domingo, 21 de enero de 2018

El Evangelio De Juan 59: Vete Y No Peques Más. Juan 8:6-11.



El relato que estamos estudiando en el octavo capítulo de este evangelio nos narra la historia, de una mujer que casada sostuvo relaciones sexuales con un hombre que no era su esposo, en otras palabras, fue hallada cometiendo el acto mismo del adulterio.

La semana pasada vimos los 3 tipos de adulterio que encontramos en las Escrituras:

·         El adulterio carnal.
·         El adulterio con el mundo.
·         El adulterio espiritual.

El día de hoy veremos la respuesta que le da Jesús a los líderes religiosos de Jerusalén, que, con tal de encontrar un fallo, una excusa para hacerle caer, llevaron únicamente a la mujer a donde Jesús estaba enseñando, a la mitad del patio, en el templo para ver qué haría Jesús ante tal situación.

Ellos pensaban, si la perdona, lo acusaremos de quebrantar la ley de Moisés, si la condena, podemos ir con las autoridades romanas y acusarle de insurrección y también podemos acusarle frente al pueblo de ya no ser más su amigo, pues ahora condena a muerte a los pecadores.

Pero no estaban preparados para la gran respuesta que el Señor y la lección de vida que les dio en tan solo unas cuantas palabras, pero antes nos dice algo la segunda mitad del verso 6: Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.



Juan nos relata que Jesús escucho las acusaciones de los líderes religiosos y sin mediar palabra con ellos o con la mujer adúltera, se agacho (Ya estaba sentado) y comenzó a escribir con su dedo en el suelo.

¿Qué escribía en el suelo? Se han dado varías teorías:

a)     Los nombres y pecados de los que acusaban a la mujer.
b)     Una palabra de advertencia contra los escribas y fariseos.
c)      Solo garabatos, pues no sabía que decir.
d)     Garabatos para mostrar su desdén a casos como este.

La más probable es esta última opción, pero previamente ya habíamos aclarado, que no es prudente hablar donde la biblia calla, si El Espíritu Santo no inspiró a Juan para decirnos que era exactamente lo que el Señor escribía, lo mejor es no conjeturar nada para evitar caer en interpretaciones privadas y herejías posteriormente.

Al Señor no le ha placido decirnos si Jesús escribió o dibujó algo o para quien lo hizo, sin embargo, por medio del contexto si podemos saber por qué actuó de esa forma.

Ya anteriormente hemos hablado acerca de la profundidad de la depravación del ser humano, y en este pasaje encontramos muestras muy claras de esa gran depravación, no tanto en la mujer pecadora en sí, sino más bien en los nefastos líderes religiosos, perversos y engreídos, cuyo corazón maquinaba toda clase de homicidios, contra la mujer y contra el Señor Jesús, tan malvados que, sin mostrar el menor rastro de misericordia, solo utilizaron a la pobre mujer para lograr sus fines.

Es por eso que Jesús, conmovido por la abierta dureza de corazón de los escribas y fariseos, permaneció en silencio por un buen momento, si escribía, dibujaba o garabateaba es lo de menos, lo importante es la actitud de guardar silencio, pues fue algo más impactante y elocuente que el contender con palabras contra los endurecidos corazones, muy semejante a lo sucedido en Apocalipsis 8:1.

El silencio es símbolo, en ambos pasajes de expectativa a lo que está por suceder, eso es precisamente lo que Jesús estaba haciendo al agacharse a escribir en el suelo y no decir nada, estaba creando expectativa, tanto en el corazón de los líderes religiosos, como en la multitud que lo miraba fijamente para ver qué haría y también en el corazón de la pobre mujer pecadora.

En los siguientes dos versículos vemos la magistral respuesta del Señor Jesús: 7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.

No entendieron el silencio del Señor Jesús, por ello es que dice Juan que insistían en preguntarle, le importunaban una y otra vez:

¿Qué hacemos con ella?  ¿La apedreamos aquí o a las afueras? ¿La dejamos ir sin castigo a su pecado? ¿Qué dices Jesús? Fueron las preguntas que una y otra vez lanzaron.

No nos sorprendamos de estos hombres, pues también nosotros, y no pocas veces estoy seguro, hemos caído en la impaciencia, y el problema con caer en ella no es que vayamos una y otra vez al trono de la gracia a rogar a DIOS por un asunto, tal como la viuda en la parábola de Lucas 18, sino al contrario, por no entender el silencio que muchas veces hace el Señor en nuestras vidas, actuamos alocadamente, como si no fuéramos sus hijos.

Hemos olvidado muchas veces que el hecho de que no podamos escuchar, ver, sentir a DIOS trabajando en nuestras vidas, NO significa que no esté ahí, no significa que se alejó, no significa que ya no le importamos, no significa que se olvidó de nosotros, simplemente, es tiempo de entender el silencio y ejercitar la fe. Hebreos 11:6.

Siempre habrá momentos en nuestras vidas en las que DIOS parecerá distante, esto está escrito en nuestro mapa de la predestinación: aunque ande en valle de sombra de muerte…Salmo 23:4.

Pero no olvidemos que el resto de este verso cita: no temeré mal alguno porque TU ESTARÁS CONMIGO, cuando DIOS a propósito nos haga pasar por el silencio, aprovechemos y vayamos más profundo con él, perfecciones nuestro carácter, nuestra paciencia, nuestra confianza y nuestra fe en Él.

Estos incircuncisos de corazón no entendían nada, así que le insistieron, hasta que el Señor se enderezó y les dijo una de sus frases más citada fuera de contexto: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.

Hace poco entendimos lo que es tener discernimiento o juzgar con justo juicio y no según las apariencias, y nada tiene que ver con esta frase, pues no pocos la sacan de contexto para o bien abusar de su posición en la iglesia y hacer lo que se les da la gana o bien para pecar deliberadamente sin que haya quien les ponga un alto.

En la primera razón nos adentramos en la enseñanza del justo juicio, la segunda razón, el usar esta frase para cometer pecados desvergonzadamente, me he encontrado muchas veces personas, que queriendo justificar su mal caminar, se escudan en esta frase del Señor, la sacan de su contexto y la aplican a su conveniencia, junto con la frase saca la viga de tu ojo.

Jesús no nos está dando un permiso para pecar sin que nadie se meta en nuestras vidas, eso tenlo por seguro, él se puso de pie (para darle aún más peso a sus palabras). No rebajó las demandas de la ley ni excusó el pecado de la mujer; ni siquiera rebajó la pena de lapidación conmutándola por otra más suave, pero les mostró que ellos no eran testigos competentes para ejecutar la sentencia, pues habían incurrido en el mismo pecado del que acusaban a la mujer: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella.

Junto con la frase de sacar la viga de tu propio ojo, el Señor se estaba señalando en contra de la descarada hipocresía. Romanos 2:1.

Siempre que hallemos faltas en otros, debemos reflexionar y ser más severos con relación a nuestros pecados que contra los ajenos, principalmente porque conocemos los motivos y circunstancias de los nuestros, mientras que desconocemos las intenciones y circunstancias de los demás. La perversidad del corazón de estos acusadores era muchas veces mayor que el pecado carnal de aquella mujer.

Hoy una frase más, muy utilizada para cometer todo tipo de excesos, aunque esta no es bíblica, muchos dicen: Solo DIOS puede juzgarme, ¿Eso no los llena de temor? La biblia dice que dura cosa es caer en manos de un DIOS vivo, tengamos cuidado de querer escudar nuestro pecaminoso andar bajo falsa espiritualidad.

Una vez que pronunció la inesperada sentencia, Jesús inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Como si dijese: ¡Ahí queda eso! Ahora, hagan lo que mejor les parezca, pero, ¿Se atreverán a apedrearla siendo ustedes peores que ella?
Los escribas y fariseos quedaron como fulminados por las palabras de Jesús, así que dejaron de perseguir al Señor al que querían tentar, y de molestar a la mujer, a la que ya no se atrevieron a acusar. 9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.

A estos perversos les amedrentó la denuncia que les hizo ante la conciencia de ellos, tenían temor de que se hicieran públicos sus pecados más privados, pues al levantar la primera piedra estarían diciendo a los presentes: mis intenciones y mi vida con puros y sin pecado, lo cual era absolutamente falso, el único que se atrevió a que le descubrieran un solo pecado fue el Señor Jesús, porque Él nunca cometió una sola falla delante de DIOS.

Esto no quiere decir que estos escribas y fariseos quedasen sinceramente avergonzados de sus pecados; el texto no da motivo alguno para pensar así. Al marcharse rápidamente, mostraban que no les agradaba permanecer por más tiempo con la conciencia descubierta. Si hubiesen estado en buena disposición, habrían permitido que quien les había abierto la herida, sacara la ponzoña y sanara lo que estaba enfermo.

Lo de comenzando desde los más viejos hasta los últimos no necesariamente hay que interpretarlo—según hacen muchos—como si los más viejos tuviesen conciencia de haber cometido mayor número de pecados que los otros, sino que tenían mayor astucia para comprender que no les quedaba más remedio que salir cuanto antes para evitar el ridículo. El hecho de que saliesen uno por uno también da a entender que no querían salir todos a la vez, para disimular así mejor la derrota que habían sufrido.

Cuando, por fin los malvados de corazón abandonaron la escena, quedaron solo el Señor Jesús y la mujer pecadora. 10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?

Este tipo de preguntas se conoce como preguntas retoricas, por supuesto que sabía la situación perfectamente, no solo por su Omnisciencia, estaba ahí, vio todo lo que sucedió, es un tipo de pregunta parecida a la hecha a Adán en el huerto del Edén después de pecar. Génesis 3:9-11.

Las preguntas retoricas son solamente un recurso expresivo, una forma de reforzar el propio punto de vista, en el caso de Adán, que se descubriera su falta, en el caso de la mujer que se diera cuenta de la misericordia recibida, en el corazón de esta mujer quedó aún más grabado el favor recibido.

La mujer no trató de escapar, como lo habían hecho los enemigos de Jesús, sino que se quedó delante del Juez ante quien la habían presentado; sólo quedaban al rededor, pero algo más lejos, los que habían venido a escuchar las enseñanzas de Jesús.

Es maravilloso observar en este pasaje que quienes son llevados ante el tribunal del Señor, nunca tendrán ocasión ni necesidad de apelar a un tribunal superior. ¿Quién más grande en amor, gracia y misericordia que Jesús en persona para ser el juez de esta mujer?

¿Quién mejor para ser también nuestro Juez? Cristo no tenía pecado y, por tanto, estaba en condiciones de arrojar el primero la piedra; pero, aunque nadie hay tan severo como Él contra el pecado, al mismo tiempo, no hay nadie tan misericordioso como Él hacia el pecador, pues es tardo para la ira, y grande en misericordia.

Vemos que la mujer le responde: 11 Ella dijo: Ninguno, Señor.

Se dirige a Jesús con todo respeto, llamándole Señor, del griego Kurios y que era una forma de demostrar reverencia y profundo respeto a alguien.  

Notemos también que, al verse libre de la acusación de los escribas y fariseos, no se alegra por la derrota de éstos ni les insulta en su retirada, sino que se limita a contestar humilde y concisamente sobre lo que sólo a ella le concernía. Los verdaderos arrepentidos tienen bastante con dar a Dios cuenta de sí mismos, y no se ocupan en declarar los pecados ajenos.

¿Quieres saber que tal anda tu corazón? Examínate a ti mismo y responde con toda sinceridad: ¿Qué piensas de los demás? ¿En específico de aquellos con los que tienes diferencias? ¿Cuál es tu deseo a sus vidas? ¿te alegran sus desgracias u oras por ellos?

Un corazón que entiende el perdón que ha recibido, es un corazón que perdona de igual manera, la actitud de esta mujer es el mejor ejemplo de ello.

Así que la prisionera es descargada con las palabras del Juez: Tampoco yo te condeno; vete y no peques ya más.

Esta mujer pecadora queda descargada de la pena temporal, pues Jesús viene a decirle: Si ellos no te condenan a ser apedreada, tampoco yo te condeno. Cristo no quería condenar a esta mujer a la pena capital. Porque no era ése su trabajo, vino a salvar no a condenar a los pecadores y porque los que la habían demandado eran más culpables que ella y habían desistido de proseguir el proceso.

Pero además quedó descargada de la condenación eterna. Porque, al decirle Cristo: Tampoco yo te condeno, equivalía a decirle: Yo te perdono, puesto que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados. Mateo 9:6.

Como conocía el interior del corazón, sabía que la mujer estaba arrepentida sinceramente y, por eso, le dirigió estas consoladoras palabras. Como observa Agustín de Hipona, Jesús no le dijo a esta mujer: Vete y haz lo que quieras, sino: Vete y no peques más. Romanos 6:1 y 15.

Hay una postura frente al perdón, la misericordia y la gracia de DIOS, que los seres humanos llegamos a tomar, se le conoce como Antinomianismo o libertinaje, es tomar la ley, los mandamientos, de DIOS y pasarlos por alto bajo el supuesto de que somos perdonados y vivimos bajo la gracia, y aunque muchos no se apeguen doctrinalmente a esta herejía, en la práctica si lo hacen.

Toman el perdón y la gracia divina, y como dice el apóstol Pablo, viven en pecados constantes, continuamente ofenden a DIOS al desobedecer su ley, pues creen que ya no tienen por qué hacerlo, ya no están en condenación. Romanos 8:1.

También es conocida como liberalismo: puedes hacer lo que quieras al cabo eres salvo siempre salvo, lo cual NO es bíblico.

Los libertinos, son aquellos de los que hablamos la semana pasada, que adulteran con el mundo, le coquetean, son como el mundo es, pero se creen cristianos genuinos, lo cual a la luz de la Escritura es falso. 1ª Juan 2:15-17.

Estamos llamados, como la mujer pecadora, a obedecer a DIOS, a no seguir pecando después de recibir el perdón divino, no podemos afirmar ser de Cristo, sus hijos, sus seguidores, sus esclavos, si seguimos pecando deliberadamente, sino hay evidencia, si no damos fruto, poco a poco, pero palpable de que escuchamos la misma sentencia: ni yo te condeno, vete y no peques más.

Recordemos que todo se reduce a como es el árbol son las ramas, el árbol es Cristo, él es la vid, nosotros somos ramas, pámpanos, la unica forma de dar fruto, de perseverar firmes en su perdón y obedecer de corazón, no es esforzándonos, es permaneciendo en Cristo, descansando en él, buscándole a él y solo a él, no estamos en condenación, entonces, permanezcamos en Cristo y no pequemos más.

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