lunes, 6 de abril de 2015

Muerte De Cruz. Filipenses 2: 8.

Con motivo de la celebración de la semana santa, el día de hoy vamos a ver desde el punto de vista tanto bíblico como médico lo que es en sí la muerte de cruz o conocida como la crucifixión de Cristo.

Antes de empezar deseo hacer notar que las llamadas representaciones del viacrucis, sean de donde sean, Iztapalapa, Filipinas, etc. SON UNA TOTAL BLASFEMIA al sacrificio de Cristo, en primer lugar, una hacen afrenta a una de las siete frases que Jesús exclamo en la cruz: Consumado es, que viene del griego tetelestai que era la frase que se usaba en la antigüedad para dar por cerrado y terminado un negocio.

En segundo lugar y como lo iremos viendo a lo largo de esta enseñanza los shows que los voluntarios hacen no son ni la mínima parte del sufrimiento que en realidad paso nuestro amado Señor, por lo cual solo es una burla y una desobediencia a la palabra de DIOS.

¿De dónde viene la cruz?

Tal vez el símbolo más grande en la historia de la humanidad, al menos en los últimos 2000 años, es la cruz, sin embargo este signo venerado por el mundo católico, no nació con la crucifixión de  Cristo,  tiene una larga historia que vas desde 6000 años antes de Cristo.

Los egipcios tenían la cruz  ansata o también llamada cruz del Nilo, también tenían la cruz TAU en forma de “T”  los pueblos arios veneraban al dios Odín y su culto estaba ligado con la cruz suástica,  al llegar los españoles a América descubrieron dibujos con cruces en las culturas azteca e inca.

En la cultura celta, en Europa, se utilizaban las cruces hasta en sus monedas, muchos siglos antes del cristianismo. 

La cruz solar era una cruz dentro de un círculo, el símbolo religioso más universal de todos. También era un símbolo pagano. Representa al sol y a las estaciones del año. 
  
¿Qué nos dice la historia de la muerte de cruz?
La cruz como herramienta de tormenta fue utilizada por los babilonios, los sirios, los persas, los asirios,  los cartagineses, y de ellos pasó a los griegos y posteriormente a los romanos.
Hay evidencias de que los piratas capturados eran crucificados en el puerto de Atenas alrededor del siglo VIII DC.

¿Visión de la cruz?
El emperador Constantino primero,  justo antes de la Batalla del Puente Milvio el 28 de octubre de 312. Según la leyenda, una Cruz se le apareció a Constantino en el cielo, pidiéndole que sustituyera las águilas imperiales de las insignias de los soldados por la Cruz cristiana, de manera que con ese signo vencería. Después de este sueño o visión, Constantino adoptó el lema latino «In hoc signo vinces» («Con este signo vencerás»)

Es por este motivo que la cruz, a pesar de simbolizar paganismo y muerte, es un símbolo central del catolicismo.

¿Cómo era la muerte de cruz?

La crucifixión es un método antiguo de ejecución por el que el condenado era atado o clavado (las más de las veces) en una cruz de madera, un poste o un muro y dejado allí hasta su muerte. La crucifixión fue ampliamente utilizada en el Imperio Romano y en culturas vecinas del Mediterráneo, sin duda, influenciadas por la cultura imperial.

Este tipo de tortura y ejecución, fue utilizado por los romanos, según apuntan algunos historiadores, hasta el año 337 d.C. Es decir, después de que el cristianismo fuese “legalizado” por el emperador Constantino pero antes de que se convirtiera en la religión única y oficial del imperio en el año 380 por el Edicto de Tesalónica.

De acuerdo con otros académicos, parece que los romanos aprendieron la crucifixión de los cartagineses quienes la utilizaban contra los esclavos, los rebeldes, los piratas, los cautivos de guerra y contra los criminales más sanguinarios.

Es por ello que la crucifixión era considerada como la forma más humillante de morir: clavado en un poste, semidesnudo, con un cartel sátiro sobre la cabeza y expuesto a la intemperie hasta que la inanición, las heridas y la asfixia acababan con la vida del reo.

Además, tanto las vestimentas como pertenencias del crucificado podían ser reclamadas tanto por el centurión como por los soldados del grupo de ejecución.

Un castigo prohibido para el verdadero ciudadano romano.
Debido al carácter humillante descrito, la crucifixión era una práctica vetada para los ciudadanos romanos condenados a muerte. Un noble siempre se merecía el mejor de los tratos y hasta en las ejecuciones se mantenía esa máxima.

Así, en el caso de que un ciudadano romano fuese condenado a muerte, antes recibía la honorable muerte de la decapitación o mediante la práctica de seccionar la médula en la zona del cuello por el filo de una espada (algo similar al estoque en los toros).

Incluso en casos de alta traición estaba mal visto colgar a un ciudadano romano que, por propia concepción, prefería morir a espada antes que la muerte lenta, dolorosa y vergonzosa de la crucifixión, donde no sólo la muerte tardaba en llegar sino que el reo se convertía en espectáculo público y objeto de mofa.

¿Cómo fue la muerte de cruz de nuestro amado Señor Jesús?

GETSEMANÍ:

Comencemos hablando de unas horas antes de ser crucificado, cuando en agonía intensa oró en el huerto de Getsemaní. Lucas 22:39-44.

Este hecho es conocido en la medicina como hematidrosis, y se trata de una respuesta a un  estrés máximo, se ha presentado en personas que saben con certeza que van a morir en breve de manera dolorosa, como en condenados a muerte o en situaciones de guerra, con este hecho la piel se vuelve frágil y tierna.

Después de esta primera situación ocasionada por la angustia intensa. Es sometido a un ayuno que durara toda la noche durante el juicio, y persistirá hasta su crucifixión.

LA FLAGELACIÓN:

La flagelación era un preliminar legal para toda ejecución Romana. A la víctima le desnudaban la parte superior del cuerpo, lo sujetaban a un pilar poco elevado, con la espalda encorvada, de modo que al descargar sobre esta los golpes, nada perdiesen de su fuerza y golpeaban, sin compasión, sin misericordia alguna.

El instrumento usual era un azote corto (flagrum o flagellum) con varias cuerdas o correas de cuero, a las cuales se ataban pequeñas bolas de hierro o trocitos de huesos de ovejas a varios intervalos.

Cuando los soldados azotaban repetidamente y con todas sus fuerzas las espaldas de su víctima, las bolas de hierro causaban profundas contusiones y hematomas. Las cuerdas de cuero con los huesos de oveja, desgarraban la piel y el tejido celular subcutáneo.
Al continuar los azotes, las laceraciones cortaban hasta los músculos, produciendo tiras sangrientas de carne desgarrada. Se creaban las condiciones para producir pérdida importante de líquidos (sangre y plasma). Hay que tener en cuenta que la hematidrosis había dejado la piel muy sensible en Jesús.

EL ESCARNIO:

Después de la flagelación, los soldados solían burlarse de sus víctimas. A Jesús, le fue colocada sobre su cabeza, como emblema irónico de su realeza una corona de espinas. En Palestina abundan los arbustos espinosos, que pudieron servir para este fin; se utilizó el Zizyphus o Azufaifo, llamado Spina Christi, de espinas agudas, largas y corvas.

Le fue colocada una túnica sobre sus hombros (un viejo manto de soldado, que figuraba la púrpura de que se revestían los reyes, "clámide escarlata"), y una caña, parecida al junco de Chipre y de España como cetro en su mano derecha.

LA CRUCIFIXIÓN:

Se obligó a Jesús, como era la costumbre a cargar la cruz; desde el poste de flagelación al lugar de la crucifixión. La cruz pesaba más de 130 kilos,  sólo llevo el patíbulo que pesaba entre 35 y 50 kilogramos. Fue colocado sobre su nuca y se balanceaba sobre sus dos hombros.

Con agotamiento extremo y debilitado, tuvo que caminar un poco más de medio kilómetro (entre 600 a 650 metros) para llegar al lugar del suplicio. El nombre en arameo es Golgotha, equivalente en hebreo a gulgolet  que significa “lugar de la calavera”, ya que era una protuberancia rocosa, que tenía cierta semejanza con un cráneo humano, hoy se llama por la traducción latina calvario.

Antes de comenzar el suplicio de la crucifixión, era costumbre dar una bebida narcótica (vino, con mirra, e incienso) a los condenados; con el fin de mitigar un poco sus dolores. Cuando presentaron a Jesús este brebaje, no quiso beberlo. Marcos 15:23.
Con los brazos extendidos, pero no tensos, las muñecas eran clavadas en él madero. De esta forma, los clavos de un centímetro de diámetro en su cabeza y de 13 a 18 centímetros de largo, eran  puestos para sujetar su cuerpo.

La posibilidad de una herida dolorosa fue grande, al igual que la lesión de vasos arteriales. El clavo penetrado destruía el nervio lo cual  produjo tremendas descargas de dolor en ambos brazos. El empalamiento de varios ligamentos provoco fuerte contracciones en la mano.

Los pies eran fijados al frente de la cruz siendo atravesados por en medio del empeine con un gran clavo de hierro.

¿Se clavaron ambos pies con un solo clavo o se empleó un clavo para cada pie?

También esta es una cuestión controvertida. Pero es mucho más probable que cada uno de los pies del salvador estuvo fijado a la cruz con clavo distinto. San Cipriano que, más de una vez había presenciado crucifixiones, habla en plural de los clavos que traspasaban los pies. San Ambrosio, San Agustín y otros mencionan expresamente los cuatro clavos que se emplearon para crucificar a Jesús.

Los padecimientos físicos ya tan violentos al hincar los clavos, en órganos por extremo sensibles y delicados, se hacían aún más intensos por el peso del cuerpo suspendido de los clavos, por la forzada inmovilidad del paciente, por la intensa fiebre que sobrevenía, por la ardiente sed producida por esta fiebre, por las convulsiones y espasmos, y también por las moscas que la sangre y las llagas atraían.

¿Cómo describir los padecimientos morales que soportó nuestro Señor Jesús Cristo durante su horrorosa agonía?

Una muchedumbre de gente se saciaba sus ojos con el espectáculo de aquella agonía, acompañando con todo tipo de ultrajes que le colmaron hasta el último momento. Sufría al ver la mirada abnegada de su madre y sus amigos, a quienes sus dolores tenían sumidos en profunda tristeza. Todo Él era, digámoslo así, un tormento en sus miembros, en su espíritu, en su corazón y en su alma.

Al momento de estar clavado en vertical en la cruz,  sus brazos se estiraron intensamente,  probablemente hasta 15 centímetros,  y ambos hombros tuvieron que haberse dislocado esto por la gravedad que empuja el cuerpo hacia abajo. Salmo 22:14.

Una vez que colgó de la cruz se va dando una muerte lenta y dolorosa (es un dolor excruciante el dolor era tan insoportable que no había palabras para describirlo así que se inventó una nueva palabra: excruciante –de la cruz-  para dar descripción a ese dolor)
Se va agonizando por asfixia, El efecto principal de la crucifixión, aparte del tremendo dolor, que presentaba en sus brazos y piernas, era la marcada interferencia con la respiración normal, particularmente en la exhalación. Lo cual provocaba la sensación de ahogamiento.  Para poder exhalar tenía que apoyarse en sus pies, que estaban fijos por clavos al madero, al hacerlo los clavos iban desgarrando la carne hasta finalmente quedar incrustados.
Después de sufrir un martirio para exhalar, descendía para inhalar otra bocanada de aire y nuevamente tenía que empujarse hacia arriba raspando su espalda ensangrentada en la áspera madera de la cruz, este proceso continuaba hasta que ya no pudiera empujarse hacia arriba  para respirar  para entonces morir, Jesús aguanto esto durante 3 horas.

Para acelerar el proceso los soldados quebraban las piernas de los sentenciados para evitar que pudieran “subir” a tomar aire, así la muerte llegaba en cuestión de minutos, pero con Jesús ni sucedió así. Juan 19:31-34.

Por medio de esta sangre y agua que broto de su costado, los médicos han concluido que literalmente se le partió el corazón.

Jesús sufrió la muerte de cruz, pero ¿Por qué? La respuesta la encontramos en su palabra en Romanos 5:6-8.

No fue cualquier muerte, fue la muerte de cruz.


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