lunes, 23 de marzo de 2020

Hechos Historia Salutis 23: El Arresto De Esteban. Hechos 6:8-15.


Como mencionamos la semana pasada, este sexto capítulo del libro de Hechos es el más corto, por este motivo hoy daremos por terminada su exposición, aunque los acontecimientos están directamente ligados al siguiente capítulo, que en las próximas semanas examinaremos poco a poco y a detalle.

La narración de Lucas comienza cuando los cristianos judíos de habla griega en Jerusalén hacen oír sus quejas contra los creyentes de habla aramea porque en la distribución diaria de alimentos sus viudas están siendo mal atendidas. Los apóstoles llaman a los creyentes a una reunión congregacional y sugieren una distribución del trabajo: siete varones que sean llenos del Espíritu y sabiduría se harán cargo de las necesidades físicas de los pobres, dedicándose a la oración y a la predicación, satisfaciendo así las necesidades espirituales del pueblo. Son seleccionados y como resultado de ello, la iglesia continuó creciendo; aun varios sacerdotes se unen a la iglesia.

Lo siguiente que nos narra es el breve por muy importante ministerio de Esteban, uno de los siete varones elegidos para la tarea del diaconado. Aunque corto, el ministerio de Esteban es un preludio del ministerio de Pablo, quien en un sentido asume el trabajo que queda interrumpido por la muerte de Esteban. Este encuentra gran oposición en una sinagoga local de judíos de habla griega. Después de su conversión y regreso a Jerusalén, Pablo también tuvo debates con los judíos de habla griega quienes trataron de matarle.

6:8. Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.

No sabemos prácticamente nada de la vida de Esteban, excepto que era un judío helenista que había llegado a abrazar la fe cristiana. Lucas lo describe como un hombre de fe y lleno del Espíritu Santo. Esteban fue conocido por su sabiduría, y por su discurso ante el Sanedrín aparece como una persona educada. Presumiblemente asistió a alguna escuela teológica judía en Jerusalén o Alejandría, como dijimos ya, su nombre significa corona.

Esteban es un hombre lleno de gracia caris (χάρις, G5485) y de poder dunamis (δύναμις, G1411). Con las palabras gracia y poder, Lucas relaciona la obra de misericordia, de sanidad, enseñanza y predicación de Esteban con la de los apóstoles, es decir a propósito Lucas escribe estás palabras para ligar el ministerio de Esteban con el de los apóstoles, no era un auto enviado o auto ungido, estaba sujeto y dependía de la autoridad de la iglesia por medio de los apóstoles.

Poco antes Lucas escribe que los apóstoles continuaron proclamando la resurrección de Jesús “con gran poder” y que experimentaron “abundante gracia” (4:33). Dios, entonces, bendice la obra de Esteban en la misma forma en que bendijo el trabajo de los apóstoles. Lucas rara vez califica los milagros y maravillas hechas por los apóstoles.

Pero en el caso de Esteban, afirma que las maravillas y señales son grandes. En el griego, el tiempo indica que Esteban continuó haciéndolas. No está claro si él ya había realizado milagros antes de ser ordenado por los apóstoles, pero es probable que así haya sido. 

Deducimos, por lo tanto, que “las grandes maravillas y señales” describen, precisamente, el ministerio de sanidad de Esteban. Especialmente por estos milagros él fue una bendición para el pueblo. Y pese a ello, dentro de poco sus compatriotas le mataron.

6:9. Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. 10. Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.

La oposición al ministerio de Esteban viene, no por los milagros que hacía, sino por su predicación que sabemos era exasperante para los saduceos porque no creían en la resurrección, y aunque Lucas no dice nada acerca de su trabajo de diácono, pero sí hace hincapié en su ministerio de sanidad y en su debate con los judíos de habla griega. Todo parece indicar que este talentoso y amable varón de Dios servía en otras capacidades además de atender a las mesas.  Él iba a la sinagoga local de sus compatriotas. Son varios los puntos a tratar en este par de versículos:

a. La Sinagoga. La oposición que Esteban enfrentó vino de los miembros de la llamada Sinagoga de los libertos. El término libertos se refiere a un grupo de judíos prisioneros de guerra de los romanos quienes bajo el liderazgo del general Pompeyo fueron capturados en el año 63 a.C. En los años siguientes estos prisioneros fueron dejados en libertad y establecieron una colonia junto al río Tiber en Roma. Más tarde, sus descendientes fueron expulsados de Roma y se piensa que muchos de ellos hayan encontrado refugio en Jerusalén, donde levantaron una sinagoga. Los estudiosos están divididos sobre la veracidad de una inscripción en idioma griego, haciendo referencia a esta sinagoga, desenterrada en 1913–14 en Jerusalén.

Además, difieren en cuanto a la interpretación de la frase Sinagoga de los libertos. ¿Está queriendo decir Lucas que los libertos tenían una sinagoga tal como los otros grupos de Cirene, Alejandría, Cilicia, y Asia tenían? Si así hubiese sido, entonces habría cinco sinagogas diferentes cuyos miembros debatían con Esteban.

A la inversa, el texto griego indica una división entre los judíos de Cirene y de Alejandría y de Cilicia y Asia. Esto significaría que había dos sinagogas: los libertos, los cirenios, y los alejandrinos en un grupo y los cilicianos y los asiáticos en el otro.  Esta última interpretación es interesante porque la respalda el texto griego.

También, las diferencias geográficas, culturales y aun lingüísticas entre los judíos del Norte de África que son los de Cirene y Alejandría, y los de Asia Menor que son los de Cilicia y Asia eran lo suficientemente grandes como para no permitirles reunirse en un solo lugar, por lo tanto, Lucas nos está diciendo que al menos había 2 sinagogas donde si no es que hasta cinco de ellas cuyos miembros, debatieron acaloradamente contra Esteban. Lo que si sabemos con exactitud es que eran cuatro grupos culturales en su contra: los de Cirene, los de Alejandría, los de Cilicia y los de Asia.

·         Cirene era la capital de la provincia de Cirenaica (moderna Libia) en el Norte de África. Puerto ubicado en un área rica en la producción de grano y ganado, Cirene servía como cruce de caminos para el tráfico por mar y tierra y llegó a ser famoso como un centro de comercio.

Se desarrolló como una colonia griega con una importante población judía. Del Nuevo Testamento aprendemos que muchos de estos judíos llegaron a ser residentes de Jerusalén. Hechos 2:10. Mt. 27:32. Mr. 15:21. Lc. 23:26.

·         Alejandría era la capital del antiguo Egipto y después de Roma fue el centro administrativo más importante del mundo Mediterráneo. Era famosa por su cultura y sus atracciones literarias centradas en un museo, biblioteca y escuelas. A través de los siglos, miles de judíos se habían establecido aquí, asumiendo muchos de ellos posiciones de liderazgo tanto en el ejército como en el gobierno civil.

Los judíos alejandrinos hablaban griego, por lo que eventualmente necesitaban una traducción del Antiguo Testamento a ese idioma que fue la Septuaginta.

·         Tanto Cilicia como Asia eran provincias romanas en Asia Menor (moderna Turquía), donde se hablaba griego. Cilicia estaba ubicada a lo largo de las costas del Mediterráneo, en la parte sudeste de Asia Menor.

Entre sus ciudades estaba Tarso, lugar de nacimiento de Pablo. Aquí vivía un considerable número de judíos, algunos de los cuales llegaron a ser miembros de las iglesias cristianas (15:41). La provincia de Asia, en la costa occidental de Asia Menor, tenía a Éfeso como su ciudad principal. El área tenía numerosos asentamientos judíos y en muchos de ellos habían sido establecidas iglesias (p.ej., las siete iglesias de Asia mencionadas en Ap. 1:11).

b. El Debate. “Disputaron con Esteban”. Aun cuando Lucas presenta a Esteban algo así como un precursor de Pablo, no ofrece ninguna indicación de que Pablo mismo haya estado presente entre los judíos de habla griega de Cilicia que discutían con él. Es posible que asistiera a los cultos en la Sinagoga de los libertos; pero sí estaba presente cuando los judíos le tiran piedras y matan a Esteban (7:58).

La enseñanza de Esteban provocó una viva oposición, y probablemente se concertó un debate formal, la palabra disputaron del griego suzeteo (συζητέω, G4802) más que sugerir pelea, sugiere controversia, investigar conjuntamente o debate.

Estos judíos, venidos de varios lugares de la dispersión, no pudieron refutarle, aunque no se menciona el tema exacto del debate, sin duda ellos no estaban discutiendo acerca de los milagros de sanidad o del respaldo que les daba la gente del lugar. Como ellos en sentido figurado eran los guardianes de las murallas de Sion y eran muy vigilantes y defensores de la ley de Moisés, el templo, y las observancias religiosas; por lo tanto, el debate se centraba en asuntos doctrinales y de adoración, más específicamente en el Mesianismo de Jesús y como esto cambia por completo el culto de adoración judío, pues ya no eran necesario los sacrificios, estos solo eran una representación de lo que un día iba a suceder en la cruz, y la cruz ya había pasado, así que las representaciones debían de cesar.

Podemos concluir que este fue el tema central del debate, por las acusaciones que levantaron en su contra y por la forma en que Esteban mismo presentó su defensa.
Lucas dice que Esteban hablaba con sabiduría y con el Espíritu. Esto es suficiente por ahora, porque en el capítulo 7 Lucas recuenta el contenido del sermón de Esteban. Aquí Lucas repite el requisito apostólico establecido para los siete varones elegidos para atender a los oficios administrativos: “que sean llenos del Espíritu y de sabiduría” (v. 3), vaya, es como si Lucas mismo relatara esta parte para corroborar que en efecto, los requisitos que eran necesario para llevar a cabo el oficio de diacono estaban muy presentes en Esteban.

Así como sucedió con Pedro frente al Sanedrín ya en un par de ocasiones, ahora en Esteban también tuvo cumplimiento la promesa de Jesús de dar a sus seguidores palabras de sabiduría de tal modo que ninguno de sus enemigos podría refutarle. Lc. 21:15. Mt. 10:20.

Es importante recalcar que el término sabiduría aparece sólo cuatro veces en el libro de Hechos, dos en conexión con Esteban (vv. 3, 10) y dos en su discurso ante el Sanedrín (7:10, 22). Con el Espíritu de Dios y la sabiduría de lo alto, Esteban fue capaz de debatir con sus enemigos en las sinagogas judías. Y lleno con el Espíritu pudo refutar los argumentos que habían levantado en contra suya y su interpretación de las Escrituras.

Si estos judíos de habla griega se hubieran dado cuenta que estaban oponiéndose al Espíritu Santo mismo, habrían sabido que estaban librando una batalla que de ninguna manera podrían ganar, no por nada Pablo les dice a los cristianos en Roma: si DIOS es por nosotros ¿Quién contra nosotros? Romanos 8:31.

6:11. Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.

¿Quiénes son estos insidiosos que instigan a algunos hombres para que den un falso testimonio? Los opositores de Esteban son helenistas que han venido de la dispersión; quizás tratan de superar lo que ellos perciben como el estigma de la cultura griega y, por extensión, el liberalismo. En Jerusalén, quieren probar su lealtad a la ley y las costumbres judías. Por eso, consideran sospechoso a cualquiera que pareciera desviar de las reglas y regulaciones estrictas. No está claro por qué razón estos fanáticos buscaron personas que testificaran falsamente en lugar de usar sus propias alegaciones contra las palabras de Esteban.

Esteban es un verdadero discípulo de Jesús. Al confrontar las acusaciones falsas, no está por sobre su Maestro, quien también tuvo que escuchar cargos que trajeron contra él falsos acusadores (véase Mt. 26:59–66 y pasajes paralelos).

El cargo contra Esteban es doble: “Le hemos oído decir palabras blasfemas en contra de Moisés y en contra de Dios”. Este es un asunto serio, porque la pena para quien blasfeme el nombre de Dios es la muerte por apedreamiento. Lv. 24:16.

La palabra Moisés se refiere a los cinco libros de Moisés; es decir, la Ley. Las acusaciones de deslealtad a la ley y blasfemia contra el nombre de Dios surten efecto en cuanto a provocar al pueblo de Jerusalén. A pesar de todas las sanidades efectuadas por Esteban, las gentes son lo suficientemente caprichosas como para creer las falsas acusaciones y volverse en su contra.

6:12. Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio.

Lucas nos dice que soliviantaron del griego sunkineo (συγκινέω, G4787) que significa que agitaron o alborotaron al pueblo. Los instigadores tienen éxito en lograr el respaldo del pueblo, de los ancianos de Israel, y de los escribas.

Suponemos que Esteban enseñó que los creyentes pueden adorar a Dios en cualquiera parte porque Dios no habita en casas hechas por hombres (7:48–49). Para estos judíos fanáticos, esta declaración es equivalente a una blasfemia. Con la multitud enardecida, las autoridades civiles los ancianos y los maestros de la ley, los escribas, ven la oportunidad para arrastrarlo ante un tribunal. Sin duda, varios de estos ancianos son miembros del Sanedrín.

El pueblo ya no está en favor de Esteban; por eso los miembros del Sanedrín no tienen miedo de un levantamiento. Así, Esteban es detenido, quizás por el jefe de la guardia y sus oficiales, y es llevado ante el Sanedrín. Es la tercera vez que la corte suprema de Israel trae a juicio a los seguidores de Jesús; primero a Pedro y Juan, luego a los Doce, y ahora a Esteban.

Nuevamente Esteban pasa una situación similar al Maestro, primero enfrento acusaciones falsas, ahora tiene que aguantar al pueblo voluble y fácilmente manipulable, como el Señor Jesús que momentos antes el pueblo gritaba hosanna y después clamaban crucifícale, su sangre sea sobre nosotros y nuestros hijos, no cabe dida que Esteban es un verdadero discípulo, pues va por el mismo camino que el Maestro.

Por ello es que años después el apóstol pedro escribió en su primera carta que no nos sorprendiéramos cuando el fuego de prueba llega a nuestras vidas como si algo extraño pasara, pues los verdaderos discípulos estamos llamados a ser como nuestro Maestro el Señor Jesucristo, y la mejor forma de forjar nuestro carácter en semejanza al suyo es pasando por las mismas situaciones que él mismo paso:

·         Traición.
·         Angustia.
·         Abandono de los supuestos amigos.
·         Falsas acusaciones.
·         Lidiar con malagradecidos.
·         Aguantar la inconstancia de la gente.
·         Etc.

¿Por qué debe de ser así? Porque solo de esa forma aprenderemos a amar como él ama: incondicionalmente, no hay otra manera, no hay atajos, no hay forma de librar este camino, por ello es que el camino del discípulo, del verdadero discípulo de Cristo, no cualquiera lo recorre, es solo para aquellos que se niegan a sí mismo, y toman su cruz cada día.

6:13. Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley; 14. pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés.

Debemos entender que el Sanedrín necesita algún tiempo para convocar a un juicio contra Esteban. Además, los propios helenistas necesitan tiempo para preparar a los testigos falsos y presentar sus acusaciones que toquen el corazón religioso de Israel: el lugar santo y la ley.

Según la ley de Moisés, cualquiera acusación contra un individuo debe ser sostenida por el testimonio combinado de dos o tres testigos. Dt. 17:6–7. Por eso, en el juicio contra Jesús, los testigos falsos no pudieron ponerse de acuerdo por lo que eran despedidos hasta que dos de ellos se presentaron diciendo que Jesús había dicho que él destruiría el templo y lo reconstruiría en tres días. Mt. 26:60–61; 27:40.

Los testigos en el juicio contra Esteban se presentan con una acusación inventada de que Esteban nunca deja de hablar en contra de la ley de Moisés y en contra del templo y todo lo que comprendía. La frase, “este hombre no cesa de hablar” es, obviamente, una exageración, porque Esteban proclama las Buenas Nuevas y las acompaña con grandes milagros. Los testigos, sin embargo, lo presentan como un revolucionario más añadido a la lista que está perturbando la religión judía.

El enfático “este lugar” se refiere al templo y su servicio y no a toda la ciudad de Jerusalén. El lugar de reunión del Sanedrín era en una de las alas del templo. Y el cargo de que Esteban hablaba en contra de la Ley o el Antiguo Testamento tiene todos los aspectos de una exageración. Si recordamos bien, Jesús mismo enseñó que él no vino a abolir la Ley y los Profetas, sino a cumplirlos. Mt. 5:17.

Contra Esteban los testigos usaron la misma acusación que Jesús oyó durante su juicio y en su crucifixión. Dicen haberle oído decir que este Jesús de Nazaret destruiría el templo y cambiaría las costumbres judías que se originaban con Moisés. Primero, los testigos usan el pronombre ese antes del nombre Jesús de Nazaret para expresar su desprecio por Jesús. Luego, echan a correr el rumor referente a las palabras de Jesús. Si ellos se hubieran referido al desafío que Jesús hizo a sus oponentes de que destruyeran el templo, obviamente no le habían comprendido. Jesús hablaba de su cuerpo y agregó que resucitaría de la tumba en tres días. Juan 2:19. Sin embargo, los acusadores de Esteban distorsionaron las palabras de Jesús y su significado, en eso si eran expertos.

La siguiente acusación es que Jesús habló en contra de las costumbres que Moisés había transmitido. Los testigos hablan generalidades, pero no dan detalles. Aparentemente, una simple referencia a cambiar las costumbres judías es suficiente evidencia para etiquetar a cualquiera de violador de la ley.

Jesús se opuso a las tradiciones que anulaban las claras enseñanzas de las Escrituras Mt. 15:6, pero siempre enseñó el cumplimiento de la Palabra de Dios. A la mujer samaritana Jesús reveló que en la era mesiánica los verdaderos adoradores no tendrían que ir al templo samaritano en el Monte Gerizín o al templo en Jerusalén. Los verdaderos adoradores adoran al Padre en cualquier lugar, en espíritu y en verdad Jn. 4:21–24.

Creemos que Esteban también proclamó estas buenas nuevas al pueblo de Jerusalén para que fuera liberado de molestosas costumbres y tradiciones, Esteban sostenía que el evangelio significaba el fin del culto con sacrificios y de toda la ley ceremonial.

6:15. Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.

El estar parado en el semicírculo, de cara a los miembros del Sanedrín, sentados en filas a una altura mayor intimidaría a cualquiera. Pero no fue así con Pedro, quien las dos veces que tuvo que enfrentarse al Sanedrín fue lleno del Espíritu Santo, habló con toda valentía en su propia defensa, y de hecho se adueñó de la situación (4:8–12; 5:29–32). Ahora le toca el turno a Esteban. Todos los que están frente a él lo miran con ojos atentos. Un resplandor divino parece envolverle.

Lucas escribe que el rostro de Esteban “era como el rostro de un ángel”. Deducimos que Lucas recibió detalles de este juicio de parte de un testigo ocular, muy probablemente del mismísimo apóstol Pablo, quien en su discurso a la muchedumbre en Jerusalén admitió libremente haber tomado parte en la muerte de Esteban (22:20). Pablo, entonces, era uno de aquellos que vieron la transformación facial de Esteban. Pero a pesar de ese resplandor milagroso que lo envolvía, los miembros del Sanedrín no quisieron escuchar su llamado a que atendieran al evangelio de Cristo.

El sanedrín quería condenar a Jesús y ellos mismo ejecutar su sentencia, pero como no procedió la acusación fue que amenazaba la seguridad o la santidad del templo, porque la profanación del templo que era una ofensa que la administración romana reservaba expresamente a la jurisdicción de las autoridades judías no lo lograron. Si se lo hubiera encontrado culpable de ese cargo, podrían haberlo condenado a su antojo, sin referirlo al prefecto Poncio Pilato. El intento contra Jesús falló, pero estaban dadas todas las condiciones para que el proceso de Esteban sobre dichas bases fuese exitoso.

 
Pero mientras sus acusadores presentaban sus cargos contra Esteban, su rostro brillaba ante el Sanedrín como quien estaba conscientemente ante la presencia de Dios. Lucas no dice explícitamente a esta altura que Esteban estaba lleno del Espíritu Santo cuando enfrentaba a sus jueces, pero no tiene necesidad de hacerlo aquí, ya que toda la narración lo sugiere, su brillo no era luz propia, era el reflejo de la luz de Cristo en interior, tal como le sucedió a Moisés cuando bajó del monte: Éxodo 34:29.

Cuando una persona tiene comunión intima con DIOS, siempre se va a notar, el reflejo de la luz de Cristo será evidente, sin importar que sea en la peor de las situaciones, tal como le sucedió a Esteban, que a pesar de estar en una situación precaria al extremo, siempre reflejó el carácter del Señor Jesucristo, tal vez no todos nos van a mirar con cara de ángel como a Esteban le sucedió, pero que si todos vean el carácter de Cristo en nosotros, aun en medio de las peores situaciones de la vida.

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