miércoles, 6 de diciembre de 2023

Sodoma y Gomorra Hoy 11: Primero Lo Primero. Mateo 6:34.

Ya entendimos que con Dios siempre hay lugar para el arrepentimiento, en este caso específico de un pueblo o nación, este cambio de rumbo implica dos elementos: reconocer la realidad en la que se está viviendo y un cambio de vida, Pero no cualquier cambio de rumbo o dirección, de nada sirve dejar de hacer las cosas mal, para hacerlas peor aún: El cambio de rumbo o dirección que es necesario es el que es guiado por la Escritura.

Esto es así porque estamos por así decirlo, subiendo por la escalera moral por la cual descendimos, es decir estamos haciendo lo necesario para revertir los malos pasos que se dieron para llegar a donde estamos, así que si la soberbia fue el primer escalón de descenso y el apegarnos a la Escritura el primer escalón para subir, entonces, la maldición de la abundancia que fue el segundo escalón de bajada, debe de ser contrarrestado por una nueva perspectiva de las posesiones materiales. 

La visión cristiana de las posesiones materiales la podemos describir en 4 puntos resumidos:

 

I.             Prioridades correctas. Como lo dijimos en su momento, la abundancia de pan o material, no es mala en sí misma, siempre y cuando no se le de mayor importancia de la que en realidad tiene, eso significa que debemos de ordenar y muy bien cuales son nuestras prioridades en cuanto a lo material se refiere.

 

No se trata de vivir austeramente, no es sinónimo de espiritualidad la pobreza, sino de que nuestra prioridad sea el Reino de Dios y su justicia. Mateo 6:24-33.

 

Ni la riqueza es un indicador del favor de Dios, pero definitivamente somos prosperados por el Señor, es nuestro deber ordenar muy bien nuestras prioridades, poniendo en primer lugar lo primero, no podemos caer en el pecado de Sodoma de poner nuestra mente y corazón en las riquezas materiales, nadie puede servir a dos Señores, o es Cristo nuestro Señor o es alguien más, en este caso la abundancia material.

 

El Señor Jesús lo dice muy claramente en el pasaje que acabamos de leer, los gentiles, los no creyentes en este caso, persiguen lo material como prioridad, incluso llegan al punto de la angustia por esta causa, y suena muy lógico sentir ansiedad cuando hay escasez, sin embargo los hijos de Dios no podemos tener esa misma dinámica de vida.

 

¿Cuándo fue la ultima vez que meditamos en la grandeza del Señor al sostener a toda su creación, como las aves del cielo y las plantas del campo? Rara o ninguna vez lo hacemos porque el consumismo de esta sociedad nos invade y nos ha impedido ver esta maravillosa verdad, simplemente nuestras prioridades se han puesto de cabeza.

 

Y si el Señor se ocupa de esa manera al sostener a su creación ¿Cuánto más no se ocupará en sostener a sus hijos? Por este motivo es que debemos y podemos buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia, es decir vivir conforme a una cosmovisión bíblica, sin importarnos si por vivir así perdemos clientes, o ganamos menos dinero por no trabajar el domingo por ejemplo, eso no nos debe de preocupar, pues el Señor se ocupa de nosotros como un Padre amoroso. Pero no nos confundamos:

 

Que Dios se ocupe de nosotros como un Padre amoroso y sabio no significa que cumplirá todos nuestros deseos consumistas.

 

Esas enseñanzas no son bíblicas, son del evangelio de la prosperidad y son una falacia total.

 

II.            Trabajar para vivir. La biblia es muy clara en cuanto a las metas materiales que los creyentes debemos tener, y definitivamente el ser ricos no es parte del plan de Dios. Proverbios 23:4. Eso no significa que no nos va a prosperar y ampliamente el Señor, pero la riqueza debe de ser la consecuencia de hacer las cosas bien no debe de ser nunca la meta de nuestras vidas. Hacer las cosas bien comienza, como ya lo dijimos teniendo en orden nuestras prioridades y el siguiente paso es:

 

Trabajar honradamente para suplir nuestras necesidades y las de nuestras familias. 1ª Timoteo 5:8. 1ª Timoteo 6:6-8.

 

La RVR 1960 traduce como contentamiento la palabra griega autarkeia (αὐταρκεία, G841), que significa satisfacción con lo que se tiene, pero que también se puede traducir como suficiente. Es decir la meta del creyente no debe ser primero las riquezas, sino el proveer de manera suficiente, el bastarnos a nosotros mismos, en concreto con el alimento y lo que sirve para cubrirnos, es decir las necesidades básicas. Y a partir de ahí ir mejorando poco a poco con base en el trabajo tenaz y honesto.

 

III.          Confianza en Dios. Cuando somos diligentes en nuestro trabajo y además entendemos que el Señor nos cuida paternal y amorosamente para que no tengamos necesidades precarias, tendremos como resultado la paz del Señor. Mateo 6:34.

 

Al ordenar nuestras prioridades materiales y trabajar diligentemente la consecuencia será vivir en paz. Juan 14:27.

 


A diferencia de la sociedad cuando va en decadencia, que piensan que fueron sus manos, su intelecto lo que los prosperó, y que se creen totalmente merecedores de dicha prosperidad, el creyente y la sociedad cuando regresa a los estándares divinos de inmediato reconoce la Mano de Dios en la provisión diaria, eso es reconocerlo en todos nuestros caminos. Proverbios 3:5-6.

 

Y esta paz provocará que a pesar de que vinieran tiempos de sacudimiento económico nacional, su confianza estará en el Señor y no se irá ni al extremos de la angustia y la preocupación, pero tampoco caerá en el pecado de tratar de sacar provecho de la situación explotando a los más necesitados, confiará en el Señor, y esperará en Él, trabajando como sabe que es lo correcto.

 

IV.          Compartir con los demás. Por último, una correcta perspectiva de los vienes materiales, incluye el compartir con los demás, sobre todo los verdaderamente necesitados.

Las personas que han colocado al Señor en el primer lugar, y que han decidido reflejarlo, no se hará el indiferente a la realidad que estamos viviendo a nuestro alrededor, la gran necesidad que hay en muchas personas, por situaciones fuera de su alcance. Al contrario, compartirán de las bendiciones materiales con las cuales el Señor los ha prosperado.

 

Dios siempre hace las cosas con propósito, y cuando nos prospera no es la excepción, es con el fin entre otras cosas, de que aprendamos a compartir. Hechos 4:34.

 

La cita de Efesios 4:28 nos muestra el perfecto plan de Dios muy claramente, trabajemos de manera honrada y compartamos con los que necesita, pues sabemos que Dios tiene cuidado de nosotros y eso nos da paz y tranquilidad.

 

V.           Conclusiones. No importa si somos ricos o pobres, si hemos prosperado mucho o batallamos para suplir las necesidades de nuestro hogar, Dios nos llama a poner las prioridades materiales en orden, a poner primero lo primero y eso es el Reino de Dios y su justicia.

 

Vivir con contentamiento, trabajando honesta y tenazmente, descansando en el cuidado del Señor y compartiendo con los demás es la muestra de que entendemos como sociedad que los bienes materiales son lo secundario, lo que importa es la Gloria de Dios.

 

Y no nos equivoquemos en pensar que esta cosmovisión de los vienes materiales debe de ser exclusivamente de los cristianos, es un error pensar así, tal vez como sociedad no busquen primero el Reino de dios y no descansen en el Señor como lo hacemos sus hijos, pero eso no los exime de trabajar honestamente y compartir con los más necesitados la prosperidad alcanzada. Ya lo vimos, una sociedad que no lo hace así, está condenada.

 

Si no sabemos enfocarnos bien en las cosas materiales, estableciendo primero lo primero en nuestras prioridades, tampoco sabremos manejar bien nuestro tiempo, pero el Señor también nos da una solución para ello, lo cual lo veremos la próxima clase.

 

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