lunes, 24 de junio de 2019

El Evangelio De Juan 130. Palabra De Provisión Y Afecto. Juan 19:25-27.


Nuestro Señor Jesucristo cuelga de la cruz, sus manos y sus pies fueron atravesados por grandes clavos de acero, la corona de espinos sigue atravesando su frente, su cuerpo molido a latigazos escurre hilos de sangre y el cartel en la cruz, encima de su cabeza es una invitación a la burla y el escarnio y, aun así, en medio de tan horrible cuadro, lejos de maldecir, insultar, escupir o proferir palabras de muerte, lo que el Señor hizo es digno de admiración, dio uno de los más grandes discursos de la historia: las siete palabras.

Ya vimos dos de ella, que de hecho se encuentran de forma exclusiva en el libro de Lucas, la primera, la palabra de perdón, donde literalmente oró al Padre rogando no sean tomadas en cuenta las atrocidades cometidas en su contra, la segunda, la palabra de salvación, dicha originalmente al ladrón arrepentido que fue crucificado junto a él: de verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Ahora nos moveremos al evangelio de Juan nuevamente, pues es él quien registra de forma exclusiva la tercera palabra, conocida comúnmente como palabra de provisión o también como palabra de afecto, nosotros conjugaremos ambos títulos, la llamaremos palabra de provisión y afecto, porque, como lo veremos tiene mucho de ambos adjetivos y, además, no son excluyentes entre sí los títulos, al contrario, se complementan.

Juan 19:25. Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.

Nuevamente tenemos una aparente contradicción, los tres evangelios que mencionan a las mujeres al pie de la cruz, contienen un listado diferente, como sabemos, simplemente son relatos complementarios, así que, al juntar las tres listas, sabemos que, al pie de la cruz, mirando al Señor ser traspasado de dolores estaban, hablando de mujeres:

·         María Magdalena.
·         María la madre de Jacobo y José.
·         Salomé, La madre de los hijos de Zebedeo.
·         María, mujer de Cleofas.
·         La hermana de María, madre de Jesús.
·         Y María la madre de Jesús.

No se sabe prácticamente nada de Salomé y María la mujer de Cleofas, pero si se tiene información de María Magdalena. Residía en Magdala, situada en la orilla suroeste del Mar de Galilea. Jesús había hecho un maravilloso acto de misericordia al echar siete demonios de ella. Por ello, no sorprende que se convirtiera en una muy agradecida discípula del Señor. Aunque tradicionalmente se le identifica como la mujer prostituta de Lucas 7:36–50 en realidad no hay ningún indicio para identificarla como tal.

Era una de las mujeres que, una vez convertida en discípula del Señor, lo ayudaba en el ministerio sirviéndole con sus bienes. No nos sorprende encontrarla junto a la cruz y después junto a la tumba cuando Jesús fue sepultado.

Es digno mencionar que, de los once discípulos restantes, pues ya sabemos la tragedia de Judas, solamente uno, Juan se mantuvo hasta el final al lado del Señor Jesús, no así las discípulas del Señor, que más de una se mantuvieron lo más cerca posible de él, su valor y amor, merecen reconocimiento.

Juan continua y nos narra: 26. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. 27. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Vamos por partes para comprender a fondo este pasaje que está lleno de actos significativos:

1.    Jesús nos protege de la mariolatría.

El primer hecho importante que encontramos en estas palabras de Jesús es el ¿Por qué llama mujer a su madre terrenal?  Y esto no solo fue cuando estuvo al pie de la cruz, en otras ocasiones lo vemos también: Juan 2:4. Y en ninguno de los evangelios canónicos encontramos que Jesús se dirija directamente a María como madre o mamá.

Como siempre lo hemos afirmado DIOS no hace nada por casualidad, y esta no es la excepción, el hecho de que Jesús no llamara madre a María es con un gran propósito: no crear confusión y dar pie a la idolatría de ella.

Hay muchas personas siendo engañadas que piensan falsamente acerca de María, casi tomando el lugar de DIOS y peor aún, la ven a ella como deidad y le adoran en vez de adorar única y exclusivamente a DIOS, esto es lo que se conoce como mariolatría.

La mariolatría ha llegado al extremo de decir que ella al igual que Jesús nació de manera inmaculada, es decir sin pecado, LO CUAL ES MENTIRA PORQUE NO ESTA EN LA BIBLIA. El que si se encuentra es el nacimiento virginal de Cristo: Mateo 1:18-25.

Jesucristo no empezó a existir cuando fue concebido por el espíritu santo en el vientre de Miriam (María), él es desde la eternidad y hasta la eternidad pues él es Dios. Juan 1:14.

Durante algunos siglos, las llamadas controversias cristológicas de la iglesia, tuvieron esa disputa: ¿Cristotokos o Teotokos? En otras palabras ¿María fue la madre de Jesús o la madre de DIOS?

La postura ortodoxa a lo largo de la historia por parte de la iglesia es el Teotokos es decir es la madre de DIOS, pero entendiéndose correctamente, no es en ningún sentido que ella haya sido antes que DIOS, o superior a DIOS, o que dio a luz a DIOS, ni nada por el estilo, ha de entenderse solamente con base a la persona de Cristo, en la unión hipostática para ser más exactos, que nos dice que en la única e irrepetible persona de Jesucristo hay un ser 100% humano y 100% DIOS, si María solo es la madre de la parte humana, estaríamos separando la persona de Cristo en dos, lo cual es imposible y repercute en nuestra salvación.

Lo correcto entonces es entender que María es la madre de DIOS únicamente en el sentido de que la persona de Jesucristo que llevó en su vientre durante 9 meses es 100% humano y 100% divino, sin embargo, biblia nos marca claramente que María tuvo más hijos después de nacer Jesús, los cuales fueron medios hermanos de Él, pues su padre fue José. Mateo 1:24-25.  Lucas 8:19-21. Y Juan 7.

María fue una gran mujer, obediente a la palabra de Dios, sin embargo, esto no la convierte en digna de adoración, veneración, alabanza, honra o bendición, el único que merece esto y más es nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

2.    El cumplimiento de la profecía de Simeón.

Otro hecho que es sumamente importante resaltar, es el cumplimiento de la profecía de Simeón. Lucas 2:22-35. Fueron pocas las palabras de Simeón, pero sin lugar a dudas, llenas de tragedia, seguramente maría las guardó en su corazón el día que las escuchó y en estos momentos, junto a la cruz, regresaron a memoria.

No fue fácil la vida de María, fue una vida bendecida en la tragedia:

·         El anuncio de quedar embarazada, en una sociedad que le imputaría la pena capital por no estar casada.
·         El tener que esperar a que José la aceptara sabiendo que podría dejarla sin más ni más.
·         El vivir la zozobra en Belén el día de su alumbramiento, de no hallar un lugar para dar a luz al mismísimo Hijo de DIOS.
·         El tener que educar a un hijo tan especial como Jesús.
·         Por si fuera poco, verlo sufrir injustamente.

Ella es la madre del moribundo. El que agoniza allí en la cruz es su Hijo. Ella fue quien primero beso su frente que ahora está coronada de espinas. Ella fue quien guio los pies y manos en sus primeros movimientos infantiles, pero que ahora están clavados en la cruz. Ninguna madre sufrió tanto como ella. Sus discípulos pueden desertar, sus amigos pueden renunciar, su nación lo puede despreciar, pero su madre se encuentra allí, al pie de su cruz.



Ninguno de los cuatro evangelistas registra una sola palabra de ella, fue un tormento silencioso, y a pesar de todo el dolor, no se dice que haya dejado el lugar o que se haya desmayado de la impresión, ella es la muestra de que la fortaleza no es un atributo exclusivo de los hombres, también las mujeres poseen esa entereza de carácter, ella ni siquiera se hunde en el suelo por su dolor, se pone de pie. Su acción y actitud son únicas. En todos los anales de la historia de nuestra raza no hay otro paralelo. Su trascendente coraje. Ella estaba junto a la cruz de Jesús, ¡qué maravillosa fortaleza!

3.    Un sublime ejemplo de honrar a los padres.

En medio de ese cuadro tan desolador, el Señor Jesús, da una cátedra de un perfecto hombre estableciendo el ejemplo para que los hijos honren a sus padres. En medio del dolor excruciante, contemplamos al Señor en un tierno cuidado y una gran preocupación por su madre.

El mismo DIOS que dictó a Moisés los 10 mandamiento en el Sinaí más de 1500 años antes, ahora estaba cumpliendo a la perfección el quinto de ellos: honrar a su madre.

El mandamiento para los hijos de honrar a sus padres va mucho más allá de una obediencia simple a este decreto, sino que también incluye el amor y el afecto, la gratitud y respeto. Se asume demasiado a menudo que este quinto mandamiento se dirige sólo a la gente joven. Nada puede estar más lejos de la verdad. Sin lugar a dudas va dirigida a los hijos pues los hijos son siempre más jóvenes que sus padres.

La honra debida a los padres nunca termina, la edad solo debería hacer que esa honra creciera más y más, el Señor Jesús con 33 años de edad, honró a su madre ¿qué mejor ejemplo necesitamos?

4.    Juan volvió al lado de Jesús al final.

Sabemos por el relato de los evangelios, que los once discípulos salieron huyendo y abandonaron al Señor Jesús en su hora más marga, de hecho, este acontecimiento es parte del estado de humillación y sin lugar a dudas que fue un causante de gran dolor a nuestro Salvador, ya era bastante malo y lo suficientemente triste que su propio pueblo, los judíos, lo despreciaron y rechazaron; pero fue mucho peor que Todos ellos lo abandonaron y huyeron. Mateo 26:56.

Fue debido a esto, que leemos: Juan 18:19. El sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos. No es difícil de llenar los espacios en blanco. Sin duda, Caifás preguntó cuántos discípulos Él tenía, ¿y qué había sido de ellos ahora? ¿Y cuál fue la razón por la que habían abandonado a su Maestro, y cambiaron cuando vieron el peligro? Pero a estas preguntas el Salvador no respondió. ¡No iba a acusarlos ante el enemigo común a pesar de que lo habían abandonado!

Sin embargo, la Escritura que estamos considerando nos muestra a Juan al pie de la Cruz como uno de los silenciosos testigos. No hay ningún indicio de que cualquier otro de los Once estuviera alrededor de la cruz, pero el discípulo a quien Jesús amaba, Juan había vuelto al lado del Salvador, y no recibe de Él un reproche, ni reprensión, sino una encomienda bendita: cuida a mi madre.

Esto nos debe de llenar de un consuelo incomparable, aun y cuando Juan lo abandonó en el momento del arresto, al regresar a su lado es recibido sin algún tipo de reproche, y eso que la obra redentora no había sido concluida. ¿Cuánto y más nosotros tenemos certidumbre de que seremos recibidos por el Señor con los brazos abiertos sabiendo que la sangre que derramó ahí ahora cubre nuestros pecados presentes pasados y futuros?

Tal vez lo hemos negado, tal vez hemos fallado, tal vez nuestra fe ha sido puesta a prueba y fracasamos, pero por eso el cristianismo no se trata de nuestras acciones, se trata de Cristo y de su enorme perdón otorgado en la cruz. Que nada te separe de restablecer tu comunión intima con DIOS, ten la seguridad de que Cristo ganó todo el perdón necesario en esa cruz.

5.    Encontramos la provisión natural y espiritual de Cristo.

Podemos inferir que José el esposo de María, había muerto al Jesús dar en adopción a su madre, esto nos muestra el cariñoso corazón de nuestro Salvador, en medio de la angustia de los sufrimientos infringido por la cruz, su primera preocupación fue su madre, que no se quedara sola y sin cuidados, años después el apóstol Pablo lo recapitula en su carta. 1ª Timoteo 5:8.

Jesús también estaba preocupado por Juan, Jesús fue el único que pudo darle sentido a su vida, fue quien lo cambio del violento hijo del trueno al tierno discípulo del amor, es entonces que en su última hora de vida le da una sagrada responsabilidad de amor.

Así ambos María y Juan que pasaban por la peor de las crisis ahora se tendrían el uno al otro, para consuelo y fortaleza mutua, a pesar de estar en agonía mortal, Cristo NO descuido las necesidades de sus seres amados, y esto no ha cambiado en lo absoluto, hasta la fecha Él tiene cuidado de aquellos a quienes ama, sus hijos.

Para Juan el poder hacerse cargo de la madre viuda del Salvador esta fue una comisión bendita, una herencia preciosa. Cuando Cristo le dijo: He aquí tu madre, fue como si le hubiera dicho: ¡Que sea para ti como tu propia madre: ¡Que tu amor por mí hoy se manifieste en tu tierna consideración hacia ella! Sin embargo, había mucho más detrás de este acto de Cristo en eso.

Tal vez no había nadie más que entendiera al Señor Jesús como su madre, y es casi seguro que ninguno había asimilado de Su amor tan profundamente como lo fue Juan. Vemos, pues, cómo serían aptos compañeros uno por el otro, ya que había un vínculo íntimo de simpatía común que los une a ambos a Cristo. Por lo tanto, no había nadie más adecuado para cuidar de María, ninguno en cuya compañía se encontraría más confortable, y, por otro lado, no había ninguno como Juan a quien conocía bien. La palabra nos dice que desde aquella hora Juan la recibió en su casa, Juan obedeció al instante.

A pesar de lo que diga el dogma católico, la Escritura nos muestra a una María indefensa, necesitada como todos los seres humanos de la provisión diaria, pero, sobre todo, de la salvación eterna de su alma.

Ella estaba junto a la cruz. Y mientras estaba allí el Salvador exclamó: ¡Mujer, he ahí tu hijo! Con esta frase, se expresa la necesidad, no solo de María, sino de cada descendiente de Adán, de la salvación, de la liberación de la ira venidera, del perdón de los pecados, de la aceptación con Dios, y el cielo. En esa frase es como si el Señor le dijera; se que tienes una gran necesidad, y yo me encargaré de suplirla.

6.    Este pasaje nos muestra A la perfección el Amor Incondicional del Señor Jesucristo.

Aquí quedó de manifiesto una de las grandes maravillas de Su Persona: la expresión del amor incondicional más perfecto. El evangelio de Juan nos presenta la mayoría de las veces a Jesús como DIOS, ese es su sello, esa fue la intención del escritor original, presentar al Mesías divino a los judíos incrédulos. Y aquí hay una prueba más de que Jesús era el Verbo hecho carne.

Este cuidado por su madre en su hora de morir era característico de su conducta, siempre preocupado por todos los desprotegidos, los enfermos, los endemoniados, los hambrientos, los cobradores de impuestos, los publicanos y las prostitutas, en una palabra, siempre mostró amor y preocupación por los pecadores.

Toda su vida, todo su ministerio fue así, y en la cruz no fue la excepción, preocupado por su madre, preocupado por su discípulo amado, Él estaba realizando el trabajo más grande y maravilloso de toda la historia de la humanidad, sin embargo, Él no se olvida de las necesidades de los que ama. No por nada Isaías 9:6 dice: Su nombre será llamado Admirable.

Lo mejor para nosotros hoy en día es que él nunca cambia, es el mismo ayer, hoy y por todos lo siglos dice el escritor de Hebreos, lo que significa, que sigue preocupándose profundamente por aquellos a quienes ama: nosotros.


Esta corta, pero maravillosa frase, contiene al menos 6 grandes verdades que hemos visto el día de hoy:

1.    Jesús protegiéndonos de la mariolatría.
2.    El cumplimiento de la profecía de Simeón.
3.    Un sublime ejemplo de los hijos que honran a sus padres.
4.    Juan que volvió al lado del Salvador al final.
5.    La provisión natural y espiritual de Cristo.
6.    Este pasaje nos muestra la perfección del Señor Jesucristo.

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