con Su sombra.

Cuando dice cubrir, no se refiere al acto de copular, no es una metáfora para referirse al acto sexual, sobre todo de parte de los animales del ganado que cubrían a las hembras para procrear, hace esta mención para referirse a la nube de la Gloria, la Shekinah narrada desde el libro del Éxodo.

Este mismo anuncio es el que un ángel del Señor dice a José en Mateo 1:20, lo que en ella (María) es engendrado, del Espíritu Santo es. De aquí deducen algunos comentaristas y predicadores mal informados que el Espíritu Santo hizo en María las veces de «padre humano» de Jesús, lo cual es un absurdo, pues Jesús tiene únicamente por Padre a Dios (Lucas. 2:49; Juan. 5:17), y el Espíritu Santo no puede ser el Padre del Hijo, pues precisamente procede del Hijo.  


¿Cuál fue entonces la obre del Espíritu Santo en la Encarnación?


La obra del Espíritu Santo en la Encarnación de Jesús consistió en formar milagrosamente en el vientre de María un embrión humano que, desde el primer instante de su formación (concepción, por parte de la madre), fue asumido por la Persona del Hijo en la unión llamada hipostática.

Para poder aclarar el concepto pensemos en lo siguiente: Un joven va al servicio militar lejos de su casa, en una parte del país donde es muy duro el invierno. Su madre le hará un abrigo para que no pase frío. Lo puede hacer de dos maneras:

1) Tejiendo el abrigo y enviándoselo ya hecho; de este modo, la ilustración no nos sirve.

2) Tejiendo el abrigo, desde el primer punto hasta el último, sobre el cuerpo mismo de su hijo.

De forma similar fue formado por el Espíritu Santo el cuerpo de Jesús, pues desde la primera célula viva de Su cuerpo, allí estaba el Verbo de Dios asumiendo hacia Sí ese embrión humano que, durante nueve meses, se iba a desarrollar normalmente en el vientre de María.

No está de más recordar que María fue virgen, como lo atestigua la palabra de Dios (Mateo 1:18-25; Lucas 1:34-35) hasta que dio a luz a Jesús. Pero la Palabra no da pie para afirmar que fue también virgen en el parto, al dar a luz al Salvador (Lucas 2:22-24).

   II.        La obra del Espíritu Santo en el ministerio terrenal de Jesús.

Consideración general

En el aspecto humano de su Persona divino-humana, todo lo que Jesús hizo fue dirigido por el Espíritu Santo, ya que el Padre no le dio el Espíritu «por medida». Como fuente de vida para todos, el Espíritu vivificante debía permanecer en él de modo pleno y constante. Y todas las maravillas que el Padre obraba en Jesús las llevaba a cabo «en el poder del Espíritu de Dios. Mateo. 12:28.

Consideraciones particulares

A) Jesús fue lleno del Espíritu Lucas 4:1. El vocablo indica aquí que esa fue la característica de toda Su vida terrenal. No fue cosa de un momento, sino una relación de toda la vida.

B) Jesús fue ungido con el Espíritu. Lucas 4:18; Hechos 4:27; Hebreos 1:9, como dando a entender que Él era el Mesías esperado, capacitado por el Espíritu Santo para su ministerio profético.

C) Jesús se regocijó en el Espíritu Santo. Lucas 10:21, lo cual es evidencia de que estaba lleno del Espíritu.

D) Jesús fue capacitado por el Espíritu durante toda su vida. Así había sido profetizado por Isaías. Isaías 42:1-4; 61:1-2, y Jesús lo experimentó en su ministerio de predicación y al obrar milagros.

E) Jesús inauguró su ministerio profético por el poder del Espíritu. Al comienzo de su ministerio público, declaró Jesús que el Espíritu del Señor estaba sobre él para predicar el año agradable del Señor Lucas 4:18. El versículo es una cita de Isaías 61:1-2. Aunque notamos que Jesús suspendió la cita a mitad del versículo 2, porque la segunda mitad de dicho versículo no había de ser cumplida hasta su segunda Venida.

  III.        La obra del Espíritu Santo en la capacidad de Jesús de obrar milagros.

Este aspecto merece mucha atención, no sólo por lo que significaba como prueba de su mesiandad, sino también porque ahí radicó la oposición que experimentó por parte de los escribas y fariseos.

Los milagros de Jesús fueron llevados a cabo en el poder del Espíritu fuera de toda discusión. Fue precisamente este aspecto el que provocó el incidente sobre el pecado imperdonable Mateo 12:28, 31, del que luego hablaremos.

Dar vista a los ciegos era una de las pruebas de que el Espíritu estaba sobre él. Lucas 4:18; en el A.T. dar vista a los ciegos era una función propia de la Deidad. Éxodo 4:11; Salmo 146:8 y eso es lo que el Mesías había de hacer. Ni en el A.T. ni en el N.T. vemos que los ciegos recobrasen por sí mismos la vista.

El caso de Pablo con Ananías Hechos 9:17-18 no entra dentro de esta clase de curaciones. En cambio, en Mateo 9:27-31; 11:5; 12:22; 15:30; 21:14; Marcos 8:22-26; 10:46-52 y Juan 9:1-41, los numerosos casos de curación de ciegos por Jesús mediante el poder del Espíritu Santo.

 IV.        La obra del Espíritu Santo en la muerte vicaria de Jesús en la Cruz.

En Hebreos 9:14, hablando de la eficacia expiatoria de la sangre de Cristo, leemos que mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios.

Es importante aclarar bien el panorama, pues la frase ha sido motivo de controversia por varios autores y comentaristas expertos en el tema, son 3 las proposiciones:

(a) A la disposición de su propio espíritu humano, aunque esto no cuadra bien con el adjetivo eterno.

(b) Que el Espíritu Santo, quien fortalecía a Jesús en todas las funciones de su ministerio en la tierra.

(c) A la divina naturaleza de Cristo, con la que pudo superar la flaqueza innata de su naturaleza humana.  Corintios 13:4.


Nosotros no inclinamos por las dos últimas interpretaciones, pues no se contraponen entre sí. Fue el Espíritu Santo quien fortaleció a Jesús en todas sus actividades aquí en la tierra, incluida por su puesto la de ir a la cruz a morir por sus elegidos, superando así la debilidad propia del cuerpo humano.

Si El Cuerpo Humano De Jesús Pudo Resistir Los Tormentos De La Crucifixión Hasta El Final Fue Solamente Por La Acción Del Espíritu Santo De Fortalecerlo.

   V.        La obra del Espíritu Santo en la resurrección de Jesús.

Romanos 8:11 Es una prueba muy clara, aunque indirecta, de la obra del Espíritu Santo en la resurrección de Jesús. Dice así literalmente: Mas si el Espíritu del que levantó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que levantó a Cristo de entre los muertos vivificará también vuestros cuerpos mortales mediante su Espíritu que inhabita en vosotros.

Notemos los siguientes detalles:

(a) El Apóstol se basa en nuestra unión con Cristo: «Pero si Cristo está en vosotros…» (v. 10).

(b) Asegura Pablo que quien efectuó la resurrección de Cristo (esto es, el Padre), hará también lo mismo en nosotros.

(c) Dice que nuestra resurrección será llevada a cabo «mediante su Espíritu ».

(d) Conforme a las estrictas normas de la lógica, el silogismo no admite más que una conclusión: Luego la resurrección de Cristo fue también llevada a cabo mediante el Espíritu Santo.

Hay también algunas citas indirectas tales como:

·         Hechos 2.32-33.
·         Efesios 1:19-20.
·         1ª Pedro 3:18 (RVR1602P).


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