lunes, 26 de marzo de 2018

El Evangelio De Juan 68: En Cristo No Hay Maldiciones. Juan 9:1-2.


A partir del día de hoy estudiaremos el capítulo 9 del evangelio del apóstol Juan, en este capítulo tenemos la maravillosa narración de la curación del ciego de nacimiento, con el interrogatorio subsiguiente por parte de los fariseos, y el reproche que, al final, lanza Jesús contra éstos. El milagro es la mejor ilustración de la verdad de 8:12, pues era señal de que Jesús es la luz del mundo.

Juan comienza la narración diciéndonos que Jesús y los discípulos pasaron por un lugar, no especifica cual, a la puerta del templo, a las afueras de la ciudad, en algún pórtico en particular, no da ningún dato específico, pero como ya lo entendimos, si no lo hace es porque simplemente para DIOS no es importante y por lo tanto para nosotros tampoco, no podemos hablar donde DIOS guarda silencio.

Tampoco menciona el tiempo exacto, así que lo único que podemos concluir es que fue entre los días posteriores a que terminó la fiesta de los tabernáculos, nuestro mes de octubre y antes de empezar la fiesta de la Dedicación Juan 10:22 en nuestro diciembre.

Otro dato que tampoco nos revela Juan es como se enteraron Jesús y sus discípulos que este hombre era ciego de nacimiento, tal vez ocurrió lo mismo que con el paralitico de Betesda en el capítulo 5, simplemente era del dominio público.

En el versículo 2 vemos la pregunta de que sus discípulos le hicieron: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?

Lo primero que podemos observar de este corto dialogo, es que, para los discípulos, el ciego era un rompecabezas teológico, ellos lamentablemente estaban más interesados en saber la condición teológica detrás de su condición física, la compasión que el Señor Jesús había mostrado ya en muchas ocasiones delante de ellos aún no surtía mucho efecto.

En lugar de ser una extensión de la misericordia de Cristo, los discípulos estaban siendo indiscretos, poco amorosos e innecesariamente curiosos. Este es un ejemplo más que claro que la sana doctrina esta llamada a ir acompañada de la sana manera de vivir y de la sana manera de sentir en Cristo.

Ortodoxia, ortopraxis y ortopatía, la doctrina correcta, la vida correcta y los sentimientos correctos, todo en Cristo, de lo contrario seremos solo personas con un gran conocimiento académico, teológico, doctrinal, pero tal como en la visión del profeta Ezequiel, solo huesos secos, sin vida.

Los discípulos estaban razonando más o menos así:

·         Detrás de todo problema o enfermedad hay un pecado.
·         Generalmente el pecado es del que tiene el problema o enfermedad.
·         Pero este hombre nació así, por lo tanto, no es su pecado.
·         Entonces la unica alternativa posible es que el pecado es de sus padres.
·         Pero esto no sería un acto justo de DIOS.
·         Hay otra alternativa, tal vez este hombre pecó en el vientre de su madre.

¿Cómo podían pensar de esta forma? ¿Qué un bebe peca en el vientre de su madre? Es porque con base en el texto de Génesis 25:22-26, los rabinos judíos llegaron a la conclusión de que Esaú había tratado de matar a Jacob en el vientre de su madre.

El apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo toma este texto miles de años después y nos muestra que en realidad se refiere a la elección incondicional de los que han de ser salvos. Romanos 9:8-13.



Hay algunas enseñanzas judías, que afirman que cuando Rebeca pasaba por un lugar donde se adoraba a DIOS entonces Jacob quería salir, y que cuando pasaba por un lugar de idolatría, era Esaú quien quería salir del vientre.

Si nos parece que son enseñanzas poco ortodoxas con respecto a la Verdad de la Escritura, pues lamentablemente no son las peores enseñanzas al respecto, hay quienes en la actualidad utilizan este texto totalmente fuera de su contexto para afirmar que existen las cadenas o maldiciones generacionales.

Según el neo pentecostalismo, una maldición generacional es el pago por el pecado que DIOS establece sobre la vida de una persona y sus descendientes, es la manifestación de pecados que cometieron nuestros antepasados.

Según esta mala enseñanza la forma de pasar la maldición a las siguientes generaciones es por medio de la herencia genética, así como heredamos nuestros rasgos físicos (ojos, cabello, nariz, etc.) también heredamos las maldiciones que hemos acarreado en nuestras vidas de pecados.

Toman situaciones que la experiencia en la vida diaria nos presenta para reforzar sus herejías, por ejemplo, familias en las que los abuelos, los padres, los hijos, los nietos, etc. sufren de:

·         Alcoholismo.
·         Adulterio.
·         Diabetes.
·         Cáncer.
·         Tabaquismo.
·         Divorcio.
·         Desintegración familiar.
·         Abuso sexual.
·         Pobreza.
·         Accidentes fuertes.
·         Esterilidad.
·         Suicidio.
·         Etc.

Algunos como Guillermo Mal-donado afirman que hasta hay maldiciones auto impuestas, pues como en nuestra boca hay poder, si hablamos cosas malas, negativas, de muerte, pobreza, enfermedad, etc. estás cosas llegan a nuestra vida y las vamos heredando o maldiciendo a nuestros hijos.

¿Por qué son heréticas las enseñanzas de las maldiciones generacionales? ¿Cómo explicar entonces que haya patrones de vida en padres, hijos, nietos, etc.?

En primer lugar, sobre todo para aquellos que somos hijos de DIOS somos libres del pago por el pecado, se llama Justificación la maldición por no cumplir la ley cayó sobre Cristo en la cruz del calvario. Mateo 27:46. Gálatas 3:13.

Recientemente lo aprendimos en el estudio de Soteriología Bíblica, la Justificación tiene 3 elementos, el perdón del pasado, la aceptación total en el presente y una posición firme en el futuro, por lo tanto, no queda lugar alguno para que un pecado cometido por un antepasado nuestro nos afecte al grado de recibir un castigo de parte de DIOS.

DIOS, como lo hemos dicho anteriormente, NO castiga a sus hijos, los disciplina, esto significa que el justo pago por nuestros malos actos no recae sobre nosotros, su ira santa fue vaciada sobre Cristo, por eso es que su ira, su justicia y su santidad están satisfechas, la disciplina es con el único fin de que cambiemos nuestro caminar para que seamos más como Cristo.

Desde el A.T. se desmienten las ataduras generacionales. Jeremías 31:29-34. Ezequiel 18:2-4.

Quienes toman el ejemplo de Cam y Canaán, no entienden el contexto real. Génesis 9:20-25. En este texto vemos que el hijo, en este caso Canaán pagó por el pecado de su padre: Cam. Sin embargo, olvidan que fue Noé quien lo maldijo y no DIOS en primer lugar, y si no maldijo a Cam es porque ni Noé ni nadie puede maldecir a quien DIOS ha bendecido. Génesis 9:1. Este relato solo confirma más que aquellos que somos benditos, como nosotros por estar en Cristo, no podemos al mismo tiempo ser malditos.

Por si acaso utilizan la cita de Éxodo 20:5 para tratar de sostener esta malsana enseñanza, veamos su interpretación correcta: tercera y cuarta generación de los que me aborrecen significa que si los hijos, los nietos, los bisnietos, etc. siguen los pasos idolatras de sus antepasados vivirán las consecuencias: ser cortados del pueblo de DIOS.

De esta cita, más que respaldar la enseñanza de las maldiciones generacionales en los hijos de DIOS, solo vemos la gran importancia de educar en el temor de DIOS a nuestros hijos, pues es precisamente de ahí de donde se desprende el motivo por el cual vemos una generación tras otra en las familias viviendo el mismo mal:

·         Mala alimentación: enfermedades, además de que genéticamente se nace propenso a contraer ciertos males.
·         Mal ejemplo: alcoholismo drogas, adulterio, abandono de hogar, etc.
·         Imitar la mala administración, pereza, etc. da como resultado la pobreza.

Hace tiempo estudiamos en un discipulado titulado La Familia cimentada en Cristo que, si nosotros no enseñamos con nuestro ejemplo y con nuestras palabras a nuestros hijos a seguir a Cristo, el mundo les va a enseñar a NO hacerlo.

No es la misma situación prevenir con nuestra enseñanza que corregir con nuestra disciplina, pero si nuestros hijos solo reciben mal ejemplo de nosotros como padres es lo que van a terminar por hacer:

·         Vicios, pecados desvergonzados.
·         Malas palabras, albures.
·         Pereza, desidia, indiferencia a los asuntos eternos.
·         Falta de compromiso en la iglesia.
·         Falta de entusiasmo para servir a DIOS.

Si nosotros somos tibios espiritualmente no podemos esperar que nuestros hijos sean ardientes siervos del Señor.

Así que, si pasamos por alguna situación difícil e nuestras vidas, dejemos de lado esas espurias enseñanzas que tergiversan el carácter Justo de DIOS y descansemos en su Soberanía. Lucas 13:1-5. No es lo mismo que transmitamos los efectos de los pecados a nuestras generaciones (o que lo recibimos nosotros) a decir que estamos en maldición, eso es imposible si estamos En Cristo. Romanos 8:1.

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